Parte Dos
Al oír esto, el hombre no iluminado, algo más tranquilo, manifestó:
—Las palabras del sutra son claras como un espejo; no dan lugar a dudas o a cuestionamientos con respecto a su significado. Pero, aunque el Sutra del loto supera todos los otros sutras expuestos por el Buda antes, durante o después, y representa el punto culminante de toda su vida de prédica, así y todo no puede compararse con la sola verdad del Zen, que al no dejarse constreñir por las palabras ni confinarse al texto de un sutra, aborda la verdadera naturaleza de nuestra mente. De hecho, se llama «verdad del Zen» al reino donde no llegan las palabras y donde caen las muchas e incontables doctrinas.
»A orillas del río Ajitavati, en el bosque de árboles sal, el buda Shakyamuni salió de su féretro de oro, tomó entre los dedos una flor y la hizo girar, y cuando vio la tenue sonrisa de Mahakashyapa, le confió la enseñanza del Zen. Desde entonces, esta ha sido transmitida en la India sin ninguna irregularidad, a través de un linaje de veintiocho patriarcas, y propagada ampliamente en la China, a lo largo de una sucesión de seis patriarcas. Bodhidharma fue el último de los veintiocho patriarcas indios, y el primero de los seis chinos. No debemos dejar que esta transmisión se pierda ni que se extravíe en las redes de la doctrina.
»Así pues, en el Sutra del Buda que responde las preguntas del gran rey celestial Brahma, el Buda afirma: «Tengo una sutil enseñanza referida al ojo y al tesoro de la enseñanza correcta; a la espléndida mente del nirvana, al verdadero aspecto de la realidad que no posee características. Representa una transmisión separada por fuera de los sutras, independiente de la palabra oral o escrita. Se la confío a Mahakashyapa».
»De este modo, vemos que tal verdad del Zen fue transmitida a Mahakashyapa, aparte de los sutras. Las enseñanzas de todos los sutras son como un dedo que apunta a la luna. Una vez que hemos visto la luna, ¿qué utilidad puede tener el dedo? Y una vez que hemos comprendido esta sola verdad del Zen, la verdadera naturaleza de la mente, ¿por qué deberíamos seguir teniendo en cuenta las enseñanzas del Buda? Por eso, un hombre de épocas pasadas dijo: «Las doce divisiones de las escrituras son, en su totalidad, escritos inútiles».
»Si abre y lee el Sutra de la plataforma, de Hui-neng, sexto patriarca de esta escuela, verá que lo que digo es cierto. Una vez que alguien ha escuchado una palabra, y que ha captado y comprendido de este modo la verdad, ¿para qué habría de necesitar las enseñanzas? ¿Qué piensa usted de este principio?
—En primer lugar, por el momento deje a un lado las doctrinas y considere la lógica del asunto —respondió el venerable—. ¿Puede alguien presumir de enseñar a los demás y de amonestar a la nación, sin haber indagado el significado esencial de las enseñanzas predicadas por el Buda a lo largo de su vida, y sin haber investigado los principios fundamentales de las diez escuelas? Este Zen del que usted habla es algo que vengo estudiando exhaustivamente desde hace tiempo. En vista de las doctrinas extremas que enseña, debo decir que conlleva una distorsión muy profunda.
»El término “Zen” se aplica a tres conceptos distintos: Zen El Que Así Llega, Zen doctrinal y Zen patriarcal.72 Usted hizo referencia al Zen patriarcal, y por ese motivo quisiera brindarle una idea general de su contenido.
»Este propone una transmisión que tiene lugar fuera de las enseñanzas. Pero fuera de las enseñanzas no hay principios; y fuera de los principios no hay enseñanzas. ¿No ve la lógica de esto? ¿No ve que los principios no son más que enseñanzas, y las enseñanzas no son más que principios? Todo esto que se cuenta sobre la flor retorcida entre los dedos, la tenue sonrisa y la transferencia a Mahakashyapa no deja de ser una enseñanza en sí; y la frase de cuatro ideogramas que dice «independiente de la palabra oral o escrita» también es una enseñanza, y una proposición constituida de palabras. Este tipo de discurso se viene difundiendo desde hace tiempo en la China y en el Japón. A usted le resulta novedoso, pero quisiera citarle uno o dos pasajes que esclarecerán sus errores de juicio.
»El volumen once del Suplemento de las tres obras principales de T’ien-t’ai afirma: “Aunque se dice que no debemos estorbarnos con el uso de expresiones verbales, ¿de qué otro modo en este mundo saha, tan siquiera un instante, podríamos llevar a cabo la tarea del Buda? ¿Acaso los seguidores del Zen no usan explicaciones verbales cuando enseñan a los demás? Si descartamos las palabras y frases, no tenemos forma de explicar el significado de la emancipación; en tal caso, ¿cómo haría alguien para enterarse siquiera de ella?”.
»Más adelante, leemos: «Se dice que Bodhidharma llegó desde Occidente y que enseñó a “apuntar en forma directa a la mente del hombre” y a “percibir nuestra verdadera naturaleza y lograr la Budeidad”. Pero ¿acaso estos mismos conceptos no se encuentran en el Sutra de la guirnalda de flores y en otros sutras del Mahayana? ¡Cómo es posible que la gente de nuestra época sea tan poco sagaz! La fe debe depositarse por completo en las enseñanzas del Buda. ¡Los budas, Los Que Así Llegan, no dicen mentiras!».
»Replanteo el significado de este pasaje: si uno objeta que los escritos doctrinales son un lastre y que las explicaciones verbales son un estorbo, y recomienda una práctica religiosa por fuera de las enseñanzas de los sutras, ¿de qué medio piensa uno valerse para llevar a cabo la labor del Buda y hacer buenas causas en este mundo saha en que vivimos? Hasta los seguidores del Zen, que propugnan tales ideas, recurren a la palabra para instruir a los demás. Por añadidura, cuando uno intenta que otras personas lleguen a comprender el Camino del Buda, si no emplea palabras y frases no puede comunicar su significado. Bodhidharma llegó a la China desde el oeste, apuntó en forma directa a la mente de las personas, y declaró que esas mentes eran el Buda. Pero este principio se enuncia en varios lugares; aun en doctrinas provisionales del Mahayana, anteriores al Sutra del loto, como el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra de la gran compilación y el Sutra de la gran sabiduría. Es el colmo de la ridiculez tratar estas ideas como algo singular y prodigioso. ¿Cómo es posible que la gente de estos tiempos tenga conceptos tan distorsionados? En vez de pensar así, usted debería depositar su fe en las palabras verdaderas expuestas por El Que Así Llega de la perfecta iluminación y de la completa recompensa, quien encarna el principio del Camino Medio, verdadero aspecto de todas las cosas.
»Además, el gran maestro Miao-lo, en el primer volumen de Comentario sobre «Gran concentración e introspección», analiza esta circunstancia diciendo: «Hoy, las personas tienden a despreciar las enseñanzas de los sutras y a recalcar sólo la contemplación de la verdad, ¡pero cometen un grave error, un error realmente muy grave!».
»Este párrafo se aplica a las personas del mundo actual que dan prioridad a la meditación y a otras prácticas semejantes, y no profundizan en los sutras ni estudian sus enseñanzas. Por el contrario, los menosprecian y toman a la ligera. El pasaje citado dice que esta postura es errada.
»Además, debo señalar que los seguidores del Zen en esta época también se confunden con respecto a las enseñanzas de su propia escuela. Si abrimos las páginas de Continuación de las biografías de sacerdotes eminentes, vemos que, en la biografía del gran maestro Bodhidharma, primer patriarca del Zen en la China, se lee: «Por medio de las enseñanzas, uno puede entender el significado esencial». Por ende, hay que estudiar y practicar los principios contenidos en las enseñanzas sagradas predicadas por El Que Así Llega en el transcurso de su vida y, así, comprender la sustancia de las diversas doctrinas y la naturaleza de las distintas escuelas.
»Asimismo, en la biografía del discípulo de Bodhidharma, Hui-k’o, segundo de los seis patriarcas chinos, leemos que el maestro de la meditación Bodhidharma transfirió a Hui-k’o los cuatro volúmenes del Sutra Lankavatara con estas palabras: «Al observar esta tierra, la China, veo que sólo este sutra es de auténtico valor. Si basas tu práctica en él, podrás brindar la salvación al mundo». Aquí vemos que, cuando el gran maestro Bodhidharma llegó a la China desde la India, llevó consigo los cuatro volúmenes del Sutra Lankavatara y se los transfirió a Hui-k’o diciéndole: «Cuando observo la situación imperante en este país, veo que este sutra es de superioridad ostensible. Debes basarte en él y ponerlo en práctica para llegar a ser un buda».
»Como ya vimos, estos maestros-patriarcas dieron énfasis primordial al texto de los sutras. Pero si, en consideración a esto, afirmamos que uno debe basarse en los sutras, cabría tomar la precaución de preguntar cuáles pertenecen al Mahayana y cuáles al Hinayana; si son enseñanzas provisionales o si corresponden a la enseñanza verdadera.
»En lo que concierne a la aplicación de los sutras, la escuela Zen confía en obras como el Sutra Lankavatara, el Sutra del shuramgama y el Sutra de la sabiduría de diamante. Todos ellos son enseñanzas provisionales, predicadas antes que el Sutra del loto; son doctrinas que ocultan la verdad.
»Estos diversos sutras exponen verdades parciales, como cuando dicen que «la mente, en sí, es el Buda» y que «el Buda no es más que la mente». Los seguidores del Zen se han dejado confundir por una o dos frases como esta, sin indagar en qué medida representan el Mahayana o el Hinayana, si son enseñanzas provisionales o la enseñanza verdadera, si son doctrinas que revelan la verdad o doctrinas que la ocultan. Se limitan a postular el principio de la no dualidad sin haber comprendido el principio de la dualidad,73 y cometen una falta de grave arrogancia al proclamar que son iguales al Buda. Siguen las huellas del Gran Brahmán Arrogante de la India e imitan la vieja usanza del maestro de la meditación San-chieh de la China. Pero deberíamos recordar que el Gran Brahmán Arrogante, aun en vida, cayó en el infierno del sufrimiento incesante; y que San-chieh, después de morir, se convirtió en una sierpe gigante. ¡Qué perspectiva temible, realmente temible!
»El buda Shakyamuni, con su esclarecimiento que atravesaba las tres existencias [pasado, presente y futuro], y con la luz de luna de su perfecta iluminación y de su completa recompensa, luna de clara sabiduría, escrutó el futuro e hizo esta predicción en el Sutra sobre la resolución de las dudas acerca del Día Medio de la Ley: «Entre los monjes malvados habrá algunos que practicarán la meditación y, en lugar de confiar en los sutras y tratados, sólo se basarán en su propia visión de las cosas, y dirán que lo incorrecto es lo acertado. Incapaces de distinguir entre lo correcto y lo erróneo, todo lo que harán será enfrentar a los monjes y creyentes laicos y hablar así: “Entiendo lo correcto y veo lo correcto”. Debéis comprender que serán personas como estas las que destruirán mis enseñanzas en un abrir y cerrar de ojos».
»Este pasaje dice que habrá monjes perversos, que depositarán toda su fe en el Zen y no estudiarán los sutras ni los tratados. Se basarán en ideas distorsionadas y no sabrán discernir las doctrinas falsas de las verdaderas. Además, se dirigirán a hombres y mujeres creyentes, monjes y monjas, y les dirán: «Yo entiendo las doctrinas, pero el resto de la gente, no», y así obrarán para propagar las enseñanzas del Zen. Pero debe entender que estas personas destruyen la enseñanza correcta del Buda. Si examinamos este pasaje y observamos el estado del mundo actual, vemos que ambos concuerdan perfectamente, como las dos mitades de una tarja. ¡Sea precavido! En todo esto, hay mucho que temer.
»Antes, usted mencionó a los veintiocho patriarcas de la India que transmitieron en forma oral esta doctrina del Zen. Pero ¿en qué evidencia basa su afirmación? Todos los textos que he visto hablan de veinticuatro o, en ciertos casos, de veintitrés personas que transmitieron las enseñanzas del Buda. ¿Dónde está la traducción que establece que los patriarcas han sido veintiocho? Nunca he visto una declaración así. Pero la cuestión de las personas involucradas en la línea de transmisión de las enseñanzas budistas no es algo sobre lo cual pueda escribirse en forma arbitraria. El Que Así Llega dejó un claro registro de cuál sería la línea de transmisión.
