Nota de los editores.

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11 de febrero de 2024

Tomo 1 - La supremacía de la Ley



Antes de que el budismo fuera introducido en la China, se denominaba cánones o clásicos a las escrituras de venerables como los Tres Soberanos, los Cinco Emperadores y los Tres ReyesT’ai-kung Wang, Tan —⁠duque de Chou⁠—, Lao Tsé y Confucio. A través de estas enseñanzas, la gente aprendió las normas del decoro y llegó a comprender la deuda de gratitud que cada persona contraía con sus padres; además, se llegó a establecer una clara distinción entre el gobernante y los gobernados, para que el país fuese regido con sabiduría. El pueblo obedecía a los líderes que seguían esas enseñanzas, y los cielos respondían a sus oraciones. El hijo que no las tenía en cuenta era censurado por su falta de amor filial, y el súbdito que violaba dichas normas era castigado por traidor.

Cuando las escrituras budistas fueron llevadas primero a la China desde la India, algunos dijeron que debía aceptárselas, mientras que otros afirmaron que había que rechazarlas. Se produjo un conflicto, y el soberano convocó a ambos grupos para que se reunieran y debatieran la cuestión. Los adeptos de las enseñanzas no budistas fueron derrotados por los seguidores del budismo. A partir de entonces, cada vez que los dos grupos polemizaban, los devotos de las escrituras no budistas resultaron vencidos por los budistas, tan fácilmente como el hielo se derrite al sol o como el fuego se extingue con el agua. Por fin, los primeros dejaron de ofrecer oposición alguna al budismo.

A medida que otros sutras budistas fueron introduciéndose en la China, se vio con claridad que algunos eran más profundos o que su contenido era superior. Pertenecían a diversas categorías, como Hinayana y Mahayanaenseñanzas exotéricas y esotéricas; sutras provisionales y sutra verdadero. Para dar un ejemplo, todas las piedras son inferiores al oro sin excepción; pero el oro, a su vez, tiene diversos grados. Ninguna clase de oro que se encuentre en el mundo de los seres humanos puede compararse con el oro que se extrae del río Jambu.1 Pero el oro del río Jambu es, a su vez, mucho menos valioso que el que se guarda en el cielo de Brahma. Del mismo modo, todos los sutras budistas son como el oro, pero algunos son más sublimes y profundos que otros.

Los sutras que responden a la categoría del Hinayana son como pequeñas barcas. Pueden cargar dos o tres pasajeros, pero no cien o un millar. Incluso con sólo dos o tres personas a bordo, deben permanecer cerca de la orilla y no sirven para cruzar hasta la ribera opuesta. Son capaces de contener cargas pequeñas, pero no grandes cantidades. Por el contrario, los sutras del Mahayana son p.643como esos enormes navíos que, llevando diez o veinte personas, más un gran cargamento, pueden navegar desde Kamakura hasta lugares tan lejanos como Tsukushi o la provincia de Mutsu.

Pero el barco del sutra del Mahayana verdadero es incomparablemente más grande que aquellas enormes naves que conforman los otros sutras del Mahayana. Cargado con mil pasajeros y un gigantesco arcón de extraordinarios tesoros, puede recorrer el trayecto hasta la tierra de Corea. Así, como esta nave, es la enseñanza conocida como el Sutra del loto del vehículo únicoDevadatta fue el hombre más depravado de toda la tierra de Jambudvipa, pero el Sutra del loto predijo que llegaría a ser El Que Así Llega Rey Celestial. Aunque Ajatashatru fue un rey perverso que mató a su propio padre, estuvo entre los presentes cuando se predicó el Sutra del loto y, después de escuchar sólo un verso o una frase, estableció una conexión con el sutra [que le permitió lograr la iluminación en el futuro]. La hija del Rey Dragón, una mujer con cuerpo de reptil, logró la iluminación al escuchar al bodhisattva Manjushri predicar el Sutra del loto. Además, el Buda estableció que la era malvada del Último Día de la Ley sería la época precisa en que se propagaría el Sutra del loto, y lo legó a los hombres y a las mujeres de esa época impura. Por ende, el Sutra del loto, la enseñanza del vehículo único, es un sutra tan enorme y poderoso como los navíos mercantes de la China.

