Nota de los editores.

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6 de febrero de 2024

Tomo 1 - Respuesta a Hoshina Goro Taro

UNA noche, el emperador Ming de la dinastía Han soñó [con un hombre de oro y despachó emisarios a la región occidental],1 tras lo cual los dos venerables, Kashyapa Matanga y Chu Fa-lan, viajaron a la China y llegaron por primera vez a las puertas de Ch’ang-an. Desde aquel momento hasta el reinado del emperador Hsüan-tsung, de la dinastía T’ang, las enseñanzas budistas de la India se propagaron por toda la China. Durante la dinastía Liang, el rey Syǒngmyǒng, del reino coreano de Paekche, introdujo el budismo por primera vez en el Japón. Esto sucedió durante el reinado de Kimmei, trigésimo emperador de nuestro país. De allí en adelante, todos los sutras y tratados se difundieron ampliamente, y en todo el Japón surgieron diversas escuelas budistas. Por ende, ¡qué gran fortuna es poder oír las enseñanzas predicadas en el Pico del Águila aun habiendo nacido en el Último Día de la Ley, y recoger con nuestras manos el agua del grandioso río del budismo, pese a habitar en un remoto rincón del mundo!

Sin embargo, un examen más cuidadoso nos muestra que hay que establecer diferencias en las enseñanzas del Buda; por ejemplo, entre el Hinayana y el Mahayana, entre las enseñanzas provisionales y la verdadera, o en función del orden en que fueron predicadas. Si usted confunde estas diferencias terminará albergando ideas erróneas y, aunque practique el budismo, su ofensa será peor que si cometiera las diez malas acciones o las cinco faltas capitales. Así pues, si usted renuncia al mundo secular y busca el Camino del budismo, antes que nada debe comprender este criterio de evaluación. De otro modo, se condenará a seguir los pasos del monje Costa del Sufrimiento y de otros que denigraron la Ley. Tal como afirma el Sutra del nirvana: «Si uno se aferra a ideas distorsionadas, en el momento de la muerte caerá sin falta en el infierno Avichi».

Pregunta: ¿Cómo podemos reconocer el error de las ideas distorsionadas? Aun sin poseer la sabiduría suficiente, me inquieta mi próxima existencia y he resuelto abrazar las enseñanzas budistas con toda mi capacidad. Por lo tanto, quiero conocer este criterio de evaluación, sea cual fuere. Si, en efecto, estuviera basándome en ideas distorsionadas, reflexionaré y adoptaré nociones correctas.

Respuesta: Es algo que no podemos discernir recurriendo a la visión de los mortales, ni tampoco con nuestra escasa sabiduría; debemos, entonces, emplear los sutras como ojos y dar prioridad a la sabiduría del Buda. No obstante, si esclarecemos dicho criterio, con seguridad muchos se enfurecerán y se llenarán de resentimiento. Que hagan lo que quieran; lo más importante es que nosotros honremos las palabras del Buda. Como norma, la gente de este mundo valora lo distante y desprecia lo cercano, pero esta forma de actuar es propia de los ignorantes. Incluso lo distante, si es incorrecto debe ser repudiado, así como no debe descartarse lo cercano si concuerda con la verdad. Aunque la gente venere [las enseñanzas de sus predecesores], si ellas son erradas ¿cómo podríamos aplicarlas hoy en día?

Me dicen que los eruditos de las diez escuelas —⁠las tres de la China meridional y las siete de la China septentrional⁠— fueron hombres de virtud y de autoridad tan descollantes que durante más de quinientos años se los veneró en todo el país. Sin embargo, el gran maestro T’ien-t’ai, que vivió cuando reinaron los emperadores de las dinastías Ch’en y Sui, examinó las doctrinas de aquellos y denunció que eran erróneas. Al enterarse, la población le tomó una tremenda inquina; sin embargo, los emperadores de Ch’en y de Sui,2 sabios soberanos, convocaron a T’ien-t’ai para que debatiera con los sacerdotes de las diez escuelas y resolviera la cuestión. Entonces, quedó claramente establecido lo correcto y lo erróneo. A partir de ese momento, todos los sacerdotes revisaron los principios distorsionados que venían sosteniendo sus escuelas desde hacía quinientos años y decidieron hacerse seguidores del gran maestro T’ien-t’ai. Y en nuestro propio país, el gran maestro Kompon [Dengyo] del monte Hiei debatió con los grandes eruditos de Nara y de Kioto, y estableció la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto en las enseñanzas budistas. En todos los casos, T’ien-t’ai y Dengyo basaron sus argumentos en los sutras.