»En Historia de los sucesores del Buda, se lee: «Habrá un monje llamado Aryasimha que vivirá en el reino de Cachemira, que se esforzará con diligencia para cumplir la labor del Buda. En ese momento, el soberano del reino será un hombre llamado Mirakutsu,74 totalmente entregado a ideas falsas, de corazón cerrado a la fe y al sentimiento de reverencia. En todo el reino de Cachemira, destruirá templos y stupas budistas, y se dará a la matanza de monjes. Y blandirá una filosa espada para decapitar a Aryasimha, de cuyo cuello no manará sangre, sino leche. Y con esto, quedará cercenado el linaje de las personas que transmitirán la Ley».
»Parafraseando este pasaje, el Buda dice que cuando él haya entrado en el nirvana habrá una sucesión de veinticuatro personas que transmitirán sus enseñanzas. De ellas, el último que mantendrá esta línea de transmisión será un monje llamado Aryasimha, quien propagará con ahínco las enseñanzas del Buda en todo el reino de Cachemira. El gobernante de este Estado será un rey conocido como Dammira, propenso a albergar ideas falsas y a vivir de manera licenciosa, sin fe en las enseñanzas del Buda ni reverencia hacia los monjes. Este monarca destruirá los salones y stupas budistas, y usará una espada para decapitar a los monjes. Y cuando le corte la cabeza a Aryasimha, no será sangre lo que brote de su cuello, sino leche. El Buda declara que, en ese momento, se interrumpirá la línea de personas que transmitirán sus enseñanzas.
»Los acontecimientos reales no se apartaron, en ningún modo, de lo predicho por el Buda; el honorable Aryasimha murió efectivamente decapitado. Y cuando su cabeza rodó por el suelo, también lo hizo el brazo del Rey.
»Es un craso error decir que los patriarcas fueron veintiocho. Y ese es sólo el primero de los muchos errores que comete la escuela Zen. El motivo por el cual Hui-neng enuncia veintiocho patriarcas en el Sutra de la plataforma es que cuando decidió señalar a Bodhidharma como primer patriarca de la escuela Zen en la China vio que había un intervalo excesivo de años entre la época de Aryasimha y la de Bodhidharma. Entonces, de modo arbitrario, introdujo los nombres de tres maestros del Zen para cubrir esa brecha de tiempo, y hacer ver como si la Ley se hubiese transmitido de la India a la China sin ninguna ruptura o irregularidad en la línea de transmisión. Fue un ardid concebido para hacer que la gente respetara las enseñanzas del Zen.
»Este engaño fue perpetrado hace mucho tiempo en la China. Leemos que el undécimo volumen de Suplemento de las tres obras principales de T’ien-t’ai señala: «En nuestra escuela [T’ien-t’ai], reconocemos una transmisión efectuada a lo largo de veintitrés patriarcas. ¿Cómo podría haber, en esta noción, error alguno? Con respecto al argumento de que hubo veintiocho patriarcas, no encontramos ninguna traducción de fuente alguna que respalde esta idea. En épocas recientes, los sacerdotes del Zen llegaron incluso a inventar tallas en piedra y grabados en madera, con el agregado de versos sagrados, donde representaron a los siete budas y a los veintiocho patriarcas, y luego se las legaron a sus discípulos. ¡Pero cómo puede alguien pergeñar una falsedad tan burda! Si las personas dotadas de comprensión tienen el mínimo poder a su alcance, deberían emplearlo para corregir tales abusos».
»El texto dice que afirmar una transmisión a lo largo de veintiocho patriarcas y mandar hacer tallas en piedra y grabados en madera para fundamentar esta línea de transmisión es una empresa profundamente errada. Y que todo aquel que así lo entienda deberá obrar para enmendar este tipo de equivocación. Por eso digo que el Zen patriarcal conlleva una gravísima distorsión.
»Antes, usted tuvo a bien citar un pasaje del Sutra del Buda que responde las preguntas del gran rey celestial Brahma para fundamentar su aserto de que el Zen constituye «una transmisión separada por fuera de los sutras». Pero, con el solo hecho de citar un sutra, ya está contradiciendo su propio argumento. Además, este sutra representa las enseñanzas provisionales y, por otro lado, no aparece nombrado en los catálogos de obras budistas de la era K’ai-yüan y de la era Chen-yüan. Vemos, entonces, que se trata de una obra no reconocida en los catálogos y, asimismo, perteneciente a las enseñanzas provisionales. Por eso, los estudiosos de nuestra época no se refieren a ella; no es válida como demostración de nada.
»En lo concerniente al Sutra del loto, notemos ahora cuáles son los grupos que se beneficiaron de su prédica. Cuando, en la enseñanza teórica, se expuso la doctrina de los cien estados y de los mil factores, o de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, los practicantes de los dos vehículos, que hasta ese momento habían sido comparados con semillas putrefactas, vieron germinar en su vida la semilla de la Budeidad. En los cuarenta y dos años anteriores de prédica del Buda, a estas personas se las condenó por su total incapacidad de lograr la Budeidad. En cada encuentro y asamblea, lo único que oyeron sus oídos fueron denuestos y calumnias, y el único trato que recibieron de los seres humanos y celestiales fue el repudio, hasta tal punto que pareció que estas personas acabarían muriendo de hambre. Pero entonces, cuando el Buda predicó el Sutra del loto, predijo que Shariputra llegaría a ser El Que Así Llega Fulgor de Flor; que Maudgalyayana sería El Que Así Llega Tamalapattra Fragancia de Sándalo; que Ananda sería el buda Rey del Poder Ilimitado de la Sabiduría del Mar y de la Montaña; que Rahula sería El Que Así Llega Posado sobre Siete Flores como Tesoros; que los quinientos arhats serían Los Que Así Llegan Brillo Universal, y que los dos mil discípulos que escuchaban la voz llegarían a ser Los Que Así Llegan Signo de la Joya. Y el día en que se reveló la duración de la vida del Buda, desde el momento en que este obtuvo la iluminación en el remoto pasado, los incontables bodhisattvas numerosos como las partículas de polvo incrementaron su comprensión del Camino, descartaron las ilusiones que aún conservaban y alcanzaron el último nivel anterior al de la iluminación suprema.
»Ahora bien, si examinamos el comentario del gran maestro T’ien-t’ai, allí leemos: «Los otros sutras nos dicen que aunque los bodhisattvas lleguen a ser budas, las personas de los dos vehículos no podrán serlo jamás. También nos dicen que los hombres de bien pueden llegar a ser budas, pero no hay indicios de que las malas personas tengan esta posibilidad. Nos dicen que los hombres pueden llegar a ser budas, pero a las mujeres se las tilda de mensajeras del infierno. Los seres humanos y los seres celestiales pueden lograr la Budeidad, mas en ningún lado se indica que las criaturas no humanas tengan acceso a este estado. Y sin embargo, en este sutra se afirma que todos estos seres pueden manifestar la Budeidad».75
»¡Qué maravillosa declaración! Aunque nacimos en este mundo impuro en el Último Día de la Ley, no hemos cometido las cinco faltas capitales ni las tres faltas capitales,76 como lo hizo Devadatta. Y sin embargo, si está dicho que incluso Devadatta llegará a ser El Que Así Llega Rey Celestial al cabo del tiempo, ¡cuánto más podremos hacerlo las personas como nosotros, que no hemos llevado a cabo ninguna de esas malas acciones! Y la hija del Rey Dragón, a sus ocho años, sin modificar su forma de reptil, obtuvo el espléndido fruto de la Budeidad en el reino meridional.77 Así pues, ¡cuánto más factible les será hacerlo a las mujeres que han nacido en el mundo humano!
»Es muy difícil nacer con forma humana, y es no menos infrecuente conocer la enseñanza correcta. Si quiere liberarse rápidamente de sus creencias erróneas y adherir a lo correcto, si quiere convertir su estado de simple ser humano en el estado de Budeidad, debe abandonar las enseñanzas de las escuelas Nembutsu, Palabra Verdadera, Zen y Preceptos, y adoptar el texto prodigioso del vehículo único.78 Si lo hace, sin falta podrá sacudirse el polvo y la suciedad de la ilusión y la impureza, y manifestarse como una pura entidad de iluminación.
Entonces, el hombre no iluminado expresó:
—Al escuchar las enseñanzas y advertencias de un venerable como usted, siento que de pronto se desvanecen las falsas nociones que venían ocupando mi mente en los días pasados. Es como si hubiera despertado en mí una sabiduría intrínseca. Cuando lo correcto y lo incorrecto quedan expuestos con tal claridad, ¿quién podría no creer?
»Así y todo, cuando observo el mundo a mi alrededor, encuentro que, desde el supremo gobernante hasta la infinidad de personas comunes, todos creen profundamente en las escuelas Nembutsu, Palabra Verdadera, Zen y Preceptos. Habiendo nacido en esta tierra, ¿cómo podría yo contrariar el ejemplo que nos da el soberano?
»Por otro lado, mis padres y ancestros abrazaron la fe en los principios del Nembutsu y en otras enseñanzas, y practicando esa fe se despidieron de este mundo desvaneciéndose en la bruma del más allá.
»Es cierto que aquí, en el Japón, vive una inmensa cantidad de habitantes, y que los hay ilustres y humildes. Con todo, aunque son muchos los que siguen las enseñanzas provisionales y las escuelas que en ellas se basan, todavía no he conocido el nombre de una sola persona que creyera en la doctrina que usted acaba de exponer. Por lo tanto, sin examinar por el momento cuáles enseñanzas conducirán a buenos lugares en la próxima existencia y cuáles, a malos ámbitos, y sin tratar de establecer tampoco cuáles enseñanzas son verdades y cuáles, falsas, vemos que los cinco mil o siete mil volúmenes de escrituras budistas y los más de tres mil volúmenes de escrituras confucianas y taoístas recalcan en conjunto la importancia de obedecer las órdenes del gobernante y de acatar los deseos de nuestros padres.
»En la India, Shakyamuni, señor de las enseñanzas, expuso principios que recomendaban actuar con devoción filial y saldar nuestras deudas de gratitud; en la China, Confucio estableció prácticas como la de prestar leal servicio al soberano y honrar a los padres como corresponde a todo buen hijo. Las personas decididas a saldar la deuda de gratitud que han contraído con sus maestros no deberían vacilar ante la posibilidad de rebanarse la carne o de sacrificar su cuerpo. De aquellos que honraron la deuda de gratitud contraída con sus amos, Hun Yen se abrió el vientre, y Yü Jang se dejó caer sobre el filo de su espada. Y entre aquellos realmente escrupulosos a la hora de saldar las obligaciones contraídas con sus padres, Ting Lan hizo tallar en madera una estatua de su difunta madre, y Han Po-yü lloró [al comprender cuán débil se había vuelto su madre anciana] cuando esta lo azotó con su bastón. Aunque el confucianismo, el brahmanismo y el budismo difieren en sus doctrinas, todos enseñan por igual a saldar nuestras deudas de cortesía y a agradecer los favores que recibimos de los demás.
»Por lo tanto, si fuese yo el primero en abrazar una doctrina en la que no han creído ni el gobernante ni mi maestro, ni mis padres, con seguridad estaría cometiendo la falta de contradecir a unos y a otros, ¿no es así? Por otro lado, los pasajes de sutras que usted citó establecen con claridad meridiana la verdad de esta doctrina, y han podido resolver las dudas que me aquejaban. Sé que si no me preparo para la vida que vendrá, en mi próxima existencia me hallaré inmerso en el sufrimiento. Pero ya sea que intente avanzar o retroceder, en ambos casos mi camino parece estar sembrado de dificultades. ¿Qué debo hacer?
El venerable respondió:
—Dice entender esta doctrina, y sin embargo habla de ese modo... ¿Acaso no
ha comprendido la lógica de esta cuestión? ¿O es que supera su entendimiento?
»Desde que comencé a estudiar la Ley transmitida por el buda Shakyamuni y emprendí la práctica de las enseñanzas budistas, consideré que lo más importante era reconocer las obligaciones con los demás, y entendí que mi primer deber era saldar las deudas de gratitud, que, en este mundo, son cuatro; quienes las reconocen merecen el nombre de seres humanos; quienes las ignoran no son más que animales.