En suma, todos los sutras budistas son a las escrituras no budistas lo que el oro es a las piedras. Y las diversas escrituras del Mahayana —⁠como el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra Mahavairochana, el Sutra de la meditación, el Sutra Amida y los Sutras de la sabiduría⁠— son al Sutra del loto lo que las luciérnagas son al sol o a la luna, o los hormigueros son al monte Hua.2 Además, no sólo existe superioridad e inferioridad entre los sutras, sino también entre sus adeptos. Los diversos maestros de la escuela Palabra Verdadera, que creen en el Sutra Mahavairochana, son como el fuego que se extingue con el agua, o como el rocío barrido por el viento, cuando se enfrentan en debate con el devoto del Sutra del loto. Si un perro le ladra a un león, los intestinos se le pudren. Al demonio asura que le disparó una flecha al sol se le partió la cabeza en siete pedazos. Los maestros de la escuela Palabra Verdadera son como el perro o el asura, en tanto que el devoto del Sutra del loto es como el sol o el león.

Antes del amanecer, el hielo es duro como metal. El fuego, antes de hacer contacto con el agua, es ardiente como el hierro fundido. Pero aun el hielo más duro se derrite bajo el sol estival, e incluso el fuego más abrasador se extingue enseguida con el agua. Los diversos maestros de la escuela Palabra Verdadera parecen dignos y doctos, pero son como aquel que, sin prever el calor del sol, pretende que el hielo permanezca eternamente duro, o como quien cree que el fuego arderá por siempre, sin tener en cuenta el agua.

Como usted sabe, antes del ataque mongol la arrogancia de nuestros contemporáneos no tenía límites. Con todo, desde el décimo mes del año pasado, ninguno de ellos se ha atrevido a adoptar actitudes altaneras, pues, como habrá escuchado con seguridad, Nichiren fue el único que vaticinó esa invasión extranjera. Si los mongoles atacan nuestro país de nuevo, nadie tendrá el coraje de enfrentarlos. Serán como monos aterrorizados por un perro, o como una rana encogida de miedo ante una serpiente. Todo esto se debe a que nuestro país ha permitido que el devoto del Sutra del loto, emisario del buda Shakyamuni, fuese detestado por todos los sacerdotes de las escuelas Palabra Verdadera, Nembutsup.644Preceptos y otras; al dejar que eso ocurriera, el Japón se ha hecho daño a sí mismo y ha provocado la peculiar ira de las deidades celestiales. Así pues, toda la población se ha entregado a la cobardía, como fuego espantado por el agua, como árbol ante el filo del hacha, como faisán despavorido al ver un halcón, o ratón acosado por un gato. Ni uno sólo se salvará; ¿qué harán en ese momento? En la batalla, un general es como el alma de sus soldados; cuando aquel pierde el valor, la tropa se acobarda.

Para una mujer, el marido es como el alma; una mujer, sin su marido, se siente sin alma. Hoy en día, hasta las mujeres casadas encuentran dificultades para desenvolverse en el mundo; pero usted, aunque ha perdido el alma, lleva su vida adelante con más valor que aquellas que la poseen. Más aun, dado que mantiene su fe en las deidades y reverencia al Buda, realmente supera a las demás mujeres.

Dejando a un lado a los adeptos del Nembutsu y de otras escuelas, mientras permanecí en Kamakura no tuve forma de establecer si la fe de cada uno de los creyentes en el Sutra del loto era profunda o superficial. Sólo pude saberlo una vez que la ira de las autoridades recayó en mí, y fui desterrado a la isla de Sado. Aunque nadie más acudió a visitarme, usted, una mujer, no sólo me envió numerosas ofrendas, sino que también vino a verme en persona. Su gesto fue algo tan extraordinario que apenas podía dar crédito a mis ojos... Y ahora, incluso, me visita aquí, en Minobu. No encuentro palabras con qué expresarle mi gratitud. Con toda certeza, las deidades celestiales la protegerán, y las diez demonios le brindarán su amor compasivo. El Buda prometió en el Sutra del loto que, para las mujeres, el sutra sería un farol en la oscuridad, un barco en mar abierto, y un guardián durante un viaje por sitios peligrosos.3

