La ceremonia recordatoria de los ancestros fallecidos tiene su origen en los afanes del honorable Maudgalyalyana por salvar a su madre Shodai-nyo, quien, debido a su karma de avaricia y de mezquindad, había caído en el estado de las entidades hambrientas, donde debía permanecer durante quinientas existencias. Sin embargo, [Maudgalyayana] no podía lograr que su madre alcanzara el estado de Buda, porque él mismo todavía no era devoto del Sutra del loto, y, por tal razón, no podía conducir ni siquiera a su madre a la Budeidad. Durante la asamblea del Pico del Águila, que duró ocho años, abrazó la fe en el Sutra del loto y entonó Nam-myoho-renge-kyo, y llegó a ser el buda Tamalapattra Fragancia de Sándalo.1 En ese momento, su madre también logró el estado de Buda.2
Usted preguntó también sobre las ofrendas a las entidades hambrientas. En el tercer volumen del Sutra del loto leemos: «Si alguien llegase de una tierra azotada por la hambruna y de pronto se topase con el fastuoso banquete de un Rey...».3 Esta frase explica que los cuatro grandes discípulos que escuchaban la voz,4 con su capacidad intermedia, ni siquiera habían oído hablar de la exquisitez de la mantequilla refinada, pero cuando se expuso este sutra degustaron por primera vez su sabor, para deleite de su alma, y dieron fin de una vez al hambre que padecía desde hacía tanto tiempo su corazón. Así pues, cuando realice ofrendas a las entidades hambrientas, recite ese pasaje del sutra y entone Nam-myoho-renge-kyo por su reposo.
En general, las entidades hambrientas se dividen en treinta y seis clases. De todas ellas, las que tienen forma de caldero son las que no poseen ojos ni boca. Si se pregunta por qué causa pasada esto es así, la respuesta es que, mientras vivieron en este mundo, perpetraron robos o ataques contra otras personas al abrigo de la noche. Las entidades hambrientas que se alimentan de vómito comen lo que los hombres vomitan. Y el motivo, como en el caso anterior, obedece a que despojaron a las personas de su alimento. Las entidades hambrientas consumidas por la sed son aquellas que beben el agua que las personas ofrendan con devoción filial a sus padres fallecidos. Las entidades hambrientas dotadas de patrimonio5 son aquellas que beben agua de los cascos de los caballos. Esto se debe a que, mientras vivían, escatimaban sus riquezas y escondían sus alimentos. Las entidades hambrientas desprovistas de bienes6 son aquellas que, desde su nacimiento, no han oído hablar siquiera de los alimentos o las bebidas.
Las entidades hambrientas que devoran la Ley son personas que renuncian al mundo y propagan el budismo, pues creen que si predican la Ley los hombres las respetarán; pero debido a su ambición de fama y fortuna, se pasan la vida tratando de demostrar que son mejores que los demás. No ayudan a otros seres humanos ni tienen el corazón de salvar a sus padres. A las personas así se las llama «entidades hambrientas que devoran la Ley» o «entidades hambrientas que utilizan las enseñanzas budistas para satisfacer sus propios deseos».
Cuando observamos a los sacerdotes de nuestra época, vemos a algunos que aceptan ofrendas en forma secreta y las guardan sólo para sí mismos. En el Sutra del nirvana, a estos sacerdotes se los describe como perros. En su próxima existencia, nacerán como demonios con cabeza de buey.7 También vemos hombres que, aunque aceptan ofrendas abiertamente, por su rapacidad nunca las comparten con los demás. En su próxima existencia, nacerán como demonios con cabeza de caballo.
Del mismo modo, hay creyentes que no oran por el descanso de sus padres, siendo que estos han caído en el infierno o se encuentran sufriendo una agonía insoportable en el estado de las entidades hambrientas o de los animales. Estos creyentes visten prendas suntuosas y poseen alimentos, ganado, caballos y sirvientes en abundancia, y disfrutan de la vida a su antojo. ¡Cuánta envidia y resentimiento habrán de sentir sus padres! Incluso entre los sacerdotes, muy pocos oran por el descanso de sus padres y maestros en el aniversario de su muerte. Sin duda, las deidades celestiales del Sol y de la Luna y las deidades terrenales estarán enfurecidas e indignadas con ellos, al ver su falta de amor filial. Aunque estas personas posean forma humana, son como animales; podría decirse, también, que son bestias con cabeza humana.
Cuando pienso que, sin falta, erradicaré estos impedimentos kármicos y, en el futuro, iré a la tierra pura del Pico del Águila, aunque las persecuciones más graves se abatan sobre mí como la lluvia o se ciernan a mi alrededor como nubes, ni siquiera estas adversidades me parecen sufrimientos, puesto que son en bien del Sutra del loto. Quienes han decidido ser discípulos y creyentes de un hombre como Nichiren —en especial, su difunta madre Myoho, cuyo fallecimiento se conmemora el duodécimo día de este mes— son devotos del Sutra del loto y son mis seguidores laicos. ¿Cómo pensar que ella pueda haber caído en el estado de las entidades hambrientas? Sin duda, ahora está en presencia del buda Shakyamuni, del buda Muchos Tesoros y de los budas de las diez direcciones. Posiblemente, todos ellos estén diciendo: «¡Así que esta es la madre de Shijo Kingo!», mientras, de común acuerdo, le acarician la cabeza y la elogian con expresiones de júbilo. Y, con toda certeza, ella estará diciéndole al buda Shakyamuni: «¡Qué hijo tan espléndido tengo!».