»Como deseo ayudar a mis padres a tener una vida mejor en su próxima existencia, y quiero saldar la deuda que he contraído con mi nación, estoy dispuesto a dar la vida tan sólo porque reconozco lo mucho que les debo, sin necesitar ninguna otra razón.
»Pero permítame pedirle que cierre los ojos, serene la mente y enfoque sus pensamientos en la lógica de este asunto. Si, conociendo el mejor camino, uno ve que los padres o el soberano eligen un sendero equivocado, ¿dejaría acaso de advertirles? Si uno supiera que un demente, ebrio de vino, se dispone a ingerir veneno, ¿no intentaría detenerlo? Del mismo modo, si uno comprende la verdad de las enseñanzas budistas y conoce los sufrimientos del fuego, la sangre y las espadas,79 ¿no lo entristecería ver que una persona con quien uno tiene una deuda de gratitud está por caer en los malos caminos? Cualquiera estaría dispuesto a dar su cuerpo y a entregar la vida con tal de salvarla, y no se cansaría de advertirle ni dejaría de afligirse por ella un solo instante.
»Los sufrimientos que uno tiene que padecer en esta existencia son harto lamentables. ¡Pero cuánto más lamentables serán los que uno tendrá que afrontar en el largo camino de la muerte! ¿Cómo no acongojarse de sólo pensarlo? Si hay algo infinitamente temible es la vida por venir; si hay algo digno de nuestra consideración suprema es nuestra próxima existencia.
»Y no obstante, usted dice que, sin indagar en la cuestión de lo correcto y lo incorrecto, piensa acatar las órdenes de sus padres; sin tratar de establecer qué es acertado y qué es erróneo, piensa obedecer las palabras del soberano. Al necio podrá parecerle que esta conducta es una prueba de lealtad y de amor filial, pero para el hombre de sabiduría no existe comportamiento más desleal y más alejado de la devoción a los padres.
»El buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, fue descendiente de reyes que hicieron girar la rueda, nieto del rey Simhahanu, heredero del rey Shuddhodana, y legítimo aspirante a gobernar las cinco regiones de la India. Pero habiendo comprendido la verdad sobre la transitoriedad de la vida, llegó a aborrecer este mundo y a buscar la vía para lograr la emancipación a fin de escapar de este reino de sufrimiento. El rey Shuddhodana, profundamente afligido, concibió un plan para distraer al Príncipe de su propósito y le mostró, en las cuatro direcciones, las más bellas vistas de las cuatro estaciones.
»Primero, en dirección al este, donde se abría un claro en la bruma, le hizo oír el graznido de una bandada de gansos silvestres que volaban de regreso al norte; le hizo ver los ciruelos florecidos a un lado de los ventanales, y oler su fragancia que imbuía el aire a través de las cortinas de abalorios; le mostró el color sobrecogedor de las flores, y los infinitos trinos de la curruca en los arbustos, y muchas otras señales de la primavera.
»En dirección al sur, le mostró los colores cristalinos de las fuentes, y las flores estivales que se abrían a la vera de los arroyos de transparente caudal, y los cuclillos del bosque de Shinoda,80 y los demás indicios del verano.
»En dirección al oeste, le mostró las hojas arreboladas del otoño, que tejían con el follaje perenne un bello brocado, y le hizo ver el hálito sutil de la brisa que mecía las flores del cañaveral, o el viento borrascoso que sacudía los pinos con furia. Y las luciérnagas que titilaban en la ciénaga como recordando la partida del estío, en tal profusión que uno las habría creído estrellas en la bóveda celeste, y el eco interminable de los grillos que movían a los hombres al llanto.
»Y en dirección al norte, de manera inesperada, le mostró el color melancólico de los campos marchitos, las márgenes del estanque escarchadas de hielo, y el triste gorgotear de los arroyuelos en el valle.
»Y además de consolar el alma de su hijo mostrándole el mundo de este modo, el Rey dispuso que una guardia de quinientos soldados custodiase los cuatro pórticos del palacio. Pero, por fin, cuando el Príncipe cumplió los diecinueve años, a la medianoche del octavo día del segundo mes, mandó llamar a su paje Chandaka, le ordenó que ensillara su corcel Kanthaka y partió hacia la ciudad de Gaya.
»Se internó en el monte Dandaka, donde pasó doce años recogiendo leña en las altas laderas, cargando agua en los profundos valles y realizando prácticas y austeridades extremas. A los treinta años, obtuvo el espléndido fruto de la iluminación y pasó a ser el único digno de honor en los tres mundos, y el señor de todas las enseñanzas que expondría a lo largo de su vida. Guió a su padre y a su madre a la salvación, y abrió el camino a todos los seres vivos. ¿Podría alguien decir que un hombre así faltó a sus deberes filiales?
»Las noventa y cinco escuelas brahmanistas fueron las únicas que acusaron al Buda de no respetar los dictados de la piedad filial. Pero justamente desobedeciendo a su padre y a su madre, y entrando en el reino de lo incondicionado pudo conducirlos a ambos a la salvación y mostrar que su conducta era ejemplo de devoción filial.
»El rey Adorno Maravilloso, padre de Acervo de Pureza y de Ojos Puros, era practicante de enseñanzas no budistas y detractor de las doctrinas del Buda. Sus dos hijos y herederos desacataron las órdenes paternas y se hicieron discípulos del buda Rey del Sonido del Trueno Nebuloso; con todo, al final pudieron guiar a su padre, quien llegó a ser un buda conocido como Rey del Árbol Sal.81 ¿Podría alguien sostener que estos dos hijos faltaron a su deber filial?
»Hay un pasaje de sutra que dice: «Uno puede saldar sus obligaciones en forma verdadera y cabal sólo renunciando a ellas y adoptando una vida budista».82 Vemos así que aquel que se desprende de todos los lazos que lo obligan o sujetan a sus afectos en esta existencia, e ingresa en el verdadero Camino del budismo, es quien comprende de manera cabal el significado de las obligaciones.
»Por otro lado, conozco mucho mejor que usted la profundidad de la deuda de gratitud contraída con el soberano. Si, realmente, quiere mostrar que comprende tales obligaciones, debería advertir al gobernante desde lo más profundo de su ser y aconsejarlo en términos enérgicos. Seguir las órdenes del soberano cuando estas se oponen a lo correcto es propio de un completo adulador y representa el epítome de la deslealtad.
»El rey Chou de la dinastía Yin fue un mal soberano; y Pi Kan, su leal ministro. Cuando este vio que el Rey conducía la nación en contra de los principios del bien, lo amonestó con severidad. A causa de esto, a Pi Kan le abrieron el pecho de un tajo, pero, ya muerto el ministro, el rey Chou fue derrocado por el monarca de los Chou. Hasta el día de hoy, a Pi Kan se lo recuerda como ministro leal, y al rey Chou, como a un perverso gobernante.
»Kuan Lung-feng fue decapitado por amonestar a su soberano, el rey Chieh de la dinastía Hsia. Pero al rey Chieh, hasta el día de hoy, se lo considera un monarca corrupto, y a Kuan Lung-feng, un ministro leal. Se sabe que si uno advierte al soberano tres veces, y este no tiene en cuenta la advertencia, uno debe retirarse a un bosque de montaña.83 Sin embargo, ¿por qué guarda silencio, mientras el gobernante falta al bien ante sus propios ojos?
»Mencionaré en su beneficio varios ejemplos de sabios de la Antigüedad que se retiraron del mundo para vivir en bosques de montaña. ¡Abra sus oídos contumaces y escuche por un instante! Durante la dinastía Yin, T’ai-kung Wang se ocultó en un valle llamado P’o-ch’i; durante la dinastía Chou, Po I y Shu Ch’i se recluyeron en el monte Shou-yang; Ch’i Li-chi84 de la dinastía Ch’in se retiró al monte Shang; Yen Kuang85 de la dinastía Han vivió en un albergue solitario, y Chieh Tzu-sui86 del estado de Chin adoptó la vida de clausura en el monte Mien-shang. ¿Diremos que aquellos hombres fueron desleales? Sólo un tonto puede opinar de ese modo. Si comprende el significado de la lealtad, debe advertir al soberano; y si desea actuar con devoción filial, debe decir lo que sea necesario.
»Usted dijo, antes, que eran muchos los que seguían las enseñanzas provisionales y las escuelas basadas en estas doctrinas, mientras que hay muy pocas personas que estén siguiendo la escuela que yo recomiendo. Y pregunta por qué razón uno debería abandonar las enseñanzas preferidas por muchos para abrazar las que pocos eligen. Pero no necesariamente los muchos son dignos de honor, ni los pocos, merecedores de desprecio.
»De hecho, es extraordinario encontrar personas buenas y sabias, mientras que los necios y perversos abundan por doquier. El animal más sublime es el ch’i-lin, y el ave más prodigiosa es el fénix, y sin embargo, ambos son rarísimos de hallar. Por otro lado, las reses y ovejas, los cuervos y las palomas no podrían ser más frecuentes, y no obstante se cuentan entre las criaturas más ordinarias y poco notorias. Si los muchos fuesen siempre loables, y los pocos, dignos de menosprecio, en tal caso uno debería rechazar un ch’i-lin para quedarse con una vaca o un carnero, o dejar pasar un fénix para escoger un cuervo o una tórtola...
»Entre las piedras preciosas más valiosas se cuentan el mani y el diamante; ambos son escasos. Pero si hay algo que abunda son las piedras y los escombros, los terrones y guijarros comunes, a cual más inservible. Si uno siguiera su consejo, ¿debería acaso tirar las gemas y conservar los escombros? ¡Claro que este sería un proceder tan lastimoso como insensato!
»Los gobernantes venerables son una rareza; sólo surge uno cada mil años; por su parte, sólo cada quinientos años vemos aparecer un ministro sabio. El mani es una gema tan extraordinaria que sólo se la conoce de nombre. Y, para el caso, ¿quién ha visto un fénix o un ch’i-lin de verdad? Tanto en cuestiones seculares como en el mundo religioso, como cualquiera puede apreciar, las buenas personas son pocas, mientras que la gente mala es multitud. ¿Por qué, entonces, insiste en despreciar lo escaso y preferir lo abundante? El polvo y la arena están por todos lados, pero el arroz y los cereales existen en menor cantidad. La corteza de árbol abunda, pero el cáñamo y el hilo de seda son difíciles de encontrar. Debería poner en primer plano la verdad de las enseñanzas frente a cualquier otra consideración; y lo que no debería hacer, en ninguna circunstancia, es basar su juicio en el número de practicantes.
En ese momento, el hombre no iluminado se levantó de su esterilla en señal de respeto, se estiró las mangas y dijo:
—He escuchado lo que dijo sobre los principios de las enseñanzas sagradas. En verdad, es más difícil nacer como ser humano que arrojar un hilo desde el cielo y pasarlo por el ojo de una aguja en el fondo del mar. Y escuchar la Ley del Buda es más extraordinario que la posibilidad de que una tortuga tuerta encuentre a flote un tronco de sándalo [con una cavidad del tamaño justo para caber en ella]. Pude lograr algo tan difícil como nacer en este mundo humano, y tuve el privilegio de escuchar las enseñanzas budistas, cosa que sólo sucede en raras ocasiones. Si dejara que mi vida transcurriera en vano, ¿en qué otra existencia futura podría liberarme de las aflicciones del nacimiento y la muerte, y lograr la iluminación?
»Aunque los esqueletos que abandoné en mis sucesivas existencias durante el transcurso de un kalpa se apilaran y superaran la altura de una montaña, hasta el día de hoy no he sacrificado un solo hueso por la Ley del Buda. Y aunque, al cabo de todas mis existencias, las lágrimas vertidas por mis seres queridos y por las personas con quienes contraje deudas de gratitud superasen el caudal del mar, ni una sola vez derramé una sola lágrima en bien de mis futuras existencias. Soy el más necio de los necios; el más tonto de los tontos. Pero aun cuando deba desprenderme de mi vida y destruir este cuerpo, estoy resuelto a combatir mi apego a esta existencia y entrar en el Camino de las enseñanzas del Buda, procurar la iluminación de mis padres y salvar mi propia persona de las ataduras del infierno. Por favor, enséñeme exactamente cómo debo proceder. ¿Cómo debería practicar el que quiere abrazar la fe en el Sutra del loto? De las cinco prácticas, ¿en cuál debería centrarme primero? Por favor, le pido que se explaye en profundidad sobre sus valiosas enseñanzas.
