Nota de los editores.

- Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho

10 de febrero de 2024

Tomo 1 - La refutación de los actos contra la Ley y la erradicación de las faltas



He leído su carta con detenimiento. También en el pasado, cuando fui desterrado a la provincia de Izu por causa del Sutra del loto, mi corazón se llenó de regocijo. Aunque supongo que, al oírme hablar así, la gente pensará que soy poco modesto.

Si, desde el pasado sin comienzo, yo hubiera cometido alguna falta por causa del Sutra del loto, ya sea con sincera devoción o sin ella, ¿habría nacido en esta existencia como un simple mortal común? [Por lo tanto, cuando me condenaron al exilio,] aunque al principio me sentí abatido, luego también me alegré al ver que todo esto ocurría en razón del Sutra del loto. Pues pensé que de esa forma podría erradicar, aun módicamente, las faltas de mis existencias anteriores. Sin embargo, las diversas ofensas que se conocen como diez malas acciones; las cuatro, seis y ocho faltas graves y las diez grandes transgresiones; las cinco faltas1 que nos condenan al infierno del sufrimiento incesante; las acciones contra la enseñanza correcta y la incredulidad incorregible que se han venido acumulando desde el pasado sin comienzo han de ser todas ellas más altas que una inmensa montaña y han de llegar más profundo que el ancho mar.

En lo que concierne a las cinco faltas capitales, es suficiente cometer una sola de ellas para que uno se condene al infierno del sufrimiento incesante por el término de un kalpa entero. Un kalpa es el tiempo que demora la duración de la vida humana en disminuir de ochenta mil a sólo diez años, decreciendo al ritmo de un año cada cien, y en volver a aumentar hasta alcanzar los ochenta mil años al mismo ritmo.2 El que asesina a sus padres caerá en el infierno del sufrimiento incesante y sobrellevará su terrible aflicción sin un momento de respiro durante ese prolongado tiempo. Con respecto a la persona que actúa contra el Sutra del loto, aunque no lo haga con serio propósito, si muestra la menor animosidad, si desprecia el sutra aun en son de broma o si desdeña, ya no al sutra, sino a los que obran en su nombre, la enseñanza dice que esa persona caerá en el infierno del sufrimiento incesante durante una sucesión interminable de kalpas como los que he descrito.

Los que maldijeron y golpearon al bodhisattva Jamás Despreciar inicialmente desplegaron este tipo de animosidad, pero luego creyeron en él y decidieron seguirlo; lo trataron con admiración y gran respeto, lo honraron como las deidades celestiales honrarían al señor Shakra, y lo contemplaron con asombro reverencial, como se contempla el sol y la luna. A pesar de ello, la grave falta de su conducta inicial fue difícil de extinguir, de modo que se vieron condenados a p.458padecer en el gran infierno Avichi durante mil kalpas, y fueron abandonados por los tres tesoros durante doscientos millones de kalpas.

Si uno tuviese que comparar [la retribución de] las cinco faltas capitales y de los actos contra la Ley con la enfermedad, las cinco faltas capitales serían como la insolación, cuyos efectos aparecen en forma repentina. Por otro lado, los actos contra la Ley son como la lepra blanca, que al principio parece una afección leve, pero va cobrando gravedad a medida que pasa el tiempo. Los que denigran la Ley, en la mayoría de los casos, renacen en el infierno del sufrimiento incesante o, en contadas ocasiones, en alguno de los seis caminos. Pero si nacen en el estado de los seres humanos, dice el sutra, sufrirán pobreza, baja posición social, lepra blanca y otros padecimientos.

Cuando sostengo el bruñido espejo del Sutra del loto ante mí, todo se torna claro como el cristal; no puede haber dudas de que, en mis existencias anteriores, fui culpable de denigrar la Ley. Si en mi existencia actual no erradico esa falta, ¿cómo podré en el futuro escapar de los dolores del infierno?

¿Cómo podría agrupar las muchas y graves faltas que vine acumulando a lo largo de las eras, desde el remotísimo pasado, y erradicarlas en mi existencia actual para ahorrarme grandes penurias en el futuro? Cuando analizo esta pregunta, se me ocurre que ahora, en esta época, en cada provincia de la nación, abundan las personas detractoras de la Ley. Es más, el gobernante de este país es el perpetrador más notorio de este tipo de falta. Si en una época como esta no expurgo mis graves ofensas, ¿cuándo pienso hacerlo, entonces?

Si yo, Nichiren, insignificante como soy, me lanzara a recorrer el Japón denunciando estas malas acciones, los innumerables integrantes de las cuatro clases de budistas, seguidores de doctrinas erróneas, se unirían al instante para calumniarme en masa. En ese momento, el gobernante de la nación, aliado con sacerdotes que denigran la Ley, tornaría a odiarme e intentaría decapitarme, o me enviaría al destierro. Y si esta clase de hechos se repitiera una y otra vez, las graves faltas que he venido acumulando a lo largo de innumerables kalpas se extinguirían en el término de una sola existencia. Tal fue, entonces, el gran plan que concebí y que ahora está desarrollándose sin el menor desvío. De tal suerte, cuando me veo sentenciado al destierro, sólo puedo sentir que mis deseos se cumplen.

No obstante, como soy un simple ser humano, en ocasiones me he sentido proclive a lamentar el camino escogido. Pero si incluso a mí me perturban tales sentimientos, ¡cuánto más inquieta habrá de sentirse una mujer como su esposa, ignorante de las circunstancias referidas a esta cuestión! Las personas como usted y ella no tienen pleno conocimiento de las enseñanzas budistas. Me aflige pensar que, tal vez, estén arrepentidos de haber seguido a Nichiren. Y sin embargo, en contra de todo lo esperado, sé que la fe de ambos es más firme que nunca y que se dedican a ella incluso más que yo, lo cual no es nada fácil. Me pregunto si el buda Shakyamuni no habrá entrado en sus corazones... Es tan honda mi emoción, que apenas puedo contener las lágrimas.

