Parte Uno
Hay tres categorías de personas que todos los seres humanos deberían respetar: el soberano, el maestro y los padres. Hay tres clases de doctrinas que todos deberían estudiar: el confucianismo, el brahmanismo y el budismo.
El confucianismo describe a los Tres Soberanos, los Cinco Emperadores y los Tres Reyes, a quienes denomina los Honorables de los Cielos. Y presenta a estos hombres como jefes de la función gubernamental y puentes de unión con el pueblo. Antes de que vivieran los Tres Soberanos, los seres humanos, en el mismo nivel de las aves o de las bestias, ni siquiera sabían quiénes eran sus padres. Pero a partir de la época de los Cinco Emperadores, aprendieron a reconocer a sus padres y madres, y a tratarlos de acuerdo con los dictados del amor filial. Así pues, Ch’ung-hua1 prestó servicio reverente a su padre, aun cuando este fue un hombre terco y obcecado. También el gobernador de P’ei,2 una vez ungido emperador, siguió respetando profundamente la honorable majestad de su padre. El rey Wu, de la dinastía Chou, talló en madera una estatua de su progenitor, el conde del Oeste,3 y Ting Lan mandó esculpir la imagen de su madre.4 Todos estos hombres son respetados como modelos de amor filial.
El supremo ministro Pi Kan, al ver que la dinastía Yin estaba al borde de la destrucción, advirtió con severidad al gobernante, aun cuando ello terminó costándole la cabeza. Hung Yen, al ver que habían asesinado a su amo, el duque Yi, se abrió el vientre e introdujo allí el hígado de su señor antes de exhalar su último aliento. Estos hombres pueden ser considerados modelos de lealtad.
Yin Shou fue maestro del emperador Yao; Wu Ch’eng fue mentor del emperador Shun; T’ai-kung Wang lo fue del rey Wen,5 y Lao Tzu fue maestro de Confucio.6 A todos ellos se los conoce como los Cuatro Venerables. Hasta los Honorables de los Cielos inclinan la cabeza ante ellos en señal de respeto, y toda la población une las palmas de las manos en actitud de reverencia. Venerables como estos nos dejaron más de tres mil volúmenes de escritos, y obras como los Tres registros, los Cinco cánones y las Tres historias. Pero, en última instancia, ninguno de estos escritos va más allá de los tres misterios. El primero es el misterio del Ser, expuesto por el Duque de Chou y otras figuras. El segundo es el misterio del No Ser, explicado por Lao Tzu. El tercero es el misterio del Ser y el No Ser, establecido por Chiang Tzu. «Misterio» denota oscuridad. Algunos dicen que si uno se pregunta qué había antes de que nacieran nuestros ancestros, verá que la vida nació de la fuerza primordial, mientras que, para otros, la eminencia y la bajeza, la dicha y el pesar, el bien y el mal, el beneficio y la pérdida ocurren, sencillamente, como parte del orden natural.
Son teorías construidas con habilidad, pero no logran dar cuenta del pasado ni del futuro. Como hemos visto, en la noción de misterio está implícita la idea de oscuridad o de tinieblas, por la cual es justo emplear la palabra «misterio». Estas teorías sólo tratan las cuestiones desde el punto de vista del presente. Hablando desde la perspectiva del tiempo actual, los confucianos declaran que hay que seguir los principios de la benevolencia y la rectitud,7 y de esa manera procurar la seguridad personal, y la paz y el orden en el Estado. Si uno se aparta de tales principios, aseveran ellos, condena a su familia a la desgracia y provoca la ruina de su clan. Pero, aunque los eruditos y sabios que predicaron esta doctrina sean aclamados como venerables, en lo que concierne a su falta de conocimientos sobre el pasado se asemejan a la gente común que no puede verse la espalda, y por su pobre comprensión del futuro, son como ciegos incapaces de ver lo que tienen por delante.
Si, desde el punto de vista del presente, uno procura el orden en su familia, cumple con los dictados del deber filial y practica fielmente las cinco virtudes constantes, entonces logrará que sus allegados lo respeten y que su nombre sea conocido en todo el país. Si la nación es gobernada por un sabio, este lo invitará a uno a prestar servicio como ministro o maestro, o hasta quizá le ceda su propia posición. Incluso el cielo acudirá a brindarle protección y amparo a alguien que actúe de esta forma. Personas así fueron los Cinco Ancianos,8 que se congregaron en torno al rey Wu de la dinastía Chou para cooperar con él, o los veintiocho generales del emperador Kuang-wu de la dinastía Han posterior, a quienes se llegó a comparar con las veintiocho constelaciones del firmamento. Pero como estas personas nada saben acerca del pasado o del futuro, no pueden ser de ayuda a sus padres, a su soberano o a su maestro a la hora de tomar recaudos para sus próximas existencias y, por ende, no pueden saldar la deuda de gratitud que tienen con todos ellos. Así que estas personas no son verdaderos sabios o venerables.
Confucio declaró que no había sabios ni venerables en su país, pero sí en la tierra situada al oeste, donde había vivido un venerable llamado «Buda».9 Esto indica que los textos no budistas deberían ser vistos como un primer paso hacia la doctrina budista. Confucio primero enseñó el decoro y la música,10 de tal forma que cuando las escrituras budistas llegaron a la China, nociones como los preceptos, la meditación y la sabiduría11 resultaron más fáciles de comprender. Él enseñó cómo debían ser los gobernantes y ministros ideales, para dejar clara la distinción entre lo superior y lo subordinado; expuso el ideal de la paternidad para que se apreciara la importancia del amor filial, y explicó el ideal del maestro, para que la gente aprendiera a seguir.
El gran maestro Miao-lo dice: «La propagación del budismo realmente depende de esto. Primero se establecieron las enseñanzas sobre el decoro y la música, y luego se introdujo el Camino verdadero».12 T’ien-t’ai señala: «En el Sutra de la luz dorada está escrito que “todas las buenas enseñanzas que existen en el mundo derivan de este sutra. Tener un profundo conocimiento de este mundo es, en sí, el budismo”».13 En Gran concentración e introspección, leemos: «Yo [el Buda] he enviado a los Tres Venerables14 para que eduquen a la tierra de la China». En Comentario sobre «Gran concentración e introspección», leemos: «El Sutra de la práctica de la Ley pura señala que el bodhisattva Luz de Luna apareció en esa tierra con el nombre de Yen Hui, el bodhisattva Brillante y Puro apareció allí como Confucio, y el bodhisattva Kashyapa apareció como Lao Tzu. Puesto que el sutra habla desde el punto de vista de la India, se refiere a la China como a “esa tierra”».
En segundo término, llegamos a las enseñanzas no budistas de la India. En el brahmanismo, hay dos deidades: Shiva, de tres ojos y ocho brazos, y Vishnu. Se las venera como el padre afectuoso y la madre compasiva de todos los seres vivos; asimismo, se las llama Honorables de los Cielos y también soberanas. Además, hay tres hombres: Kapila, Uluka y Rishabha,15 conocidos como los tres ascetas. Estos ascetas vivieron unos ochocientos años antes de la época del Buda. Las enseñanzas expuestas por ellos tres se conocen como los cuatro Vedas y suman, en total, unas sesenta mil.
Más tarde, en tiempos del Buda, hubo seis maestros no budistas que estudiaron y transmitieron estas escrituras no budistas y actuaron como tutores al servicio de los reyes de las cinco regiones de la India. Sus enseñanzas se dividieron en noventa y cinco, o noventa y seis ramas distintas, y dieron lugar a un sinfín de escuelas. Los estandartes de su orgullo flameaban más altos que los cielos donde no hay pensamiento ni no pensamiento,16 y su rigidez dogmática era más dura que el metal o la piedra. Pero, en su capacidad y profundidad de comprensión, superaban todo lo conocido por el confucianismo. Podían internarse en el pasado y percibir dos, tres o hasta siete existencias a lo largo de ochenta mil kalpas, y sabían lo que sucedería en los ochenta mil kalpas próximos. Como principio fundamental de su doctrina, algunas de estas escuelas enseñaron que las causas producían efectos; otras, que las causas no creaban efectos, y algunas, que las causas generaban efectos en algunos casos, y en otros, no. Estos fueron los principios fundamentales de dichas escuelas no budistas.
Los devotos de las enseñanzas no budistas observan los cinco preceptos y los diez buenos preceptos, practican la meditación aún sujeta a ilusiones; y, como se elevan a los mundos de la forma y de lo informe,17 creen haber logrado el nirvana cuando llegan al más alto de los cielos. Pero, aunque asciendan palmo a palmo como gusanos, caen desde el cielo donde no hay pensamiento ni no pensamiento sólo para descender a los tres malos caminos. Ni uno solo de ellos logra mantenerse en el nivel del cielo, aunque creen que una vez logrado este estado jamás descenderán de él. Cada uno aprueba y practica las doctrinas expuestas por su maestro y las respeta a rajatabla. Así pues, hay quienes se bañan en el Ganges tres veces por día, incluso en el frío invierno, mientras que otros se arrancan los pelos de la cabeza, se arrojan contra las rocas, se exponen al fuego, se queman el cuerpo o se pasean completamente desnudos. Y también están los que creen poder acopiar buena fortuna sacrificando caballos en cantidad, o quienes incendian árboles y pastizales, o se postran ante cada árbol que encuentran.
Las enseñanzas erróneas como estas son tantas que contarlas resultaría imposible. Sus adeptos honran y respetan a los maestros que las postularon, así como las deidades celestiales lo hacen ante su señor Shakra, o como los ministros de la Corte se inclinan ante el soberano del Imperio. Pero ni una sola persona de las muchas que siguen estas noventa y cinco clases de enseñanzas no budistas, superiores o inferiores, logra escapar jamás del ciclo de nacimiento y muerte. Los que siguen a los buenos maestros, después de renacer dos o tres veces, vuelven a caer en los malos caminos, mientras que aquellos que siguen a los maestros malos terminan cayendo en los malos caminos en su existencia inmediata.
Y, sin embargo, el núcleo de estas enseñanzas no budistas constituye un importante medio de ingreso en el budismo. Algunas de ellas señalan: «Dentro de mil años, el Buda aparecerá en el mundo»,18 mientras que otras indican: «El Buda aparecerá en el mundo dentro de cien años».19 El Sutra del nirvana observa: «Todas las escrituras y los escritos no budistas de la sociedad son, en sí mismos, enseñanzas budistas; no son doctrinas no budistas». Y en el Sutra del loto se lee: «Ante la multitud, parecen estar contaminados por los tres venenos o abrazar ideas distorsionadas. De esa forma, mis discípulos utilizan medios conducentes para salvar a los seres vivos».20
En tercer lugar, llegamos al budismo. Uno debería saber que el Gran Iluminado Honrado por el Mundo es un gran líder de todos los seres vivos, un gran ojo para todos ellos, un gran puente, un gran timonel, un gran campo de buena fortuna. Los Cuatro Venerables y los Tres Ascetas de las escrituras brahmánicas y confucianas suelen recibir el calificativo de «venerables», pero en realidad son sólo personas comunes que aún no han podido erradicar las tres categorías de ilusiones. Se los llama eruditos, pero en verdad son apenas infantes, incapaces de entender los principios de causa y efecto. Si alguien usara sus enseñanzas como navío, ¿podría cruzar el mar de los sufrimientos del nacimiento y la muerte? Si usara sus doctrinas como puente, ¿podría hallar la salida del laberinto de los seis caminos? Pero el Buda, nuestro gran maestro, ha ido más allá incluso de la transmigración con cambios y avances, para no hablar de la transmigración con diferencias y limitaciones.21 Ha erradicado incluso la raíz de la oscuridad fundamental, para no mencionar las ilusiones del pensamiento y del deseo, que son pequeñas como ramas y hojas.
Este Buda, desde el momento en que obtuvo la iluminación a los treinta años, hasta que falleció a los ochenta, expuso sus enseñanzas sagradas durante cinco décadas. Cada palabra, cada frase que dijo fue verdad; no pronunció una sola oración ni una sola estrofa que fuera falsa. Las palabras de los sabios y venerables preservadas en las escrituras y enseñanzas del confucianismo y del brahmanismo, como hemos notado, están libres de error, y las palabras coinciden con el espíritu con que fueron expuestas. Pero ¡cuánto más cierto es esto en el caso del Buda, quien no dijo una sola palabra falsa en incontables kalpas! En comparación con las escrituras y enseñanzas no budistas, las doctrinas que expuso en ese lapso de aproximadamente cincuenta años representan el gran vehículo, las palabras veraces del gran hombre.22 Todo lo que predicó, desde la alborada de su iluminación hasta el ocaso en que ingresó en el nirvana, no es más que la pura verdad.
Sin embargo, cuando examinamos las ochenta mil enseñanzas del budismo, expuestas durante casi cincuenta años y registradas en las escrituras, vemos que abarcan varias categorías, como las de Hinayana y Mahayana, sutras provisionales y verdaderos, enseñanzas esotéricas y exotéricas, discursos detallados y generales, palabras verdaderas y falsas, nociones correctas e ideas incorrectas. Pero de todas ellas, sólo el Sutra del loto representa las enseñanzas correctas del buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, las palabras veraces de los budas de las tres existencias y de las diez direcciones. El Gran Iluminado Honrado por el Mundo designó un período específico de cuarenta años iniciales o más, y declaró que en los diversos sutras expuestos durante ese período, numerosos como los granos de arena del Ganges, «todavía no había revelado la verdad».23 Designó el Sutra del loto, predicado durante los últimos ocho años, como el sutra en que por fin iba a «revelar la verdad».24 Entonces, el buda Muchos Tesoros se presentó irrumpiendo desde lo profundo de la tierra para testimoniar: «Todo lo que has expuesto [en el Sutra del loto] es la verdad»,25 y los budas que son manifestaciones corpóreas de Shakyamuni se congregaron y extendieron sus largas lenguas hacia el cielo de Brahma para prestar testimonio.26 Estas palabras son claras por demás, perfectamente comprensibles, más brillantes que el sol en un día despejado o que la luna llena a medianoche. ¡Respétenlas y crean en ellas, y abríguenlas en su corazón!
El Sutra del loto contiene dos enseñanzas importantes.27 Y las escuelas Tesoro del Análisis del Dharma, Establecimiento de la Verdad, Preceptos, Características del Dharma y Tres Tratados jamás han oído ni siquiera el nombre de ninguna de las dos. Las escuelas Guirnalda de Flores y Palabra Verdadera, por otro lado, se han apropiado furtivamente de estas enseñanzas para hacer de ellas el corazón de sus propios principios. La doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital se encuentra en un solo lugar, oculta en las profundidades del capítulo «Duración de la vida» de la enseñanza esencial del Sutra del loto. Nagarjuna y Vasubandhu tuvieron conciencia de ella, pero no la revelaron en forma abierta. T’ien-t’ai Chih-che fue el único que la abrazó y la mantuvo presente a cada momento.
La doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital comienza con el concepto de la posesión mutua de los diez estados. Pero las escuelas Características del Dharma y Tres Tratados sólo hablan de ocho estados e ignoran por completo la totalidad de los diez estados, para no hablar siquiera de su posesión mutua. Las enseñanzas de las escuelas Tesoro del Análisis del Dharma, Establecimiento de la Verdad y Preceptos derivan de los Sutras agama. Sólo tienen conocimiento de los seis estados y nada saben sobre los cuatro restantes. Declaran que en las diez direcciones existe un solo buda, y no predican siquiera que pueda haber un buda en cada una de las diez direcciones. Por supuesto, nada dicen sobre el principio de que «todos los seres vivos poseen la naturaleza de Buda por igual».28 Se niegan a reconocer que incluso un ser humano posee la naturaleza de Buda. A pesar de ello, cada tanto uno escucha a miembros de la escuela Preceptos o de la escuela Establecimiento de la Verdad diciendo que hay budas en las diez direcciones o que todos los seres vivos poseen la Budeidad. Esto se debe a que los maestros de estas escuelas que aparecieron después de la muerte del Buda se apropiaron de estas doctrinas del Mahayana y las incorporaron a las enseñanzas de sus propias escuelas.
Para dar un ejemplo, en el período anterior a la aparición del budismo, los que postulaban enseñanzas no budistas en la India no estaban tan aferrados a sus propias ideas. Pero, después de la aparición del Buda, habiendo escuchado y observado las enseñanzas budistas, tomaron conciencia de las limitaciones de sus propias doctrinas. Entonces, concibieron la astuta idea de apoderarse de elementos de la enseñanza budista e incorporarlos a sus doctrinas de origen; a raíz de esta actitud erraron aún más que antes. Estos errores se conocen como «apropiación del budismo» y «plagio al budismo».29
Lo mismo ocurrió con las escrituras no budistas en la China. Antes de que el budismo ingresara en el territorio chino, el confucianismo y el taoísmo eran filosofías bastante infantiles e ingenuas. Pero, en la dinastía Han posterior, el budismo hizo irrupción en el país y planteó un reto a las doctrinas existentes. En su debido momento, a medida que el budismo se fue popularizando, ciertos sacerdotes budistas se vieron obligados a regresar a la vida secular porque habían violado los preceptos. Otros eligieron sumarse a las filas de los credos autóctonos. A través de estos hombres, las doctrinas budistas fueron robadas e incorporadas a las enseñanzas confucianas y taoístas.
En el quinto volumen de Gran concentración e introspección, leemos: «En esta época, hay muchos monjes diabólicos que violan los preceptos y regresan a la vida laica. Temerosos de ser castigados por sus actos, se pasan a las filas del taoísmo y, con la ambición de acumular fama y riquezas, ensalzan exageradamente las virtudes de Lao Tzu y de Chuang Tzu, usurpan conceptos budistas y creen leerlos en enseñanzas erróneas. Distorsionan lo que es noble y lo encajan por fuerza en un contexto mezquino; destruyen lo excelso y lo arrastran hacia lo más bajo, con el afán de poner ambas cosas en un mismo nivel».
El Comentario sobre «Gran concentración e introspección» explica este mismo pasaje del siguiente modo: «Aunque son monjes, destruyen las enseñanzas del budismo. Algunos violan los preceptos y retornan a la vida secular, como lo hizo Wei Yüan-sung. Entonces, ya como laicos, actúan destruyendo las enseñanzas budistas. Hombres de esta naturaleza roban y usurpan las doctrinas correctas del budismo y se valen de ellas para suplir y reforzar las enseñanzas erróneas. La frase “distorsionan lo que es noble...” significa que, adoptando el enfoque de los taoístas, tratan de poner budismo y taoísmo en un mismo nivel e intentan equiparar lo correcto y lo erróneo, aunque la razón nos diga que esto jamás podría ser así. Habiendo sido seguidores de la enseñanza budista, roban lo correcto y lo utilizan para apuntalar lo incorrecto. Tuercen las ochenta mil nobles enseñanzas de las doce divisiones del canon budista y las meten por la fuerza en el contexto mezquino de los dos capítulos y las cinco mil palabras de Lao Tzu, utilizándolas para interpretar las doctrinas ruines y erradas de ese texto. A esto se le llama “destruir lo excelso y arrastrarlo hacia lo más bajo”». Habría que considerar estos comentarios muy atentamente, pues explican el significado de las descripciones anteriores.
Y este mismo proceso tuvo lugar en la propia enseñanza budista. El budismo se difundió en la China durante la era Yung-p´ing (58-75 d. C.) de la dinastía Han posterior, y en su momento logró prevalecer sobre las doctrinas confuciana y taoísta. Pero en el seno del budismo comenzaron a surgir diferentes opiniones, que dieron origen a las tres escuelas de la China meridional y las siete escuelas de la China septentrional y fueron proliferando aquí y allá, como crisantemos u orquídeas. En tiempos de las dinastías Ch´en y Sui, sin embargo, el gran maestro Chih-che venció a estas diversas escuelas y restauró en el budismo, nuevamente, su objetivo primordial de salvar a todos los seres vivos.
Con posterioridad, desde la India llegaron a la China las enseñanzas de las escuelas Características del Dharma y Palabra Verdadera; y también apareció la escuela Guirnalda de Flores. Entre ellas, Características del Dharma se presentó como acérrima opositora de la escuela T’ien-t’ai, porque sus enseñanzas diferían entre sí tanto como el fuego y el agua. Sin embargo, cuando el maestro del Tripitaka Hsüan-tsang y el gran maestro Tz’u-en examinaron con detenimiento las obras de T’ien-t’ai, llegaron a comprender que las nociones de su propia escuela eran erradas. Aunque jamás repudiaron públicamente la escuela a la que pertenecían, todo parece indicar que, en su fuero interno, adoptaron las enseñanzas de T’ien-t’ai.
Desde el comienzo, Guirnalda de Flores y Palabra Verdadera fueron escuelas provisionales, basadas en sutras provisionales. Pero los maestros del Tripitaka Shan-wu-wei y Chin-kang-chih [quienes introdujeron en la China las enseñanzas esotéricas de la escuela Palabra Verdadera] usurparon las doctrinas de T’ien-t’ai sobre los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital e hicieron de ellas el núcleo doctrinal de su propia escuela, añadiéndole la práctica de mudras y de mantras y convenciéndose a sí mismos de que su enseñanza superaba la de T’ien-t’ai. De resultas de ello, los estudiosos del budismo que ignoraban los hechos reales llegaron a creer que la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital se encontraba en el Sutra Mahavairochana que había sido traído de la India. De manera similar, en tiempos en que vivió Ch’eng-kuan, patriarca de la escuela Guirnalda de Flores, la doctrina de T’ien-t’ai sobre los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital fue incorporada en forma subrepticia por esta corriente budista y utilizada para interpretar el pasaje del Sutra de la guirnalda de flores que dice: «La mente es como un diestro pintor». Y la gente no llegó a advertir que esto era lo que estaba sucediendo.
En el caso del Japón, la escuela Guirnalda de Flores y otras que llegaron a conocerse como las seis escuelas de Nara ingresaron en el país antes que las escuelas T’ien-t’ai (o Tendai) y Palabra Verdadera. Por su parte, Guirnalda de Flores, Tres Tratados y Características del Dharma mantuvieron polémicas y enfrentamientos, tan distintas entre sí como el fuego y el agua. Cuando el gran maestro Dengyo apareció en el Japón, expuso los errores de las seis escuelas y, además, esclareció que Palabra Verdadera había hurtado los principios del Sutra del loto expuestos por T’ien-t’ai para hacer de ellos el núcleo de su propia enseñanza. El gran maestro Dengyo tomó uno por uno los diversos principios propugnados por los líderes de las demás escuelas y, desde el punto de vista exclusivo de los sutras, atacó sus conceptos. Como resultado de este análisis, pudo derrotar a ocho sacerdotes eminentes de las seis escuelas; luego, a doce monjes; después, a catorce, luego, a más de trescientos, como así también al gran maestro Kobo. Pronto, no hubo en todo el Japón una sola persona que no fuese leal a la escuela Tendai, y los grandes templos de Nara, el templo To-ji y los demás diseminados por todas las provincias quedaron subordinados al templo principal de la escuela Tendai en el monte Hiei. El gran maestro Dengyo, además, dejó claro que los fundadores de las otras escuelas de la China, al reconocer la supremacía de las doctrinas de T’ien-t’ai, habían evitado el error de contravenir las enseñanzas correctas del budismo.
Sin embargo, tiempo después, las condiciones sociales fueron declinando, y la sabiduría del pueblo se hizo cada vez más superficial. Las personas dejaron de estudiar o de comprender las profundas doctrinas de la escuela Tendai, y las demás corrientes se apegaron cada vez con más firmeza a sus propias ideas prejuiciosas. Con el tiempo, las seis escuelas y la escuela Palabra Verdadera se alzaron para atacar al budismo Tendai. Este, más y más debilitado, no pudo seguir haciendo frente a las otras escuelas. Para colmo de males, comenzaron a surgir nuevas corrientes absurdas, como el Zen y Tierra Pura, que también sumaron sus ataques contra la escuela Tendai, de tal suerte que muchos de sus seguidores laicos se volcaron a practicar estas enseñanzas erróneas. Finalmente, hasta los sacerdotes de la escuela Tendai que el pueblo respetaba como hombres de virtud eminente admitieron la derrota y prestaron apoyo a estas escuelas. Y no sólo el budismo Tendai, sino también las seis escuelas y Palabra Verdadera tuvieron que entregar sus tierras y fincas por la fuerza a estas nuevas escuelas erradas; fue así como las enseñanzas correctas [del Sutra del loto] cayeron en el olvido. A raíz de esto, la Diosa del Sol, la deidad Hachiman, el Rey de la Montaña del monte Hiei y las otras grandes deidades benevolentes que custodian la nación ya no pudieron deleitarse con el sabor de la enseñanza correcta y, de tal forma, se alejaron del país. Cuando su lugar fue ocupado por funciones demoníacas, todos vieron claramente que la nación se hallaba condenada.
Y yo aquí, con mi humilde criterio de las cosas, me puse a analizar las diferencias que había entre las enseñanzas expuestas por el buda Shakyamuni durante los primeros cuarenta y tantos años de su vida, y las que enseñó en los últimos ocho. Aunque unas y otras difieren en muchos sentidos, los eruditos contemporáneos —con los cuales coincido— ya se han ocupado de establecer que la diferencia más importante es que el Sutra del loto afirma que las personas de los dos vehículos pueden manifestar la Budeidad, y que el buda Shakyamuni, en realidad, logró la iluminación en un tiempo pasado inconcebiblemente remoto.
Cuando examinamos el texto del Sutra del loto, vemos que allí se predice que Shariputra llegará a ser El Que Así Llega Fulgor de Flor; Mahakashyapa llegará a ser El Que Así Llega Brillo de Luz; Subhuti será El Que Así Llega Forma Única y Extraordinaria; Katyayana será El Que Así Llega Luz de Oro Jambunada; Maudgalyayana será el buda Tamalapattra Fragancia de Sándalo; Purna será El Que Así Llega Brillo de la Ley; Ananda será el buda Rey del Poder Ilimitado de la Sabiduría del Mar y de la Montaña; Rahula será El Que Así Llega Posado sobre las Flores de los Siete Tesoros, los quinientos y los setecientos discípulos que escuchan la voz serán Los Que Así Llegan Brillo Universal; los dos mil discípulos que aún tienen cosas por aprender o que ya no tienen nada por aprender serán Los Que Así Llegan Signo de la Joya; las monjas Mahaprajapati y Yashodhara serán La Que Así Llega Contemplada con Agrado por Todos los Seres, y La Que Así Llega Dotada de Mil Veces Diez Mil Marcas Resplandecientes.
Por tal razón, si examinamos el Sutra del loto, veremos que todas estas personas son dignas de un grandísimo honor. Pero cuando escrutamos las enseñanzas predicadas antes que el Sutra del loto, lamentamos notar que la situación es muy distinta.
El Buda, el Honrado por el Mundo, es un hombre de palabras veraces. Por eso, se lo llama el Venerable y el Gran Hombre. En las escrituras no budistas de la India y de la China, también hay personas llamadas venerables, sabios o ascetas celestiales porque expresan palabras de verdad. Pero como el Buda los supera a todos, a él se lo conoce como el Gran Hombre.
Este gran hombre [cuando expuso el Sutra del loto,] dijo: «Esta es la única gran razón por la cual los budas aparecen en el mundo».30 También dijo: «Todavía no he revelado la verdad»;31 «El Honrado por el Mundo lleva largo tiempo exponiendo sus doctrinas, y ahora es momento de que revele la verdad»,32 y «Descartando honestamente los medios hábiles [predicaré sólo el Camino insuperable]».33 El buda Muchos Tesoros agregó a las palabras del Buda su propio testimonio, y las manifestaciones corpóreas del Buda extendieron la lengua en señal de asentimiento. ¿Quién, entonces, podría dudar de que Shariputra, en el futuro, llegaría a ser El Que Así Llega Fulgor de Flor, o que Mahakashyapa sería El Que Así Llega Brillo de Luz, o que las demás predicciones formuladas por el Buda habrían de cumplirse sin falta?
No obstante, los sutras anteriores al Sutra del loto también representan las palabras veraces del Buda. El Sutra de la guirnalda de flores del buda Grande e Inmenso señala: «Hay sólo dos lugares donde el Árbol del Gran Rey de la Medicina, que es la sabiduría de El Que Así Llega, no crecerá ni dará beneficios al mundo. No crecerá en el vasto vacío que es el profundo hoyo en que caen las personas de los dos vehículos, ni crecerá en las aguas profundamente distorsionadas y colmadas de ansias donde se ahogan los seres inapropiados para la Budeidad, que destruyen sus propias raíces de bondad».
Este pasaje puede explicarse del siguiente modo. En las Montañas Nevadas hay un inmenso árbol que posee incalculables raíces. Se lo conoce como el Árbol del Gran Rey de la Medicina, monarca de todos los árboles que crecen en la tierra de Jambudvipa. Mide ciento sesenta y ocho mil yojanas de altura. Todos los demás árboles y plantas de Jambudvipa dependen de las raíces, ramas, flores y frutos de este árbol para poder florecer y fructificar. Por lo tanto, se lo emplea como metáfora de la naturaleza de Buda; y los otros muchos árboles y plantas simbolizan a todos los seres vivos. Pero este gran árbol no puede crecer en un pozo ígneo ni en un círculo acuoso.34 El pozo ígneo es una alegoría que representa la mente de las personas de los dos vehículos, y el círculo acuoso representa la mente de los icchantikas o personas de incredulidad incorregible. La escritura dice que estas dos clases de seres jamás manifestarán la Budeidad.
En el Sutra de la gran compilación se lee: «Hay dos clases de personas destinadas a morir y a no renacer, y que, finalmente, jamás podrán comprender o cumplir sus deberes. Una son los que escuchan la voz, y la otra, los que toman conciencia de las causas. Supongamos que alguien cae en un foso profundo. Esa persona no podrá beneficiarse ni brindar beneficios a los demás. Los que escuchan la voz y los que toman conciencia de las causas son personas así. Caen en el foso de la emancipación y no pueden beneficiarse a sí mismos ni a los demás».
