Nota de los editores.

- Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho

29 de enero de 2024

Tomo 1 - Respuesta a Niiama

He recibido la bolsa de ovas marinas que usted me envió. Quisiera manifestarle, además, mi agradecimiento por la ofrenda de ovas marinas que me hizo llegar Oama.

Esta región se conoce como «monte Minobu». Al sur se extiende la provincia de Suruga, y hay una distancia de más de cien ris entre la costa de Ukishimagahara,1 en dicha provincia, y esta montaña, situada en el distrito de Hakiri, provincia de Kai. Transitar dicha ruta es más difícil que recorrer diez veces esa misma distancia en un sendero normal. El río Fuji,2 el más rápido de todo el Japón, corre de norte a sur. A ambos lados de ese río se alzan montañas elevadas que forman un profundo valle, lleno de rocas de gran tamaño, erectas como altos biombos. Las aguas del río se precipitan a lo largo del valle, como una flecha disparada a través de un tubo por un fuerte arquero. El río es tan veloz y pedregoso que, de vez en cuando, alguna barca se hace pedazos al remontar las riberas o al tratar de cruzar la corriente. El que deja atrás este peligroso lugar llega a una gran montaña conocida como el monte Minobu.

Hacia el este, se alza el pico Tenshi; en dirección al sur, el Takatori; hacia el oeste, el Shichimen, y al norte, el monte Minobu. Es como si hubieran rodeado la región con cuatro biombos gigantescos. Desde esas cumbres, se observa hacia abajo una vasta extensión boscosa; al descender a los valles, se topa uno con enormes rocas alineadas, una al lado de la otra. El aullido de los lobos resuena en las montañas; el parloteo de los monos se propaga a través de los valles; los venados machos buscan a las hembras con su lamento plañidero, mientras se oye el estridente chirrido de las cigarras. En este lugar, las plantas vernales florecen en estío, y los árboles de fruto otoñal lo dan en invierno. De tanto en tanto, se ve algún hachero juntando leña; los únicos que, ocasionalmente, se aventuran hasta aquí son amigos de antaño. Así, como este lugar, imagino que habrá sido el monte Shang —⁠adonde los cuatro ancianos eremitas se retiraron del mundo⁠— o la profunda hondonada donde se recluyeron los siete sabios del Bosque de Bambús.3

Cuando uno escala el pico, tiene la impresión de que allí crecen algas; pero, en cambio, lo que encuentra es un vasto manto de helechos. Y valle abajo, lo que parece una gran extensión de ovas no es más que un denso campo de perejil.

Aunque dejé de pensar en mi hogar hace mucho tiempo, cuando miro estas ovas vienen a mi mente muchos recuerdos familiares; entonces me entristezco, y todo se me hace más difícil de soportar. Es la misma clase de ovas que, antaño, veía sobre la costa de Kataumi, en Ichikawa, y en Kominato.4 En esos momentos, me invade un pesar irrazonable al ver que el color, la forma y el sabor de estas ovas son los mismos, pero que, en cambio, mis padres ya no están; y, cuando lo pienso, no puedo reprimir el llanto.

Pero dejemos ya esta cuestión. Me piden que inscriba un Gohonzon para Oama, y esto es algo que me preocupa. Le explicaré por qué. Este Gohonzon jamás había sido mencionado en las escrituras de los numerosos maestros del Tripitaka que viajaron desde la India hasta la China, ni en las de los sacerdotes que viajaron desde la China hacia la India. Todos los objetos de devoción entronizados alguna vez en los templos de la India aparecen descritos, sin excepción, en las Crónica de las regiones occidentales, en la Biografía del maestro del Tripitaka del templo Ta-tz’u-en-ssu y en La transmisión de la lámpara. He comprobado que tampoco se lo menciona entre los objetos de devoción de los diversos templos descritos por los venerables que viajaron desde la China hacia el Japón, o por los eruditos que fueron desde el Japón hacia la China. Los objetos de veneración de dichos templos son por demás conocidos, pues se los menciona sin ninguna omisión en el registro diario de numerosos templos, como el Gango-ji y el Shitenno-ji5 —⁠los primeros del Japón⁠—, y también en numerosas obras históricas, como las Crónicas del Japón; sin embargo, jamás se ha consignado un Gohonzon en ninguno de ellos.