El gran maestro Miao-lo afirma en su comentario (Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”», volumen siete): «Por lo tanto, sabemos que si uno puede escuchar la Ley, aunque sea un instante, y abrazar la fe en ella después de escucharla, es gracias a las semillas plantadas en existencias anteriores». También dice (en Comentario sobre «Gran concentración e introspección», volumen dos): «Ya que nací a fines del Día Medio de la Ley, he podido p.459contemplar estas palabras veraces del sutra. Pero para el que no ha plantado la causa mística en una existencia anterior, ellas son realmente difíciles de hallar».

Durante sus primeros cuarenta y tantos años de enseñanza, el buda Shakyamuni mantuvo en secreto los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo. Pero, además, guardó silencio con respecto a ellos cuando predicó los primeros catorce capítulos del Sutra del loto, que representan la enseñanza teórica. Sólo cuando expuso el capítulo «Duración de la vida» habló en forma abierta sobre los dos ideogramas de renge, que [representan los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo e] indican el verdadero efecto y la verdadera causa.3 El Buda no encomendó estos cinco ideogramas a ManjushriSabio UniversalMaitreyaRey de la Medicina u otros de su grupo. En cambio, convocó desde la gran Tierra de la Luz Tranquila a los bodhisattvas Prácticas SuperioresPrácticas IlimitadasPrácticas Puras y Prácticas Consolidadas, y a sus seguidores, y a ellos les transfirió los cinco ideogramas.

Lo que tuvo lugar en ese momento no fue una ceremonia ordinaria. Muchos Tesoros El Que Así Llega, que vive en el Mundo de la Pureza de los Tesoros, se presentó sentado en una torre que irrumpió de la tierra, adornada con siete clases de tesorosShakyamuni purificó cuatrocientos diez mil millones de nayutas de mundos, además de este gran sistema planetario, plantó en ellos hileras de árboles alhajados de quinientos yojanas de altura, separados entre sí por la distancia de un tiro de flecha; emplazó bajo cada árbol enjoyado un sitial de león de cinco yojanas y sentó en estos tronos a todos los budas procedentes de las diez direcciones, que eran sus manifestaciones corpóreas.

En ese momento, Shakyamuni El Que Así Llega se quitó la túnica manchada, abrió la Torre de los Tesoros y tomó asiento al lado de Muchos Tesoros El Que Así Llega. Fue como si el sol y la luna hubiesen aparecido en el cielo azul, uno al lado del otro, o como si el rey celestial Shakra y el rey Nacido de la Coronilla4 hubiesen podido sentarse juntos en el Salón de la Buena LeyManjushri y los demás bodhisattvas de este mundo, y Percibir los Sonidos del Mundo y los demás bodhisattvas de los otros mundos, se reunieron en un espacio abierto a través de las diez direcciones, como la miríada de estrellas que colman la bóveda celeste.

En ese momento y en ese lugar, se dieron cita los grandes bodhisattvas —⁠como Sabiduría del DharmaBosque de Méritos, Estandarte de Diamantes y Acervo de Diamantes⁠— numerosos como las partículas de tierra que forman los mundos de las diez direcciones, que se habían congregado en los siete lugares y en las ocho asambleas del Sutra de la guirnalda de flores5 y eran discípulos del buda Vairochana, sentado en el pedestal de loto de los mundos de las diez direcciones; también los budas y bodhisattvas que se habían reunido como nubes en la Gran Cámara de los Tesoros, cuando se predicaron los sutras del período Correcto e Igual; asimismo, SubhutiShakra y los mil budas que se habían congregado para escuchar los Sutras de la sabiduría; los cuatro budas y los cuatro bodhisattvas,6 incluidos entre los nueve honorables que estaban en el loto de ocho pétalos del Sutra Mahavairochana; los treinta y siete honorables7 del Sutra de la corona de diamantes; y los budas y bodhisattvas del reino de los fenómenos de las diez direcciones, que iban a reunirse en la ciudad de Kushinagara para escuchar el Sutra del nirvana. Todos estos personajes fueron reconocidos por ManjushriMaitreya y los otros miembros del grupo, que se pusieron a dialogar con ellos. Esto hace pensar que los grandes bodhisattvas, como Manjushri y p.460Maitreya, estaban acostumbrados a su presencia.

En tales circunstancias, irrumpieron de la tierra los cuatro bodhisattvas. Y al quedar junto a estos cuatro, el bodhisattva Manjushri —⁠cuyas enseñanzas heredó Shakyamuni El Que Así Llega en noveno lugar,8 y a quien se considera madre de los budas de las tres existencias⁠—9 y el bodhisattva Maitreya —⁠quien sucedería al buda Shakyamuni tras su próxima reencarnación⁠—, parecieron totalmente insignificantes. Y su aspecto fue el de humildes montañeses en compañía de nobles y de altos ministros, o el de simios y monos sentados junto a leones.

El buda Shakyamuni, habiendo convocado a los cuatro bodhisattvas, les confió los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo. Y esta transferencia tampoco fue un asunto corriente, pues el Buda manifestó por primera vez diez poderes sobrenaturales. Cuando extendió su larga y ancha lengua hacia arriba, y llegó hasta el límite del mundo de la forma, todos los demás budas hicieron lo mismo, de tal suerte que las lenguas de los budas se extendieron en el aire por encima de los cuatrocientos diez mil millones de nayutas de mundos, como si cien, mil, diez mil o un millón de arcos iris rojos colmasen el firmamento. ¡Qué espectáculo portentoso!