—¡Ha quedado imbuido con la fragancia de un amigo en el salón perfumado de orquídeas!87 —repuso el venerable—. ¡Se ha enderezado como la artemisa que crece entre las plantas de cáñamo!88 Es cierto que el árbol desnudo no está desnudo por completo: cuando llega la primavera, rompe en flor. Y el campo yermo tampoco está yermo por completo; cuando llega el estío, recupera la frescura y el verdor. Si ha llegado a arrepentirse de sus viejos errores y está dispuesto a abrazar la doctrina correcta, sin duda es capaz de nadar en las honduras calmas y serenas [del nirvana] y vivir a salvo en el palacio de lo incondicionado.
»Ahora bien, quien desee propagar ampliamente las enseñanzas budistas y procurar la salvación de todas las personas, deberá primero considerar la enseñanza, la capacidad de la gente, el tiempo, el país y el orden de la propagación. Y el motivo es el siguiente. Desde el punto de vista de la época, hay tres períodos: el Primer Día, el Día Medio y el Último Día de la Ley. Desde el punto de vista de la enseñanza, están las doctrinas del Hinayana y las del Mahayana. En cuanto a las prácticas que deberán adoptarse, existen el shoju y el shakubuku. Es un error practicar el shakubuku en una época en que hace falta el shoju, y es no menos equivocado emplear el shoju cuando lo apropiado es el shakubuku. Por ende, lo primero que hay que establecer es si el período actual requiere del shoju o si es tiempo de aplicar el shakubuku.
»El shoju se practica cuando en todo el país sólo se ha difundido el Sutra del loto, y cuando no hay ningún maestro equivocado que exponga doctrinas erróneas. En momentos así, uno puede retirarse a un bosque de montaña, practicar la meditación o llevar a cabo las cinco, las seis o las diez prácticas.89 Pero la época del shakubuku es muy distinta; en este período, proliferan como orquídeas o crisantemos toda clase de sutras y de enseñanzas en cada lugar; y las distintas escuelas reúnen una gran cantidad de seguidores y se hacen de renombre; la verdad y el error avanzan codo a codo, y el Mahayana y el Hinayana se disputan el lugar de superioridad. En una época así, uno debe hacer a un lado todas las otras cuestiones y centrar su atención en refutar los actos contra la enseñanza correcta. Esta es la práctica del shakubuku.
»Si por no entender este principio uno practica el shoju o el shakubuku en épocas inapropiadas, no sólo será incapaz de lograr la Budeidad, sino que, además, caerá en los malos caminos. Esto está estipulado con claridad en el Sutra del loto y en el Sutra del nirvana, y también figura en forma inequívoca en los comentarios de T’ien-t’ai y de Miao-lo. De hecho, es un importante principio de la práctica budista.
»Podemos comparar estas dos clases de práctica con el régimen civil y el modo militar de gobernar una nación. Hay épocas que exigen el empleo prioritario de medidas militares, y hay tiempos en los que deben enfatizarse las medidas de carácter civil. Cuando en el mundo imperan la calma y la paz, es mejor hacer hincapié en las medidas civiles. Pero cuando se alzan en armas las tribus bárbaras del este, el sur, el oeste y el norte, empujadas como tábanos por salvajes ambiciones, debería recurrirse, primordialmente, a las medidas de índole militar.
»Aunque uno comprenda la importancia de las artes civiles y marciales, si no sabe interpretar el carácter de la época, si viste armadura y toma las armas cuando todos los países conviven en paz y no hay disturbios en el mundo, su proceder será errado. A la inversa, el que abandona las armas en el campo de batalla mientras los enemigos marchan contra su monarca, y en cambio toma tinta y pincel, tampoco actúa de acuerdo con lo que exigen los tiempos.
»Los métodos del shoju y el shakubuku también operan así. Cuando sólo se difunde la enseñanza correcta y no hay doctrinas distorsionadas ni maestros equivocados, uno puede internarse en los valles profundos y vivir en serena placidez, dedicado a recitar y copiar el sutra, y a la práctica de la meditación. Es como tomar el pincel y la tinta cuando en el mundo reina la paz. Pero cuando en el país cunden las escuelas provisionales o las personas que denigran la enseñanza correcta, es tiempo de hacer a un lado todas las demás cuestiones y consagrarse a refutar los actos contra la Ley. Esto es como blandir las armas en el campo de batalla.
»Así pues, el gran maestro Chang-an dijo en su comentario sobre el Sutra del nirvana: «En la Antigüedad, reinaba la paz, y la Ley se difundía en todo el país. En ese momento, era correcto observar los preceptos y no llevar palos. Pero ahora, los tiempos se han vuelto peligrosos, y la Ley ha quedado ensombrecida. Por lo tanto, es correcto portar palos y no dar importancia a los preceptos. Si el pasado hubiese sido peligroso como lo es el presente, en tal caso lo correcto habría sido ir armado en ambos períodos. Y si el presente fuera una época de paz, como lo fue el pasado, lo correcto sería observar los preceptos en ambos momentos. Las elecciones de uno deben ser las adecuadas [a la época] y nunca ceñirse a una u otra». El significado de esta frase del comentario es claro por demás.
»En tiempos pasados, el mundo era honesto, la gente era honrada y no había enseñanzas erróneas o doctrinas desviadas. Por eso, uno podía conducirse de manera correcta y llevar a cabo su práctica religiosa pacífica y amistosamente. No había necesidad de portar palos ni de enfrentar a los demás, ni tampoco ocasión de atacar las enseñanzas erróneas.
»Pero la época actual es impura. Como la mentalidad de la población es retorcida y desviada, y abundan las enseñanzas provisionales y los actos contra la Ley, a la enseñanza correcta le es imposible prevalecer. En épocas así, es inútil dedicarse a leer, recitar y copiar [el Sutra del loto] o consagrarse a los métodos y prácticas de la meditación. Uno debería practicar sólo el método de propagación conocido como shakubuku y, mientras tenga fuerzas, emplear su autoridad e influencia para poner fin a los actos contra la enseñanza correcta, mientras utiliza su conocimiento de las enseñanzas para refutar las doctrinas erróneas.
»Como hemos visto, se dice que hay que tomar medidas que resulten adecuadas y oportunas, en lugar de ceñirse ciegamente a unas o a otras. Por tal razón, hay que observar el mundo actual y ponderar hasta qué punto el nuestro es un país donde prevalece la doctrina correcta o una tierra donde florecen las enseñanzas erróneas.
»A la hora de responder esta pregunta, cabe recordar que Honen, de la escuela Tierra Pura, nos ordena «descartar, cerrar, ignorar y abandonar» el Sutra del loto en favor del Nembutsu. Y Shan-tao, en sus escritos, dice que el Sutra del loto es una «práctica secundaria», y que «ni una sola persona en mil» ha podido ser salvada mediante este sutra, con lo cual indica que si mil personas abrazan la fe en el Sutra del loto, ni una sola logrará la iluminación.
»Kobo, de la escuela Palabra Verdadera, afirma en sus escritos que el Sutra del loto es inferior incluso al Sutra de la guirnalda de flores, y lo sitúa dos niveles por debajo del Sutra Mahavairochana, tras postular que consiste en «teorías pueriles». Y Shogaku-bo, de esta misma escuela, declara que el Sutra del loto no es digno siquiera de prestar servicio al Sutra Mahavairochana como paje calzador, y que el buda Shakyamuni no merece siquiera ser boyero de Mahavairochana El Que Así Llega.
»Los sacerdotes de la escuela Zen desprecian el Sutra del loto diciendo que es saliva escupida de la boca, que es un dedo apuntando la luna, que es una red doctrinaria que sólo sirve para enredar. Los sacerdotes de la escuela Preceptos —derivada del Hinayana— afirman que el Sutra del loto es una enseñanza errónea y lo censuran definiéndolo como una prédica del demonio celestial.
»¿Acaso estas personas no están denigrando la enseñanza correcta? No hay rigor que resulte excesivo a la hora de condenarlas, ni hay cómo ser lo bastante enérgico al amonestarlas.
—En las más de sesenta provincias que integran el Japón —observó el hombre no iluminado—, hay muchas clases de personas y muy diversas doctrinas budistas. Con semejante cantidad de sacerdotes del Nembutsu, maestros de la escuela Palabra Verdadera, seguidores del Zen y de la escuela Preceptos, prácticamente no hay una sola persona que no denigre la enseñanza correcta. En tal caso, ¿por qué habría yo de criticar a otras personas? Mi deber, creo al menos, es cultivar una fe profunda en mi propio fuero interno y no inmiscuirme en los errores ajenos.
—Lo que dice es cierto —respondió el venerable—, y en principio me sentiría inclinado a pensar como usted. Pero cuando estudiamos los sutras, vemos que nos exhortan a no escatimar la vida [en bien de la Ley]; también nos dicen [que deberíamos propagar las enseñanzas del Buda] aunque ello nos costara la vida.90 Y afirman tales cosas, porque si uno no duda ante los demás y propaga los principios budistas tal como indican los sutras en una época en que sean muchos los que denigren la enseñanza correcta, invariablemente aparecerán tres clases de enemigos y, en muchos casos, atentarán contra nuestra vida. Pero, nos dicen los sutras, si uno observa desviaciones de las enseñanzas del Buda y no las denuncia, si no se dirige al gobernante pidiendo que este les ponga freno, estará siendo desleal a las enseñanzas e indigno de ser considerado discípulo del Buda.
»En el tercer volumen del Sutra del nirvana se afirma: «Si incluso un buen monje ve a alguien que está destruyendo la enseñanza y no le da importancia, no lo refuta, no lo expulsa o sanciona por su falta, debéis comprender que ese monje está traicionando la enseñanza del Buda. Pero si expulsa al que destruye la Ley, lo refuta o lo castiga, en tal caso es mi discípulo y es alguien que auténticamente escucha la voz».
»Este pasaje significa que si una persona empeñada en difundir la enseñanza correcta del Buda viera u oyese a alguien postular las doctrinas de los sutras de manera errada y no lo llamara al orden en forma personal, o si careciendo del poder para hacerlo, no se dirigiese al soberano para solicitar medidas correctivas, en tal caso estaría traicionando la enseñanza del Buda. Pero, como exhortan los sutras, si lejos de temer a otros se ocupa de censurar a los que denigran la Ley y apela al gobernante para que este tome medidas contra tales personas, podrá ser considerado un discípulo del Buda y un genuino sacerdote.
»Decidido a evitar que se me acuse de estar «traicionando la enseñanza del Buda», aun siendo blanco del odio de otros, consagré mi vida al buda Shakyamuni y al Sutra del loto, extendí mi amor compasivo a todos los seres vivos y refuté los actos contra la enseñanza correcta. Quienes fueron incapaces de comprender mi corazón fruncieron los labios y me lanzaron miradas de odio. Pero si a usted le preocupa en verdad su próxima existencia, debería pensar menos en su seguridad personal y considerar la Ley por encima de todas las cosas. Por eso, el gran maestro Chang-an señaló: «La expresión “[Un enviado real] finalmente no calla ninguna de las palabras de su soberano, aunque ello le cueste la vida»91 significa que nuestro cuerpo es insignificante, pero la Ley es suprema. Uno debería dar la vida con tal de propagar la Ley».92
»En esta frase, está diciendo que aunque uno tenga que entregar la vida, no debe ocultar la enseñanza correcta; y es así porque el cuerpo es insignificante, pero la Ley es suprema. Aunque nuestro cuerpo se destruya, debemos esforzarnos por propagar la Ley.