Los tres mil volúmenes o más que forman la literatura china confuciana y taoísta, en su conjunto, recalcan dos principios: la devoción filial y la lealtad al soberano. Pero la lealtad no es más que una extensión del amor filial. Esta constituye un sentimiento elevado: aunque el cielo es elevado, no supera en altura el ideal del amor filial. Este sentimiento también es profundo: aunque la tierra es honda, su profundidad no supera la de la devoción filial. Los sabios y venerables son producto de esta clase de amor. Por ende, no hace falta decir que las personas que estudian las enseñanzas del budismo también deben [seguir el ideal de la devoción filial y] comprender y cumplir sus deberes. Los discípulos del Buda, en cualquier circunstancia, deben reconocer las cuatro deudas de gratitud35 y saber cómo saldarlas.
Además, Shariputra, Mahakashyapa y los demás discípulos de los dos vehículos observaron minuciosamente los doscientos cincuenta preceptos y las tres mil reglas de conducta, dominaron las tres clases de meditación —conocidas como la meditación sobre el sabor, la meditación pura y la meditación libre de ilusiones— y los Sutras agama, y se liberaron de las ilusiones del pensamiento y del deseo en los tres mundos. Por lo tanto, han de haber sido ejemplares en la comprensión y el cumplimiento de sus deberes.
Y sin embargo, el Honrado por el Mundo declaró que eran hombres que no reconocían sus obligaciones. Lo dijo porque cuando un hombre abandona su hogar y se aleja de sus padres para escoger el sacerdocio, siempre debe mantener como objetivo salvar a su padre y a su madre. Pero estos hombres de los dos vehículos, convencidos de haber logrado la emancipación, no hicieron nada por beneficiar a los demás. Y aun cuando hayan hecho algo en bien del prójimo, condujeron a sus padres a un camino por el cual estos jamás llegarían a manifestar la Budeidad. De tal modo, en contra de todo lo que uno esperaría, estas personas pasaron a la historia como hombres que no supieron reconocer sus obligaciones.
En el Sutra Vimalakirti leemos: «Vimalakirti una vez más interrogó a Manjushri con estas palabras: “¿Cuáles son las semillas de la Budeidad?”. Manjushri replicó: “Todas las impurezas e ilusiones son las semillas de la Budeidad. Aunque una persona cometa las cinco faltas capitales y se condene al infierno del sufrimiento incesante, así y todo, sigue siendo capaz de albergar el gran deseo de llegar al Camino”».
El mismo sutra también dice: «Buen hombre, voy a darte una metáfora. En las llanuras y en las tierras altas jamás germinarán los tallos y flores del loto azul o del lirio de agua. Pero es en las ciénagas bajas, fangosas y húmedas donde ellos crecerán».
También dice: «El que ya ha llegado a ser un arhat y ha logrado el nivel de la verdad que acompaña el estado de los arhats, jamás puede albergar el deseo de entrar en el Camino y manifestar la Budeidad. Es como el hombre que destruye sus cinco órganos sensoriales y, por lo tanto, nunca más puede volver a disfrutar los cinco deleites que aquellos proporcionan».
El objeto de este sutra es señalar que los tres venenos conocidos como la codicia, el odio y la estupidez pueden convertirse en la semilla de la Budeidad, y que las cinco faltas capitales, como matar al progenitor, pueden ser las semillas de la Budeidad. Aunque en las altiplanicies pudiesen crecer flores de loto azules, las personas de los dos vehículos jamás lograrían la Budeidad. El texto dice que, cuando se comparan las bondades de las personas de los dos vehículos con los males de la gente común, se ve que los males de estos pueden conducir a la Budeidad, cosa que nunca llega a suceder con el bien de la gente de los dos vehículos. Los diversos sutras del Hinayana censuran el mal y elogian el bien. Pero esta enseñanza, el Sutra Vimalakirti, condena el bien de los practicantes de los dos vehículos y elogia el mal de la gente ordinaria. Casi se diría que no es una escritura budista, sino una enseñanza de alguna escuela no budista. Pero lo cierto es que busca dejar absolutamente claro que las personas de los dos vehículos jamás pueden llegar a ser budas.
En el Sutra del dharani correcto e igual se lee: «Manjushri dijo a Shariputra: “¿Puede un árbol marchito dar nuevos brotes? ¿Puede un río de montaña fluir hacia arriba, en dirección a su fuente? ¿Puede una roca partida volver a unirse y restaurarse sola? ¿Puede una semilla quemada germinar?”. Shariputra respondió: “No”. Manjushri dijo: “Si tales cosas son imposibles, ¿por qué vienes con el corazón alborozado y me preguntas si entre las predicciones referidas a tu futuro se encuentra la Budeidad?”».
Este pasaje significa que tal como un árbol marchito no vuelve a dar brotes, tal como un arroyo de montaña no puede fluir contra la corriente, tal como una roca partida no puede volver a unirse, tal como una semilla quemada no vuelve a germinar, del mismo modo, las personas de los dos vehículos jamás pueden manifestar el estado de Buda. En su caso, lo que se ha quemado son las semillas de la Budeidad.
El Sutra de la sabiduría mayor dice: «Todos vosotros, hijos de dioses, si no habéis concebido aún el deseo de la perfecta iluminación, es hora de que lo hagáis. Si ingresáis aunque sea una vez en el reino de los que escuchan la voz, ya no seréis capaces de concebir este deseo de lograr la iluminación perfecta. ¿Y por qué? Porque estaríais fuera del mundo del nacimiento y la muerte, lo cual, de por sí, sería un obstáculo». Esta cita indica que el Buda36 no está complacido con las personas de los dos vehículos, porque no conciben el deseo de lograr la iluminación perfecta; quienes lo hacen sentir feliz son los seres celestiales que albergan esta aspiración.
El Sutra del shuramgama afirma: «Si una persona que ha cometido las cinco faltas capitales llegase a escuchar esta meditación shuramgama y concibiera el deseo de lograr la iluminación perfecta, así y todo sería capaz de lograr la Budeidad. Pero, Honrado por el Mundo, un arhat que ha puesto fin a las ilusiones es como una vasija rota y jamás podrá recibir y practicar esta meditación».37
El Sutra Vimalakirti dice: «Quienes os dan ofrendas no están cultivando ningún campo de buena fortuna. Los que os dan ofrendas caerán en los tres malos caminos». Este pasaje significa que los seres humanos y celestiales que dan ofrendas a monjes venerables como Mahakashyapa y Shariputra sin falta caerán en los tres malos caminos. Uno supondría que esta clase de monjes venerables son como los ojos de los seres humanos y celestiales, y que son líderes de todos los seres vivos, sólo superados por el mismísimo Buda. Debe de haber sido totalmente inesperado que este, una y otra vez, hablara contra hombres así ante las grandes congregaciones de seres humanos y celestiales, como hemos visto que hizo. ¿Acaso trataba de matar con reprimendas a sus propios discípulos? Pero además, utilizó incontables metáforas distintas para expresar su condena a las personas de los dos vehículos: comparando la leche de burra con la de vaca, dijo que eran leche de burra; comparando vasijas de arcilla y de oro, dijo que eran como las de arcilla; comparando la luz de las luciérnagas con la del sol, dijo que eran como la de los insectos.
No se refirió a esto con una o dos palabras; no lo hizo un día o dos; no lo hizo un mes o dos; no lo hizo un año o dos, ni en uno o dos sutras, sino durante más de cuarenta años, en sutras incontables, dirigiéndose a inmensas multitudes de incalculables seres humanos, siempre condenando a las personas de los dos vehículos sin una sola palabra atenuante. Así pues, todos pudieron apreciar que su condena era verdadera. Lo supo el cielo y lo supo la tierra. Y lo aprendieron y lo escucharon no sólo una o dos personas, sino cientos, miles y decenas de miles, y también los seres celestiales, las deidades dragonas y los asuras de los tres mundos, y todos los seres humanos y celestiales, las personas de los dos vehículos y los grandes bodhisattvas reunidos en asamblea desde las cinco regiones de la India, los cuatro continentes, los seis cielos del mundo del deseo, los mundos de la forma y de lo informe, y los mundos de las diez direcciones. Y luego, todos estos seres regresaron cada uno a su tierra de origen, para explicar una por una las enseñanzas del buda Shakyamuni del mundo saha a los habitantes de esos lugares, hasta que no quedó una sola criatura en los incontables mundos de las diez direcciones que no comprendiera que Mahakashyapa, Shariputra y el resto de las personas como ellos jamás lograrían manifestar la Budeidad y que no era correcto darles ofrendas o sustento.
Y sin embargo, en el Sutra del loto predicado durante los últimos ocho años de su vida, el Buda de pronto se arrepintió, se retractó de su posición anterior y, en cambio, enseñó que las personas de los dos vehículos sí podían lograr la Budeidad. ¿Cómo esperar que le hayan creído los seres humanos y celestiales reunidos en la inmensa asamblea para escucharlo? ¿No habría sido más probable que rechazaran su afirmación y, además, comenzaran a dudar de todos los sutras expuestos en ese período y en épocas anteriores? Posiblemente hayan pensado que, tal vez, todas las enseñanzas expuestas durante los cincuenta años de prédica del Buda en realidad habían sido doctrinas falsas y erróneas.
Por cierto, una frase del sutra asegura: «En estos más de cuarenta años, todavía no he revelado la verdad».38 Así y todo, uno podría pensar que, tal vez, el demonio celestial se apoderó de la figura del Buda para predicar en esos últimos ocho años el Sutra del loto... Sin embargo, en este mismo sutra, el Buda declara de manera muy específica que sus discípulos de los dos vehículos manifestarán sin falta la Budeidad y revela en qué kalpas y en qué tierras estos habrán de aparecer, con qué nombres se los conocerá y a qué discípulos instruirán. Así pues, todo parece indicar que el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, está aseverando dos cosas distintas. Y esto claramente muestra que está contradiciendo sus propias palabras. Por este motivo, los brahmanistas se burlaron del Buda y lo llamaron el gran embaucador.
Pero cuando los seres humanos y celestiales de la gran asamblea empezaban a sentirse abatidos por esta contradicción, apareció Muchos Tesoros El Que Así Llega, morador del Mundo de la Pureza de los Tesoros situado al Este, en una gigantesca torre adornada con siete clases de tesoros, de quinientos yojanas de altura y doscientos cincuenta yojanas de ancho. Los seres humanos y celestiales reunidos en la inmensa asamblea acusaban al buda Shakyamuni de estar contradiciendo sus propias palabras, y aunque este intentaba responder de diversas formas, su incomodidad era considerable al ver que no lograba disipar sus dudas. En ese momento, de las entrañas de la tierra surgió esa Torre de los Tesoros que ascendió en dirección a los cielos. E irrumpió como lo hace la Luna llena cuando, en plena noche, asoma por detrás de las montañas orientales. La Torre, con sus siete clases de tesoros, subió al firmamento sin que la tierra la sostuviera y sin que nada la sujetase a la cúpula del cielo: allí quedó, suspendida en el aire, y desde su interior se oyó una voz pura y potente que brindó testimonio. [Como lo describe el Sutra del loto:] «En ese momento, desde la Torre de los Tesoros reverberó una voz sonora que expresó palabras de alabanza: “¡Qué excelente! ¡Qué excelente, Shakyamuni, Honrado por el Mundo, que puedas tomar la grandiosa sabiduría de la igualdad, la Ley con la cual instruir a los bodhisattvas, conservada y recordada por los budas, el Sutra del loto de la Ley prodigiosa, y que la estés predicando en bien de la gran asamblea! Es como tú dices, como tú dices, Shakyamuni, Honrado por el Mundo, todo lo que has expuesto es la verdad!”».39
[En otra parte del Sutra del loto se lee:] «En ese momento, el Honrado por el Mundo, en presencia de Manjushri y de otros incalculables cientos, miles, decenas de miles, millones de bodhisattvas mahasattvas que llevaban muchísimo tiempo viviendo en el mundo saha, así como [...] de seres humanos y no humanos, ante todos ellos, desplegó sus grandiosos poderes sobrenaturales. Extendió su larga y ancha lengua hasta que llegó al cielo de Brahma, y cada uno de sus poros [irradió inconmensurables, ilimitados rayos de luz que alumbraron] todos los mundos de las diez direcciones. Los demás budas, sentados en sus sitiales de león, bajo numerosos árboles alhajados, hicieron lo mismo que él, y extendieron sus largas y anchas lenguas, y emitieron incontables haces de luz».40
Y también dice: «El buda Shakyamuni hizo que regresaran a sus tierras de origen todos los budas que eran manifestaciones corpóreas de su ser y que habían llegado procedentes de las diez direcciones, y dijo: “[Cada uno de estos budas puede ir donde le plazca.] La Torre del buda Muchos Tesoros también puede retornar a su posición anterior”».41
En el pasado, cuando el Gran Iluminado Honrado por el Mundo entró en el Camino por primera vez,42 aparecieron budas desde las diez direcciones para alentarlo y aconsejarlo, y muchos grandes bodhisattvas también fueron enviados adonde él se encontraba. Cuando predicó el Sutra de la sabiduría, cubrió con su larga lengua el gran sistema planetario, y mil budas aparecieron en las diez direcciones. Cuando predicó el Sutra de la luz dorada, los cuatro budas43 se presentaron desde las cuatro direcciones, y cuando predicó el Sutra Amida, los budas de las seis direcciones44 cubrieron con sus lenguas el gran sistema planetario. Y cuando predicó el Sutra de la gran compilación, los budas y bodhisattvas de las diez direcciones se congregaron en la Gran Cámara de los Tesoros.
Pero cuando comparamos los signos auspiciosos que acompañaron estos sutras con los que marcaron la prédica del Sutra del loto, vemos que son como piedras amarillas comparadas con el oro, como nubes blancas comparadas con blancas montañas, como el hielo comparado con un espejo de plata o como el color negro comparado con el azul: es fácil que alguien tuerto, de vista borrosa, de vista distorsionada o de visión defectuosa los confunda.
Ya que el Sutra de la guirnalda de flores fue el primero en predicarse, no había palabras anteriores del Buda que dicho sutra pudiese contradecir; por lo tanto, naturalmente no hizo dudar a nadie. En el caso del Sutra de la gran compilación, el Sutra de la sabiduría mayor, el Sutra de la luz dorada y el Sutra Amida, para poder censurar el ideal de los dos vehículos postulado en los diversos sutras del Hinayana, el Buda tuvo que describir las tierras puras de las diez direcciones; de esa forma inspiró a la gente común y a los bodhisattvas a que depositaran en ellas su aspiración. Esto hizo que las personas de los dos vehículos se sintieran confundidas y enfadadas.
Pero, como existen ciertas diferencias entre los sutras del Hinayana y los del Mahayana antes mencionados, vemos que en algunos casos desde las diez direcciones aparecieron budas, y en otros, los que llegaron enviados desde las diez direcciones fueron grandes bodhisattvas; en ciertos casos lo que se dice es que ese sutra en particular había sido expuesto en los mundos de las diez direcciones, o bien que desde las diez direcciones llegaron diversos budas para reunirse en asamblea. En unos casos, se dice que el buda Shakyamuni cubrió con su lengua el gran sistema planetario, y en otros, que los que extendieron la lengua fueron los demás budas. Todas estas aseveraciones tienen como finalidad combatir la noción enseñada en los sutras del Hinayana de que, en los mundos de las diez direcciones, sólo existía un único buda.