De esta forma, el Buda desplegó el prodigio de sus diez poderes sobrenaturales y, en lo que se conoce como la transmisión de la esencia del sutra, extrajo el corazón del Sutra del loto y lo transfirió a los cuatro bodhisattvas. Los exhortó con fervor a que, después de su muerte, se lo otorgaran a todos los seres vivos de las diez direcciones. Luego, volvió a manifestar otro poder sobrenatural,10 y confió este sutra y las demás enseñanzas sagradas expuestas durante su vida a Manjushri y a los demás bodhisattvas de este y de otros mundos, a los practicantes de los dos vehículos y a los seres celestiales y humanos, deidades dragonas y demás entidades.

Estos cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo no fueron encomendados ni siquiera a Mahakashyapa, a Shariputra o a otros discípulos, aun cuando estos hombres habían asistido al Buda desde el comienzo, tan estrechamente como la sombra sigue al cuerpo.

Pero, al margen de esta cuestión, ¿por qué el Buda rehusó confiárselos a bodhisattvas como Manjushri y Maitreya? Parece inverosímil que los haya rechazado, aun en el supuesto caso de que la capacidad de ellos resultara insuficiente. En verdad, este asunto tiene varios aspectos enigmáticos. Pero lo cierto es que los bodhisattvas de otros mundos fueron rechazados porque su vínculo con este mundo era leve; en otros casos, aunque los bodhisattvas eran de este mundo saha, sólo habían entablado un lazo reciente con este mundo; a su vez, algunos de ellos fueron excluidos del ofrecimiento porque, aun siendo discípulos del Buda, no habían sido sus seguidores cuando aquel albergó por primera vez el deseo de iluminarse y obtuvo la Budeidad en el remoto pasado. En fin, de todos aquellos que habían sido sus discípulos durante los cuarenta y tantos años anteriores a la prédica del Sutra del loto, o durante la prédica de la enseñanza teórica —⁠los primeros catorce capítulos del Sutra del loto⁠—, no hubo uno sólo que pudiera llamarse discípulo original. Vemos en el sutra que únicamente esos cuatro bodhisattvas habían sido discípulos de Shakyamuni, señor de las enseñanzas, desde hacía kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios; y jamás siguieron a ningún otro buda ni solicitaron que se los instruyera en las enseñanzas teórica y esencial, desde el momento en que aquel aspiró a la iluminación y logró alcanzarla por primera vez.

p.461Así pues, T’ien-t’ai afirma: «La gran asamblea presenció este juramento, que sólo hicieron los Bodhisattvas de la Tierra».11 También señala: «[El Buda dijo sobre los Bodhisattvas de la Tierra] “Estos son mis discípulos, destinados a propagar mi Ley”».12 Miao-lo dice: «Los hijos propagan la Ley del padre».13 Y Tao-hsien afirma: «La Ley allí corporificada [en el Sutra del loto] es la Ley que había sido comprendida en el pasado, incontables kalpas atrás; por lo tanto, fue confiada a personas que habían sido discípulos del Buda desde el pasado, incontables kalpas atrás».14 En conclusión, los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo fueron confiados a dichos cuatro bodhisattvas.

No obstante, después de la muerte del Buda, durante los mil años del Primer Día de la Ley, los mil años del Día Medio de la Ley y los doscientos años o más transcurridos desde el principio del Último Día de la Ley, estos cuatro bodhisattvas no han aparecido ni una sola vez en ninguna otra parte de la India, la China, el Japón u otro lugar de Jambudvipa. ¿Cuál es la causa?

Aunque al bodhisattva Manjushri no se le había confiado en forma específica la enseñanza de Myoho-renge-kyo, él permaneció en este mundo cuatrocientos cincuenta años tras la muerte del Buda para difundir los sutras del Mahayana; y aun en eras posteriores, de tanto en tanto, descendió del monte Fragante o del monte Claro y Fresco con la forma física de un monje eminente, a fin de propagar las enseñanzas budistas.15 El bodhisattva Rey de la Medicina adoptó la forma del gran maestro T’ien-t’ai; el bodhisattva Percibir los Sonidos del Mundo renació como el gran maestro Nan-yüeh,16 y el bodhisattva Maitreya, como Fu Ta-shih.17 Además, Mahakashyapa y Ananda se dedicaron a propagar las enseñanzas del Buda después de su muerte; el primero durante veinte años, y el segundo, durante cuarenta. Y sin embargo, en todo ese tiempo no aparecieron los herederos legítimos del Buda, a quienes se les había encomendado la enseñanza de Myoho-renge-kyo.

Durante estos dos mil doscientos años o más, hubo sabios monarcas y venerables gobernantes que honraron imágenes pintadas o tallas en madera de Shakyamuni, señor de las enseñanzas, como principal objeto de devoción. Pero aunque representaron en imágenes a los budas del Hinayana y del Mahayana; del Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra del nirvana y el Sutra de la meditación; de la enseñanza teórica del Sutra del loto y del Sutra Sabio Universal; del Sutra Mahavairochana y otras enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera, y a los budas Shakyamuni y Muchos Tesoros del capítulo «La Torre de los Tesoros», nunca, en ningún templo de montaña o en monasterio de lugar alguno, se representó jamás al buda Shakyamuni del capítulo «Duración de la vida». Es muy difícil escrutar la causa de este fenómeno.