Pese a ello, nuestros contemporáneos —⁠clérigos o creyentes laicos, nobles o plebeyos⁠— reverencian a las personas y no valoran la Ley. Toman su propia mente como maestro y no se basan en los sutras. Por consiguiente, adoptan las enseñanzas provisionales del Nembutsu y descartan la maravillosa escritura del gran vehículo; o emplean las doctrinas erradas de la escuela Palabra Verdadera para denigrar la enseñanza correcta del único vehículo genuino. ¿No son, acaso, detractores del gran vehículo? Si es verdad lo que afirman los sutras, ¿cómo podrán escapar de los sufrimientos del infierno? Y aquellos que sigan sus enseñanzas distorsionadas también padecerán el mismo destino.

Pregunta: Usted sostiene que las enseñanzas del Nembutsu y de la escuela Palabra Verdadera son doctrinas provisionales o erróneas, y que sus practicantes son personas de ideas distorsionadas o detractoras de la Ley. Pero esto me parece muy cuestionable: el gran maestro Kobo fue una manifestación de Vajrasattva, y fue, también, un bodhisattva que llegó al tercer nivel de desarrollo.3 La doctrina de la escuela Palabra Verdadera es la enseñanza secreta más profunda. Por otra parte, el reverendo Shan-tao fue la reencarnación de El Que Así Llega Amida, señor de la Tierra del Oeste, y el honorable Honen fue la reencarnación del bodhisattva Gran Poder. ¿Cómo se atreve a afirmar que sacerdotes tan honorables fueron hombres de ideas erróneas?

Respuesta: Desde luego, no debe formularse este tipo de críticas en torno a opiniones personales; la cuestión tiene que ser esclarecida sobre la base de los sutras. La creencia de que las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera representan el más profundo de todos los secretos deriva de afirmar que el Sutra del susiddhikara debería ser considerado rey de los tres sutras de la escuela Palabra Verdadera.4 Mas en ninguna parte de los sutras leemos que la enseñanza de la escuela Palabra Verdadera sea la más elevada de todas las enseñanzas de El Que Así Llega.

En el budismo, se considera suprema la enseñanza que permite a todas las personas, buenas o malas, llegar a ser budas. Con toda seguridad, este es un parámetro razonable que cualquiera puede entender. Mediante este principio podemos comparar los diversos sutras y establecer cuál es superior. El Sutra del loto revela que incluso las personas de los dos vehículos pueden lograr la iluminación, pero los sutras de la escuela Palabra Verdadera no afirman nada semejante. Por el contrario, lo niegan en forma categórica. El Sutra del loto enseña que las mujeres son capaces de lograr la Budeidad, pero los sutras de la escuela Palabra Verdadera no lo mencionan en absoluto. En el Sutra del loto está escrito que las personas malvadas pueden alcanzar la iluminación, pero en los sutras de la escuela Palabra Verdadera no hay nada al respecto. ¿Cómo afirmar, entonces, que los sutras de Palabra Verdadera son superiores al Sutra del loto?

Además, si consideramos las señales que precedieron cada prédica, veremos que cuando se predicó el Sutra del loto ocurrieron seis portentos. Entre ellos, la lluvia de flores que cayó del cielo, los temblores que estremecieron la tierra y el rayo de luz que emitió el Buda desde el mechón blanco de su entrecejo, tan alto que llegó hasta el cielo de la Cumbre del Ser y tan intenso que iluminó las simas del infierno Avichi. Además, irrumpió de la tierra la Torre del buda Muchos Tesoros, y aparecieron desde las diez direcciones los budas que eran manifestaciones corpóreas de Shakyamuni. Por añadidura, los Bodhisattvas de la Tierra, liderados por Prácticas Superiores, surgieron desde lo profundo de la tierra, cada uno con un séquito numeroso como los granos de arena de sesenta mil ríos Ganges, de cincuenta mil, cuarenta mil, treinta mil y así sucesivamente, hasta llegar a igualar los granos de arena de un río Ganges, la mitad de ellos y todas las fracciones siguientes. Puestos a considerar eventos tan imponentes y extraordinarios, ¿quién podría insistir en que los sutras de la escuela Palabra Verdadera son superiores al Sutra del loto? No tengo tiempo de seguir extendiéndome en estas cuestiones; apenas he traído a colación una gota del océano.

