Después de ser arrastrado por Kamakura, a la 1 a.m. del 13 de septiembre, el venerable Nichiren fue llevado al lugar de ejecución en Ryōkoku, donde fue obligado a sentarse sobre una estera, listo para ser decapitado. En ese instante, un objeto brillante, grande como una luna llena, apareció volando desde el sureste de Enoshima, dirigiéndose hacia el noroeste, y descendió sobre el venerable Nichiren. Este objeto golpeó al samurái que levantaba su espada para decapitarlo, rompiendo la espada en tres partes y dejando inmóviles sus brazos y piernas.