Shakyamuni El Que Así Llega se refirió explícitamente al último período de quinientos años; jamás dijo que los dos milenios de los días Primero y Medio de la Ley fuesen el tiempo propicio para difundir el Sutra del loto. El gran maestro T’ien-t’ai anunció: «En el último período de quinientos años, el Camino místico se propagará y beneficiará a la humanidad hasta el lejano futuro».18 Con ello indicó que su propagación debería dejarse librada al porvenir. El gran maestro Dengyo escribió: «Los días Primero y Medio ya casi han terminado, y el Último Día se aproxima».19 De esta forma, rechazó el final del Día Medio de la Ley como época adecuada para propagar el Sutra del loto.

¿Debemos suponer, entonces, que los grandes bodhisattvas numerosos como las partículas de polvo de mil mundos que irrumpieron de la tierra piensan permanecer callados e inmóviles, e ignorar la p.462promesa que hicieron cuando ShakyamuniMuchos Tesoros y los budas de las diez direcciones les encomendaron la enseñanza?

Y sin embargo, hasta los sabios descritos en los textos no budistas saben que uno debe aguardar el tiempo propicio. El cuclillo siempre espera hasta el cuarto o quinto mes para dejar oír su trino. De manera similar, en el sutra leemos que estos grandes bodhisattvas deben esperar y manifestarse sólo en el Último Día de la Ley.

¿Por qué digo todo esto? Tanto los escritos budistas como los no budistas revelan que siempre aparecen presagios antes de ciertos acontecimientos destinados a producirse. Así pues, cuando la araña teje su tela es augurio de algún hecho feliz, y cuando canta la urraca es anuncio de que llegarán visitas. Si hasta este tipo de sucesos triviales tienen presagios, ¡cómo no habrán de tenerlos las situaciones cruciales! Así pues, los seis acontecimientos auspiciosos mencionados en el capítulo «Introducción» del Sutra del loto son grandes anuncios, de magnitud superior a la de cualquier otra señal que uno pueda hallar en toda la existencia del buda Shakyamuni. Y los presagios que aparecen en el capítulo «Irrumpir de la Tierra»20 son aun más inmensamente importantes que aquellos.

Por tal motivo, T’ien-t’ai afirma: «Observando la furia de la lluvia, uno puede calcular la magnitud del dragón que la provocó; observando cómo florecen las plantas de loto, uno puede inferir la profundidad del estanque en que crecen».21 Y Miao-lo indica: «Los hombres sabios pueden percibir la causa de las cosas, así como las serpientes reconocen los caminos de su propia especie».22

Yo también, puesto a discernir el significado de los presagios, me contaré entre los hombres de sabiduría. El gran terremoto que se produjo en el primer año de la era Shoka (1257), signo cíclico hinoto-mi, en el vigésimo tercer día del octavo mes, cuando la hora del perro da paso a la hora del jabalí (alrededor de las 9 de la noche), y también el gran cometa que apareció en el primer año de la era Bun’ei (1264), signo cíclico kinoe-ne, el cuarto día del séptimo mes,23 son grandes portentos como nunca se habían visto en los dos mil doscientos años o más transcurridos desde la muerte del Buda. Me pregunto si no serán importantes augurios que presagian la aparición de esos grandes bodhisattvas, portadores de la gran Ley, en nuestro mundo.

En un estanque de treinta centímetros de ancho no se forman olas de tres metros de altura.24 Los rebuznos de un asno no hacen que sople el viento. Aunque el gobierno del Japón hoy esté sumido en el caos y el pueblo clame de preocupación, tales circunstancias difícilmente provoquen por sí solas la aparición de presagios tan notables. Ninguna otra persona entiende que estas son grandes señales, y que prenuncian que el Sutra del loto es eterno, aun cuando ya haya perecido.25

Durante los dos mil años o más [transcurridos desde la muerte del Buda], ha habido malos gobernantes maldecidos por sus súbditos y traidores aborrecidos por todos. Pero Nichiren, que jamás ha cometido falta alguna, desde hace más de veinte años es objeto de insultos y maldiciones, de ataques con palos y espadas, con piedras y lajas, a manos de personas de alta y de baja estirpe. No es un hecho común.

Mi caso es como el del bodhisattva Jamás Despreciar, que vivió a fines de la Ley del buda Rey del Sonido Imponente y fue maldecido e insultado durante muchos años. Además, el buda Shakyamuni citó el ejemplo de este bodhisattva y predijo que, después de su propia muerte, los hechos transcurrirían en el Último Día de la Ley de la misma manera p.463que en tiempos del bodhisattva Jamás Despreciar. Y sin embargo, ya sea aquí cerca en el Japón o en la distante tierra de la China, hasta ahora nunca se supo que hubiesen sucedido tales cosas por causa del Sutra del loto.

Como la gente me odia, nadie menciona el significado de estos hechos. Si lo digo yo, parece que estoy ensalzándome. Pero si no lo sacara a colación, permitiría que las palabras del Buda pasasen por mentiras y sería culpable de esta grave falta. Así que opto por decirlo, pues es propio del sabio dar poco valor a su vida y, en cambio, valorar la Ley.

Yo, Nichiren, soy como el bodhisattva Jamás Despreciar. Ya sea que el soberano de una nación asesine a sus padres o que un súbdito de humilde posición mate a sus progenitores, aunque los homicidas sean de clases sociales distintas, ambos caerán en el infierno del sufrimiento incesante, porque la causa cometida es idéntica. Del mismo modo, aunque el bodhisattva Jamás Despreciar y yo estemos en niveles distintos, ambos llevamos a cabo la misma acción. Por tal motivo, si lograr la Budeidad es el destino del bodhisattva Jamás Despreciar, ¿puede haber alguna duda de que yo también obtendré la Budeidad como fruto?