Tengo aquí conmigo una copia del Tratado sobre la mente que aspira a la iluminación, obra en un volumen atribuida al bodhisattva Nagarjuna. En ella leemos: «Sólo con las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera uno puede lograr la Budeidad con la forma que posee, porque dichas enseñanzas exponen la práctica meditativa del samadhi. En ninguna otra clase de enseñanzas se puede encontrar esta afirmación». Como tales palabras me resultaron dudosas en extremo, las examiné a la luz de los sutras. Descubrí que, aunque las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera contienen la expresión «lograr la Budeidad con la forma que cada uno posee», no mencionan de manera concreta a nadie que lo haya logrado. Y aunque hubieran nombrado a alguien, el logro de la Budeidad con la forma que cada uno posee también está expuesto en el Sutra del loto, razón por la cual Nagarjuna no debería haber proclamado que «en ninguna otra clase de enseñanzas se puede encontrar esta afirmación». Es un burdo error.

La verdad, sin embargo, es que ese tratado no pertenece a Nagarjuna. Se lo explicaré detalladamente en otra ocasión. No obstante, aun cuando se tratara de un escrito del bodhisattva Nagarjuna, un error es siempre un error. En su Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría, Nagarjuna hace referencia a un punto vital cuando establece la diferencia entre las enseñanzas expuestas por el buda Shakyamuni durante su vida: «Los Sutras de la sabiduría no son enseñanzas secretas, porque no mencionan el logro de la Budeidad en las personas de los dos vehículos. El Sutra del loto es una enseñanza secreta, porque contiene dicha mención». También afirma: «Los sutras que exponen el logro de la Budeidad en las personas de los dos vehículos son enseñanzas secretas, y aquellos que no lo hacen son enseñanzas exotéricas».

Si uno se basa en las palabras del Tratado sobre la mente que aspira a la iluminación, no sólo debe contradecir de manera específica el Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría, de Nagarjuna, sino de manera más general negar, incluso, la única gran razón por la que los budas advienen a este mundo. NagarjunaVasubandhu y otros nacieron en este mundo para propagar las enseñanzas del buda ShakyamuniNagarjuna fue uno de los veinticuatro sucesores del Buda. ¿Es posible, entonces, que haya expuesto una interpretación tan errónea?

Los sutras de la escuela Palabra Verdadera son inferiores incluso a los Sutras de la sabiduría. ¿Cómo, entonces, podríamos compararlos con el Sutra del loto? Sin embargo, en su escrito La preciada llave del tesoro secreto, Kobo sostiene que todas las enseñanzas que el Buda predicó durante su vida están contenidas en las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera. Y no sólo relega el Sutra del loto al tercer lugar, sino que lo descarta como una doctrina de «teorías pueriles». Sin embargo, cuando abro con toda reverencia el Sutra del loto, encuentro que el Buda declara que este «es lo más prominente de todo lo que han predicado Los Que Así Llegan»,5 y que es el más excelso «de todos los sutras que he predicado, predico y predicaré».6 En las diez semejanzas del capítulo «Rey de la Medicina», el Sutra del loto es comparado con el océano, con el sol y con el monte Sumeru. En tal caso, ¿podría haber algo más profundo que el océano, más brillante que el sol o más alto que el monte Sumeru? Usted debería reconocer la verdad a través de estas comparaciones. ¿En qué se basa Kobo para proclamar que los sutras de la escuela Palabra Verdadera son superiores al Sutra del loto? No encontramos ningún pasaje de esta naturaleza en el Sutra Mahavairochana ni en los otros sutrasKobo, al confiar sólo en su propio criterio, profanó para siempre la intención del Buda.

El gran maestro Miao-lo manifiesta: «Quienes tengan ojos, que examinen esto minuciosamente».7 ¿Acaso no tiene ojos quien considera el Sutra del loto inferior al Sutra de la guirnalda de flores? En el Sutra del nirvana leemos: «A las personas que denigran la enseñanza correcta del Buda debería cortárseles la lengua». ¡Ah, qué lamentable será que esas lenguas que denigran la Ley ya no profieran más palabras en un mundo tras otro, y que, en existencia tras existencia, los ojos cegados por las concepciones falsas caigan de sus órbitas, incapaces de ver! Además, el Sutra del loto sostiene: «El que no tiene fe en este sutra y, en cambio, actúa contra él [...]. Cuando su vida concluya, entrará en el infierno Avichi».8 Si tal afirmación es válida, Kobo seguramente caerá en la gran ciudadela del infierno del sufrimiento incesante, donde padecerá agonías durante inmensurables millones de kalpas. En este ejemplo, debería reconocer, también, el destino que encontraron Shan-tao y Honen. ¿Qué persona dotada de sabiduría se adentraría en la corriente de enseñanzas tan contrarias a la Ley, tan sólo para ser consumido junto con esos hombres entre las llamas del infierno Avichi? Es algo que los practicantes del budismo en verdad deberían temer; se trata de individuos de ideas profundamente distorsionadas. Al respecto, en las auténticas palabras de oro de El Que Así Llega encontramos: «[Este rey demonio Papiyas intentará, con el tiempo] destruir mi enseñanza correcta. Será como un cazador que cubre su cuerpo con una túnica sacerdotal. Adoptará la apariencia de alguien que ha alcanzado el nivel de los que cruzan la corriente, el nivel de los que regresan una vez o el de los que no regresan, o la apariencia de un arhat,9 un pratyekabuddha o un buda, y tratará de destruir mi enseñanza correcta».10

