Nota de los editores.

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10 de febrero de 2024

Tomo 1 - Las deidades Mismo Nacimiento y Mismo Nombre



Espero que lea esta carta, una y otra vez, junto a la esposa de Toshiro.

El sol es capaz de penetrar la oscuridad más profunda. Se suele comparar el corazón de la mujer con la oscuridad más profunda, y el Sutra del loto con el sol.

Un bebé no reconoce a su madre, pero esta jamás olvida a su hijo. El buda Shakyamuni es como la madre, y la mujer es como el bebé.

Si dos personas se desean, en principio nunca se separarán; pero si una desea a la otra, y esta no siente lo mismo, a veces estarán juntas y, a veces, separadas. El Buda es como el que siempre ansía al otro, y la mujer, como el que no comparte el mismo deseo. Si ansiamos ver al Buda, ¿cómo podría el buda Shakyamuni dejar de manifestarse?

Uno podrá decir que una piedra es una joya, pero eso no hará que se convierta en gema. Uno podrá decir que una joya es una roca, pero aquella seguirá siendo lo que es. En nuestra época, las doctrinas del Nembutsu y de otras escuelas basadas en las enseñanzas provisionales del Buda son como piedras. La gente podrá decir que el Nembutsu es igual al Sutra del loto, pero con eso no alcanza para que así sea. Y el pueblo podrá denigrar al Sutra del loto sin que a este lo afecte en absoluto, así como a una joya no le afecta que alguien diga que es un trozo de roca.

En el pasado, hubo un malvado gobernante en la China conocido como el emperador Hui-tsung. Mal aleccionado por sacerdotes taoístas, destruyó estatuas y sutras budistas y obligó a todos los sacerdotes y monjas a regresar a la vida secular, hasta que no quedó uno solo dispuesto a mantener su vocación religiosa. Sin embargo, hubo uno de ellos, el maestro del Tripitaka Fa-tao, que se negó a obedecer la orden imperial. Por su actitud fue herrado en el rostro y desterrado a la región que se extiende al sur del río Yangtze. Yo nací en una época en que los gobernantes depositan su fe en la escuela Zen, que es tan errónea como la doctrina de los taoístas, y al igual que Fa-tao, también he tenido que enfrentar grandes dificultades.

Ustedes dos han nacido como plebeyas y viven en Kamakura; sin embargo, creen en el Sutra del loto sin dejarse intimidar por la mirada recelosa de los demás o por el peligro que esto podría acarrear a su vida. Y esto es algo sencillamente extraordinario. Aunque se trate sólo de una presunción mía, se me ocurre que es como si alguien pusiera una gema en agua lodosa y esta se volviera transparente. Es como si alguien escuchara una enseñanza nueva en boca de una persona de sabiduría y, dando crédito a cada una de sus palabras, pudiera comprender la verdad. ¿Podría ser que el buda Shakyamuni y los bodhisattvas Sabio UniversalRey de la Medicina y Flor del Rey de la Constelación habitasen en su corazón? Sin duda, a esto se refiere el pasaje del Sutra del loto según el cual los seres de Jambudvipa que creen en este sutra pueden tener fe en él gracias al poder del bodhisattva Sabio Universal.1

Por ejemplo, las mujeres son como la glicina, y los hombres, como el pino. Cuando alguien arranca la glicina del árbol, aunque sea por un instante, aquella ya no puede volver a erguirse. Y sin embargo, en una época tan turbulenta como esta, ustedes dos han enviado a sus maridos hasta aquí sin siquiera tener sirvientes a quienes recurrir. Esto muestra que su sinceridad es más profunda que la tierra, así que, sin duda, las deidades terrenales tienen que haber reparado en ella. También es más elevada que el cielo, así que las deidades celestiales Brahma y Shakra tienen que haberla notado. El Buda enseñó que todas las personas, desde el momento en que nacen, viven acompañadas de dos mensajeros, llamados Mismo Nacimiento y Mismo Nombre, enviados por los cielos para seguirlas a todas partes como si fueran su sombra, sin separarse jamás de su lado. Estas dos funciones se turnan para ascender a los cielos, donde refieren las faltas y las virtudes de esa persona –desde la más grande hasta la más pequeña–, sin omitir el menor detalle. Por lo tanto, el cielo también debe de conocer su sinceridad. ¡Qué reconfortante! ¡Qué tranquilizador!


Nichiren


En el cuarto mes.

 

Respuesta a la esposa de Shijo Kingo


Antecedentes


Shijo Kingo visitó a Nichiren Daishonin en la isla de Sado en el cuarto mes del noveno año de Bun’ei (1272), y el Daishonin le confió esta carta para su esposa, Nichigen-nyo, una devota seguidora de sus enseñanzas. Justamente, había sido el Daishonin quien le concedió el nombre Nichigen-nyo y también quien escogió el de sus dos hijas; Tsukimaro y Kyo’o.

En primer lugar, el Daishonin exhorta a Nichigen-nyo a que lea la carta junto a la esposa de Toshiro. Aunque no se sabe mucho sobre este ni sobre su mujer, se cree que era uno de los compañeros de armas de Shijo Kingo en el servicio al gobierno de Kamakura.

En la sociedad feudal de esa época, la vida era muy difícil para las mujeres, pues su posición social era innegablemente inferior a la de los hombres. No obstante, aunque Nichigen-nyo no tenía a nadie que la apoyase, envió a su marido a la remota isla de Sado desde Kamakura, en un viaje tan difícil como peligroso, para que este pudiera encontrarse con su maestro. El Daishonin elogia con generosas palabras a la señora Nichigen-nyo por su postura en la fe.


Nota


1. Tal como se describe en el capítulo «Sabio Universal» del Sutra del loto.