El bodhisattva Jamás Despreciar fue maldecido por monjes arrogantes que observaban los doscientos cincuenta preceptos en su totalidad. Yo, Nichiren, soy calumniado y vilipendiado por Ryokan, conocido por la diligencia con que observa los preceptos. Los monjes que difamaron a Jamás Despreciar, pese a que terminaron siguiéndolo como maestro, igual tuvieron que sufrir en el infierno Avichi durante mil kalpas. Pero a Ryokan todavía le resta ir en busca de mis enseñanzas; por eso, no sé cómo terminará. Tal vez se condene a sufrir en el infierno durante incontables kalpas. ¡Qué lastimoso, en verdad!

Pregunta: El decimosexto día del séptimo mes, primer año de la era Bunno (1260), signo cíclico kanoe-saru, usted confió al sacerdote laico Yadoya una carta de advertencia titulada Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, para que este la entregara a Su Reverencia, el difunto sacerdote laico del Saimyo-ji. Allí, opinaba que los cielos y la tierra expresaban su malestar porque el pueblo del Japón estaba destruyendo el budismo a fuerza de adoptar la obra Escoger el Nembutsu sobre todas las cosas, de Honen, y que este error ocasionaría una rebelión interna en el país y una invasión extranjera. Pero ahora usted dice que el terremoto fue un presagio auspicioso de la propagación del Sutra del loto. ¿Cómo explica la discrepancia entre ambas posiciones?

Respuesta: Es una muy buena pregunta. El cuarto volumen del Sutra del loto afirma: «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!».26 Y en el séptimo volumen, cuando se vuelve a mencionar la época «después de su muerte», en que la situación será mucho más grave, el Buda afirma: «Cuando yo haya pasado a la extinción, en el último período de quinientos años, debéis propagar [el Sutra del loto] en todas partes ampliamente, en todo Jambudvipa».27 Vemos entonces que el odio que abunda después de la muerte del Buda se manifestará en el último período de quinientos años, cuando Myoho-renge-kyo se propague. Y de inmediato, después de este último pasaje, el Buda advierte sobre el peligro de los «demonios malignos, la gente del demonio, los seres celestiales, dragones, yakshas, demonios kumbhandas».

Cuando el prior Hsing-man contempló al gran maestro Dengyo, exclamó:«Las palabras sagradas no se extinguirán. ¡He encontrado a este hombre! ¡Y p.464transferiré a este acharya del Japón todas las doctrinas que he llegado a aprender».28 La situación actual es exactamente la misma. Ahora, a comienzos del Último Día de la Ley, ha llegado el momento de propagar los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo para que todas las personas de la tierra del Japón puedan recibir las semillas de la Budeidad.

Cuando una criada queda encinta y lleva en su vientre un hijo del gobernante, las demás mujeres no ocultan su rencor. Y cuando a una persona de humilde posición le entregan una gema de la corona del Rey, sin falta surgen grandes problemas. Así pues, el sutra afirma: «[El Sutra del loto] generará mucha hostilidad en el mundo y será difícil creer en él».29 El Sutra del nirvana declara: «Si a un venerable se le infligen penurias, el país donde este habita será atacado por otras naciones». Y el Sutra de los reyes benevolentes, en conclusión, señala lo mismo. Si yo, Nichiren, soy atacado, grandes calamidades descenderán como un diluvio o brotarán como vertientes, o avanzarán como olas desde los cielos y la tierra, y en las cuatro direcciones. Si los muchos sacerdotes —⁠hordas de langostas que azotan el país⁠— y los ministros que ejercen el poder desde el gobierno persisten en sus crecientes actos contra la Ley y en sus acusaciones contra mí, ocurrirán graves desastres, de magnitud cada vez mayor.

Cuando un demonio asura disparó una flecha a la deidad Shakra, la saeta rebotó y perforó su propio ojo. Y cuando las aves garudas trataron de atacar al rey dragón Anavatapta, sus propios cuerpos se prendieron fuego y fueron consumidos por las llamas. ¿Acaso el devoto que practica el Sutra del loto es inferior a Shakra o al rey dragón Anavatapta?

El gran maestro Chang-an dice: «El que destruye las enseñanzas del Buda o genera confusión con respecto a ellas está traicionándolas. Si uno se considera amigo de alguien pero carece del amor compasivo necesario para corregirlo, en realidad es su enemigo».30 También afirma: «Quien libra del mal al que actúa erradamente es como un padre para esa persona».31

Todos los habitantes del Japón se han dejado confundir por las aseveraciones insensatas de Honen, quien los insta a «descartarlo, cerrarlo, ignorarlo y abandonarlo [al Sutra del loto]», o de la escuela Zen, que declara que su enseñanza es «una transmisión separada por fuera de los sutras», de tal forma que ni uno sólo se salva de caer en la gran fortaleza del infierno del sufrimiento incesante. Con esta creencia, durante los pasados veinte años, o más aún, jamás dejé de exponer en voz alta estos errores, sin temer al gobernante de la nación ni a sus habitantes. De ninguna manera soy inferior a los elocuentes ministros Kuan Lung-feng y Pi Kan, que vivieron en la Antigüedad. Soy como Percibir los Sonidos del Mundo, el de los mil brazos, el del gran amor compasivo, que se empeña en rescatar de una vez a todos los seres confinados en el infierno del sufrimiento incesante.