Pero, en el caso del Sutra del loto, este difiere tanto de los anteriores sutras del Mahayana que Shariputra y los demás discípulos que escuchaban la voz, los grandes bodhisattvas y los diversos seres humanos y celestiales, al oírlo en boca de Shakyamuni, se encontraron pensando: «¿No será este un demonio que finge ser el Buda?».45 Y sin embargo, los hombres de visión borrosa de las escuelas Guirnalda de Flores, Características del Dharma, Tres Tratados, Palabra Verdadera y Nembutsu parecen creer que sus propios sutras particulares son exactamente iguales al Sutra del loto. ¡A eso llamo yo, sin duda, visión defectuosa!
Cuando el Buda se encontraba aún en este mundo, con toda seguridad hubo personas que descartaron los sutras expuestos durante los primeros cuarenta y tantos años de su vida de prédica, y abrazaron el Sutra del loto. Pero cuando el Buda murió, sin duda fue difícil hallar personas que abrieran y leyeran este sutra, y aceptaran sus enseñanzas. Por empezar, los sutras expuestos antes suman infinidad de palabras, mientras que el Sutra del loto es de limitada extensión. Los sutras anteriores son muchos, pero el Sutra del loto constituye una sola y única obra. Las enseñanzas previas fueron expuestas durante un largo tiempo, mientras que el Sutra del loto sólo se predicó durante ocho años.
Y además, como ya hemos visto, al Buda se lo llamó gran embaucador; es difícil que alguien, entonces, dé crédito a sus palabras. Si uno hiciera el gran esfuerzo de creer en lo increíble, acaso podría aceptar los sutras anteriores, pero no el Sutra del loto. Los hombres de la época actual parecen abrazar el Sutra del loto, pero en realidad no creen en él. Y esta es la razón: cuando alguien les asegura que el Sutra del loto es igual al Sutra Mahavairochana, o que es lo mismo que el Sutra de la guirnalda de flores o que el Sutra Amida, esto los deja satisfechos y entonces deciden creer en esa persona. Pero si alguien les dice que el Sutra del loto es completamente distinto de todas las otras enseñanzas, a esa persona no quieren seguir escuchándola; o, si le prestan oídos, no lo hacen pensando que realmente diga la verdad.
Nichiren quiere decir lo siguiente. Ya han transcurrido setecientos años desde que el budismo comenzó a difundirse en el Japón. Durante todo ese tiempo, sólo el gran maestro Dengyo comprendió el Sutra del loto de manera cabal, pero nadie está dispuesto a reconocer este hecho que Nichiren ha venido enseñando. Es tal como afirma el Sutra del loto: «Tampoco sería difícil tomar el monte Sumeru y arrojarlo a lo lejos, hacia las inconmensurables tierras de buda. [...] ¡Pero sí será difícil, indudablemente, predicar este sutra en la época de maldad, cuando el Buda haya entrado en la extinción!».46
Las impactantes declaraciones que estoy formulando concuerdan con el sutra en forma exacta. Pero, como afirma el Sutra del nirvana, predicado para propagar el Sutra del loto, en los tiempos impuros de la última época los que actúen contra la enseñanza correcta serán tantos como las partículas de polvo que integran las tierras de las diez direcciones, mientras que aquellos que practiquen la enseñanza correcta serán tan pocos como los granos de tierra que caben sobre una uña. ¿Qué piensan de esto? ¿Dirían que el pueblo del Japón puede ser apretujado hasta el punto de caber en la superficie de una uña? ¿Dirían que yo, Nichiren, ocupo las diez direcciones? Consideren atentamente esta cuestión.
Durante el régimen de un monarca sabio, prevalece lo que concuerda con la razón. Pero cuando gobierna un hombre necio, lo irrazonable pasa a ser lo habitual. En forma análoga, uno debería entender que cuando aparece un venerable en el mundo, se pone de manifiesto el verdadero significado del Sutra del loto.
En mis observaciones, he venido contraponiendo los primeros sutras con la enseñanza teórica del Sutra del loto; parecería como si las enseñanzas tempranas estuvieran en posición de prevalecer. Pero si, en verdad, estas se impusieran a la enseñanza teórica, ello significaría que Shariputra y las demás personas de los dos vehículos nunca podrían manifestar la iluminación. ¡Y eso sería, realmente, lamentable!
Ahora voy a analizar la segunda enseñanza importante del Sutra del loto.47 El buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, nació en el kalpa de continuación, durante el noveno período de disminución, cuando la longitud de la vida humana ascendía a cien años. Fue nieto del rey Simhahanu e hijo y heredero del rey Shuddhodana. De niño, se lo conoció como el príncipe heredero Siddhartha, o como el bodhisattva Logro de Todas las Metas. A los diecinueve años dejó a su familia, y a los treinta, logró la iluminación. En el sitio donde se iluminó, el Honrado por el Mundo reveló por primera vez la ceremonia del buda Vairochana del Mundo de los Tesoros del Loto, una Tierra de la Recompensa Real, y expuso los diez misterios, las seis formas, la fusión perfecta y recíproca entre todas las cosas, y la sutil y prodigiosa gran enseñanza para lograr de manera inmediata el fruto supremo. En ese momento, los budas de las diez direcciones aparecieron en escena, y todos los bodhisattvas se congregaron como nubes a su alrededor. Dado el lugar donde Shakyamuni predicaba, dada la capacidad de sus interlocutores y la presencia de los budas, y puesto que ese era su primer sermón, ¿había alguna razón por la cual el Buda pudiese haber ocultado o mantenido en reserva la gran doctrina? Por lo tanto, en el Sutra de la guirnalda de flores se afirma: «Desplegó su poder libremente y expuso un sutra de perfección y de plenitud».
La obra, compuesta de sesenta volúmenes, es un sutra de perfección y de plenitud en cada trazo y en cada ideograma. Es comparable a una gema dadora de deseos, que, aun siendo una sola joya, equivale a infinidad de gemas. Pues, en efecto, por sí sola puede hacer que lluevan diez mil tesoros, equivalentes a los tesoros prodigados por diez mil joyas. De la misma manera, un solo ideograma del Sutra de la guirnalda de flores equivale a diez mil caracteres. El pasaje que expone la relación de identidad que hay entre «la mente, el Buda y todos los seres vivos» representa el corazón, no sólo de la escuela Guirnalda de Flores, sino también de las escuelas Características del Dharma, Tres Tratados, Palabra Verdadera y Tendai.
En un sutra así de excelso, ¿cómo podría haber verdades ocultas a los interlocutores? Y sin embargo, el sutra declara que las personas de los dos vehículos y los icchantikas jamás podrán manifestar la Budeidad. Y aquí está el defecto de la piedra preciosa. Además, en tres lugares, el sutra dice que el buda Shakyamuni logró la iluminación por primera vez en este mundo. Así pues, oculta el hecho de que el buda Shakyamuni se iluminó realmente en el remoto pasado, tal como se revela en el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto. Por eso, en verdad, el Sutra de la guirnalda de flores es una gema defectuosa, una luna velada por las nubes, un sol en eclipse. ¡Qué cosa en verdad extraña!
Las enseñanzas de los períodos Agama, Correcto e Igual, y de la Sabiduría, como el Sutra Mahavairochana, son obras espléndidas en la medida en que han sido expuestas por el Buda. Y sin embargo, ni siquiera tienen punto de comparación con el Sutra de la guirnalda de flores. Por eso, ¿cómo suponer que las doctrinas ocultas incluso en este último sutra puedan estar reveladas en aquellas otras enseñanzas? Así, el Sutra agama misceláneo dice que el buda Shakyamuni encontró el Camino por primera vez en esa existencia; el Sutra de la gran compilación afirma: «Han transcurrido dieciséis años desde que El Que Así Llega entró en el Camino por primera vez», y el Sutra Vimalakirti señala: «Por primera vez, el Buda se sentó bajo el árbol bodhi y, mediante su poder, conquistó al demonio». De la misma manera, el Sutra Mahavairochana describe la iluminación del Buda como algo acaecido «hace mucho tiempo, cuando» se sentó «en el sitio de la meditación», y el Sutra de la sabiduría de los reyes benevolentes lo menciona como un incidente ocurrido en el pasado, «veintinueve años atrás».
Difícilmente cause asombro que estos sutras hablen así. Pero hay algo que resulta sorprendente a los ojos y oídos, y es que el Sutra de los infinitos significados también hable de esa manera. En este sutra, el Buda niega las grandes doctrinas, como el concepto del mundo fenoménico creado sólo por la mente —expuesto en el Sutra de la guirnalda de flores—, el concepto de la meditación de la impronta oceánica —establecido en los sutras del período Correcto e Igual—, y el concepto de la no dualidad y la identificación mutua —desarrollado en el Sutra de la sabiduría—, cuando declara: «Todavía no he revelado la verdad». El Sutra de los infinitos significados considera las prácticas enseñadas en los sutras anteriores como desarrollos cuya consumación requiere muchos kalpas. No obstante, el mismo sutra declara: «En el pasado, me senté erguido en el lugar de la meditación durante seis años, bajo el árbol bodhi, y pude adquirir la suprema y perfecta iluminación», usando el mismo tipo de lenguaje que en el Sutra de la guirnalda de flores —el primero que predicó Shakyamuni después de iluminarse— cuando menciona que el Buda obtuvo la iluminación por primera vez en este mundo.
Por extraño que esto pueda parecer, cabe pensar que, como el Sutra de los infinitos significados fue concebido como introducción al Sutra del loto, deliberadamente se abstiene de mencionar las doctrinas que, luego, serían reveladas en el Sutra del loto. Pero cuando nos centramos en este último sutra, vemos que, en las partes en que el Buda analiza de manera abreviada y extensa la sustitución de los tres vehículos por el vehículo único, dice: «El verdadero aspecto de todos los fenómenos sólo puede ser comprendido y compartido por budas»,48 «El Honrado por el Mundo lleva largo tiempo exponiendo sus doctrinas, y ahora es momento de que revele la verdad», y «Descartando honestamente los medios hábiles, [predicaré sólo el Camino insuperable]». Por otro lado, el buda Muchos Tesoros testifica la veracidad de los ocho capítulos49 de la enseñanza teórica, proclamando que todos ellos son auténticos. Así pues, uno supondría que en ellos no hay nada guardado u oculto. Y sin embargo, el Buda oculta el hecho de que adquirió la iluminación incontables kalpas atrás, pues dice: «Al principio, me senté en el lugar de la meditación, y contemplé el árbol y caminé a su alrededor».50 Este, con seguridad, es el hecho más sorprendente de todos.
En el capítulo «Irrumpir de la tierra», de pronto apareció una multitud de bodhisattvas nunca vistos hasta ese momento en los cuarenta y tantos años que el Buda llevaba predicando. Y el Buda dijo: «Les enseñé y los convertí, e hice que buscaran el Camino por primera vez». El bodhisattva Maitreya, intrigado por este anuncio, dijo: «[Honrado por el Mundo], cuando El Que Así Llega era príncipe heredero, te marchaste del palacio de los Shakya y te sentaste en el lugar de la meditación, no lejos de la ciudad de Gaya, donde lograste la iluminación perfecta y suprema. Desde ese entonces, han transcurrido apenas cuarenta años o poco más. Honrado por el Mundo, ¿cómo es posible que en tan corto tiempo hayas llevado a cabo una labor tan grande como buda?».
Para disipar esta duda y esta perplejidad, el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, predicó entonces el capítulo «Duración de la vida». Primero, se refirió a la versión de los hechos presentada en los sutras anteriores y en la enseñanza teórica del Sutra del loto, diciendo: «En todos los mundos, los seres humanos y celestiales, y los asuras creen que el actual buda Shakyamuni, tras abandonar el palacio de los Shakya, se sentó en el lugar de la meditación, no lejos de la ciudad de Gaya, donde logró la iluminación suprema y perfecta». Pero luego, para resolver sus dudas, agregó: «Pero, buenos hombres, han transcurrido inmensurables, ilimitados cientos, miles, decenas de miles, millones, nayutas de kalpas desde que yo, en verdad, logré la Budeidad».
Todas las demás enseñanzas, como el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra de la sabiduría o el Sutra Mahavairochana, además de ocultar que las personas de los dos vehículos realmente pueden manifestar la Budeidad, omiten aclarar que el Buda logró la iluminación hace incontables kalpas. Estos sutras contienen dos defectos. Primero, por enseñar que los diez estados están separados unos de otros, no pasan el nivel de las enseñanzas provisionales ni logran revelar la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, tal como se la expone en la enseñanza teórica del Sutra del loto. En segundo lugar, porque enseñan que el buda Shakyamuni logró la iluminación en este mundo por primera vez, y sólo se refieren a su aspecto provisional, sin revelar lo que destaca la enseñanza esencial: que el Buda se había iluminado incontables kalpas atrás. Estas dos grandes doctrinas representan la esencia de toda la vida de enseñanzas predicadas por el Buda, y son el corazón y la médula de todos los sutras.
El capítulo «Medios hábiles», que pertenece a la enseñanza teórica, expone la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital y esclarece que las personas de los dos vehículos pueden lograr la Budeidad. De esta forma, elimina uno de los dos errores hallados en los sutras anteriores. Pero, así y todo, conserva el aspecto provisional y no logra revelar el aspecto eterno de la iluminación del Buda. Por tal motivo, la verdadera doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital permanece sin aclarar, y tampoco se afirma adecuadamente la iluminación de las personas de los dos vehículos. Estas enseñanzas son como el reflejo de la luna sobre las aguas o como las plantas sin raíces que flotan a la deriva sobre el oleaje.
Con todo, en la enseñanza esencial del Sutra del loto se desploma la creencia de que Shakyamuni logró la iluminación por primera vez en esa existencia, y caen también los efectos de las cuatro enseñanzas. Cuando se demuelen estos efectos, también caen las causas51 de esas cuatro doctrinas. Así pues, se derrumban la causa y el efecto de los diez estados, tal como aparecían expuestos en los sutras anteriores y en la enseñanza teórica del Sutra del loto, y lo que se revela es la causa y el efecto de los diez estados52 según la enseñanza esencial. Esta es la doctrina de la causa original y del efecto original, y revela que los nueve estados se hallan todos presentes en la Budeidad sin comienzo, y que la Budeidad es inherente a los nueve estados sin comienzo. Esta es la verdadera posesión mutua de los diez estados, los cien estados y mil factores, y los verdaderos tres mil aspectos contenidos en cada instante vital.
