Nota de los editores.

- Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho Rengue Kyo - Nam Myoho

2 de febrero de 2024

Tomo 1 - La ofrenda de sake transparente

He recibido todos sus obsequios: un recipiente de sake transparente, diez jarros vertedores de metal, cien tortas de arroz cocido al vapor, un tonel con quizá dos shos de almíbar, una cesta de mandarinas y diez brochetas de caquis desecados. He leído, en su mensaje, que su alegría a comienzos de esta primavera1 se ha abierto como los capullos de cerezo y se ha expandido como la luna llena.

Me es inevitable pensar en su difunto hijo Goro. Los capullos que antaño cayeron están por florecer una vez más, y la hierba, ayer marchita, hoy vuelve a asomar con brotes nuevos. ¿Por qué no regresa también el fallecido Goro? ¡Ay, si retornara con las flores etéreas y con la hierba, nosotros, sin ser Hitomaro,2 esperaríamos como él junto a los capullos; y sin ser caballos amarrados, jamás nos alejaríamos del pastizal!

Un pasaje del sutra afirma que los hijos son enemigos.3 Probablemente exista una buena razón. El búho es un ave que devora a su madre, y el hakei4 es una bestia que mata a su padre. Un hombre llamado An Lu-shan fue asesinado por su hijo, Shih Shih-ming,5 al igual que Tameyoshi, muerto por su hijo, el guerrero Yoshitomo. Así pues, el sutra tiene fundamentos para afirmar que los hijos son enemigos de sus padres.

Pero otro pasaje del sutra dice que los hijos son un tesoro. El rey Adorno Maravilloso estaba destinado a caer, después de su muerte, en un infierno conocido como la gran ciudadela del sufrimiento incesante, pero fue salvado por su hijo, el príncipe Acervo de Pureza. No sólo pudo escapar del tormento de ese gran infierno, sino que, además, llegó a ser un buda llamado Rey del Árbol Sal. Una mujer llamada Shodai-nyo, debido a su avaricia y a su mezquindad, fue confinada al estado de las entidades hambrientas, pero su hijo, Maudgalyayana, la salvó y la liberó de ese estado.6 Así pues, el sutra no dice ninguna falsedad cuando afirma que los hijos son un tesoro.

El fallecido Goro tenía dieciséis años. Aventajaba a otros en actitud y apostura física, y, elogiado por todos, poseía las virtudes de un hombre hecho y derecho. Además, respondía al deseo de sus padres así como el agua adquiere la forma del recipiente, o así como la sombra sigue al cuerpo. Para usted, él era el pilar de la familia, su bastón a lo largo del camino. Toda la riqueza del patrimonio familiar, y los vasallos del clan, existían en bien de este hijo. Y usted habrá pensado con seguridad que, a su muerte, sería él quien le diese sepultura cargándola en sus hombros, y que entonces ya no tendría nada de qué preocuparse. Pero, lamentablemente, ese hijo tuvo que morir antes que usted. «¿Por qué? ¿Por qué sucedió? ¡Ha de ser un sueño, una ilusión! ¡Ya despertaré, ya despertaré!», habrá pensado. Pero un año dio paso al siguiente, sin que usted despertara... Y no sabe cuánto más tendrá que esperar. Hoy siente que, si él hubiera dejado dicho dónde encontrarlo, usted atravesaría el firmamento aun sin alas o, sin barco, surcaría el mar hasta la China. Si le dijeran que está en las entrañas de la tierra, ¿no se lanzaría a escarbar el suelo?

Y, sin embargo, existe una manera inmediata de encontrarlo. Con el buda Shakyamuni como guía, puede ver a su hijo en la tierra pura del Pico del Águila. El sutra afirma: «Si hay personas que escuchan la Ley, ni una sola dejará de lograr la iluminación».7 Esto significa que, aunque fuera posible apuntar a la tierra y errar, aunque el sol y la luna cayeran al suelo, o llegara una época en que las mareas cesaran de subir y bajar, y las flores en verano no se convirtieran en frutos, jamás podría suceder que una mujer que entona Nam-myoho-renge-kyo no se reúna con su amado hijo. ¡Persevere con su devoción a la fe y prepárese sin demora para cuando llegue ese momento!

Con mi profundo respeto,

Nichiren
En el decimotercer día del primer mes.

Respuesta a la monja laica de Ueno

Notas
Esta carta fue escrita en Minobu en el primer mes del cuarto año de Koan (1281), un año antes de la muerte del Daishonin, y enviada a la monja laica de Ueno, madre viuda de Nanjo Tokimitsu.

El título alude al primer artículo de la lista de ofrendas realizadas por la monja laica de Ueno. Según el calendario lunar, el día de Año Nuevo caía entre el 21 de enero y el 19 de febrero, cuando se celebraba el inicio de la primavera.

Este era el primer día de Año Nuevo que la señora celebraba tras la muerte de Nanjo Shichiro Goro, el hijo menor de la monja laica, acaecida cuatro meses antes, cuando el joven apenas tenía dieciséis años. El Daishonin percibía que esta creyente, por fuera, expresaba alegría, pero que, interiormente, su dolor ensombrecía la dicha de la nueva estación. En la carta, expresa sus profundas condolencias por la pérdida, más penosa aún por el contraste con el renacimiento vernal de la vida. Al explicar que Nam-myoho-renge-kyo, la eterna Ley Mística, trasciende el nacimiento y la muerte, alienta a la monja laica a fortalecer su fe y a manifestar el estado de Budeidad para sentirse unida a su hijo cuanto antes.

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Notas

1. Según el calendario lunar, la primavera comienza el primer mes.

2. Kakinomoto no Hitomaro (aprox. 685-705), uno de los poetas más sobresalientes del Japón. Aquí, el Daishonin alude a la tradicional relación entre la poesía y los cerezos en flor, que constituía el tema central de numerosos poemas, tanto de Hitomaro como de otros autores clásicos.

3. Paráfrasis de una frase del Sutra sobre la contemplación de la mente como terreno. El pasaje mencionado en el párrafo siguiente, que afirma que los hijos son un tesoro, fue tomado del mismo texto.

4. Bestia legendaria parecida al tigre, que, según se creía, devoraba a su procreador.

5. En realidad, Shih Shih-ming (fallecido en 761) no era hijo de An Lu-shan, sino un subordinado que luchó junto a él en esa época. An Lu-shan (705-757), funcionario militar de la China durante la dinastía T’ang, fue asesinado tiempo después en una disputa sucesoria por su hijo verdadero, An Ch’ing-hsü, quien, a su vez, habría de ser asesinado por Shih Shih-ming.

6. Esta historia se describe en el Sutra de la ceremonia por los difuntos y se cita en Sobre las ofrendas a los ancestros fallecidos (pág.858).

7. Sutra del loto, cap. 2.