»¡Qué triste es nuestro destino, que a todos los que nacemos nos condena a perecer! Ni siquiera los que viven muchísimos años pueden escapar de esta transitoriedad. En este mundo la vida dura a lo sumo cien años. Si nos detenemos a pensarlo, es como un sueño dentro de un sueño. Ni siquiera en el cielo donde no existen el pensamiento y el no pensamiento, donde la vida dura ochenta mil años, pueden eludirse las leyes del cambio. Y aun en el cielo de las treinta y tres deidades, donde la vida dura un milenio, esta acaba siendo barrida por los vientos del cambio y de la decadencia. ¡Cuánto más triste es, entonces, el sino del ser humano en esta tierra de Jambudvipa, cuya vida es fugaz como el rocío, frágil como las hojas del plátano, carente de sustancia como la espuma o las burbujas! No hay modo de afirmar con certeza si uno existe o no, como la luna reflejada sobre las aguas; como el rocío posado sobre la hierba, podemos desaparecer en cualquier momento.
»Todo el que comprenda este principio debe saber que es extremadamente importante pensar en nuestra próxima existencia. En la última época del buda Alegría Creciente, el monje Concreción de la Virtud se dedicó a propagar la enseñanza correcta. Sus actos despertaron un profundo sentimiento de animosidad en incalculables monjes, culpables de violar los preceptos. Estos comenzaron a atacarlo, pero el rey Poseedor de Virtud, decidido a proteger la enseñanza correcta, luchó contra quienes denigraban la Ley. Al final, perdió la vida y renació en la tierra del buda Akshobhya, donde llegó a ser su más destacado discípulo. En forma similar, gracias a que el rey Sen’yo honró las enseñanzas del Mahayana y dio castigo a quinientos brahmanes por sus acciones contra la enseñanza correcta, pudo alcanzar el nivel del cual no hay retroceso. ¡Qué reconfortante es ver que aquellos que respetaron a los monjes de la enseñanza correcta y amonestaron a las personas malvadas y erradas pudieron recibir beneficios como estos!
»Pero si, en nuestra época actual, alguien llegase a practicar el shoju [en lugar del shakubuku], sin duda alguna caería en los malos caminos junto a aquellos que denigraron la enseñanza correcta. El gran maestro Nan-yüeh escribe en Las cuatro prácticas pacíficas: «Si un bodhisattva protegiera a las malas personas en lugar de reprenderlas [...], cuando su vida termine, caerá en el infierno junto a esas malas personas».
»Este pasaje significa que si un practicante del budismo no castiga a las malas personas que actúan contra la Ley y, en cambio, se entrega por completo a la meditación y a la contemplación, si, en vez de discernir entre las doctrinas correctas e incorrectas, o entre las enseñanzas provisionales y la verdadera, finge ser modelo de benevolencia, esa persona caerá en los malos caminos junto a todos los demás perpetradores del mal. Esta será la suerte que habrán de correr los que, lejos de corregir a los seguidores de las escuelas Palabra Verdadera, Nembutsu, Zen y Preceptos que denigren la enseñanza correcta, en cambio finjan ser ejemplo de bondad.
Entonces, el hombre no iluminado, abrigando esta determinación en su pecho, proclamó:
—Advertir al soberano y orientar a la familia hacia el rumbo correcto es lo que han enseñado los sabios de tiempos pasados y es lo que indican, con claridad incuestionable, los textos que usted mencionó. Todos los escritos no budistas hacen hincapié en este punto, y las enseñanzas del budismo lo destacan en la misma medida. Ver el mal y no refutarlo, tener conciencia de un acto contra la Ley y no combatirlo es ir contra la palabra de los sutras y desobedecer a los patriarcas budistas. La retribución que genera esta falta es severa en extremo y por eso, de hoy en adelante, me consagraré de lleno a la fe.
»Pero es muy difícil poner en práctica este Sutra del loto. Si hubiese algún punto esencial que yo debiese observar, ¿podría señalármelo?
—Veo que su aspiración al Camino es seria y sincera —apreció el venerable—. Lo esencial que han necesitado todos los budas para lograr el verdadero Camino o iluminación no es otra cosa que los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo. Si el rey Suzudan renunció a su trono enjoyado [y logró la Budeidad] fue exclusivamente por estos cinco caracteres; y también por ellos la hija del Rey Dragón pudo convertir sus características de reptil [en las de un buda].93
»Si nos detenemos a considerarlo, vemos que es el sutra el que dice que un solo verso o frase es suficiente, cuando explica cuánto o cuán poco ha de practicarse, y el que dice que la persona que se regocija aun un solo instante al escucharlo [sin falta llegará a ser un buda], cuando explica cuanto tiempo de práctica es necesario [para lograr la iluminación]. Las ochenta mil enseñanzas, en su enorme totalidad, y las muchas palabras y frases de los ocho volúmenes del Sutra del loto fueron expuestas con el sencillo propósito de revelar esos cinco ideogramas. Cuando el buda Shakyamuni, entre las nubes de la Montaña Sagrada, en la bruma del Pico del Águila, resumió la esencia de la doctrina y se la transfirió a los Bodhisattvas de la Tierra, ¿cuál cree usted que fue esa enseñanza? Ni más ni menos que los cinco ideogramas, la Ley esencial.
»Las seis mil hojas94 de comentarios de T’ien-t’ai y de Miao-lo, cual sartas de piedras preciosas, y los muchos rollos de las exégesis escritas por Tao-sui y Hsing-man, cual piezas de oro, no trascienden el significado de esta enseñanza. Si realmente teme las aflicciones del nacimiento y la muerte, y ansía el nirvana, si mantiene la fe y desea con fervor entrar en el Camino, los padecimientos del cambio y de la transitoriedad serán apenas como el sueño de ayer, y el despertar de la iluminación pasará a ser su realidad de hoy. Si entona Nam-myoho-renge-kyo, ¿habrá alguna falta que no sea erradicada? ¿Habrá algún beneficio que no se manifieste? Esta es la verdad, y su profundidad es inmensa. Debe creer en ella y aceptarla.
El hombre no iluminado unió las palmas de sus manos e, hincándose de rodillas en señal de reverencia, dijo:
—Me siento hondamente conmovido por las invalorables palabras que acaba de transmitirme. Su enseñanza ha esclarecido mis pensamientos. Y sin embargo, si me atengo al principio de que las cosas superiores contienen las inferiores, parecería que lo amplio también abarca lo acotado y que lo numeroso incluye lo escaso. Con todo, cuando examinamos este asunto, vemos que los cinco ideogramas que usted mencionó son pocos, mientras que las palabras que forman el sutra son muchas; que el daimoku o título del Sutra del loto es breve, mientras que sus ocho rollos son muy amplios. ¿Cómo, entonces, pueden ambos prodigar iguales beneficios?
—¡Pero qué necio es usted! —dijo el venerable—. Su apego a la idea de que hay que abandonar lo escaso en favor de lo cuantioso es más alto que el monte Sumeru, y su convicción de que hay que despreciar lo acotado para preferir lo amplio es más profunda que el gran océano. En el transcurso de nuestra conversación, ya le he demostrado que las cosas no necesariamente son dignas de honor tan sólo por ser numerosas, ni merecedoras de desprecio tan sólo por ser escasas. Ahora me gustaría ampliar un poco la idea y explicarle por qué lo pequeño, en realidad, puede contener lo grande, y por qué una cosa puede ser superior a muchas.
»La semilla del árbol de nyagrodha mide la tercera parte de una semilla de mostaza, y sin embargo puede ocultar quinientas carretas en su interior.95 ¿No sería este un ejemplo de algo pequeño que contiene lo grande dentro de sí? La joya que concede los deseos es única, pero basta para otorgar diez mil tesoros sin negar uno solo. ¿No sería este un ejemplo de algo único que contiene muchas cosas dentro de sí? Un proverbio popular dice que «el uno es madre de diez mil». ¿No entiende el principio que subyace a estas cuestiones? La consideración más importante es si una doctrina se ajusta o no al principio del verdadero aspecto de las cosas. ¡No se aferre ciegamente al criterio de lo numeroso o lo escaso!
»Pero como su necedad es extrema, voy a ofrecerle una analogía. Myoho-renge-kyo es la naturaleza de Buda que existe en todos los seres vivientes. La naturaleza de Buda es la naturaleza del Dharma, y esta última es la iluminación. La naturaleza de Buda que poseyeron Shakyamuni, Muchos Tesoros y los budas de las diez direcciones; la naturaleza de Buda de Prácticas Superiores, Prácticas Ilimitadas y los demás Bodhisattvas de la Tierra, y la de Sabio Universal, Manjushri, Shariputra, Maudgalyayana y los demás; y la del gran Brahma y el señor Shakra, y la de las deidades del Sol y de la Luna, el lucero matinal, las siete estrellas de la Osa Mayor en el firmamento boreal, las veintiocho constelaciones y la infinidad de otras estrellas; y la de las deidades celestiales, las deidades terrenales, las deidades dragones, las ocho clases de seres no humanos, y los seres humanos y celestiales que se congregaron en inmensa asamblea para escuchar la prédica del Buda; y la del rey Yama; en síntesis, la naturaleza de Buda de todos los seres vivos, desde el mundo donde no existe el pensamiento ni el no pensamiento, situado allende las nubes, hasta las llamas del infierno más bajo y profundo, esa naturaleza de Buda que poseen todos los seres responde al nombre de Myoho-renge-kyo. Por lo tanto, si usted recita las palabras del daimoku una sola vez, estará llamando y congregando a su alrededor la naturaleza de Buda de todos los seres vivos. En ese momento, se manifestarán y se harán visibles los tres cuerpos de la naturaleza del Dharma que hay en su interior —el cuerpo del Dharma, el cuerpo de la recompensa y el cuerpo manifiesto—. A esto se le llama lograr la Budeidad. Para dar un ejemplo, cuando canta un pájaro enjaulado, las numerosas aves que vuelan en el cielo se reúnen de inmediato en torno a su jaula. Y al verlas acercarse, el pájaro confinado lucha por salir en libertad.
El hombre no iluminado expresó:
—Ya me ha enseñado en detalle los beneficios del daimoku y el significado de la Ley Mística. Pero me gustaría preguntarle si estas cuestiones aparecen explicadas en el sutra de esta misma forma.
—Dado que ya ha comprendido el principio expuesto —respondió el venerable—, en realidad no hay necesidad de seguir preguntando en qué pasaje de las escrituras se basa. Sin embargo, accediendo a su pedido citaré una frase del sutra.
»En el capítulo «Dharani» del octavo volumen del Sutra del loto se afirma: «Si podéis escudar y proteger a aquellos que acepten y practiquen tan sólo el nombre del Sutra del loto, vuestro mérito será incalculable». En esta cita, el Buda elogia a la Madre Demonio y a las diez demonios por haber jurado que protegerían a los devotos del Sutra del loto, y afirma que los beneficios que les proporcionará esta promesa de proteger a los que abracen el daimoku del Sutra del loto ni siquiera pueden ser imaginados por la sabiduría del Buda, que abarca por completo las tres existencias: pasado, presente y futuro. Y aunque, por derecho, nada debería quedar fuera de la sabiduría del Buda, este dice aquí que los beneficios derivados de aceptar y abrazar el daimoku del Sutra del loto son lo único que su sabiduría no alcanza a medir.
»Los beneficios de todo el Sutra del loto quedan contenidos en los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo. Mientras que las palabras de los ocho volúmenes del Sutra del loto difieren a lo largo de los veintiocho capítulos de acuerdo con su contenido, los cinco ideogramas del daimoku siempre son los mismos a lo largo de todo el sutra. Para dar un ejemplo, en los dos caracteres con que se escribe la palabra «Japón» están incluidas sus más de sesenta provincias y sus dos islas. ¿Hay alguna provincia o distrito que no esté contenido en ese nombre?
»Cuando uno emplea la palabra «aves», la gente sabe que uno habla de las criaturas que vuelan en el cielo; si uno dice «bestias», los demás comprenden que uno se refiere a los animales que se mueven sobre la tierra. En todas las cosas, los nombres son de gran importancia, precisamente porque transmiten significados generales de este modo. A esto se refirió el gran maestro T’ien-t’ai cuando dijo que los nombres transmitían la naturaleza básica de algo, mientras que las frases describían cómo se diferenciaba del resto, o cuando dijo que los nombres designaban el carácter primordial de las cosas.
»Asimismo, los nombres tienen la virtud de poder resumir aquello que denotan; a su vez, a tono con esta función, las cosas responden al nombre con que se las designa. De manera similar, el nombre o daimoku del Sutra del loto tiene el poder [de convocar la naturaleza del Buda a la cual se refiere].