Cuando analizamos la cuestión desde este ángulo, vemos que el buda Vairochana sentado sobre el pedestal de loto de las diez direcciones, descrito en el Sutra de la guirnalda de flores, el pequeño Shakyamuni mencionado en los Sutras agama53 y los budas provisionales descritos en las enseñanzas del período Correcto e Igual y en el período de la Sabiduría, como el Sutra de la luz dorada, el Sutra Amida y el Sutra Mahavairochana, son sólo reflejos del Buda del capítulo «Duración de la vida». Son como efímeras imágenes de la luna reflejadas en la superficie de las aguas, en estanques grandes y pequeños. Los estudiosos de las diversas corrientes budistas, equivocados sobre [la naturaleza de los budas postulados por] sus propias escuelas y, más fundamentalmente, sin conocer [al Buda de] el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto, confunden el reflejo con la luna real; algunos de ellos incluso se internan en las aguas y tratan de asirla con las manos, y otros hasta pretenden apresarla con una soga. Como afirma T’ien-t’ai: «Nada saben sobre la luna que hay en el cielo, porque tienen la vista posada en la imagen que refleja el estanque».54
Habiendo ponderado este asunto, opino que aunque el Sutra del loto enseña que las personas de los dos vehículos pueden manifestar la Budeidad, esta noción tiende a ser eclipsada por la afirmación opuesta contenida en las enseñanzas anteriores al Sutra del loto. ¡Y lo mismo sucede, en mucho mayor medida, con la doctrina de que el Buda logró la iluminación en el remoto pasado! Pues, en este caso, no es todo el Sutra del loto lo que contradice los sutras anteriores, sino sólo su enseñanza esencial, que entra en contradicción con las enseñanzas previas y con los primeros catorce capítulos de la enseñanza teórica del Sutra del loto. Además, dentro de los últimos catorce capítulos de la enseñanza esencial, salvo «Irrumpir de la Tierra» y «Duración de la vida», todos los restantes siguen conservando la idea de que el Buda logró la iluminación por primera vez en esa existencia.
Los cuarenta volúmenes del Sutra Mahaparinirvana, predicados por el Buda en el bosquecillo de árboles sal justo antes de morir, y también los demás sutras del Mahayana —salvo el Sutra del loto— no contienen una sola palabra [sobre el hecho de que el Buda logró la iluminación en el remoto pasado]. Afirman que el cuerpo del Dharma del Buda no tiene comienzo ni fin, pero no revelan la verdadera naturaleza de los otros dos cuerpos: el de la recompensa y el cuerpo manifiesto.55 Entonces, ¿cómo esperar que las personas descarten el inmenso conjunto de escritos representados por los sutras anteriores del Mahayana, el Sutra del nirvana y gran parte de las enseñanzas teórica y esencial del Sutra del loto, para, en cambio, depositar su fe sólo en los dos capítulos «Irrumpir de la tierra» y «Duración de la vida»?
Si examinamos los orígenes de la escuela Características del Dharma, vemos que novecientos años después del fallecimiento del Buda en la India, vivió un gran estudioso conocido como el bodhisattva Asanga. De noche, ascendía a la corte interior del cielo de Tushita, donde se presentaba ante el bodhisattva Maitreya y resolvía sus dudas concernientes a las enseñanzas sagradas predicadas por el Buda durante su existencia. De día, trabajaba para propagar las doctrinas de Características del Dharma en el estado de Ayodhya.56 Entre sus discípulos se contaron muchos estudiosos notables, como Vasubandhu, Dharmapala, Nanda y Shilabhadra.57 El rey Shiladitya, gran soberano, inclinaba la cabeza en reverencia frente a él, y el pueblo de las cinco regiones de la India, habiendo abandonado su arrogancia, se reconocía seguidor de sus enseñanzas.
El maestro del Tripitaka Hsüan-tsang, de la China, viajó a la India, donde pasó diecisiete años recorriendo más de ciento treinta estados del país. Rechazó todas las otras enseñanzas del budismo, y sólo llevó de regreso a la China las doctrinas de la escuela Características del Dharma, que obsequió al sabio soberano, el emperador T’ai-tsung. Hsüan-tsang contó entre sus discípulos a hombres como Shen-fang, Chia-shang, P’u-kuang y K’uei-chi. Predicó sus enseñanzas en el templo Ta-tz’u-en-ssu y las propagó en más de trescientos sesenta distritos de la China.
En el reinado del emperador Kotoku, trigésimo séptimo emperador del Japón, Doji, Dosho y otros sacerdotes viajaron a la China y estudiaron estas doctrinas. A su regreso, las predicaron en el templo Yamashina-dera.58 De esta forma, la escuela Características del Dharma llegó a ser considerada la corriente budista más prominente de las tres tierras de la India, la China y el Japón.
De acuerdo con esta escuela, en todas las enseñanzas del Buda, desde el Sutra de la guirnalda de flores —el primero en predicarse— hasta el Sutra del loto y el Sutra del nirvana —expuestos en último término—, se deja claro que los seres animados sin la naturaleza de la iluminación y los que están destinados a los dos vehículos jamás podrán llegar a ser budas. El Buda, afirman, jamás contradice sus propias palabras. Por lo tanto, si alguna vez declaró que estas personas nunca podrían manifestar la Budeidad, entonces aunque el sol y la luna cayeran sobre la tierra, o aunque la gran tierra volteara sobre sí misma, esa declaración nunca sería alterada. En los sutras anteriores, se decía que los seres animados desprovistos de la naturaleza de la iluminación y los que estaban destinados a los dos vehículos eran incapaces de manifestar la Budeidad. Por ende, aquellos concluyen que ni siquiera el Sutra del loto o el Sutra del nirvana afirman que tales personas puedan lograr el estado de Buda.
«Cierren los ojos y consideren la cuestión —tornaron a decir los miembros de la escuela Características del Dharma—. Si, en verdad, en el Sutra del loto y en el Sutra del nirvana se hubiera dicho con claridad que los que no poseían la naturaleza innata de la iluminación y las personas destinadas a los dos vehículos realmente podían lograr la Budeidad, ¿por qué grandes eruditos como Asanga y Vasubandhu, o grandes maestros del Tripitaka como Hsüan-tsang y Tz’u-en no advirtieron ese hecho? ¿Por qué no lo mencionaron en sus propios escritos? ¿Por qué no aceptaron la creencia y la transmitieron a las épocas posteriores? ¿Por qué Asanga no interrogó al bodhisattva Maitreya acerca de este punto? Personas como usted, Nichiren, afirman basar sus palabras en el texto del Sutra del loto, pero en realidad están aceptando las nociones tergiversadas de hombres como T’ien-t’ai, Miao-lo y Dengyo, e interpretando el texto del sutra desde la óptica de las enseñanzas de estos últimos. Por eso, ustedes afirman que el Sutra del loto es tan distinto de los sutras anteriores como el fuego lo es del agua».
Y también están las escuelas Guirnalda de Flores y Palabra Verdadera, de un nivel incomparablemente más alto que el de las escuelas Características del Dharma y Tres Tratados. Según estas afirman, la doctrina sobre la iluminación de las personas de los dos vehículos y la doctrina sobre la iluminación del Buda en el remoto pasado no sólo existen en el Sutra del loto, sino también en el Sutra de la guirnalda de flores y en el Sutra Mahavairochana.
De acuerdo con estas escuelas, los patriarcas Tu-shun, Chih-yen, Fa-tsang y Ch’eng-kuan, de la escuela Guirnalda de Flores, y los maestros Shan-wu-wei, Chin-kang-chih y Pu-k’ung, de la escuela Palabra Verdadera, fueron mucho más eminentes que T’ien-t’ai o Dengyo. Además, sostienen que las enseñanzas de Shan-wu-wei descienden en línea ininterrumpida de Mahavairochana El Que Así Llega. ¿Cómo podrían estar errados hombres como él, que son manifestaciones del Buda?, se preguntan. Señalan la cita del Sutra de la guirnalda de flores que dice: «Algunas personas perciben que han transcurrido inconmensurables kalpas desde que Shakyamuni ingresó en el Camino del Buda» o el pasaje del Sutra Mahavairochana que dice: «Yo [el buda Mahavairochana] soy la fuente y el comienzo de todas las cosas». ¿Por qué, se preguntan, alguien diría que el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto es el único que expone la doctrina de que Shakyamuni logró la iluminación hace un tiempo muy lejano? Quienes dicen esto son como sapos en el fondo del estanque, que nunca han visto el ancho mar, o como montañeses que no saben lo que es la capital.
«¡La gente como usted sólo contempla el capítulo “Duración de la vida” e ignora todo sobre el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra Mahavairochana y las demás enseñanzas! —dicen—. ¿Piensa que en la India y en la China, y en Silla y Paekche [Corea], las personas creen que estas dos doctrinas sólo se limitan al Sutra del loto?».
Como hemos visto, el Sutra del loto, que fue enseñado durante ocho años, es muy distinto de los demás sutras predicados antes, durante más de cuarenta años. Si uno tuviese que escoger entre ambos, con todo derecho debería elegir el Sutra del loto que fue predicado después; y sin embargo, las enseñanzas anteriores en muchos sentidos parecen tener mayor peso.
Mientras el Buda aún vivía, ya había razones suficientes para escoger el Sutra del loto. Pero en el tiempo transcurrido desde que murió, los maestros y estudiosos, en muchos casos, mostraron predilección por los sutras anteriores. Por un lado, el Sutra del loto es difícil de creer; por el otro, con la llegada de la última época, los sabios y venerables fueron desapareciendo en la misma medida en que aumentaron las personas dominadas por la ilusión. La gente es proclive a cometer errores incluso en las cuestiones más superficiales y mundanas, ¿cómo entonces no va a equivocarse con respecto a las profundas enseñanzas budistas que conducen a la iluminación?
Vatsa y Vaipulya59 fueron inteligentes y perspicaces, pero confundieron los sutras del Hinayana con los del Mahayana. Vimalamitra y Madhava fueron muy sagaces por naturaleza, pero no pudieron diferenciar correctamente las enseñanzas provisionales y la verdadera enseñanza. Estos hombres vivieron durante el período de mil años conocido como Primer Día de la Ley, no lejos de la época en que vivió el Buda, y en su mismo país, la India. Y sin embargo, como hemos visto, se equivocaron. ¡Cómo no esperar que se confundan las personas en la China y el Japón, países que se encuentran lejos de la India y donde se hablan idiomas distintos!
En esta época, los seres humanos se han vuelto cada vez más obtusos y el término de su vida se ha ido acortando progresivamente;60 los venenos de la codicia, el odio y la estupidez siguen multiplicándose. Ha pasado mucho tiempo desde la muerte del Buda, y es común que se malinterpreten las escrituras budistas. En esta época, ¿quién posee la sabiduría necesaria para interpretarlas de manera correcta?
Así pues, el Buda predijo en el Sutra del nirvana que, en el Último Día de la Ley, los que respeten la enseñanza correcta serán tan pocos como las partículas de tierra que caben sobre una uña, mientras que aquellos que actúen contra ella serán tan numerosos como el polvo de todas las tierras de las diez direcciones.
Según un pasaje del Sutra de la declinación de la Ley, los que denigren la enseñanza correcta serán numerosos como los granos de arena del Ganges, pero aquellos que la respeten serán apenas uno o dos guijarros. Aunque pasen quinientos o mil años, será difícil hallar una sola persona que crea en la enseñanza correcta. Los que caigan en los malos caminos a causa de delitos seculares serán, numéricamente, insignificantes como las partículas de polvo que caben en una uña, pero aquellos que caigan en los malos caminos por infringir la Ley budista serán como las partículas de polvo que forman las tierras de las diez direcciones. Y los que caerán en los malos caminos no serán tanto los laicos, como los monjes; ni serán tanto las mujeres laicas, como las monjas.
Aquí Nichiren plantea lo siguiente: ya han transcurrido más de doscientos años desde que el mundo ingresó en el Último Día de la Ley. Nací en una tierra lejana, pero, además, soy un plebeyo de clase baja, y un sacerdote de humilde aspecto y formación. Sujeto a nacer una y otra vez en los seis caminos, puede que a veces haya sido un gran gobernante del mundo humano o del mundo celestial, y que haya inclinado a las multitudes según mi voluntad, así como un vendaval doblega las ramas de los árboles pequeños. Y sin embargo, ni siquiera en esas ocasiones pude llegar a ser un buda.
Estudié los sutras del Hinayana y del Mahayana, primero como practicante común sin ningún tipo de entendimiento, y luego ascendiendo gradualmente hasta ocupar la posición de un gran bodhisattva. Durante un kalpa, dos kalpas, incontables kalpas, me consagré a las prácticas de bodhisattva, hasta que estuve a punto de alcanzar el nivel del cual no se retrocede. Así y todo, me vi arrastrado por la influencia potente y sobrecogedora del mal, y nunca llegué a manifestar la Budeidad. No sé si formé parte del tercer grupo61 de los que no pudieron aceptar la fe cuando los hijos del buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal predicaron el Sutra del loto y, luego, tampoco pudieron lograr la Budeidad en los tiempos del buda Shakyamuni; tampoco sé si, ante la duda, me he apartado de las enseñanzas que escuché hace kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios y, por esa razón, debí renacer en esta época.
Mientras uno practica las enseñanzas del Sutra del loto, es posible que deba remontar toda clase de dificultades, ocasionadas por las influencias malignas de la vida mundana o por la persecución de los gobernantes, de la gente no budista o de los seguidores de sutras del Hinayana. No obstante, puede que uno se encuentre con personas como Tao-ch’o, Shan-tao o Honen, sacerdotes que han dado la impresión de conocer al dedillo las enseñanzas de los sutras provisionales y del Mahayana verdadero, pero que, en realidad, se dejaron poseer por la función demoníaca. Esta clase de hombres parecen elogiar el Sutra del loto enfáticamente, cuando, en realidad, desprecian la capacidad de comprensión de la gente común; alegan que sus principios son muy profundos, mientras que el entendimiento humano es ínfimo.62 Desorientan a los demás diciendo que «ni una sola persona ha logrado jamás la Budeidad» mediante ese sutra, o que «ni una sola persona en mil»63 podría ser salvada por dicha enseñanza. Así pues, a lo largo de incontables existencias, los hombres se dejan engañar tantas veces como granos de arena hay en el Ganges, hasta que [abandonan la fe en el Sutra del loto y] descienden a las enseñanzas del Mahayana provisional, para luego abandonarlas también y descender a las enseñanzas del Hinayana y, por último, descartar también estas y llegar hasta las enseñanzas y escrituras de las doctrinas no budistas. Entiendo perfectamente de qué manera las personas, por esta vía, se han dejado caer en los malos caminos.
Yo, Nichiren, soy la única persona en todo el Japón que lo comprende. Pero si digo una sola palabra al respecto, con toda seguridad seré censurado por mis padres, hermanos y maestros, y el gobernante del país tomará medidas contra mí.64 Por otro lado, sé muy bien que si no digo lo que debo, estaré actuando sin benevolencia. He ponderado qué rumbo tomar en vista de lo que enseñan el Sutra del loto y el Sutra del nirvana. Si callo, tal vez esquive la persecución en esta existencia, pero en mi próxima vida sin falta caeré en el infierno del sufrimiento incesante. Si hablo, tengo plena conciencia de que me espera la lucha contra los tres obstáculos y los cuatro demonios. Pero, de los dos caminos, es seguro que habré de escoger el último.