La gente, dudosa, dice: «Probablemente [el Gohonzon] no haya sido expuesto en los sutras o tratados. Por eso, ninguno de los hombres de sabiduría lo ha pintado ni ha tallado imágenes de él». Sin embargo, los sutras están frente a sus ojos. Los que duden deberían examinar si este objeto de devoción se encuentra en ellos o no. Es un error denostarlo tan sólo porque nunca antes había sido pintado o tallado.

Por ejemplo, una vez el buda Shakyamuni ascendió al cielo de las treinta y tres deidades para cumplir deberes filiales con su madre fallecida. Pero, debido a los poderes trascendentales del Buda, nadie se dio cuenta en toda la tierra de Jambudvipa, excepto el honorable Maudgalyayana. Del mismo modo, aunque los hombres tengan el budismo frente a los ojos, este no se les revelará si su capacidad no es la adecuada, ni tampoco se propagará si la época no es propicia. Se trata de un principio natural, que actúa tal como se producen la pleamar y la bajamar en el océano o las fases creciente y menguante de la luna en el firmamento.

El buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, atesoró este Gohonzon en su corazón durante kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios; e incluso después de haber aparecido en este mundo, sólo lo expuso más de cuarenta años después de haber iniciado su prédica. Y aun en el Sutra del loto, tampoco lo mencionó en los primeros capítulos, que constituyen la enseñanza teórica. Lo abordó a partir del capítulo «La Torre de los Tesoros», lo reveló en el capítulo «Duración de la vida», y lo concluyó en los capítulos «Poderes sobrenaturales» y «La transferencia».

Y entonces, [para que el Buda los autorizara a propagar el Gohonzon en el Último Día de la Ley] pugnaron entre sí bodhisattvas como Manjushri, que vive en el Mundo de Color Dorado; Maitreya, que habita en el palacio del cielo de Tushita; Percibir los Sonidos del Mundo, morador del monte Potalaka, y Rey de la Medicina, discípulo del buda Virtud Brillante y Pura como el Sol y la Luna. Sin embargo, el Buda se negó declarando: «Estos bodhisattvas son conocidos por su excelente sabiduría y sus profundos conocimientos; pero, dado que recién han comenzado a escuchar el Sutra del loto, su comprensión es aún limitada. Por ende, no serían capaces de resistir las grandes dificultades de la última época. Yo he mantenido ocultos a mis verdaderos discípulos, en las profundidades de la tierra, durante kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios. Es a ellos a quienes se lo encomendaré». Y después de hablar así, el Buda convocó al bodhisattva Prácticas Superiores y a los otros bodhisattvas, en el capítulo «Irrumpir de la Tierra», y les entregó los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo, corazón de la enseñanza esencial del Sutra del loto.

Luego, el Buda dijo: «Escuchad con atención. No debéis propagarlo en el primer milenio del Primer Día de la Ley ni en el segundo milenio del Día Medio de la Ley, después de mi muerte. Cuando comience el Último Día de la Ley, la tierra de Jambudvipa se colmará de monjes que denigrarán la Ley, y esto hará enfurecer a todas las deidades celestiales; entonces, aparecerán cometas en el cielo, y la tierra se sacudirá como agitada por grandes olas. Simultáneamente, ocurrirá un sinfín de desastres y calamidades, como sequías, incendios, inundaciones, vendavales, epidemias, hambrunas y guerras. La población de Jambudvipa portará armaduras y blandirá arcos y lanzas; pero, como ninguno de los budas, bodhisattvas o deidades benevolentes podrán ayudarlos, todos morirán y caerán como lluvia en el infierno del sufrimiento incesante. En ese preciso período, si abrazan este gran mandala de cinco ideogramas y creen en él, los gobernantes podrán salvar a sus países, y los hombres podrán librarse de las calamidades y, en su próxima existencia, eludir los grandes fuegos del infierno».

Aunque Nichiren no es el bodhisattva Prácticas Superiores, considera que, quizá por designio de este último, ha podido llegar a una comprensión general de esta enseñanza; por eso ha estado proclamándolo durante más de veinte años. Cuando uno resuelve propagar la enseñanza, encuentra dificultades, tal como lo afirma el sutra: «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!»6 y «Provocará mucha hostilidad en el mundo y será difícil creer en él».7 De los tres enemigos poderosos predichos en el sutra, el primero se refiere, además del soberano, a los administradores de distritos y de aldeas, a los señores feudales y a la población en general. Todos ellos, dando crédito a las acusaciones del segundo enemigo y del tercero —⁠que son sacerdotes⁠—, maldecirán y calumniarán al devoto del Sutra del loto, o lo atacarán con espadas y palos.