—Si es como usted dice —observó el hombre no iluminado—, los beneficios del daimoku son realmente grandiosos. Pero es seguro que tales beneficios variarán, según se comprenda o no el significado del daimoku. Soy un hombre que porta arco y flechas, y mi profesión se vincula con las armas. Mis conocimientos son nulos sobre la verdadera naturaleza de las enseñanzas budistas. ¿Podría alguien como yo incrementar en gran medida su buena fortuna?
—Según el principio de la iluminación perfecta e inmediata —explicó el venerable—, no hay diferencia esencial entre los primeros y los últimos niveles de la práctica, y los beneficios de los estadios avanzados están contenidos también en los iniciales. Realizar una práctica es realizar todas las prácticas, y no hay ningún beneficio que no quede en ella incluido.
»Si la situación fuera como usted dice y si alguien sólo pudiera obtener buena fortuna después de haber comprendido la verdad del budismo, nadie sería capaz de obtenerla en medida alguna, ni los bodhisattvas en el nivel de la iluminación casi perfecta, ni los que se inician en el nivel en que se escucha el nombre y las palabras de la verdad. Esto es porque, como dice el Sutra del loto, la verdad sólo puede ser comprendida «por budas».96
»En el capítulo «Parábolas y semejanzas» del Sutra del loto, el Buda declara: «Hasta tú, Shariputra, en lo que respecta a este sutra, sólo has podido obtener el acceso a través de la fe. ¡Cuánto más válido ha de ser esto en el caso de los demás discípulos que escuchan la voz!».
»Este pasaje revela que hasta Shariputra, conocido por su gran sabiduría, en lo concerniente al Sutra del loto pudo lograr el ingreso mediante la fe y no mediante la facultad de su saber. ¡Así que esto ha de ser más válido aún en el caso de los otros discípulos que escuchaban la voz!
»De tal suerte, a partir de la prédica del Sutra del loto y gracias a que Shariputra tuvo fe en él, pudo deshacerse del nombre que lo definía como alguien incapaz de lograr la Budeidad, y supo que llegaría a ser, con el tiempo, El Que Así Llega Fulgor de Flor.
»Es como el caso de un bebé a quien alimentan con leche. Aunque este no comprenda el sabor de lo que bebe, la leche naturalmente lo hará crecer. Del mismo modo, cuando un médico prescribe algún remedio a una persona enferma, aunque esta desconozca el origen y la naturaleza del medicamento, si lo toma terminará sanando con el transcurso del tiempo. Pero si por desconocer el origen objeta el remedio que el médico le indica y rehúsa tomarlo, ¿cree que llegará a curarse alguna vez? Mientras tome el medicamento, acabará recuperando la salud, ya sea que comprenda o que ignore cómo actúa.
»Ya se ha dicho que el Buda es como un médico excelente; también se ha comparado la Ley con un remedio eficaz, y a los seres vivos, con personas enfermas.97 El Buda tomó las enseñanzas predicadas en el transcurso de su existencia; las molió y pasó por el cedazo, las mezcló y creó con ellas un sublime remedio, la tableta de la Ley Mística. Mientras uno tome esta píldora, la comprenda o no, sin falta podrá curarse del mal de la ilusión. Aunque alguien enfermo no entienda la acción del remedio ni sepa la naturaleza de su dolencia, si ingiere el medicamento terminará curándose.
»Lo mismo sucede con los practicantes del Sutra del loto. Aunque no entiendan los principios del budismo y no sepan que sufren a causa de la ilusión, si tienen fe sin duda podrán librarse simultáneamente de las enfermedades de las tres categorías de ilusiones —las del pensamiento y el deseo, las que son innumerables como las partículas de polvo y de arena, y las que se refieren a la verdadera naturaleza de la existencia—. Llegarán a la Tierra de la Recompensa Real y a la Tierra de la Luz Tranquila, y harán resplandecer los tres cuerpos de El Que Así Llega, que poseen en forma intrínseca.
»Por tal razón, el gran maestro Dengyo afirma: «Ni el maestro ni los discípulos necesitan sobrellevar incontables kalpas de prácticas austeras para poder lograr la Budeidad. Mediante el poder del Sutra del loto de la Ley prodigiosa, pueden hacerlo cada uno con la forma física que posee».98 Esto significa que tanto el maestro que expone los principios del Sutra del loto como el discípulo que recibe sus enseñanzas llegarán a ser budas juntos, en breve tiempo, gracias al poder del Sutra del loto.
»El gran maestro T’ien-t’ai escribió Profundo significado del «Sutra del loto», Palabras y frases del «Sutra del loto» y Gran concentración e introspección; treinta volúmenes de comentarios sobre el Sutra del loto. Y el gran maestro Miao-lo, además, compuso los treinta volúmenes del Comentario sobre «Profundo significado del “Sutra del loto”», el Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”» y el Comentario sobre «Gran concentración e introspección», en los cuales analizó las obras de T’ien-t’ai. A todos estos títulos, en conjunto, se los conoce como los «sesenta volúmenes de la escuela T’ien-t’ai».
»En Profundo significado del «Sutra del loto», T’ien-t’ai establece cinco grandes principios —nombre, entidad, cualidad, función y enseñanza—, a cuya luz explicó el poder y la eficacia de los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo. En la parte en que discurre sobre la cualidad del Sutra del loto, tercero de estos cinco grandes principios, escribe: «Cuando uno tira de la cuerda central de una red, no hay parte de la malla que no se mueva; cuando uno levanta el extremo de una túnica, no hay un solo hilo que no ascienda también». Este pasaje significa que, cuando uno emprende la sola práctica de ejercitar la fe en Myoho-renge-kyo, no hay un solo beneficio que deje de manifestarse, y no hay buen karma que deje de obrar en nuestro beneficio. Es como el caso de una red de pesca: si bien la red está formada de miles de nudos, cuando uno tira de la cuerda principal todos los nudos se mueven. O como una prenda de vestir, cuyo tejido está compuesto de incontables y finísimos hilos. Cuando uno levanta la prenda por un extremo, arrastra en el movimiento a todos los hilos que la componen.
»En Palabras y frases del «Sutra del loto», T’ien-t’ai explica las diversas palabras y frases que aparecen en dicho sutra, desde la expresión inicial —«Esto es lo que escuché»—, hasta los últimos términos —«se inclinaron en señal de reverencia y partieron»—. Las explica organizándolas en cuatro categorías: las causas y condiciones; las enseñanzas correlacionadas; las enseñanzas teórica y esencial, y la observación de la vida.99
»Luego, en Gran concentración e introspección, expone la meditación sobre la región de lo insondable; en otros términos, la meditación sobre los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, basada en su cabal comprensión del Sutra del loto. Es una práctica que deriva de la iluminación primigenia del Buda y representa un principio referido a la verdad inherente a la vida del ser humano. Pero aquí no me extenderé en detalles sobre esto.
»¡Qué ocasión de regocijo! Aunque nacimos en una época de maldad, manchada con las cinco impurezas, hemos podido ver y escuchar las verdaderas palabras del vehículo único. Leemos que la persona que [tras la guía de los budas] ha plantado semillas de buena fortuna numerosas como los granos de arena del Hiranyavati o del Ganges puede tomar contacto con este sutra y abrazar la fe en él.100 En su corazón ha despertado la inclinación a regocijarse en la fe. Por eso, sin duda alguna, así como una tapa encaja perfectamente en el recipiente que corresponde, así su propia fe provocará una respuesta benevolente del Buda, y ambas se fusionarán de manera inseparable.
El hombre no iluminado inclinó la cabeza, unió las palmas de sus manos y habló de este modo:
—A partir de hoy, aceptaré y practicaré este rey de los sutras, el Loto de la única verdad, y veneraré al Buda, único digno de honor en los tres mundos, considerándolo mi genuino maestro. Con este cuerpo que hoy poseo como simple mortal hasta el momento en que adquiera el cuerpo de un buda, jamás osaré apartarme de esta fe. Aunque pesen gravemente sobre mí las nubes de las cinco faltas capitales, me empeñaré en seguir el ejemplo de Devadatta, quien pudo lograr la Budeidad. Aunque me azoten las olas de las diez malas acciones, ansiaré ser como aquellos que crearon un vínculo con el Sutra del loto escuchando la prédica de los príncipes.101
—El corazón humano —respondió el venerable— es como el agua, que adopta la forma del recipiente que la contiene; la naturaleza de los seres es como el reflejo de la luna, que se mece sobre el oleaje. Usted insiste en que practicará esta fe con seriedad, pero habrá días en que dudará. Aunque los demonios y las funciones diabólicas acudan a tentarlo, jamás permita que nada lo distraiga. El demonio celestial odia la Ley del Buda, y los creyentes no budistas albergan resentimiento hacia estas enseñanzas. Usted tiene que ser como la montaña de oro, que brilla con más fulgor cuanto más se empeña el jabalí en rascarla, o como el mar, que acoge y da cabida a todos los ríos, o como el fuego que arde con más brío cuando le echan leños encima, o como el insecto kalakula, que se hincha y crece de tamaño cuando sopla el viento. Si sigue estos ejemplos, ¿habrá forma de que no se manifiesten resultados positivos?
Antecedentes
Se cree que este tratado fue escrito en el segundo año de Bun’ei (1265). Se desconoce el nombre de su destinatario. Sin embargo, en la parte final del texto, el interlocutor no iluminado se refiere a sí mismo como «un hombre que porta arco y flechas», cuya profesión «se vincula con las armas»; por tal motivo, algunos sugieren que Nichiren Daishonin lo envió a algún samurái o miembro de la clase guerrera.
El tratado consta de dos partes y está redactado, mayormente, en forma de diálogo entre alguien que pregunta y otro que responde. El «venerable» al que alude el título es el devoto del Sutra del loto, Nichiren Daishonin, mientras que el «hombre no iluminado» representa a la población del Último Día de la Ley. En la primera parte, el hombre no iluminado, habiendo comprendido la naturaleza transitoria de la vida y hallándose en pos de la verdad, recibe las visitas sucesivas de un sacerdote de la escuela Preceptos, un creyente laico de la escuela Tierra Pura, un practicante de la escuela Palabra Verdadera y un sacerdote de la escuela Zen. Valiéndose de estas conversaciones, el Daishonin resume los principios básicos de estas cuatro grandes corrientes budistas de su época.
El sacerdote de la escuela Preceptos, el primer visitante, afirma que las enseñanzas referidas a las reglas religiosas son las más importantes de las ochenta mil enseñanzas sagradas del budismo. Admira a Ryokan, prior del templo Gokuraku-ji, a quien ofrece como ejemplo; exhorta al hombre no iluminado a observar los cinco preceptos y los doscientos cincuenta preceptos, y a consagrarse a obras de caridad, como lo hace Ryokan.
El siguiente visitante, un creyente de la escuela Tierra Pura, elogia las enseñanzas del Nembutsu, que prometen a sus creyentes el renacimiento en la Tierra Pura del buda Amida para así emanciparse de las aflicciones del nacimiento y la muerte. De los cuarenta y ocho votos del buda Amida, destaca el decimoctavo como única fuente de salvación para las personas comunes del Último Día y afirma que hasta las personas culpables de las diez malas acciones y de las cinco faltas capitales pueden renacer en la Tierra Pura invocando el nombre de este buda.
El practicante de la escuela Palabra Verdadera, que lo visita a continuación, dice que hasta las doctrinas más profundas de las enseñanzas exotéricas son una mera introducción a las enseñanzas esotéricas. Aquellas, dice, fueron expuestas por Shakyamuni, el Buda del cuerpo manifiesto, de acuerdo con la capacidad de sus discípulos, mientras que las enseñanzas esotéricas fueron predicadas por Mahavairochana, el Buda del cuerpo del Dharma, a raíz de la espontánea alegría que le producía la Ley. En consecuencia, exhorta al hombre no iluminado a desechar las enseñanzas exotéricas y adoptar la fe en las esotéricas, más profundas.
El último en llegar es un sacerdote mendicante de la escuela Zen. Este compara los sutras con un dedo que apunta a la luna y denuncia las doctrinas contenidas en ellos diciendo que son una suma de sandeces; por fin, exhorta al hombre no iluminado a meditar en posición sentada para percibir la verdadera naturaleza de su mente, de acuerdo con la «enseñanza sin palabras» del Zen.