Con todo, si ante la persecución del soberano mi determinación llegara a flaquear, lo mejor sería que directamente no hablara. Mientras pensaba en esta cuestión, recordé las enseñanzas del capítulo «La Torre de los Tesoros» sobre los seis actos difíciles y los nueve actos fáciles. Las personas como yo, de escasa fortaleza, igual podrían levantar el monte Sumeru y arrojarlo por el aire; las personas como yo, de nulos poderes sobrenaturales, igual podrían cargar un fardo de paja a las espaldas y no quemarse en medio del fuego que estallará a fines del kalpa de declinación;65 las personas como yo, carentes de sabiduría, igual podrían leer y memorizar tantos sutras como los granos de arena que hay en el Ganges. Pero estos actos no son arduos, nos dice el sutra, cuando se los compara con la dificultad de creer en una sola frase o estrofa del Sutra del loto durante el Último Día de la Ley. Así y todo, juré mantener el deseo potente e inquebrantable de salvar a todos los seres, sin jamás flaquear en mis esfuerzos.
Ya han transcurrido más de veinte años desde que comencé a proclamar mis doctrinas. Día tras día, mes tras mes, año tras año, me he visto sujeto a persecuciones incesantes. Los trastornos y las hostilidades menores han sido tantos que superan toda cuenta, pero las persecuciones importantes han sido cuatro. De esas cuatro, dos fueron perpetradas por los gobernantes del país.66 La más reciente casi me ha costado la vida. Y además, mis discípulos, mis seguidores laicos, y hasta aquellos que apenas habían escuchado mis enseñanzas se vieron sometidos a graves castigos, y tratados como si fuesen culpables de traición.
En el cuarto volumen del Sutra del loto leemos: «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!».67 En el segundo volumen se afirma: «Si esta persona actuara contra un sutra como este, o si al ver a los que leen, recitan, copian y proclaman este sutra, los despreciara, odiara, envidiara o tratara con rencor...».68 Y en el quinto volumen se dice: «[El Sutra del loto] provocará mucha hostilidad en el mundo y será difícil creer en él».69 También señala: «Habrá muchas personas ignorantes que nos maldecirán y hablarán mal de nosotros»,70 y «se dirigirán a los gobernantes, sumos ministros, brahmanes y jefes de familia, así como a otros monjes, para calumniarnos y hablar mal de nosotros, y difamarnos así: “¡Estos son hombres de ideas perversas, que predican doctrinas no budistas!”». En el mismo volumen también se lee: «Una y otra vez, seremos expulsados»,71 y [en el séptimo volumen dice:] «Algunos en el grupo tomaron palos de madera, o piedras y lajas, y lo azotaron y apedrearon».72
El Sutra del nirvana consigna: «En ese momento, hubo incontables personas no budistas que conspiraron y, en grupo, fueron a ver a Ajatashatru, rey de Magadha, a quien le dijeron: “En este momento hay un hombre de perversidad incomparable, un monje llamado Gautama. [...] Toda clase de malas personas, con la esperanza de recibir beneficios y limosnas, han ido en busca de él y se han convertido en sus seguidores. Estas gentes no practican el bien; en cambio, emplean el poder de la magia y utilizan conjuros para seducir a hombres como Mahakashyapa, Shariputra y Maudgalyayana”».
T’ien-t’ai afirma: «Será mucho peor en el futuro, porque los principios [del Sutra del loto] son muy difíciles de enseñar».73 Miao-lo dice: «“Odio” se refiere a aquellos que aún no se han liberado de los impedimentos; “celos” se aplica a los que no pueden sentir placer al escuchar la doctrina».74 Los maestros de las tres escuelas del sur y de las siete escuelas del norte de la China, así como los muchos otros estudiosos de dicho país trataron a T’ien-t’ai con resentimiento y animosidad. Así pues, Tokuitsu expresó: «Veamos, Chih-i, ¿de quién eres discípulo? ¡Con una lengua de menos de diez centímetros, calumnias las enseñanzas predicadas por la larga y ancha lengua del Buda, capaz de cubrirle incluso el rostro!».75
En el Tung-ch’un leemos: «Pregunta: Mientras el Buda vivió en este mundo, hubo muchos que sintieron celos y resentimiento hacia él. Pero en la época posterior a su muerte, cuando alguien predica el Sutra [del loto], ¿por qué son tantos los que se le oponen? Respuesta: Se dice que el buen remedio tiene sabor amargo. Este sutra, que es como un remedio excelente, disipa los apegos a los cinco vehículos y establece el único principio supremo. Amonesta a las personas comunes y censura a los venerables; niega el Mahayana [provisional] y refuta el Hinayana. Habla de los demonios celestiales como si fueran insectos ponzoñosos y llama funciones demoníacas a los no budistas.76 Censura a los que se aferran a las enseñanzas del Hinayana, diciendo que son gente mezquina y empobrecida, y cuestiona el valor de los bodhisattvas diciendo que son principiantes en el saber. Por tal motivo, los demonios celestiales odian escuchar este sutra, los no budistas consideran que ofende sus oídos, las personas de los dos vehículos se muestran azoradas y los bodhisattvas huyen despavoridos. Por eso, todas estas personas tratan de poner impedimentos [al practicante del Sutra del loto]. El Buda no decía sandeces cuando afirmó que abundarían el odio y los celos».
La obra Clarificación de los preceptos señala: «Los supervisores sacerdotales [de la capital, Nara] dicen en sus informes al trono: “Así como en la tierra situada al oeste de la China vivió un brahmán llamado Elocuencia Demoníaca, ahora en esta tierra oriental del Japón hay un monje de cabeza rapada que profiere hábiles palabras. Los espíritus malignos, de manera invisible, incitan a estas personas a engañar y confundir al mundo”. Yo [Dengyo] respondo a estos cargos diciendo: “Tal como en la dinastía Ch’i de la China tuvimos noticias del arrogante supervisor sacerdotal Hui-kuang, ahora, en nuestro propio país, vemos aparecer a estos seis supervisores.77 ¡Cuán cierto fue [el vaticinio expresado en] el Sutra del loto, advirtiendo que después de su muerte la situación sería muchísimo peor!”».
En Principios sobresalientes del «Sutra del loto» se afirma: «Hablando de la época, [la propagación de la verdadera enseñanza empezará] cuando termine el Día Medio de la Ley y se inicie el Último Día. Con respecto a la tierra, ella comenzará en un lugar situado al este de T’ang y al oeste de Katsu. Y en relación con la gente, se propagará entre personas manchadas por las cinco impurezas, que vivirán en una época de conflictos. El sutra dice: “Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!”. Hay buenas razones que fundamentan esta declaración».
Cuando a un niño se lo cauteriza con moxa para tratarlo de alguna dolencia, es seguro que reacciona enojándose con su madre; cuando a alguien gravemente enfermo se le administra un buen medicamento, se queja sin falta de su amargo sabor. Las quejas acerca del Sutra del loto son muy parecidas, e incluso ya lo eran durante los tiempos del Buda. ¡Cuánto más acérrima es la oposición después de su muerte, en especial en los días Medio y Último Día de la Ley, y en un país lejano como el Japón! Así como las montañas se depositan sobre montañas, y las olas secundan a las olas, las persecuciones se suceden unas a otras y las críticas se suman a las críticas.
Durante el Día Medio de la Ley, un solo hombre, T’ien-t’ai, comprendió y expuso el Sutra del loto y las demás enseñanzas. Las demás autoridades budistas del norte y del sur de la China lo odiaron por esta razón, pero dos venerables monarcas de las dinastías Ch’en y Sui le concedieron audiencias para que pudiera establecer la rectitud de sus ideas debatiendo con sus oponentes. Y con el tiempo, ya no tuvo opositores. A fines del Día Medio de la Ley, un solo hombre, Dengyo, captó la esencia del Sutra del loto y de los demás sutras tal como el Buda los había expuesto. Los siete templos principales de Nara se alzaron contra él, pero dos soberanos sabios, el emperador Kammu y el emperador Saga, se ocuparon personalmente de investigar las ideas de ambas partes, establecieron cuál de las dos era correcta, y a partir de entonces no hubo más problemas.
Ahora, han pasado más de doscientos años desde que comenzó el Último Día de la Ley. El Buda predijo que las condiciones serían mucho peores después de su muerte; vemos estos portentos en las peleas y reyertas que se producen en la actualidad porque prevalecen doctrinas irrazonables. Como prueba de que estamos viviendo en una época corrupta, yo no fui citado para mantener un debate doctrinal con mis adversarios, sino enviado al destierro y expuesto al peligro de perder la vida.
En lo que respecta a entender el Sutra del loto, sólo tengo una ínfima parte de la capacidad inmensa que tuvieron T’ien-t’ai y Dengyo. Pero en cuanto a mi capacidad de resistir persecuciones y a la magnitud de mi amor compasivo por los demás, creo que T’ien-t’ai y Dengyo me respetarían profundamente. [Como devoto del Sutra del loto] estoy convencido de que las deidades me brindarán su protección, aun cuando no vea la menor señal de que esto ocurra y, por el contrario, sea sometido a escarmientos cada vez más severos. En vista de ello, ¿será que, después de todo, no soy un devoto del Sutra del loto como creía? ¿O será que los dioses celestiales y las deidades benevolentes se han marchado de esta tierra del Japón? Es algo que me deja perplejo...
Pero entonces recuerdo la estrofa de veinte versos del capítulo «Aliento a la devoción», que aparece en el quinto volumen del Sutra del loto.78 Si yo, Nichiren, no hubiera nacido en esta tierra del Japón, las palabras del Honrado por el Mundo referidas a tales persecuciones habrían sido un gran embuste, y los ochocientos mil millones de nayutas de bodhisattvas habrían sido culpables de la misma falta que cometió Devadatta: mentir y descarriar a los demás.
El sutra dice: «Habrá muchas personas ignorantes que nos maldecirán y hablarán mal de nosotros, y nos atacarán con palos y espadas, con piedras y lajas».79 Miren a su alrededor y vean el mundo en que vivimos: ¿hay algún otro sacerdote, además de Nichiren, que esté siendo insultado y calumniado por causa del Sutra del loto o atacado con palos y espadas? Si no fuera por Nichiren, la profecía expresada en esta estrofa del sutra sería una mentira consumada.
En el mismo pasaje se anuncia: «En esa época corrupta, habrá monjes de sabiduría perversa y de corazón malvado, aduladores y deshonestos»,80 y «predicarán la Ley a laicos de túnicas blancas y serán respetados y venerados por el mundo como si fuesen arhats dueños de los seis poderes trascendentales».81 Así que, si no fuera por los sacerdotes de las escuelas Nembutsu, Zen y Preceptos de nuestra época actual, el Honrado por el Mundo sería un gran mentiroso.
La frase expresa, además: «En medio de la gran multitud [...], se dirigirán a los gobernantes, sumos ministros, brahmanes y jefes de familia [...] [para calumniarnos y hablar mal de nosotros]». Si los sacerdotes de la época actual no me difamaran ante las autoridades y no hicieran que estas me condenaran al exilio, este pasaje del sutra no se habría cumplido.
«Una y otra vez, seremos expulsados», afirma el sutra. Pero si Nichiren no hubiera sido desterrado una y otra vez por causa del Sutra del loto, ¿qué habrían significado las palabras, «una y otra vez»? Ni T’ien-t’ai ni Dengyo pudieron cumplir esta predicción representada por las palabras «una y otra vez», para no hablar siquiera del resto de la gente. Pero como yo he nacido a comienzos del Último Día de la Ley, que es la «época de miedo y de maldad» descrita en el sutra, sólo yo he podido vivir tales palabras.
Al igual que en otros ejemplos de profecías cumplidas, según se lee en el Sutra de los sucesores del Buda, el Honrado por el Mundo manifestó que cien años después de su muerte aparecería un gobernante llamado Ashoka el Grande. En el Sutra Maya, dijo que seiscientos años después de su muerte, aparecería al sur de la India un hombre conocido como el bodhisattva Nagarjuna. Y en el Sutra de la gran benevolencia, vaticinó que sesenta años después de su muerte, un hombre llamado Madhyantika establecería su base en el palacio del dragón. Todas estas profecías se han cumplido. A decir verdad, si así no hubiera sido, ¿quién creería en las enseñanzas del Buda?
Así pues, el Buda decidió el momento [en que debería aparecer el devoto del Sutra del loto] y dijo que sería «una época de miedo y de maldad», «la última época futura», «la última época futura, cuando la Ley estará a punto de perecer» y «el último período de quinientos años», tal como dan cuenta las dos versiones chinas del Sutra del loto: el Sutra del loto de la Ley correcta y el Sutra del loto de la Ley prodigiosa.82 Si en ese período no aparecieran los tres enemigos poderosos predichos en el Sutra del loto, ¿quién creería en las palabras del Buda? De no ser por Nichiren, ¿quién habría cumplido las profecías del Buda referidas al devoto del Sutra del loto? Las tres escuelas de la China meridional y las siete escuelas de la China septentrional, junto con los siete templos principales de Nara, fueron enemigos del Sutra del loto en el Día Medio de la Ley. ¿Acaso los sacerdotes de las escuelas Zen, Preceptos y Nembutsu en la época actual esperan salvarse de esa misma calificación?
Con este cuerpo que poseo, he cumplido las predicciones del sutra. Cuanto más me atacan las autoridades del gobierno, mayor es mi deleite. Por ejemplo, hay ciertos bodhisattvas del Hinayana, aún no liberados de la ilusión, que a través de su propio juramento benevolente adoptan un karma negativo. Si ven que su padre y su madre han caído en el infierno y están sufriendo muchísimo, deliberadamente crean el karma apropiado con la esperanza de poder caer también en el infierno y compartir los sufrimientos de sus padres asumiéndolos como propios. Así pues, para estas personas, el sufrimiento es una alegría. Lo mismo ocurre conmigo [con respecto al cumplimiento de las predicciones]. Aunque en este momento tengo que enfrentar pruebas casi imposibles de soportar, me inunda el júbilo de sólo pensar que, en el futuro, podré dejar de nacer en los malos caminos.
Y sin embargo, la gente duda de mí y hasta yo me cuestiono a mí mismo. ¿Por qué las deidades no me ayudan? Las funciones celestiales y las demás deidades guardianas han hecho su juramento ante el Buda. Aun cuando el devoto del Sutra del loto fuese simio y no hombre, aquellas deberían tratarlo como devoto y apresurarse a cumplir el juramento expresado ante el Buda. Pero el hecho de que no lo estén haciendo ¿significa que no soy un devoto del Sutra del loto? Dicha duda yace en la raíz de este trabajo que me encuentro escribiendo. Y como es la preocupación más importante de toda mi vida, volveré a plantearla aquí una y otra vez, y a recalcarla más que nunca, antes de intentar responderla.
El príncipe Chi-cha, en su fuero interno, había prometido dar al señor de Hsü la valiosa espada real que portaba. Por lo tanto, [cuando supo que el señor de Hsü había fallecido], depositó la espada en su tumba.83 Wang Shou, habiendo bebido el agua de un río, arrojó una moneda de oro al lecho fluvial como paga.84 Hung Yen, al ver que su señor había sido asesinado, se abrió el vientre e introdujo allí el hígado de su amo antes de morir. Fueron, todos, hombres sabios que supieron cómo saldar las deudas de gratitud. ¡Cuánto más lo habrán sido, entonces, grandes venerables como Shariputra y Mahakashyapa, que observaron todos y cada uno de los doscientos cincuenta preceptos y de las tres mil reglas de conducta, y que se separaron de los tres mundos habiendo cercenado las ilusiones del pensamiento y del deseo! Merecerían ser los líderes de Brahma, Shakra y otras deidades celestiales, y los ojos de todos los seres vivientes. Durante los primeros cuarenta y tantos años de prédica del Buda, estos hombres fueron objeto de rechazo y de discriminación, con la advertencia de que nunca podrían manifestar la Budeidad. Pero cuando probaron el remedio de la inmortalidad contenido en el Sutra del loto, fueron como semillas quemadas que germinan, como una roca hecha añicos que vuelve a unirse o como un árbol marchito que vuelve a dar flor y fruto. En el Sutra del loto se reveló que ellos, después de todo, llegarían a manifestar la Budeidad, aunque todavía debiesen pasar por las ocho fases de la existencia de un buda. ¿Cómo, entonces, podrían no hacer nada por saldar la profunda deuda de gratitud que han contraído con el sutra? Pues si no lo hicieran, demostrarían ser inferiores a los sabios que antes he mencionado, y, de hecho, serían simples animales, incapaces de comprender lo que es una deuda de gratitud.