Aunque la aldea de Tojo es un lugar lejano, situado en la provincia de Awa, obra como el centro del Japón porque allí reside la Diosa del Sol. En tiempos remotos, esta deidad vivió en la provincia de Ise,8 pero se enfureció cuando los emperadores comenzaron a creer profundamente en los santuarios de Hachiman y de Kamo,9 y la abandonaron. En ese momento, Minamoto no Yoritomo, general de la Derecha, escribió un juramento y ordenó a Aoka no Kodayu10 que la entronizaran en el Santuario Exterior de Ise. Y fue así como Yoritomo, acaso por haber cumplido los deseos de la deidad, llegó a ser sogún y a gobernar todo el Japón. Con posterioridad, este hombre decidió que el distrito de Tojo fuese morada de la deidad. Tal vez esta sea la razón por la cual ella no vive ahora en Ise, sino en el distrito de Tojo, provincia de Awa. Es como el caso del gran bodhisattva Hachiman, quien antaño residió en el Dazaifu, pero después se trasladó al monte Otokoyama, en la provincia de Yamashiro, y ahora vive en Tsurugaoka, en Kamakura, provincia de Sagami.11

De todos los lugares que hay en la tierra de Jambudvipa, el distrito de Tojo, en la provincia de Awa, Japón, fue el sitio donde Nichiren comenzó a propagar la enseñanza correcta. Esto hizo que el administrador de Tojo se convirtiese en mi enemigo; pero hoy, la mitad de su clan ya ha sido destruida.

Puesto que Oama es necia e insincera, por momentos cree y a veces duda; no tiene determinación. Cuando Nichiren provocó la ira de las autoridades gubernamentales,12 ella abandonó el Sutra del loto. Es lo que muchas veces quise advertirle, cada vez que nos veíamos y le explicaba que el Sutra del loto era «lo más difícil de creer y lo más difícil de comprender».13

Es mucho lo que debo a Oama; pero si por este motivo yo le otorgase este Gohonzon para su salvación, las diez demonios pensarían, sin duda, que soy un sacerdote muy parcial. Por otro lado, como dice el sutra, si con actitud imparcial rehúso conferirlo a una persona que carece de fe, tal vez ella albergue rencor hacia mí, sin ver que esto se debe a su propia debilidad. En una carta dirigida a Acharya Suke,14 expliqué en detalle las razones por las cuales había decidido negarme. Por favor, solicite esa carta y désela a leer a Oama.

Usted pertenece a la misma familia que Oama, pero ha demostrado tener fe sincera y me ha enviado ofrendas con frecuencia, tanto a la provincia de Sado como a esta provincia. Dado que su determinación no da muestras de flaquear, a usted sí, le entregaré el Gohonzon. Sin embargo, como no sé si mantendrá la fe hasta el final, me siento como si caminara sobre hielo delgado o como si tuviera frente a mí una espada desenvainada. Volveré a escribirle más extensamente.

Según me dicen, no es Oama la única que se ha arrepentido; en Kamakura, de las novecientas noventa y nueve personas de cada mil que abandonaron la fe cuando fui arrestado, también hay otros que lo lamentan, ahora que la animosidad de la población se ha apaciguado. Sin embargo, ninguna de esas personas podrá significar lo mismo que ella para mí.

Por favor, explíquele con claridad que lo lamento muchísimo, pero así como la carne no sustituye al hueso,15 el hecho de que ella se haya opuesto al Sutra del loto me impide acceder a su petición.

Con mi profundo respeto,

Nichiren

En el decimosexto día del segundo mes.

Esta carta fue escrita en el segundo mes del duodécimo año de Bun’ei (1275), un año después de que Nichiren Daishonin regresara de su exilio en Sado y se retirase al monte Minobu. Es la respuesta a una carta de Niiama y de Oama (esta última, suegra de la primera o, tal vez, abuela de su esposo). En ella, le solicitaban al Daishonin que inscribiera un Gohonzon para ambas. A la destinataria de la respuesta se la denomina Niiama (monja joven), en contraste con Oama (monja anciana).