Cuando varios niños quedan atrapados en un incendio, sus padres quieren salvarlos a todos al mismo tiempo. Pero como sólo tienen dos brazos, deben decidir a cuál de ellos salvar primero, y cuál quedará para después. El Sutra del loto es como un padre con mil, diez mil o un millón de brazos. Las enseñanzas predicadas antes que el Sutra del loto sólo tienen un brazo o dos, por así decirlo. Pero el Sutra del loto, mediante el cual el Buda ha «convertido a todos los seres vivos y les» ha «permitido ingresar en el Camino del Buda»,32 es un bodhisattva con innumerables brazos.

Si nos atenemos al Sutra del loto y al comentario de Chang-an, Nichiren es como los padres compasivos de todo el pueblo japonés. El cielo será muy alto, p.465pero escucha con un excelente oído. La tierra será muy vasta, pero observa con agudos ojos. A estas instancias, el cielo y la tierra ya saben [cuál es la situación]. Y sin embargo yo, que soy el padre y la madre de todo el pueblo, recibo insultos y calumnias y debo marchar al exilio. Los agravios gubernamentales que han tenido lugar en este país, en los últimos dos o tres años, han sido de tal magnitud que exceden el alcance de la razón y superan todo lo conocido en épocas anteriores.

En su carta, usted menciona el amor filial que siente por su madre fallecida. Tan conmovido quedé al leerla, que apenas pude contener las lágrimas.

Hace mucho tiempo, hubo cinco jóvenes en la China; uno de ellos se llamaba Yüan-chung.33 Al principio no se conocían, pues venían de diferentes localidades y tenían distintos nombres. Pero luego se juraron amor fraternal y prometieron no enfrentarse jamás; con el tiempo, llegaron a acumular tres mil tesoros.

Los jóvenes eran huérfanos; afligidos por esta carencia, cuando se cruzaron con una anciana en el camino decidieron respetarla y adoptarla como madre. Esto hicieron durante veinticuatro años, sin contradecirla una sola vez, ni siquiera en sus deseos más triviales.

Pero, un buen día, la madre cayó enferma sin más, y quedó muda. Los cinco hijos elevaron los ojos al cielo y dijeron:

—⁠El afán que hemos puesto para cuidar a nuestra madre no ha tenido recompensa, y ella ha sido víctima de una dolencia que le impide expresarse. Oramos para que el cielo reconozca nuestros sentimientos filiales y restablezca en ella el habla.

En ese momento, la mujer recuperó la voz y habló así:

—⁠En el pasado, fui hija de un hombre llamado Yang Meng, del distrito de T’ai-yüan. Me casé con Chang Wen-chien, del mismo distrito, quien murió tiempo después. Tuve un hijo llamado Wu-i, pero cuando este cumplió los siete años, se produjo una rebelión en el lugar donde vivíamos, y perdí todo contacto con él. Ustedes, mis cinco hijos, se han dedicado a cuidarme durante los últimos veinticuatro años, pero nunca llegué a contarles nada de esto. Mi hijo Wu-i llevaba en el pecho unas manchas semejantes a las siete estrellas de la Osa Mayor, y un lunar negro en la planta del pie derecho.

Y después de decir esto, falleció.

Mientras los cinco hijos acompañaban sus restos al cementerio, se cruzaron con el magistrado del distrito, que venía por el mismo camino. Este dejó caer un saco con importantes documentos, y los cinco hermanos, acusados de robarlo, fueron detenidos y maniatados. Cuando estuvieron ante el magistrado, este les preguntó:

—⁠¿Quiénes sois?

Y fue así como le contaron lo que su madre les había referido.

Cuando el funcionario escuchó el relato, saltó de su asiento, elevó la mirada al cielo y se inclinó hacia la tierra con los ojos húmedos de lágrimas. Liberó a los cinco hombres de sus ataduras, los acercó hasta su estrado y les anunció:

—⁠¡Yo soy Wu-i, y la mujer que se dedicaron a cuidar era mi madre! Durante los pasados veinticuatro años, he conocido toda suerte de placeres, pero como nunca pude dejar de pensar en mi amada madre, ninguno de ellos me ha brindado auténtica satisfacción.

Tiempo después, presentó a los cinco hombres al gobernante del país, y cada uno de ellos fue designado al frente de una prefectura.

De tal forma, incluso personas desconocidas llegaron a obtener recompensas por unirse y tratar a alguien como a su madre. ¡Cómo no habrá de suceder lo mismo cuando los que se unen para cuidar p.466con amor a sus padres son hermanos de verdad! ¡Cómo podría el cielo dejar de aprobar esta conducta!

Acervo de Pureza y Ojos Puros usaron el Sutra del loto para guiar hacia la iluminación a su padre, que albergaba ideas erróneas. Devadatta, enemigo del Buda, fue condenado por los sutras expuestos durante los primeros cuarenta y tantos años de prédica del Buda. El momento de su muerte fue escalofriante: la tierra se abrió y Devadatta cayó en el infierno del sufrimiento incesante. Pero en el Sutra del loto fue invitado a escuchar una predicción [referida a su persona], según la cual llegaría a ser El Que Así Llega Rey Celestial. El rey Ajatashatru asesinó a su padre, pero justo antes de que Shakyamuni entrara en el nirvana, aquel aceptó las enseñanzas del Sutra del loto y pudo escapar de los sufrimientos terribles del infierno Avichi.

Esta provincia de Sado es como un mundo habitado por bestias. En todos lados hay discípulos de Honen que me odian cien, mil, diez mil, un millón de veces más que la gente de Kamakura. Nunca sé si llegaré con vida al día siguiente. Pero gracias al cálido apoyo de ustedes dos, he logrado subsistir hasta hoy. Si me detengo a pensarlo, supongo que como ShakyamuniMuchos Tesoros y los budas y grandes bodhisattvas de las diez direcciones hacen ofrendas al Sutra del loto y lo veneran, todos esos budas y bodhisattvas están informando a sus padres, a cada hora del día y de la noche, que ustedes me están ayudando. El hecho de que usted hoy vuelva a gozar del favor de su señor feudal también se debe a la protección benevolente de sus padres.