La tortuga salvada por Mao Pao no olvidó retribuir la bondad recibida en el pasado.85 El gran pez del estanque K’un-ming, para recompensar al hombre que le había salvado la vida, le obsequió una gema reluciente en mitad de la noche.86 Hasta estas criaturas entendieron cómo saldar una deuda de gratitud. ¿Por qué no lo harían hombres que fueron grandes venerables?
El honorable Ananda fue el segundo hijo varón del rey Dronodana; el honorable Rahula fue nieto del rey Shuddhodana. Ambos nacieron en familias muy distinguidas y llegaron a ser arhats. Sin embargo, se afirmó que ninguno de los dos podría manifestar el estado de Buda. Y no obstante, durante los ocho años de asamblea en el Pico del Águila [durante los cuales se predicó el Sutra del loto], se reveló que ellos llegarían a ser budas y que sus nombres serían El Que Así Llega Sabiduría del Mar y de la Montaña [Rey del Poder Ilimitado] y El Que Así Llega Posado sobre las Flores de los Siete Tesoros. Sus familias pudieron haber sido muy distinguidas, y es cierto que ambos fueron grandes venerables, pero de no haber sido por la revelación del Sutra del loto, ¿quién los habría respetado?
El rey Chieh de la dinastía Hsia y el rey Chou de la dinastía Yin dirigieron un ejército de diez mil carros de guerra y tuvieron en sus manos la lealtad de todos los habitantes de sus reinos. Pero como gobernaron despóticamente y provocaron la ruina de sus propias dinastías, la gente hoy habla de Chieh y de Chou como los epítomes de la maldad humana.87 Hasta un hombre de humilde condición o un leproso se sentirían ofendidos ante el insulto que supone ser comparado con Chieh o con Chou.
Si no hubiese sido por el Sutra del loto, ¿quién habría oído hablar de los mil doscientos discípulos que escucharon la voz88 y de los incontables otros seguidores que escucharon la voz [y pudieron manifestar la Budeidad mediante el sutra, y] quién habría prestado atención a sus voces? Nadie habría leído los sutras budistas compilados por los mil discípulos que escuchaban la voz,89 ni existirían pinturas o tallas que los representen y que sean objetos de veneración. Si estos arhats hoy son venerados y seguidos, es exclusivamente gracias al poder del Sutra del loto. Si se apartasen del Sutra del loto, serían como peces lejos del agua, como monos sin árboles, como niños sin el pecho materno, como súbditos sin soberano. ¿Cómo podrían, entonces, abandonar al devoto del Sutra del loto?
Mediante los sutras anteriores al Sutra del loto, los que escuchaban la voz adquirieron el ojo celestial y el ojo de la sabiduría, además de los ojos físicos. Mediante el Sutra del loto, obtuvieron el ojo del Dharma y el ojo del Buda.90 Su vista puede atravesar cualquiera de los mundos de las diez direcciones. ¿Cómo, entonces, podrían no verme a mí, al devoto del Sutra del loto, aquí en medio del mundo saha? Nunca ocurrirá que me abandonen, mientras yo mantenga la fe en el Sutra del loto y siga actuando como su devoto, aun cuando acaso sea una mala persona y haya dicho una o dos palabras en contra de ellos, aunque haya maldecido o difamado a los que escuchan la voz durante un año o dos, durante un kalpa o dos, durante cien, mil, diez mil o un millón de kalpas, aunque los amenazara con palos o espadas.
Un hijo es capaz de maldecir a sus padres, ¿pero acaso estos lo abandonarían por ese motivo? Las crías del búho se comen a la propia madre; sin embargo, ella no las abandona. La bestia conocida como hakei mata a su padre, pero este no hace nada por impedirlo. Si hasta los animales se comportan de este modo, ¿por qué grandes venerables abandonarían al devoto del Sutra del loto?
Los cuatro grandes discípulos que escuchaban la voz, en el pasaje que expresa su comprensión, proclamaron: «Ahora, en verdad, hemos llegado a ser discípulos que escuchamos la voz, pues tomaremos la voz del Camino del Buda y haremos que todos la oigan. Ahora hemos llegado a ser verdaderos arhats, pues realmente merecemos recibir ofrendas en cualquier parte, entre seres celestiales y humanos, entre demonios y Brahmas de los diversos mundos. El Honrado por el Mundo, en su gran amor compasivo, se vale de algo extraordinario, con su piedad y bondad nos enseña y convierte, y nos brinda beneficios. ¿Quién podría retribuirle jamás, ni siquiera en incontables millones de kalpas? Aunque le ofrezcamos nuestras manos y pies, inclinemos nuestra cabeza en respetuoso gesto de sumisión y entreguemos toda suerte de ofrendas, ninguno de nosotros podría jamás llegar a retribuirle. Aunque lo alcemos y carguemos sobre nuestras cabezas, aunque lo llevemos en andas sobre los hombros, aunque durante kalpas numerosos como los granos de arena del Ganges lo reverenciemos de todo corazón, aunque vengamos con finos manjares, con incontables ropas alhajadas, con mantas y edredones, con clases diversas de pócimas y remedios, con sándalo “cabeza de buey” y toda clase de gemas exóticas, aunque construyamos torres en su memoria y cubramos el suelo con túnicas tachonadas de joyas, aunque hiciéramos todo esto a guisa de ofrenda, durante kalpas cuantiosos como los granos de arena del Ganges, así y todo, jamás saldaríamos nuestra deuda con él».91
En los diversos sutras expuestos durante el período temprano de prédica del Buda —que han sido comparados con los primeros cuatro sabores—, los que escuchaban la voz fueron, muchas veces, descritos en posición de recibir insultos y de sufrir escarnio ante la gran asamblea de seres humanos y celestiales. Así pues, sabemos que los gemidos y llantos del honorable Mahakashyapa resonaron en el gran sistema planetario;92 que la conmoción del honorable Subhuti fue tal que estuvo a punto de marcharse y dejar la escudilla de ofrendas93 que llevaba consigo; que Shariputra escupió la comida que estaba masticando,94 y que Purna fue denostado por ser de los que ponen inmundicias en una vasija preciosa.95
Cuando el Honrado por el Mundo se hallaba en el Parque de los Ciervos, exaltó los Sutras agama y urgió a sus discípulos a confiar en los doscientos cincuenta preceptos como maestro, elogiando con fervor a quienes lo hacían. Pero, como hemos visto, antes de que pasara mucho tiempo cambió de parecer y tornó a denostar a esos mismos hombres. Entonces —uno tendría que decir—, el Buda fue culpable de hacer dos declaraciones distintas y completamente contradictorias entre sí.
Por ejemplo, en una ocasión el Honrado por el Mundo maldijo a Devadatta con estas palabras: «¡Eres un idiota que lame los escupitajos ajenos!».
Devadatta sintió como si le hubieran clavado una flecha ponzoñosa en el pecho y, montando en cólera, exclamó: «¡Gautama no es ningún buda! Yo soy hijo mayor del rey Dronodana, hermano mayor del honorable Ananda, y pariente de Gautama. Más allá de todas las maldades que pueda haber cometido, si quisiera amonestarme debería hacerlo en privado. Pero denunciar mis faltas públicamente y de manera tan escandalosa, frente a esta gran asamblea de seres humanos y celestiales, ¿es la forma correcta de proceder de alguien que pretende ser un gran hombre o un buda? Ya en el pasado demostró ser mi enemigo cuando me robó la mujer con quien planeaba casarme,96 y ahora, en este encuentro de hoy, vuelve a mostrar que es mi adversario. ¡A partir de este día, lo consideraré mi archienemigo de por vida, en existencia tras existencia, durante todas las eras por venir!».97
Cuando nos detenemos a considerar este asunto, vemos que algunos de los grandes discípulos que escuchaban la voz provenían de familias brahmánicas, no budistas, o bien lideraban diversas órdenes no budistas, y eran hombres que, habiendo convertido a reyes a la enseñanza que predicaban, gozaban de prestigio entre sus seguidores. Otros eran de nobles familias o dueños de grandes fortunas. Pero todos abandonaron sus posiciones de privilegio en la vida, arriaron los estandartes de su orgullo, se despojaron de las ropas que llevaban en su vida civil y se envolvieron el cuerpo en las túnicas bastas y mal teñidas de los monjes budistas. Se desprendieron de sus matamoscas blancos, de sus arcos y flechas, y tomaron como única posesión una escudilla de limosnas; y entonces, ya pordioseros y mendigos, siguieron al Honrado por el Mundo. No tenían morada donde guarecerse de la lluvia y de los vientos, y apenas sustentaban su existencia con algo de comida y se cubrían con escasa vestimenta. Además, todos los habitantes de las cinco regiones y de los cuatro mares de la India eran discípulos o seguidores laicos de enseñanzas no budistas, así que el mismo Buda, en nueve ocasiones, se vio obligado a sufrir grandes penurias.
Por ejemplo, Devadatta le arrojó un inmenso peñasco, y el rey Ajatashatru soltó un elefante embriagado directo hacia él. Al no recibir limosnas del rey Agnidatta, el Buda debió alimentarse con forraje para caballos, y en una ciudad practicante del brahmanismo, le ofrecieron un potaje de arroz putrefacto. Además, la hija de un brahmán llamada Chincha se ató una escudilla al vientre y anunció que estaba esperando un hijo de él.98
Como es obvio, los discípulos del Buda también se vieron obligados a sufrir frecuentes penalidades. Así pues, incontables miembros del clan Shakya fueron asesinados por el rey Virudhaka, y diez millones de seguidores del Buda murieron pisoteados por estampidas de elefantes ebrios enviadas a propósito. A la monja Utpalavarna la mató Devadatta; el honorable Kalodayin fue enterrado en excremento de caballo, y el honorable Maudgalyayana murió apaleado por miembros de un grupo brahmánico conocido como Bastón de Bambú.99 Además, los seguidores de los seis maestros no budistas se aliaron para difamar al Buda ante el rey Ajatashatru y el rey Prasenajit, diciendo: «Gautama es el hombre más malvado de toda la tierra de Jambudvipa. Donde él anda, se desatan sin falta las tres calamidades y los siete desastres. Así como los muchos ríos confluyen en el gran mar y como los bosques se apiñan sobre las grandes montañas, así hay multitudes de malas personas que se congregan en torno a Gautama. Por ejemplo, hombres como Mahakashyapa, Shariputra, Maudgalyayana y Subhuti. Todos los que nacen con forma humana deberían dar prioridad al amor filial y al sentimiento de lealtad hacia el soberano. Pero estos hombres han sido tan engañados por Gautama que desdeñan las lecciones aprendidas de sus padres, abandonan a sus familias y, desafiando las órdenes reales, se marchan a vivir a los bosques de montaña. Habría que expulsarlos del país. Justamente, por permitirles quedarse así, el sol, la luna y las estrellas manifiestan un comportamiento errático, y muchas cosas extrañas ocurren en la tierra».100
Los que escuchaban la voz no sabían ya de qué manera seguir tolerando esas persecuciones. Pero, como si no bastara con lo que ya estaban padeciendo, [el mismo Buda salió a denostarlos]. Así que seguir al Buda empezó a tornarse algo cada vez más difícil para ellos. De tanto en tanto, tenían que escuchar que él los condenaba reiteradamente frente a multitudes de seres humanos y celestiales; sin saber cómo reaccionar, su confusión era cada vez mayor.
Y además de todo esto, tuvieron que vérselas con la mayor de todas las adversidades, revelada en el Sutra Vimalakirti [cuando el Buda se dirigió a los que escuchaban la voz y dijo:] «Quienes os dan ofrendas no están cultivando ningún campo de buena fortuna. Los que os dan ofrendas caerán en los tres malos caminos». Estas palabras fueron pronunciadas cuando el Buda se encontraba en el Jardín de Ambapali.101 Allí, en inmensa muchedumbre se habían congregado Brahma, Shakra, las deidades del Sol y de la Luna, los cuatro reyes celestiales y las deidades celestiales de los tres mundos, los dioses terrenales, las deidades dragonas y otros seres, numerosos como los granos de arena del Ganges, para escuchar decir al Buda: «Los seres humanos y celestiales que den ofrendas a Subhuti y a los demás monjes caerán en los tres malos caminos». Después de escuchar tal admonición, ¿qué ser humano o celestial daría limosnas a los discípulos que escuchaban la voz? En realidad, parecía casi como si el Buda con sus palabras tratara adrede de infligir la muerte a los que practicaban los dos vehículos. Seguramente, al ver el comportamiento del Buda, las personas más sensatas de la asamblea tomaron distancia. Así y todo, los que escuchaban la voz pudieron obtener una mínima y magra porción de las ofrendas entregadas al Buda, suficiente para mantenerse con vida.
Cuando considero esta cuestión, se me ocurre que, si el Buda hubiese fallecido después de predicar los diversos sutras expuestos durante los primeros cuarenta y tantos años de su enseñanza, y si no hubiera vivido lo suficiente para exponer el Sutra del loto en los ocho años posteriores, ¿quién, entonces, habría dado ofrendas a aquellos honorables? Habrían tenido que vivir en el reino de las entidades hambrientas.
Pero, al cabo de cuarenta años de estar predicando sutras diversos, finalmente fue como si irrumpiera el brillante sol primaveral y derritiese la gélida escarcha, o como si un vendaval se llevara las gotas de rocío de infinitas briznas de hierba. Con una sola sentencia, en un instante, el Buda arrasó con todas sus declaraciones anteriores, cuando dijo: «Todavía no he revelado la verdad». Como un fuerte viento que dispersa las oscuras nubes, como la luna llena en el inmenso cielo, como el Sol que brilla en el firmamento azul, proclamó: «El Honrado por el Mundo lleva largo tiempo exponiendo sus doctrinas, y ahora es momento de que revele la verdad». Con el esplendor del sol o el brillo de la luna, así se reveló en el Sutra del loto que Shariputra llegaría a ser El Que Así Llega Fulgor de Flor y que Mahakashyapa sería El Que Así Llega Brillo de Luz. Gracias al Sutra del loto —fénix de las escrituras y espejo que refleja las enseñanzas—, después de la muerte del Buda los que escuchaban la voz pudieron ser respetados por los seguidores humanos y celestiales del budismo con el mismo respeto deparado al Buda.
