Nota de los editores.

- Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho

10 de febrero de 2024

Tomo 1 - Sobre las oraciones ofrecidas al mandala de la Ley Mística


He orado al Gohonzon de Myoho-renge-kyo. Aunque este mandala no tiene más que cinco o siete ideogramas, es el maestro de todos los budas de las tres existencias, y el sello que garantiza la iluminación de todas las mujeres. En su tránsito hacia la próxima existencia, será una luz en la oscuridad, y un estupendo corcel que la hará cruzar las montañas de la muerte. Es como el sol y la luna en el firmamento y como el monte Sumeru sobre la tierra. Es un barco que transporta a las personas por el mar de los sufrimientos del nacimiento y de la muerte. Es el maestro que guía a todas las personas hacia la Budeidad y la iluminación. Hasta ahora, este gran mandala jamás había sido propagado en ningún lugar de Jambudvipa, durante los más de dos mil doscientos veinte años transcurridos desde la muerte del Buda.

[La prescripción de] un remedio varía según la enfermedad. Ciertas dolencias leves pueden ser tratadas con medicamentos convencionales, pero para las enfermedades graves hay que emplear elixires. Durante los más de dos mil doscientos veinte años transcurridos desde la muerte del Buda, las enfermedades causadas por los deseos mundanos y el karma negativo de las personas no fueron graves, y por eso aparecieron numerosos hombres doctos que, como médicos, dispensaron remedios eficaces para tales dolencias. Estos hombres provinieron de las escuelas Tesoro del Análisis del Dharma, Establecimiento de la Verdad, Preceptos, Características del Dharma y Tres Tratados, así como también de las escuelas Palabra Verdadera, Guirnalda de Flores, TendaiTierra Pura y Zen. Cada una de ellas indicó su propio medicamento. Por ejemplo, la escuela Guirnalda de Flores estableció el principio de las seis formas y los diez misterios; la escuela Tres Tratados abogó por el Camino Medio de las ocho negaciones;1 la escuela Características del Dharma postuló la percepción de que todos los fenómenos se originaban en la conciencia;2 la escuela Preceptos sostuvo los doscientos cincuenta preceptos; la escuela Tierra Pura invocó el nombre del buda Amida; la escuela Zen expuso el principio de «percibir nuestra verdadera naturaleza y lograr la Budeidad»; la escuela Palabra Verdadera propuso la meditación sobre los cinco elementos,3 y la escuela Tendai enseñó la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital.

Ahora, no obstante, hemos ingresado en el Último Día de la Ley; los medicamentos de estas escuelas ya no curan las enfermedades del pueblo. Por añadidura, todos los japoneses se han convertido en icchantikas y en personas que denigran profundamente la Ley. Sus faltas son aun peores que matar a los propios p.436padres, fomentar la rebelión o herir a un buda. Cada una de las personas que pueblan el Japón, en forma individual, es capaz de cometer actos todavía más graves que el crimen de arrancar los ojos a todos los seres humanos de un gran sistema planetario, o de arrasar todos los templos y pagodas de los mundos de las diez direcciones. En consecuencia, las deidades celestiales observan encolerizadas nuestra nación, día a día, mientras que las deidades terrenales se estremecen de furia incesante. Pese a ello, toda la población de nuestra época se considera libre y exenta de faltas, y cree que renacerá en la Tierra Pura o que logrará la Budeidad sin falta.

El ciego no puede ver ni conocer el sol radiante; el que duerme profundamente no percibe siquiera un sismo poderoso que retumba como un gigantesco tambor. Lo mismo ocurre con la población del Japón [que no toma conciencia de sus propios desatinos]. Las malas acciones perpetradas por los hombres son peores que las faltas cometidas por las mujeres. Del mismo modo, las ofensas de las monjas son más graves que las de los hombres laicos; y las de los sacerdotes, más serias que las de las monjas. Dentro del clero, las faltas de los que observan los preceptos son peores que las de aquellos que los transgreden; y las más graves de todas son las que cometen los sacerdotes instruidos.4 Estos últimos son como los leprosos afectados de lepra blanca, o como aquellos que padecen esta última enfermedad en su variedad más maligna.

Así pues, ¿qué gran médico o qué remedio eficaz podrían curar las enfermedades de todas las personas en el Último Día de la Ley? Estos males no sanan con los mudras o los mantras de Mahavairochana El Que Así Llega, ni con los cuarenta y ocho juramentos de Amida El Que Así Llega, o con los doce grandes juramentos de Maestro de la Medicina El Que Así Llega, y ni siquiera con su promesa de «curar todos los males». Tales remedios no sólo no curan estas enfermedades, sino que las agravan aún más.

El buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, reunió a todos los budas de las diez direcciones que son sus manifestaciones corpóreas y a Muchos Tesoros El Que Así Llega, y dejó un elixir —⁠los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo⁠— para los seres del Último Día de la Ley. Rehusó encomendárselo a bodhisattvas como Sabiduría del DharmaBosque de MéritosVajrasattvaSabio UniversalManjushriRey de la Medicina y Percibir los Sonidos del Mundo; menos aún quiso confiárselo a MahakashyapaShariputra [o cualquier otra persona de los dos vehículos]. En cambio, había cuatro grandes bodhisattvas, entre los cuales se contaba Prácticas Superiores, que habían sido discípulos de Shakyamuni El Que Así Llega desde [que él alcanzó la Budeidad] hace kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios. Y estos no olvidaron jamás al Buda, ni por un momento. Así pues, Shakyamuni convocó a estos grandes bodhisattvas y a ellos les transmitió Myoho-renge-kyo.

La mujer que acepte esta eficaz medicina vivirá rodeada y protegida por estos cuatro grandes bodhisattvas a cada instante. Cuando se ponga de pie, eso mismo harán los bodhisattvas, y cuando camine por la ruta, también ellos marcharán a su lado. Serán inseparables como un cuerpo y su sombra, como los peces y el agua, como la voz y su eco, como la luna y su luz. Si estos cuatro bodhisattvas abandonaran a la mujer que entona Nam-myoho-renge-kyo, caería sobre ellos la ira de Shakyamuni, de los budas de las diez direcciones que son sus manifestaciones corpóreas y de Muchos Tesoros. Tenga la seguridad de que la falta cometida por p.437estos grandes bodhisattvas sería peor que la de Devadatta; y su falsedad, más terrible que la de Kokalika. ¡Qué reconfortante! ¡Que alentador! Nam-myoho-renge-kyoNam-myoho-renge-kyo.


Nichiren


Antecedentes


No se sabe cuándo fue escrita esta carta ni quién fue su destinataria. Sin embargo, se considera que fue entregada a la monja laica Sennichi, esposa de Abutsu-bo, el décimo año de Bun’ei (1273). La «Ley Mística», mencionada en el título, se refiere tanto a los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo como a los siete ideogramas de Nam-myoho-renge-kyo. El término «mandala de la Ley Mística» alude al Gohonzon, el objeto de devoción inscrito por Nichiren Daishonin en cuyo centro se lee Nam-myoho-renge-kyo. En otra parte, el Daishonin también menciona que el daimoku del Sutra del loto debe ser corporificado en un objeto de devoción.

En cuanto al principio de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, el daimoku situado en el centro del Gohonzon representa «cada instante vital» iluminado de Nichiren Daishonin. Y los ideogramas dispuestos a ambos lados indican «los tres mil aspectos». Como aquel incluye estos últimos, el Daishonin afirma que «este mandala posee cinco o siete ideogramas».

Subraya, además, que Nam-myoho-renge-kyo es la medicina que curará las enfermedades (es decir, los sufrimientos) de todas las personas del Último Día de la Ley, y que la monja laica Sennichi, por ser una mujer que entona Nam-myoho-renge-kyo, recibirá en todo momento la protección de los cuatro bodhisattvas.

Notas


1. Las «ocho negaciones» se refieren a las ocho expresiones de negación expuestas en el Tratado sobre el Camino Medio de Nagarjuna: «Ni nacimiento ni extinción; ni cese ni permanencia; ni uniformidad ni diversidad; ni ir ni venir». La doctrina de las ocho negaciones indica que el Camino Medio —⁠la verdadera naturaleza de todos los fenómenos⁠—, no puede ser definido como existencia ni como no existencia; es no sustancial y trasciende todas las dualidades.

2. Referencia a que la percepción de todos los fenómenos surge de la conciencia alaya.

3. La «meditación sobre los cinco elementos» constituye una práctica meditativa esotérica para comprender que la persona y el medio ambiente están compuestos por los cinco elementos —⁠tierra, agua, fuego, viento y espacio⁠—; que las cinco partes del cuerpo, es decir, coronilla, rostro, pecho, abdomen y rodillas, están gobernadas por las cinco sílabas del mantra esotérico avarahakha; y que la propia vida es, en última instancia, inseparable de los cinco budas que corporifican los cinco aspectos de la sabiduría del buda Mahavairochana.

4. En este pasaje, el Daishonin afirma que cuanto más respetado sea el perpetrador, más grave será el efecto que generará por la falta cometida. En la sociedad japonesa, los hombres tenían mayor influencia [que las mujeres]; por eso, los errores referidos al budismo tenían consecuencias mayores cuando los cometía un hombre. Del mismo modo, los sacerdotes ejercían mayor influencia que los laicos y, entre los clérigos, infundían mayor respeto los que eran instruidos y observaban los preceptos; por eso, sus errores tenían una influencia más profunda en la sociedad que los de cualquier otra persona.