No piense en sus hermanos como hermanos. Mejor, véalos como a sus hijos. Es cierto que, de los hijos, algunos se parecen a los pichones del búho, que —⁠según se dice⁠— devoran a su propia madre, o a las crías del hakei, que esperan la ocasión de engullir a su padre. Aunque su propio hijo, Shiro,34 cuide a sus padres, si es una mala persona tal vez no haya que esperar mucho de él. Sin embargo, hasta un desconocido es capaz de ofrecer la vida por nosotros cuando le abrimos sinceramente nuestro corazón. Por eso, si usted trata a sus hermanos menores como a sus hijos, tal vez ellos quieran ser sus aliados de por vida. Y desde luego, esta actitud también causará una impresión favorable a los demás. A la vez, si piensa en sus hermanas menores como si fueran sus hijas, ¿por qué razón ellas no habrían de corresponder con amor filial?

Cuando me exiliaron a este lugar, supuse que nadie acudiría a verme. Sin embargo, aquí a mi lado, hay no menos de siete u ocho personas, y de no haber sido por su consideración, no imagino cómo habríamos podido obtener provisiones para alimentar a todo el grupo. Estoy seguro de que esto ha sucedido porque los ideogramas del Sutra del loto se han valido de su cuerpo para brindarnos ayuda. Estoy orando para que el Sutra del loto y las diez demonios los protejan a todos, aunque vengan tiempos turbulentos para nosotros; lo hago con el fervor del que busca hacer fuego con leña húmeda o extraer agua de la tierra reseca. Hay muchas otras cosas que quisiera decir, pero voy a concluir aquí.


Nichiren


Respuesta a Shijo Kingo


Antecedentes


Nichiren Daishonin escribió esta carta en la isla de Sado en 1273, a su devoto seguidor Shijo Kingo, residente de Kamakura. En ella, dice que, pese a estar en el exilio, el sentimiento preponderante en su vida es la alegría. Ha sido p.467desterrado precisamente por denunciar los errores de aquellos que actuaban contra el Sutra del loto. Como ha enfrentado esta dura prueba en bien del sutra, explica que, en esa existencia, podrá erradicar el karma adverso acumulado desde el remoto pasado. Este es el principio de «refutar las acciones contra la Ley y erradicar las faltas», al cual hace referencia el título de este escrito.

Luego, explica que cuando el buda Shakyamuni predicó el Sutra del loto, transfirió los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo, esencia de su enseñanza, sólo a los Bodhisattvas de la Tierra. Aunque no lo puntualiza, en forma implícita sugiere que él es quien lleva a cabo la tarea de estos Bodhisattvas de la Tierra al propagar la esencia del Sutra del loto.

En la parte siguiente, el Daishonin se compara con el bodhisattva Jamás Despreciar, mencionado en el Sutra del loto, quien reverenciaba a todos los seres humanos como a futuros budas y, a cambio de eso, recibía insultos. El hecho de que el Daishonin estuviese enfrentando persecuciones por causa del Sutra del loto tal como había hecho el bodhisattva Jamás Despreciar, indica que él era el devoto del sutra en el Último Día de la Ley.

Luego, el texto formula una pregunta: En la tesis Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, el Daishonin había interpretado los desastres que afectaban al país como efecto de la extendida creencia en doctrinas erróneas. Aquí, los considera presagios de la propagación del Sutra del loto. ¿Cómo conciliar ambos puntos de vista? El Daishonin aclara que no existe una contradicción fundamental entre ambos. Por un lado, cuando llega la época de propagar el Sutra del loto, si la población se empeña en practicar enseñanzas provisionales, poco adecuadas a los tiempos, suceden calamidades en la tierra. Por otro lado, cuando el devoto del Sutra del loto se lanza a propagar esta enseñanza, denuncia estos errores y es perseguido por dicha causa, también ocurren graves catástrofes. El Daishonin agrega que su refutación de los errores de otras escuelas ha estado inspirada, en todos los aspectos, en el amor compasivo de los bodhisattvas, tal como expresa Chang-an: «Quien libra del mal al que actúa erradamente es como un padre para esa persona».

En la última parte de la carta, elogia el amor filial de Shijo Kingo por su madre fallecida y explica que esta devoción sin falta será recompensada. Concluye con expresiones de agradecimiento a Shijo Kingo y a su familia, cuyas ofrendas ayudaron al Daishonin y a sus acompañantes a sobrevivir en las rigurosas condiciones del destierro en Sado.


Notas


1. Cinco faltas capitales: matar al padre, matar a la madre, matar a un arhat, herir a un buda y provocar la desunión en la Orden budista.

2. De acuerdo con la antigua cosmología india, la duración de la vida humana pasa por reiterados ciclos de aumento y disminución. El cálculo aquí empleado arroja como resultado que la duración de un kalpa es de 15.998.000 años.

3. El «verdadero efecto» se refiere a la iluminación obtenida por el Buda en el pasado remoto, y la «verdadera causa», a la causa de dicha iluminación. «Verdadero efecto» y «verdadera causa» también aluden, respectivamente, al estado de Budeidad (efecto) y a los nueve estados (causa), ambos inherentes a la vida en forma eterna. Myoho-renge-kyo es la Ley que contiene la causa y el efecto de modo simultáneo.