Si el agua es transparente, sin falta reflejará la luna. Si el viento sopla, sin falta los árboles y la hierba se inclinarán a su paso. Si hay un devoto del Sutra del loto, sin falta los venerables y los que escuchan la voz, acudirán a su lado, aunque deban caminar entre las llamas o atravesar la piedra. Aunque Mahakashyapa estuviera absorto en una profunda meditación, jamás ignoraría las circunstancias.102 ¿Por qué, entonces, no hace nada ante esta situación? Mi perplejidad es absoluta. ¿Acaso no estamos en el último período de quinientos años? ¿Debo pensar que la profecía referida a la amplia propagación del Sutra del loto es un total disparate?103 ¿Entonces Nichiren no es el devoto del Sutra del loto? ¿Entonces los que escuchan la voz están protegiendo a las personas que atacan el Sutra del loto diciendo que es una simple enseñanza escrita y que hacen circular grandes mentiras sobre lo que, para ellos, es una «transmisión especial»?104 ¿Están amparando a los que instan a «descartarlo, cerrarlo, ignorarlo y abandonarlo»105 y proponen cerrar las puertas a la enseñanza del Sutra del loto o desechar sus pergaminos, y provocan la ruina de los templos dedicados a la práctica del sutra? Las diversas deidades celestiales juraron ante el Buda proteger al devoto del Sutra del loto, pero ahora que ven la ferocidad y la magnitud de las persecuciones de esta época impura, ¿acaso han desistido y no piensan venir? El sol y la luna siguen en el firmamento; el monte Sumeru no se ha desplomado. Las mareas oceánicas siguen subiendo y bajando puntualmente, y las cuatro estaciones continúan sucediéndose en su orden habitual. ¿Por qué, entonces, no hay señales de protección para el devoto del Sutra del loto? Nunca mis dudas han sido tan profundas...
En los sutras expuestos antes que el Sutra del loto, el Buda aparece prediciendo que, en el futuro, lograrán la Budeidad varios grandes bodhisattvas y seres humanos y celestiales. Pero intentar comprender estas predicciones es como tratar de apresar la luna sobre el agua, como creer que la imagen reflejada es el objeto real: tiene la misma forma y el mismo color; lo que no tiene es su realidad. De la misma manera, el Buda parecería estar haciendo gala de una profunda consideración hacia tales predicciones; sólo que, en realidad, la cortesía es mínima.
Cuando el Honrado por el Mundo manifestó por primera vez la iluminación, aun antes de empezar a predicar, más de sesenta grandes bodhisattvas —como Sabiduría del Dharma, Bosque de Méritos, Estandarte de Diamante y Acervo de Diamantes— llegaron desde muchas tierras de buda en las diez direcciones y se presentaron ante el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas. Allí, a pedido de los bodhisattvas Jefe Sabio, Luna de Liberación y otros, predicaron las doctrinas de los diez niveles de seguridad, los diez niveles de la práctica, los diez niveles de devoción y los diez niveles de desarrollo, entre otros.106 Las doctrinas postuladas por estos grandes bodhisattvas no fueron las que aprendieron del buda Shakyamuni. En ese momento, Brahma y otras deidades de los mundos de las diez direcciones se congregaron y predicaron diversas enseñanzas, pero no las que habían aprendido de Shakyamuni.
Estos grandes bodhisattvas, deidades, dragones y otros seres que aparecieron en la asamblea descrita en el Sutra de la guirnalda de flores habían vivido en una «emancipación inconcebible»107 desde antes de que el buda Shakyamuni comenzara a predicar. Tal vez hayan sido discípulos de Shakyamuni antes, cuando este llevó a cabo sus prácticas de bodhisattva en existencias anteriores, o quizá lo hayan sido de budas precedentes, en los mundos de las diez direcciones. Sea como fuere, lo cierto es que no habían sido discípulos del Shakyamuni que logró la iluminación por primera vez en esa existencia [en la India] y que expuso toda una vida de enseñanzas.
El Buda incorporó discípulos sólo cuando estableció las cuatro enseñanzas, en los períodos Agama, Correcto e Igual, y de la Sabiduría. Y aunque estas fueron doctrinas predicadas por el Buda en persona, ninguna de ellas llegó a expresar la verdadera intención del Buda. ¿Por qué digo todo esto? Porque las enseñanzas específica y perfecta, tal como figuran en los sutras del período Correcto e Igual y del período de la Sabiduría, no difieren en significado de las enseñanzas específica y perfecta que aparecen en el Sutra de la guirnalda de flores. Las enseñanzas específica y perfecta de este sutra no son las enseñanzas específica y perfecta del buda Shakyamuni; son las enseñanzas específica y perfecta de Sabiduría del Dharma y de los demás grandes bodhisattvas antes mencionados. Estos, a los ojos de la gente, dan la impresión de haber sido discípulos del buda Shakyamuni, pero, en rigor de verdad, sería más correcto decir que fueron sus maestros. El Honrado por el Mundo escuchó la prédica de estos bodhisattvas y, luego de adquirir sabiduría y comprensión, procedió a establecer las enseñanzas específica y perfecta de los sutras del período Correcto e Igual, y del período de la Sabiduría. Pero, en esencia, ninguna de estas difiere de las enseñanzas específica y perfecta del Sutra de la guirnalda de flores.
Sabemos, por lo tanto, que estos grandes bodhisattvas fueron maestros de Shakyamuni. Se los menciona en el Sutra de la guirnalda de flores, en donde se los llama «buenos amigos». Cuando dice que alguien es su «buen amigo», está diciendo que no se trata de su maestro ni de su discípulo. La enseñanza conocida como Tripitaka y la enseñanza de conexión son derivaciones de las enseñanzas específica y perfecta. Cualquiera que comprenda estas últimas invariablemente entenderá también la enseñanza del Tripitaka y la de conexión.
Maestro es alguien que enseña a sus discípulos cosas que estos antes ignoraban. Por ejemplo, en las épocas anteriores al Buda, los seres celestiales y humanos, y los seguidores del brahmanismo habían sido discípulos de las dos deidades108 y de los tres ascetas. Aunque sus doctrinas se ramificaron para dar origen a noventa y cinco escuelas diferentes, estas no superaron nunca el nivel conceptual de los tres ascetas. Shakyamuni, señor de las enseñanzas, también estudió tales doctrinas y, durante un tiempo, fue discípulo de los maestros brahmánicos. Pero, tras pasar doce años realizando diversas prácticas arduas y cómodas,109 llegó a comprender los principios del sufrimiento, el vacío, la transitoriedad y el no yo. Por ende, dejó de considerarse discípulo de las enseñanzas brahmánicas y, en cambio, se proclamó dueño de una sabiduría que no había sido adquirida de ningún maestro. Así pues, con el tiempo, los seres humanos y celestiales llegaron a considerarlo un gran maestro.
De tal forma, es evidente que durante el período de prédica de los cuatro primeros sabores, Shakyamuni, señor de las enseñanzas, fue discípulo de Sabiduría del Dharma y de otros grandes bodhisattvas. Del mismo modo, fue el noveno discípulo del bodhisattva Manjushri.110 Por esta misma razón, el Buda, en los primeros sutras, reiteradamente declara: «Nunca prediqué una sola palabra».
Cuando el buda Shakyamuni tenía setenta y dos años, estando en el Pico del Águila, en el reino de Magadha, predicó el Sutra de los infinitos significados. En ese momento, negó todos los sutras expuestos durante los más de cuarenta años transcurridos hasta entonces, y negó también todas las enseñanzas parciales derivadas de dichos sutras diciendo: «En estos más de cuarenta años, todavía no he revelado la verdad». En ese momento, los grandes bodhisattvas y los diversos seres humanos y celestiales se apresuraron a implorar al Buda que revelara la doctrina verdadera. De hecho, en el Sutra de los infinitos significados hizo una única declaración que pareció sugerir la doctrina verdadera,111 pero no la desarrolló. Fue como el instante en que la luna se dispone a asomar: sigue oculta tras las colinas del Levante, y aunque su resplandor empieza a aclarar las montañas del Poniente, los hombres no alcanzamos a ver todavía su silueta.
En el capítulo «Medios hábiles» del Sutra del loto, en la parte que revela de manera concisa la sustitución de los tres vehículos por el vehículo único, el Buda explicó brevemente el concepto de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, la doctrina que había tenido en mente con miras a la revelación final. Pero como era la primera vez que tocaba ese tópico, sólo fue comprendido de manera difusa, como la primera nota que canta el cuclillo y que la persona aún dormida apenas escucha a la distancia, o como la luna que aparece sobre el borde de las montañas, aún velada por un manto de finas nubes. Shariputra y los otros, atónitos, convocaron a los seres celestiales, deidades dragonas y grandes bodhisattvas y, suplicando ser instruidos, manifestaron: «Los seres celestiales, dragones, funciones y otras criaturas, numerosas como los granos de arena del Ganges, los bodhisattvas ávidos de llegar a ser budas, que, en número de ochenta mil, sumaban una nutrida fuerza, y los reyes que hacen girar la rueda, provenientes de diez mil millones de tierras, todos juntan las palmas de sus manos y, con reverente actitud, ansían escuchar la enseñanza perfectamente dotada».112
El pasaje indica que ellos pidieron escuchar una doctrina nunca antes conocida en los más de cuarenta años transcurridos hasta entonces; una doctrina diferente de los cuatro sabores y de las tres enseñanzas. Con respecto a la parte que dice «ansían escuchar la enseñanza perfectamente dotada», hay que reparar en algo que comenta el Sutra del nirvana: «Sad113 indica lo perfectamente dotado». En Profundo significado de los cuatro tratados del Mahayana se explica: «Sad denota “seis”. En la India, el número seis implica lo perfectamente dotado». En su comentario, Chi-tsang escribe: «Sad se traduce como “perfectamente dotado”».114 En el octavo volumen de su Profundo significado del «Sutra del loto», T’ien-t’ai observa: «Sad es una palabra sánscrita que se traduce como myo o “prodigioso”». El bodhisattva Nagarjuna, en el corazón de su Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría, de mil volúmenes, comenta: «Sad significa “seis”».
En el linaje del Buda, Nagarjuna fue el decimotercer sucesor, y fundador de escuelas como Palabra Verdadera, Guirnalda de Flores y otras; también un gran venerable del primer nivel de desarrollo, cuya verdadera identidad correspondió a la de El Que Así Llega Rey de la Libertad como las Nubes del Dharma.
Los ideogramas Myoho-renge-kyo son chinos. En la India, al Sutra del loto se lo denomina Saddharma-pundarika-sutra. El siguiente es el mantra referido a la esencia del Sutra del loto, compuesto por el maestro del Tripitaka Shan-wu-wei:
namah samanta-buddhanam
om a a am ah
sarva-buddha-jna-sakshebhyah
gagana-sambhavalakshani
saddharma-pundarika-sutra
jah hum bam hoh vajrarakshaman
hum svaha
¡Alabados sean todos los budas! ¡Y Los Que Así Llegan con sus tres cuerpos! Abre la puerta a la sabiduría y la visión de todos los budas, muéstramelas, haz que tome conciencia de ellas y que en ellas penetre, ¡tú, que eres como el espacio y que te has liberado de la forma! ¡Ah, Sutra del loto blanco de la Ley correcta! ¡Haz que entre en ti, que, dentro de ti, pueda estar en todas partes, que en ti habite y que en ti me deleite. ¡Ah, Adamantino Protector! ¡Ah, sutra vacío, libre de aspectos y libre de deseos!115
Este mantra, que expresa el corazón del Sutra del loto, fue hallado en una torre de hierro, al sur de la India.116 En este mantra, saddharma significa «Ley correcta». Sad significa «correcto», y «correcto»
equivale a myo [prodigioso]; myo equivale a correcto.
Por eso, hablamos del Sutra del loto de la Ley correcta y del Sutra del loto de la Ley prodigiosa. Y cuando los dos ideogramas namu se anteponen a Myoho-renge-kyo, o Sutra del loto de la Ley prodigiosa, obtenemos la fórmula Nam-myoho-renge-kyo.117
Myo se refiere a lo perfectamente dotado. «Seis» alude a los seis paramitas, que representan la totalidad de las diez mil prácticas. Cuando la gente pide escuchar la enseñanza sobre lo perfectamente dotado, está preguntando cómo puede adquirir esa naturaleza perfectamente dotada de los seis paramitas y de las diez mil prácticas de los bodhisattvas. En la frase «perfectamente dotado», lo dotado se refiere a la posesión mutua de los diez estados, mientras que lo perfecto significa que cualquiera de los estados contiene a los demás, porque existe la posesión mutua de los diez estados, y esto, en sí, es «perfecto». El Sutra del loto es una sola obra, que consta de ocho volúmenes, veintiocho capítulos y 69.384 ideogramas. Todos y cada uno de ellos está dotado del ideograma myo, cada uno es un buda que posee los treinta y dos rasgos, y las ochenta características. Cada uno de los diez estados manifiesta su propia Budeidad. Como escribe Miao-lo: «Ya que hasta la Budeidad se encuentra en todos los seres vivos, por supuesto que los demás estados también están presentes».118
El Buda respondió a la petición de sus interlocutores diciendo que «los budas, los Honrados por el Mundo, desean abrir el portal de la sabiduría de Buda a todos los seres vivos».119 El término «todos los seres vivos», en este caso, se refiere a Shariputra y también a los icchantikas, las personas de incredulidad incorregible. Además, se aplica a los nueve estados. Así pues, el Buda cumplió sus palabras: «Los seres vivos son innumerables. Yo quiero salvarlos a todos»,120 cuando declara: «Al principio, formulé un juramento, con la esperanza de hacer que todas las personas fuesen iguales a mí, sin que hubiese distinción alguna entre nosotros, y lo que ansiaba desde hacía tanto tiempo ahora se ha cumplido».
Todos los grandes bodhisattvas, seres celestiales y demás criaturas, cuando terminaron de escuchar la doctrina del Buda y la comprendieron, dijeron: «Desde el pasado, muchas veces escuchamos predicar al Honrado por el Mundo, pero nunca antes habíamos escuchado esta Ley profunda, prodigiosa y superior».121
El gran maestro Dengyo comenta: «”Desde el pasado, muchas veces escuchamos predicar al Honrado por el Mundo” se refiere al hecho de que lo habían oído predicar las grandes doctrinas del Sutra de la guirnalda de flores y de otros sutras, en las épocas anteriores a la prédica del Sutra del loto. “Nunca antes habíamos escuchado esta Ley profunda, prodigiosa y superior” significa que nunca habían oído la enseñanza del vehículo único de la Budeidad, postulada en el Sutra del loto».122
O sea, entendieron que ninguno de los sutras anteriores del Mahayana, numerosos como los granos de arena del Ganges, entre los cuales se cuentan las enseñanzas de los períodos Guirnalda de Flores, Correcto e Igual, y de la Sabiduría —como el Sutra de los profundos secretos y el Sutra Mahavairochana— había esclarecido jamás el gran principio de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, núcleo de todas las enseñanzas expuestas por el Buda a lo largo de su vida. Y entendieron que tampoco habían aclarado la médula y la raíz de tales enseñanzas: la doctrina de que las personas de los dos vehículos podían manifestar la Budeidad, y la doctrina de que el Buda había obtenido la iluminación en el remoto pasado.