Atribulado por las contradicciones que advierte en las muchas cosas que le han dicho, y decidido a descubrir cuál es la enseñanza correcta, el hombre no iluminado emprende un viaje en busca de un maestro capaz de esclarecerle estas cuestiones. Después de visitar varios templos, uno tras otro, finalmente da con un venerable que practica el Sutra del loto. El título Conversación entre un venerable y un hombre no iluminado se refiere al diálogo que se produce entre ellos dos. El hombre no iluminado confiesa que ha aprendido las enseñanzas de las escuelas Preceptos, Nembutsu, Palabra Verdadera y Zen sin poder establecer si tales doctrinas son verdaderas o no. En respuesta, el venerable declara que las enseñanzas de esas cuatro escuelas son una causa que lleva a renacer en los malos caminos ya que se basan en doctrinas provisionales, mientras que sólo la enseñanza verdadera del Sutra del loto permite a todas las personas, sin excepción, manifestar la Budeidad.
Tal comparación entre enseñanzas provisionales y verdaderas forma el eje de este tratado. El venerable refuta las doctrinas de las escuelas basadas en enseñanzas provisionales y cita pasajes de los sutras para demostrar que la supremacía del Sutra del loto fue establecida por el propio Shakyamuni. La primera parte de este tratado finaliza con la refutación de las doctrinas expuestas por las escuelas Nembutsu y Palabra Verdadera. La segunda parte comienza con la refutación al Zen.
A esta altura, el hombre no iluminado se ha convencido de que el Sutra del loto es la enseñanza verdadera. Sin embargo, razones de lealtad y de respeto filial le impiden adoptar la fe en ella. Señala que todos, desde el gobernante hasta el último plebeyo, tienen fe en otras escuelas, y que sus propios padres y ancestros han practicado las enseñanzas de la escuela Tierra Pura. El venerable responde que la mejor forma de saldar las deudas de gratitud con los padres y el soberano es abrazar la enseñanza budista correcta y, de esa forma, conducirlos a la salvación. Luego dice que uno debería evaluar las enseñanzas budistas tomando como criterio los méritos de cada una, y no el número de sus seguidores. El venerable también explica que la práctica budista adopta dos formas, el shoju y el shakubuku, de acuerdo con las características de la época. El período actual, cuando florecen las enseñanzas distorsionadas, es propicio para el shakubuku.
Una vez que el hombre no iluminado resuelve adoptar el Sutra del loto, el venerable le revela que la esencia del sutra yace en los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo que forman su título. Myoho-renge-kyo, le explica, es la naturaleza de Buda inherente a todos los seres. Cuando uno entona Nam-myoho-renge-kyo, se abre la naturaleza de Buda intrínseca en todas las cosas y, en forma simultánea, se manifiesta también la propia Budeidad. Aun sin tener una profunda comprensión de las enseñanzas budistas, mediante esta práctica uno puede manifestar la Budeidad con la forma física que posee. El venerable concluye exhortando al hombre no iluminado a mantener la fe durante toda su vida, sin que nada haga flaquear su determinación.
Notas
1. También es posible leer el texto japonés con este significado: «La posibilidad de lo desconocido puede aterrorizarnos o hacernos deplorar que este mundo, tan familiar para nosotros, tenga que pasar tan deprisa».
2. Chuang Tzu (El conocimiento que deambuló hacia el Norte): «La vida del hombre entre el cielo y la tierra es como el paso de un corcel blanco al galope visto fugazmente a través de una rendija en la pared —¡fiu!—, y luego el final».
3. Referencia a los grandes terremotos, inundaciones copiosas y otros desastres que ocurrieron durante la era Shoka (1257-1259) y que cobraron muchas vidas.
4. El «Rey de Ch’u» es el rey Huai (r. 328-299 a. C.). En sueños, mantuvo una cita romántica con una diosa. Cuando esta se marchó, dijo al Rey que siempre estaría a su lado, adoptando la forma de una nube por las mañanas, y de la lluvia por las tardes.
5. En la era Yung-p’ing (58-75 d. C.), durante el reinado del emperador Ming, Liu Ch’en se extravió en el monte T’ien-t’ai, donde mantuvo un encuentro amoroso con una criatura inmortal y vivió junto a ella felizmente. Cuando Liu Ch’en retornó a su hogar, medio año después, se sorprendió de ver allí a su séptima generación de descendientes.
6. No se sabe con certeza a qué poeta se refiere el Daishonin. Como la estrofa alude a un humilde leñador, ignorante en materia religiosa, la esperanza implícita del poeta es que aquel no tendrá que padecer grandes angustias en la vida.
7. De los ocho infiernos ardientes, el del calor abrasador y el del gran calor abrasador son el sexto y el séptimo; el octavo es el infierno del sufrimiento incesante.
8. De los ocho infiernos helados, el infierno del loto carmesí y el del gran loto carmesí son el séptimo y el octavo. En ellos, se dice que el frío es tan intenso que la carne se agrieta y se abre, y adquiere el aspecto de rojas flores de loto.
9. Los cinco componentes del cuerpo y la mente, aquí, se refieren a los cinco componentes de la vida: forma, percepción, conceptualización, volición y conciencia, que se unen temporalmente para dar forma a un ser humano individual.
10. Después de este pasaje de apertura, el texto pasa a la narración en tercera persona.
11. Ling Lun fue súbdito de Huang Ti (el Emperador Amarillo), legendario gobernante de la antigua China. Dotado de un oído de finísimo alcance, se destacó como músico. Sabía distinguir las mínimas variaciones de registro en la escala musical.
12. Li Chu, también llamado Li Lou, fue un legendario personaje de la antigua China, de vista tan aguda que a cien pasos de distancia era capaz de ver la punta de un pelo.
13. El puerto de Iijima era el único que, en tiempos del Daishonin, prestaba servicios portuarios a Kamakura. La barrera de Mutsura era un puesto de control donde se cobraba peaje, situado en lo que hoy es Yokohama, prefectura de Kanagawa.
14. Siete rutas que conducen a Kamakura.
15. Comparaciones mediante las cuales el buda Shakyamuni recalcaba la superioridad de los preceptos del Mahayana sobre el Hinayana, de acuerdo con el Sutra de las reglas monásticas puras. Por ejemplo, los preceptos del Hinayana practicados por los discípulos que escuchan la voz no proporcionan, siquiera, beneficios pequeños como la huella de una pezuña de vaca, mientras que los preceptos del Mahayana observados por los bodhisattvas brindan beneficios inmensos como el océano.
16. Las «diecisiete diferencias» se refieren a las razones por las cuales los preceptos del Hinayana son inferiores a los preceptos del Mahayana, de acuerdo con el Sutra de las reglas monásticas puras. Por ejemplo, los preceptos del Hinayana postulan el rechazo a los tres mundos, el lugar habitado por los seres no iluminados, mientras que los preceptos del Mahayana no lo hacen; los del Hinayana expresan desdén por los beneficios, mientras que los del Mahayana los abarcan a todos.
17. Sutra del nirvana.
18. Se creía que la meditación enfocada en un cadáver, una de las cinco meditaciones utilizadas para extinguir los pensamientos dispersos, servía para eliminar el deseo sexual.
19. El Daishonin utiliza una imagen del capítulo séptimo del Sutra del loto, en la cual se compara las enseñanzas provisionales con una ciudad fantasma, mágicamente conjurada por un guía para que el grupo de viajeros exhaustos pudiera descansar y proseguir su ruta hacia la tierra de los tesoros (el vehículo único de la Budeidad), que era su destino verdadero.
20. Elementos esenciales del renacimiento en la Tierra Pura.
21. Cuarenta y ocho juramentos que, según se afirma, hizo el buda Amida mientras aún llevaba a cabo la práctica de bodhisattva, con la identidad del bodhisattva Tesoro del Dharma.
22. El primer juramento dice: «Si, después de lograr yo la Budeidad, en mi tierra quedaran seres del infierno, del estado de las entidades hambrientas o del estado de animalidad, en tal caso no habré de alcanzar la iluminación suprema». Por eso, se dice que no hay seres de los tres malos caminos en la Tierra Pura de Amida. Las tres clases de percepción son: 1) uno entiende la verdad que escucha; 2) uno sigue la verdad; 3) uno comprende el verdadero aspecto de las cosas, que no nace ni muere.
23. Referencia a una frase utilizada por el poeta Po Chü-i para describir sus escritos seculares. Es una expresión empleada con frecuencia por budistas y confucianistas, para aludir a la poesía y a la prosa sin valor didáctico.
24. Referencia al Sutra Mahavairochana, el Sutra de la corona de diamantes y el Sutra del susiddhikara.
25. Los veintiocho patriarcas heredaron y transmitieron la enseñanza de Shakyamuni que no fue expuesta con palabras, sino transmitida de mente a mente. El primero es Mahakashyapa, y el último, Bodhidharma, fundador de la escuela Zen en China. Los seis patriarcas son Bodhidharma, Hui-k’o, Seng-ts’an, Tao-hsin, Hung-jen y Hui-neng.
26. Alusión al último de los cuatro ámbitos en los cuales se divide el mundo de lo informe. Este último, a su vez, es la subdivisión más elevada de los tres mundos.
27. Poema de Fujiwara no Yoshitaka que aparece en Antología de poemas japoneses y chinos para ser cantados, obra compilada alrededor de 1013.
28. Poetisa que vivió a mediados del siglo ix, en torno a cuya figura se crearon muchas leyendas románticas.
29. Mujer legendaria que aparece en Crónicas del Japón y en Crónicas de antiguos hechos.
30. Se desconoce la fuente original de este poema. El monte Toribe, situado en Kioto, era utilizado como sitio de cremación.
31. Poema del administrador sacerdotal Henjo (816-890), que aparece en Antología de poemas japoneses y chinos para ser cantados.
32. En otros escritos, el Daishonin dice que, a los diecinueve años, Shakyamuni abandonó el palacio de su padre en la capital, Kapilavastu, cuya descripción coincide con la versión tradicional. No se sabe bien por qué motivo, aquí, se dice que el joven príncipe «abandonó la ciudad de Gaya». Sin embargo, suele postularse que, después de irse de Kapilavastu, Shakyamuni fue en dirección al sur, hacia el reino de Magadha, donde se encontraba Gaya. Se decía que el monte Dandaka estaba en Gandhara, en la parte septentrional de la India.
33. Estas palabras en realidad fueron pronunciadas por el buda Muchos Tesoros en el capítulo «La Torre de los Tesoros». Sin embargo, aquí el Daishonin las atribuye a todos los budas, dado que en el capítulo «Poderes sobrenaturales» los budas extienden la lengua también para corroborar la verdad de dicha enseñanza.
34. Sutra del loto, cap. 3.
35. Ib., cap. 2.
36. La declaración correspondiente aparece en el comentario de Ssu-ming Chih-li acerca del Sutra de la meditación sobre el buda Vida Infinita.
37. «El del Buen Logro» es uno de los diez títulos honoríficos de los budas, y se aplica a aquel que ha partido al estado de iluminación.
38. La historia aparece en el Sutra de la relación causal inaudita. Hace incontables kalpas, en el país de Bima, un zorro cayó en un pozo mientras huía de un león. Enfrentado a la posibilidad de morir de hambre, comprendió la transitoriedad de todas las cosas y recitó una estrofa sobre este principio. Al escuchar los versos, Shakra descendió del cielo y honró al zorro tomándolo como maestro.
39. En el texto en japonés, se lee «regresaron», pero es posible que haya querido decir «llegaron». El manuscrito original no se conserva en la actualidad.
40. Profundo significado del «Sutra del loto».
41. Principios sobresalientes del «Sutra del loto».
42. Comentario sobre el «Sutra de los diez niveles».
43. La expresión «catálogo de la era K’ai-yüan» se refiere al Catálogo del canon budista de la era K’ai-yüan, extenso glosario de textos budistas en chino compilado por Chih-sheng y finalizado en 730, decimoctavo año de la era K’ai-yüan, durante el reinado del emperador Hsüan-tsung de la dinastía T’ang.
44. Otro título con que se conoce el capítulo «Percibir los Sonidos del Mundo» del Sutra del loto. También se lo emplea como sutra independiente.
