A la monja laica:
He recibido las mil monedas que envió.
La comida anima la tez, da fuerza y prolonga la vida. La ropa protege del frío, protege del calor y esconde la vergüenza.
Cuando uno da cosas a los demás, anima la tez de las personas, les da fuerza y les permite prolongar la vida.
Cuando uno enciende una antorcha para alguien por la noche, uno trae luz no solo a otra persona, sino también a sí mismo. Del mismo modo, cuando uno vive en la tez de otras personas, también vive la suya, cuando les da fuerza, también se da fuerza a sí mismo, cuando prolonga sus vidas, también prolonga la propia vida.
El Sutra del loto sostiene la complexión del Buda Shakyamuni, la fuerza del Honrado por el Mundo, la vida del Que Así Llega. Cuando una persona enferma da limosna al Sutra del loto, la enfermedad de esa persona se aliviará, su tez se iluminará, su fuerza mejorará...
Fondo
Falta la última parte de esta carta. Según un relato, Nichiren Daishonin la escribió en Minobu a la madre de Nanjō Tokimitsu en 1278. Acusando recibo de un regalo de monedas, el Daishonin describe los beneficios de la comida y la ropa que sustentan la vida. Cuando uno le da comida y ropa a otro, explica, esto beneficiará tanto al receptor como al que lo da. Ilustra el punto con un dicho: "Cuando uno enciende una antorcha para alguien por la noche, uno trae luz no solo a otra persona, sino también a sí mismo".
Enfatiza cuánto mayor es el beneficio de hacer ofrendas al Sutra del loto, que sostiene la complexión, la fuerza y la vida del Buda.