El Sutra del loto afirma: «En las épocas futuras, los buenos hombres y buenas mujeres que, al escuchar el capítulo “Devadatta” del Sutra del loto de la Ley prodigiosa, crean en él y lo veneren con corazón puro y libre de dudas o cuestionamientos, jamás caerán en el estado de infierno o en el estado de las entidades hambrientas o de las bestias, sino que nacerán en presencia de los budas de las diez direcciones, y en el lugar donde nazcan, escucharán constantemente este sutra. Si nacen entre seres humanos o celestiales, gozarán de un deleite incomparablemente extraordinario, y si lo hacen en presencia de un buda, nacerán de flores de loto, por transmutación»8.9 En este pasaje del sutra se encuentra la frase «buenas mujeres»; si no se refiere a la fallecida Myoho, ¿a quién entonces podría aplicarse? [El sutra] también señala: «Este sutra es difícil de mantener; si alguien puede hacerlo, aunque sea por poco tiempo, sin duda me hará feliz a mí y a los demás budas. La persona capaz de mantener este sutra se gana la admiración de los budas».10 Aunque mis elogios a su madre no signifiquen mucho, el sutra afirma que ella se ha ganado «la admiración de los budas». Dedíquese sinceramente a la fe, sintiendo siempre en su corazón «¡Qué alentador, qué reconfortante!». Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo.
Con mi profundo respeto,
Nichiren
En el duodécimo día del séptimo mes.
Respuesta a Shijo Kingo
Antecedentes
Esta carta fue escrita a Shijo Kingo el séptimo mes del octavo año de Bun’ei (1271). El samurái Shijo Kingo era uno de los seguidores más firmes de Nichiren Daishonin; había enviado a su maestro diversos artículos para que él realizara, el duodécimo día del séptimo mes, una ceremonia en memoria de su madre, fallecida algunos años atrás. Esta es la respuesta del Daishonin, quien le explica que, en el sentido más profundo, el solo acto de entonar Nam-myoho-renge-kyo beneficia a la persona fallecida.
El servicio en memoria de los ancestros, que se realiza tradicionalmente en el Japón el decimoquinto día del séptimo mes, es una práctica budista dedicada a los familiares difuntos. Esta tradición, originada en la China, se basa en la historia de Maudgalyayana, quien salvó a su madre fallecida, tal como menciona el Sutra de la ceremonia por los difuntos. Los registros indican que dicha ceremonia se realizó por primera vez en la China en el año 538, y en el Japón, en 657. Las investigaciones más recientes han determinado que el Sutra de la ceremonia por los difuntos no se originó en la India, sino en la China, donde la devoción filial tiene un valor inestimable.
Según una popular creencia vigente en el período Kamakura de la historia japonesa, quienes eran avaros o egoístas en vida, sin falta sufrían de hambre en la muerte. En esta carta, el Daishonin aborda los diversos tipos de entidades hambrientas mencionadas en los textos budistas y explica las causas —es decir, las faltas cometidas en existencias pasadas— que los condujeron a adquirir dicha forma física.
El Daishonin expone también la verdadera motivación de muchos sacerdotes de su época, a quienes llama «entidades hambrientas que devoran la ley», ya que utilizan las enseñanzas budistas como medio para obtener fama y beneficio personal. Aunque fingen tener un deseo sincero de predicar las enseñanzas budistas, su corazón sólo alberga mezquindad; ocultan las ofrendas que reciben de la gente y se las guardan. El Daishonin censura también a los budistas —sacerdotes y laicos por igual— que faltan a su deber de orar por el descanso de sus padres o maestros fallecidos.
Notas
1. Este nombre se encuentra en el capítulo sexto del Sutra del loto. La «asamblea de ocho años» indica aquella en la cual se expuso el Sutra del loto.
2. De acuerdo con el Sutra de la ceremonia por los difuntos, Maudgalyayana trató, sin éxito, de utilizar sus poderes sobrenaturales para salvar a su madre fallecida, Shodai-nyo, quien sufría en el estado de las entidades hambrientas. Buscó el consejo de Shakyamuni, quien lo instó a ofrecer cien clases de alimentos a los monjes, el decimoquinto día del séptimo mes (último día de retiro de los monjes, que dura tres meses, durante la estación de lluvias). Maudgalyayana siguió el consejo del Buda, y su madre pudo aliviar su agonía. Aquí, el Daishonin interpreta la historia a la luz del Sutra del loto y del daimoku de Nam-myoho-renge-kyo, es decir, la esencia del sutra.
3. Sutra del loto, cap. 6.
4. Maudgalyayana, Mahakashyapa, Katyayana y Subhuti.
5. Entidades hambrientas que poseen riquezas, pero rehúsan compartirlas y viven movidas por el deseo insaciable de obtener más.
6. Entidades hambrientas que no poseen bienes.
7. Según se cree, son seres que, junto con los demonios con cabeza de caballo, actúan como carceleros del infierno triturador, una de las ocho clases de infiernos ardientes. Estas dos clases de demonios son descritos como seres de cuerpo humano y cabeza de buey o caballo.
8. «Nacerán de flores de loto, por transmutación» se refiere a una de las cuatro formas de nacer. Se cree que los seres que nacen de este modo, debido a su karma, una vez finalizada su existencia anterior aparecen en forma repentina, sin intervención de padres ni de ningún otro intermediario. Una interpretación de este pasaje sería que la Budeidad se logra manifestando la naturaleza inherente de Buda.
9. Sutra del loto, cap. 12.
10. Ib., cap. 11.