Shan-tao y Honen, haciendo alarde de diversos poderes majestuosos, engañaron a sacerdotes ignorantes y a creyentes laicos, y conspiraron para destruir la enseñanza correcta de El Que Así Llega. En especial, los seguidores de la escuela Palabra Verdadera hacen hincapié exclusivamente en los beneficios mundanos. Utilizan animales como objetos de devoción y elevan plegarias no sólo para satisfacer la pasión amorosa del hombre y de la mujer, sino también para saciar su deseo de adquirir feudos y otras posesiones. Luego ensalzan estos resultados triviales como si se tratara de extraordinarios beneficios. No obstante, si pretenden reivindicar de este modo la supremacía de la escuela Palabra Verdadera, ni siquiera llegan a la altura de los no budistas de la India. El asceta Agastya guardó las aguas del río Ganges en su oído durante doce años. El asceta Jinu se tragó los cuatro grandes océanos en un solo día, y el maestro no budista Uluka se convirtió en piedra y permaneció así durante ochocientos años. ¿Cómo pensar que las oraciones de la escuela Palabra Verdadera puedan superar todos estos logros? El asceta Gautama11 adoptó la forma de la deidad Shakra y predicó durante doce años, mientras que Kobo se convirtió en Vairochana durante un solo instante. Juzgue por usted mismo quién posee mayores poderes. Si opina que este tipo de transformaciones son realmente importantes, sería mejor que creyera en practicantes no budistas.

Así y todo, es necesario saber que aun teniendo esa clase de poderes asombrosos, los practicantes no budistas no pudieron eludir las llamas del infierno Avichi, para no hablar de aquellos con ínfimos poderes de transformación. Menos aun podrán evitar ese destino quienes actúen contra el gran vehículo. Los sacerdotes de la escuela Palabra Verdadera son malos amigos de todos los seres vivos. Evítelos, témalos... El Buda señala: «¡No temáis a elefantes enfurecidos! ¡Es a los malos amigos a quienes debéis realmente temer! ¿Por qué razón? Porque un elefante fuera de control sólo puede destruir vuestro cuerpo, pero no, vuestra mente. Sin embargo, un mal amigo puede destruiros tanto el cuerpo como la mente. Un elefante enfurecido puede destruir un solo cuerpo, pero un mal amigo es capaz de destruir incontables cuerpos e infinidad de mentes. Un elefante furioso sólo destruye un cuerpo impuro y fétido, pero un mal amigo puede destruir tanto un cuerpo puro como una mente pura. Un elefante furibundo puede destruir el cuerpo físico, pero un mal amigo destruye el cuerpo del Dharma. Aunque os mate un elefante furioso, no caeréis en los tres malos caminos. Pero si un mal amigo os destruye, sin falta os hundiréis en ellos. Un elefante enfurecido es sólo enemigo de vuestro cuerpo, pero un mal amigo es un enemigo de la buena Ley».12 Por ende, más que a las serpientes ponzoñosas o a los demonios malevolentes, uno debe temer a los malos amigos que siguen a KoboShan-tao y Honen. Esta es sólo una breve explicación del error de sostener ideas distorsionadas.

El mensajero lleva tanta prisa que sólo alcancé a escribir una pequeña parte de todo lo que tenía para decirle. Cuando surja otra oportunidad en el futuro, volveré a escribirle examinando los sutras y comentarios en detalle. No le muestre esta carta a nadie. Si sobrevivo hasta ese momento, en el otoño del año entrante iré a visitarlo y a dialogar con usted, tal como me lo ha solicitado.


Con mi profundo respeto,


Nichiren


En el quinto día del duodécimo mes.