Oama se había casado con Hojo Tomotoki, hermano menor del tercer regente, Yasutoki. Tomotoki era, también, señor feudal del distrito de Nagasa, en la provincia de Awa, donde había nacido el Daishonin y donde también se encontraba la aldea de Tojo, luego convertida en distrito. Niiama, a su vez, se había casado presuntamente con el hijo o nieto de Tomotoki. Pero ambas mujeres eran viudas y vivían juntas en Tojo. Al parecer, la familia del Daishonin le debía agradecimiento a Oama por cierto gesto de generosidad que ella les había dispensado. Tiempo después, cuando Tojo Kagenobu, administrador de la región, presionó a Oama para que le entregara el control del templo Seicho-ji, el Daishonin ayudó y aconsejó denodadamente a la mujer, a fin de saldar su deuda de gratitud y frustrar los planes de Kagenobu.

Oama se convirtió en seguidora de Nichiren Daishonin poco después de que este proclamara la enseñanza correcta para el Último Día de la Ley. Sin embargo, su práctica no fue firme, y la mujer abandonó la fe cuando se produjo la persecución de Tatsunokuchi. Una vez instalado el Daishonin en Minobu, Oama cambió de parecer y le pidió que le inscribiera un Gohonzon, pero el Daishonin se negó, consciente de que su fe era inestable. En cambio aceptó concederle el Gohonzon a Niiama.

Notas

1. Área al este de la provincia de Suruga (hoy, prefectura de Shizuoka) que se extendía desde las estribaciones meridionales del monte Ashitaka, cerca de Numazu, hasta Suzukawa, en la ciudad de Fuji.

2. Río situado al oeste del monte Fuji que corre en dirección meridional hasta la bahía de Suruga. Tiene unos ciento cuarenta kilómetros de longitud.

3. Shan T’ao, Hsi K’ang, Juan Chi, Juan Hsien, Wang Jung, Hsiang Hsiu y Liu Ling. Se afirma que, a fines de la dinastía Wei (220-265), ante el caos y la corrupción que reinaban en el gobierno, se retiraron a un bosque de bambús para estudiar la filosofía de Lao Tzu y de Chuang Tzu.

4. Sitios emplazados a lo largo de la costa del Pacífico, en Awa, provincia natal del Daishonin.

5. El Gango-ji, templo de la escuela Guirnalda de Flores, era uno de los siete grandes templos de Nara. Su construcción, a cargo del funcionario de la corte Soga no Umako, comenzó en 588 y finalizó en 596. El Shitenno-ji es el templo budista japonés más antiguo que se ha preservado hasta nuestros días. Fue fundado por el príncipe Shotoku en 587, en la actual ciudad de Osaka. Se dice que Shotoku lo erigió como muestra de gratitud, por haber vencido a Mononobe no Moriya junto a Soga no Umako, y que entronizó en su interior tres estatuas de los cuatro reyes celestiales (en japonés, shitenno).

6. Sutra del loto, cap. 10.

7. Ib., cap. 14.

8. La provincia de Ise corresponde a la actual prefectura de Mie; allí se erigen los grandes Santuarios de Ise. En sus recintos interiores y exteriores, se encuentran entronizadas las deidades ancestrales de la familia imperial.

9. Hachiman es una importante deidad del sintoísmo, adoptada por el budismo como deidad protectora. Los Santuarios de Kamo, en Kioto, son dos recintos independientes, pero estrechamente relacionados con el culto sintoísta.

10. Aoka no Kodayu (s. f.) fue el primer custodio del santuario que Minamoto no Yoritomo (1147-1199) erigió en la aldea de Tojo, en honor de la Diosa del Sol.

11. El santuario original para honrar a Hachiman estaba cerca del Dazaifu, un destacamento gubernamental situado en Kyushu. La referencia más antigua que se conserva de ese templo data de 737. En 859, se construyó el Santuario de Iwashimizu, dedicado a Hachiman, en el monte Otokoyama, al sur de Kioto. Cuando, tiempo después, Hachiman fue adoptado por la familia Minamoto como deidad protectora, se lo asoció a la destreza militar. Por eso en 1191, Minamoto no Yoritomo, fundador del gobierno de Kamakura, erigió en Kamakura el Santuario de Tsurugaoka a Hachiman.

12. Referencia a la persecución de Tatsunokuchi, intento infructuoso de ejecutar al Daishonin que se llevó a cabo el duodécimo día del noveno mes de 1271.

13. Sutra del loto, cap. 10.

14. Se cree que Acharya Suke fue seguidor del Daishonin y confidente del señor feudal del distrito de Tojo. De acuerdo con otra fuente, fue uno de los sacerdotes del templo Seicho-ji, donde el Daishonin ingresó en la vida sacerdotal.

15. Probablemente el Daishonin haya comparado la «carne» con los sentimientos personales, y el «hueso», con los principios budistas.