45. Siete faltas capitales: De acuerdo con el Comentario sobre «Gran concentración e introspección», son las cinco faltas capitales, más la de matar a un sacerdote y matar a un maestro. La expresión «maestros», aquí, se refiere a Shan-tao y a Honen.
46. Los «dos bodhisattvas honorables» u honrados son Percibir los Sonidos del Mundo y Gran Poder.
47. Izanagi e Izanami son, respectivamente, una deidad masculina y una deidad femenina que forman parte de la mitología japonesa, que las considera progenitores del Japón y de sus deidades.
48. Río que fluye por las tierras del Santuario Interior de Ise, consagrado a la Deidad del Sol. Que el río Mimosuso haya seguido fluyendo implica que el linaje imperial, supuestamente originado en la Deidad del Sol, no ha sufrido interrupción.
49. En realidad no es un sutra, sino una obra sobre los beneficios que obtuvo el buda Amida a través de la meditación.
50. Los «cinco alimentos de sabores intensos» se refieren a las cinco clases de raíces picantes: puerro, escalonia, cebolla, ajo y jengibre. Se decía que producían irritabilidad, ira o apetito sexual y, por lo tanto, su uso estaba vedado a los monjes y monjas budistas.
51. La expresión «treinta y siete honorables» se refiere a los budas y bodhisattvas que constituyen el sector central del mandala del Reino de Diamante, formado por nueve sectores.
52. Literalmente, «Salón de la dinastía T’ang posterior»; edificio que mandó construir Chisho —quinto prior del templo Enryaku-ji del monte Hiei, templo principal de la escuela Tendai—. Este salón de la dinastía T’ang posterior fue erigido en tierras del templo Mii-dera, en la actual prefectura de Shiga. Al Salón To-in (Salón de la dinastía T’ang) situado en tierras del Enryaku-ji, que antes había mandado construir Jikaku (tercer prior del Enryaku-ji) se lo conoce como Zentoin (Salón de la dinastía T’ang anterior).
53. Fundamentos del «Sutra Mahavairochana».
54. Referencia al estadio de la mente humana previo al despertar de la conciencia moral o religiosa, en el cual el hombre, como criatura animal, es gobernado por las pasiones e instintos.
55. Alusión al estado supremo en el cual uno libera los infinitos beneficios inherentes a
su vida mediante la doctrina secreta del buda Mahavairochana.
56. «Estadio posterior» se refiere al estadio décimo o supremo de los diez niveles de la mente, en el cual se comprende la enseñanza esotérica.
57. Reglas rituales para venerar las reliquias del Buda.
58. La preciada llave del tesoro secreto.
59. Implemento ritual usado para orar en el budismo esotérico de la escuela Palabra Verdadera. La historia aparece en Biografía del gran maestro Kobo. De acuerdo con esta obra, antes de que Kobo se marchara de la China, arrojó al aire un mazo diamantino de tres puntas. De vuelta en el Japón, fue al monte Koya para emprender la práctica de las enseñanzas esotéricas y allí encontró el mismo mazo de tres puntas, posado sobre las ramas de un árbol.
60. Agastya fue un asceta indio que practicó las enseñanzas del brahmanismo. Sus poderes ocultos se mencionan en el Sutra del nirvana. Jinu fue otro asceta de la India, practicante del brahmanismo, que también aparece en el Sutra del nirvana. Según la Historia de la dinastía Han posterior, Chang Chieh, de la dinastía mencionada, dominó las artes ocultas del taoísmo e hizo aparecer una espesa niebla que se extendió a lo largo de cinco ris chinos (unos dos kilómetros). Según Vidas de santos dotados de poderes místicos, Luan Pa, de la dinastía Han posterior, tomó vino en un banquete y lo escupió mirando al sudoeste. Explicó que lo había hecho para apagar un incendio que había estallado en la ciudad de Ch’eng-tu, que se hallaba en dicha dirección. Luego se supo que, en esa ciudad, había caído una lluvia torrencial mezclada con vino que logró extinguir un incendio.
61. Comentario sobre «Profundo significado del “Sutra del loto”».
62. En Palabras y frases del «Sutra del loto», T’ien-t’ai interpreta los sutras del pasado como las enseñanzas previas al Sutra del loto, predicadas a lo largo de cuarenta y dos años; las enseñanzas predicadas en forma simultánea como el Sutra de los infinitos significados, y las enseñanzas predicadas con posterioridad, como el Sutra del nirvana.
63. Sutra de los infinitos significados. Se adecuó la conjugación verbal al contexto.
64. Sutra del loto, cap. 10.
65. Ib., cap. 11.
66. Ib., cap. 14.
67. Buda mencionado en el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra Mahavairochana y en otras escrituras. En el budismo esotérico de la escuela Palabra Verdadera, se lo identifica con el buda Mahavairochana.
68. Referencia a la prédica del Sutra del loto.
69. Los «cuatro tipos de enseñanzas» son las cuatro enseñanzas de la doctrina: la del Tripitaka, la de conexión, la enseñanza específica y la enseñanza perfecta. Lo que busca señalarse aquí es que el Sutra Mahavairochana no es una enseñanza pura y perfecta. Véase, en el Glosario, el término «Ocho enseñanzas».
70. Alusión a los preceptos del Hinayana.
71. Referencia a Kuang-hsiu (771-843) y a Wei-chüan (s. d.). Kuang-hsiu fue el octavo patriarca del linaje de la escuela T’ien-t’ai, y Wei-chüan fue su destacado discípulo.
72. «Zen El Que Así Llega» se refiere a la meditación del sutra del Buda tal como la describen las escrituras. De acuerdo con el Sutra Lankavatara, esta meditación genera poderes místicos de los que el Buda se vale para salvar a los hombres. «Zen doctrinal» se refiere a los métodos de meditación formulados a partir de los sutras, y «Zen patriarcal», a la enseñanza del Zen derivada de Bodhidharma, en la cual se afirma que la iluminación se transmite sin palabras, de maestro a discípulo.
73. Aquí, «no dualidad», tal como la expone la escuela Zen, se refiere a la inseparabilidad entre el Buda y la persona común. El Daishonin dice que los seguidores del Zen no comprenden la «dualidad», es decir, la diferencia entre el Buda que ha tomado conciencia de la verdad suprema y la gente común que conserva sus ilusiones al respecto.
74. Se desconoce el nombre sánscrito de Mirakutsu. «Dammira», apelativo que aparece en el pasaje siguiente, es otro nombre de este mismo individuo.
75. Palabras y frases del «Sutra del loto». El Daishonin modifica ligeramente la expresión del pasaje original. El término «este sutra», que aparece en la cita, se refiere al Sutra del loto.
76. Tres de las cinco faltas capitales: 1) lesionar a un buda; 2) fomentar la desunión en la Orden budista y 3) matar a un arhat. Devadatta cometió estas tres malas acciones.
77. Esto se describe en el capítulo decimosegundo del Sutra del loto.
78. «El texto prodigioso del vehículo único» alude al Sutra del loto.
79. Los sufrimientos del fuego, la sangre y las espadas son los padecimientos de los tres malos caminos, que representan el infierno, el estado de animalidad y el estado de las entidades hambrientas, respectivamente.
80. Bosque del monte Shinoda, en Izumi, dentro de la región japonesa de Osaka, famosa por la belleza de sus paisajes.
81. El relato aparece en el capítulo vigésimo séptimo del Sutra del loto.
82. Sutra de la salvación lograda por hombres de fe pura, citado en Bosque de gemas en el jardín de la Ley. En la actualidad, no se conserva el texto original de dicho sutra. «Vida budista», en el contexto de esa enseñanza, significa la vida monástica, aunque el Daishonin la interpreta como una existencia basada en la fe en la Ley Mística.
83. La mención aparece en el Libro de los ritos.
84. Ch’i Li-chi (s. d.) fue uno de los cuatro ancianos eremitas que, afligidos por el estado de caos social producido a fines de la dinastía Ch’in (221-206 a. C.), se recluyeron en el monte Shang. Cuando la dinastía Ch’in cayó, fue reemplazada por la dinastía Han, fundada por el emperador Kao-tsu. Su consorte, la emperatriz Lü, invitó entonces a los cuatro ancianos eremitas a prestar servicio como consejeros de su hijo, el emperador Hui, heredero de Kao-tsu.
85. Yen Kuang (39 a. C.-41 d. C.) fue compañero de estudios de Liu Hsiu, quien tiempo después llegaría a ser el emperador Kuang-wu, primero de la dinastía Han posterior. Cuando Liu Hsiu ascendió al trono, Yen Kuang se cambió el nombre y prefirió la vida de reclusión. El emperador Kuang-wu echaba mucho de menos la capacidad de Yen Kuang, y lo invitó a sumarse a la Corte como ministro. Sin embargo, este rehusó y pasó el resto de su vida retirado en el monte Fu-ch’un.
86. Chieh Tzu-sui (s. d.) fue vasallo del duque Wen, durante el período de la Primavera y el Otoño (770-403 a. C.). Sirvió al Duque durante su exilio, a lo largo de diecinueve años. Cuando el duque Wen regresó y asumió el gobierno de la dinastía Chin, recompensó a todos los que lo habían seguido en el destierro, pero pasó por alto a Chieh Tzu-sui. Este último se lo reprochó diciéndole que las recompensas deberían ser prodigadas por los cielos y no por los seres humanos. Y luego se retiró al monte Mien-shang.
87. La expresión «amigo en el salón perfumado de orquídeas» se aplica a la persona de virtud. La connotación aquí presente es que la compañía de alguien virtuoso contagia su buena influencia, así como la fragancia de las orquídeas queda impregnada en las personas que entran en un recinto lleno de estas flores.
88. Se dice que la artemisa rodeada de cáñamo crece erguida, porque los tallos de esta planta la mantienen en posición recta.
89. Las seis prácticas, mencionadas en el Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría, son aceptar, mantener, leer, recitar, enseñar y transcribir. En las cinco prácticas, «aceptar» y «mantener» se consideran parte de una misma categoría. Las diez prácticas, estipuladas en el Sutra de la sabiduría suprema de Rey Celestial, son transcribir, hacer ofrendas, diseminar y transmitir, escuchar, leer, tener en mente, predicar en forma amplia, recitar, contemplar y esforzarse en forma personal.
90. Estas advertencias aparecen en el Sutra del loto y en el Sutra del nirvana.
91. Sutra del nirvana.
92. Comentario sobre el «Sutra del nirvana».
93. Esto significa que la hija del Rey Dragón adquirió los treinta y dos rasgos y las ochenta características de un buda.
94. La expresión «seis mil hojas» se refiere a las tres obras principales de T’ien-t’ai: Profundo significado del «Sutra del loto», Palabras y frases del «Sutra del loto», y Gran concentración e introspección, y a los comentarios de Miao-lo sobre ellas.
95. El Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría señala que el nyagrodha, o árbol del baniano, es tan grande que puede dar sombra a quinientas carretas; pero la simiente de la cual crece mide apenas la tercera parte de una semilla de mostaza.
96. Sutra del loto, cap. 2.
97. Aquí, el Daishonin se refiere a la parábola del médico excelente, mencionada en el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto.
98. Principios sobresalientes del «Sutra del loto».
99. Cuatro guías de T’ien-t’ai para interpretar las palabras y frases del Sutra del loto. «Causas y condiciones» se refiere a interpretar las palabras y frases del sutra desde el punto de vista de las causas y condiciones que llevaron al Buda a exponerlo. «Enseñanzas correlacionadas» significa interpretar las palabras y frases del sutra desde el punto de vista de las cuatro enseñanzas de la doctrina y de los cinco períodos. «Enseñanzas teórica y esencial» es interpretarlas desde el punto de vista de las enseñanzas teórica y esencial del Sutra del loto; y «observar la vida» es percibir en la propia vida su verdad, mediante la práctica de la meditación.
100. El Daishonin modifica ligeramente la redacción del Sutra del nirvana, que afirma que la persona que ha despertado en su vida la aspiración a la Budeidad, como discípulo de budas numerosos como los granos de arena del río Hiranyavati, podrá abrazar un sutra como este en una época de maldad.
101. Referencia a los dieciséis hijos del buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal, que aparecen en el capítulo séptimo del Sutra del loto.