4. Nacido de la Coronilla —⁠o Murdhagata, en sánscrito⁠— aparece en varios sutras. Se dice que nació de la coronilla del rey Uposatha y que, de adulto, llegó a ser un rey que hizo girar la rueda de oro. Gobernó los cuatro continentes que rodeaban el monte Sumeru y, finalmente, ascendió al cielo de las treinta y tres deidades, en la cumbre del monte Sumeru. De acuerdo con el Sutra del nirvana, allí le dio la bienvenida la deidad Shakra. Esta lo sentó a su p.468lado, en el Salón de la Buena Ley, que era un recinto situado al sudoeste del palacio Contemplado con Alegría, que Shakra poseía en el cielo de las treinta y tres deidades.

5. Según se describe, la prédica del Sutra de la guirnalda de flores tuvo lugar en ocho asambleas sucesivas, en siete lugares distintos. El primero fue el sitial de la iluminación del buda Shakyamuni, y a partir de allí se fue desplazando a diversos cielos.

6. Budas y bodhisattvas representados en la corte del loto de ocho pétalos que aparece en el centro del mandala del Reino de la Matriz. En ese mandala, el buda Mahavairochana se sienta en el centro del loto.

7. Cinco budas que rodean a Mahavairochana, y treinta y dos bodhisattvas que describe el Sutra de la corona de diamantes.

8. Este relato aparece en el capítulo «Introducción» del Sutra del loto. En el pasado remoto, Manjushri nació y vivió con el nombre Maravillosamente Brillante, bodhisattva discípulo del buda Brillante como el Sol y la Luna. Tras la muerte de este buda, Maravillosamente Brillante siguió practicando el Sutra del loto que su maestro había expuesto. El Buda había tenido ocho hijos varones, antes de renunciar al mundo secular, y el bodhisattva Maravillosamente Brillante condujo a esos hijos a la iluminación. El último de ellos en lograr la Budeidad llegó a ser el buda Antorcha Ardiente, bajo cuya guía el buda Shakyamuni practicó el sutra en pos de la iluminación en una existencia anterior. En este sentido, podría decirse que Shakyamuni fue «el noveno en heredar» las enseñanzas de Manjushri.

9. El Sutra sobre la contemplación de la mente como terreno y otros sutras se refieren a Manjushri como la madre de todos los budas. Es llamado así porque representa la suprema sabiduría esencial para lograr la iluminación.

10. A comienzos del capítulo «La transferencia» del Sutra del loto, el buda Shakyamuni posa su mano derecha sobre la cabeza de los incalculables bodhisattvas presentes, y luego les transfiere a todos el Sutra del loto.

11. Palabras y frases del «Sutra del loto».

12. Ib.

13. Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”».

14. Suplemento de «Palabras y frases del “Sutra del loto”».

15. De acuerdo con el Sutra del nirvana de Manjushri, cuatrocientos cincuenta años después de la muerte del Buda, el bodhisattva Manjushri fue a las Montañas Nevadas, donde expuso las enseñanzas budistas a quinientos ermitaños. Luego, adoptó la forma de un monje y descendió de las montañas para guiar a la salvación a muchos seres humanos. Más tarde, vivió en un stupa sobre el monte Fragante (en sánscrito, Gandha-madana), que yacía al norte de las Montañas Nevadas. Según el Sutra de la guirnalda de flores, Manjushri vive en el monte Claro y Fresco (en chino, Ch’ing-liang), situado en la región del Este. Tiempo después, esta elevación fue identificada como el monte Wu-t’ai de la China.

16. El renacimiento de Rey de la Medicina con la identidad de T´ien-t´ai, y el de Percibir los Sonidos del Mundo con la de Nan-yüeh se menciona en El «Sutra del loto» y sus tradiciones.

17. Fa Ta-shih (497-569) fue un budista laico de la China. La biografía de Fu Ta-shih afirma que descendió del cielo de Tushita, morada del bodhisattva Maitreya, para exponer la enseñanza de la iluminación suprema.

18. Palabras y frases del «Sutra del loto».

19. Ensayo sobre la protección del país.

20. Referencia a la aparición de una grieta en la tierra, de la cual irrumpieron incontables bodhisattvas.

21. Palabras y frases del «Sutra del loto».

22. Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”».

23. Este cometa se dejó ver por primera vez el vigésimo sexto día del sexto mes; comenzó a brillar con intensidad renovada el cuarto día del séptimo mes, y siguió refulgiendo hasta el octavo mes.

24. En el original en japonés, se han empleado las antiguas medidas japonesas shaku y jo, que en la traducción figuran convertidas al sistema métrico para facilitar la comprensión.

25. Esto indica que, en el Último Día de la Ley, aunque el Sutra del loto pierde eficacia como tal, la Ley de Nam-myoho-renge-kyo —⁠implícita en lo profundo del capítulo «Duración de la vida» de ese sutra⁠— se propagará para beneficiar a todos los seres humanos.

26. Sutra del loto, cap. 10.

27. Ib., cap. 23.

28. Biografía del gran maestro del monte Hiei.

29. Sutra del loto, cap. 14.

30. Comentario sobre el «Sutra del nirvana».

31. Ib.

32. Sutra del loto, cap. 2.

33. Yüan-chung fue un hombre que vivió en el estado chino de Wei durante la dinastía Chou (c. 1100-256 a. C.). La historia de estas p.469cinco personas aparece en Comentario sobre «Gran concentración e introspección», de Miao-lo.

34. Se desconocen detalles sobre Shiro. Ninguna de las otras cartas del Daishonin indica que Shijo Kingo haya tenido un hijo varón. Uno de los hermanos menores de este último se llamaba Shiro, pero no se sabe con certeza si la alusión del Daishonin se refiere a este individuo.