 

Respuesta a Hoshina Goro Taro


Antecedentes


Nichiren Daishonin escribió esta carta en el duodécimo mes del cuarto año de Bun’ei (1267), a los cuarenta y seis años, y la dirigió a Hoshina Goro Taro, que vivía en la provincia de Kazusa, al norte de Awa. Se cree que Hoshina era vasallo de Sakuma Hyogo, señor feudal de Okitsu, y que se había convertido a las enseñanzas del Daishonin en el otoño de 1264, junto con su amo, cuando el Daishonin regresó a su provincia natal de Awa.

A juzgar por esta carta, la única dirigida a Hoshina que se conserva, cabe suponer que en épocas anteriores este había sido seguidor de la escuela Palabra Verdadera, que luego se convirtió a la enseñanza del Daishonin y que, desde entonces, mantuvo una fe pura.

En este escrito, el Daishonin refuta las posiciones de las escuelas Nembutsu y Palabra Verdadera mencionando brevemente los argumentos que, luego, desarrollará en sus posteriores advertencias a los funcionarios gubernamentales y a los sacerdotes de los templos más importantes. En primer lugar, señala que en las escrituras budistas deben establecerse distinciones de superioridad relativa, como la clasificación entre Hinayana y Mahayana, o entre enseñanzas provisionales y verdaderas. De todos los sutras, el Sutra del loto es el más excelso; pero los sacerdotes del Nembutsu y de la escuela Palabra Verdadera confunden los criterios apropiados de comparación y, basados en este error, denigran el Sutra del loto. El Daishonin, basado en el mismísimo texto de los sutras, critica las concepciones de esos sacerdotes y asevera que la única base sólida para establecer juicios de valor son los textos de las escrituras y no, las opiniones personales. En especial, censura las prácticas de los sacerdotes de la escuela Palabra Verdadera, que aspiran tan sólo a obtener beneficios materiales y vanos. El Daishonin concluye que se debe reconocer la supremacía del sutra que permite a todas las personas alcanzar la Budeidad.


Notas


1. Referencia a un episodio de la vida del emperador Ming (28-75) quien, según la tradición, soñó con un hombre de oro que levitaba sobre el jardín. Al despertar, el soberano preguntó a sus ministros sobre el significado del sueño. Uno de ellos dijo haber oído mencionar el nacimiento de un venerable en la región occidental, durante el reinado del rey Chao de la dinastía Chou, y afirmó que ese venerable había recibido el nombre de «Buda». El Emperador, entonces, envió dieciocho emisarios a la región occidental en busca de las enseñanzas del Buda. A solicitud de dichos emisarios, dos monjes budistas indios viajaron a la China en 67 d. C. portando escrituras e imágenes sobre sus caballos blancos.

2. Los emperadores Ch’en y Sui son, respectivamente, Ch’en Shu-pao, quinto y último soberano de la dinastía Ch’en, y el emperador Yang Ti, segundo soberano de la dinastía Sui.

3. Tercero de los diez niveles de desarrollo, el nivel de la emisión de luz, en el cual uno irradia la luz de la sabiduría. Véase, en el Glosario, «cincuenta y dos niveles de la práctica del bodhisattva».

4. Aunque la escuela Palabra Verdadera considera que el Sutra del susiddhikara es inferior a sus otras dos escrituras principales, el Sutra Mahavairochana y el Sutra de la corona de diamantes, aquel es especialmente venerado en el esoterismo Tendai creado por Jikaku. El Daishonin se refiere aquí a la afirmación de Jikaku de que dicha escritura es la más elevada de todas las escrituras esotéricas.

5. Sutra del loto, cap. 14.

6. Ib., cap. 10.

7. Comentario sobre «Profundo significado del “Sutra del loto”».

8. Sutra del loto, cap. 3.

9. Aquí se hace referencia a los que han alcanzado, respectivamente, los cuatro niveles de iluminación a que aspiran los practicantes del budismo Hinayana. En orden ascendente, son el nivel de los que cruzan la corriente (en sánscrito, srota-apanna), el nivel de los que regresan una vez (sakridagamin), el nivel de los que no regresan (anagamin) y el nivel de los arhats. Véase, en el Glosario, «cuatro niveles de iluminación del Hinayana».

10. Otra versión de un pasaje del Sutra del nirvana.

11. Ermitaño de un pasado remoto mencionado en el Sutra del nirvana, diferente del buda Gautama o Shakyamuni. El Sutra del nirvana afirma: «El asceta Gautama exhibió grandes poderes sobrenaturales y, durante doce años, se transformó en la deidad Shakra...».

12. Sutra del nirvana.