Cuando Kumarajivamaestro del Tripitaka, emprendió su viaje a la China para llevar el Sutra del loto, el rey celestial Vaishravana despachó un gran número de tropas para que lo escoltaran sano y salvo a través del Pamir.4 Cuando Doshomaestro del Dharma, leyó el Sutra del loto en medio de un llano, innumerables tigres se congregaron a su alrededor para protegerlo.5 No hay razón por la cual usted no deba recibir este mismo amparo: será protegida por las treinta y seis deidades terrenales, y por las deidades celestiales de las veintiocho constelaciones.6 Por otro lado, los seres humanos viven siempre acompañados de dos deidades celestiales, tal como el cuerpo es seguido por la sombra. Una se llama Mismo Nacimiento, y la otra, Mismo Nombre. Encaramadas sobre los hombros izquierdo y derecho de cada persona, la protegen [informando a los cielos de cada una de sus acciones]. Por lo tanto, el cielo nunca castiga a los que están libres de error, y mucho menos a las personas de virtud.

El gran maestro Miao-lo afirmó al respecto: «Cuanto más firme es la fe, mayor es la protección de los dioses».7 Mientras uno mantenga una fe firme, recibirá sin falta la gran protección de las funciones universales. Se lo digo por su propio bien. Sé que su fe ha sido siempre admirable, pero ahora debe fortalecerla más que nunca. Sólo entonces las diez demonios le brindarán una protección mayor aún. No hace falta que busque muy lejos para encontrar un ejemplo. Todos en el Japón, desde el soberano hasta el último plebeyo, han tratado de perjudicarme sin excepción; y sin embargo, yo he sobrevivido hasta el día de hoy. Comprenda que ello se debe a que tengo fe firme, pese a estar solo.

Si un barco está en manos de un timonel inepto, puede zozobrar y provocar la muerte de todos los que viajan en él. p.645Del mismo modo, aunque alguien tenga gran fuerza física, si carece de espíritu resuelto no podrá aprovechar ninguna de sus aptitudes. Puede que en este país haya muchas personas sabias, pero, como son gobernadas por líderes necios, no tienen forma de emplear su sabiduría.

Durante la última invasión mongola, decenas de miles de soldados y de ciudadanos, hombres y mujeres, fueron muertos, capturados, ahogados en el mar o arrojados desde acantilados, en IkiTsushima y las nueve provincias [Kyushu]. Si los mongoles atacan de nuevo, esta vez causarán estragos aun peores. Kioto y Kamakura correrán la misma suerte que Iki y Tsushima. Prepárese de antemano y huya a cualquier otro lugar. Cuando llegue ese momento, quienes declararon que no me verían ni prestarían atención a mis palabras, unirán las palmas de sus manos y abrazarán la fe en el Sutra del loto. Hasta los adeptos de las escuelas Nembutsu y Zen entonarán Nam-myoho-renge-kyo.

El Sutra del loto asevera que a los hombres y mujeres que tengan fe firme en este sutra, el Buda los cargará sobre los hombros y los llevará a las espaldas.8 Kumarayanamaestro del Tripitaka, fue alzado y transportado por una estatua de madera de Shakyamuni.9 Cuando estuve a punto de morir decapitado, el Gran Iluminado Honrado por el Mundo tomó mi lugar. Hoy es igual que antaño. Todos ustedes son mis seguidores laicos; ¿sería posible, entonces, que no lograran la Budeidad?

Quienquiera sea el hombre con quien usted se case, si es enemigo del Sutra del loto, no debe seguirlo. Fortalezca su determinación más que nunca. El hielo está hecho de agua, pero es más frío que el agua. La tintura azul proviene del índigo, pero cuando aquella se utiliza para teñir algo en forma reiterada, se obtiene un tono mejor que el de la planta.10 El Sutra del loto siempre es el mismo, pero si usted fortalece constantemente su determinación, su color será mejor que el de otros, y recibirá más beneficios que los demás.

La madera, en general, es vulnerable al fuego, pero la del sándalo no es consumida por las llamas. El fuego se extingue con el agua, pero la pira donde fueron incinerados los restos del Buda no pudo ser apagada. Aunque el viento disemina los pétalos de las flores, las que florecen en los cielos de la pureza no se marchitan. En tiempos de grandes sequías, el agua se evapora, pero no si entra en el río Amarillo. El malvado rey Dammira degolló a monjes indios, sin recibir castigo alguno. Pero cuando decapitó al honorable Aryasimha, su espada cayó al suelo, y, junto con ella, su brazo. Cuando el rey Pushyamitra redujo a cenizas el monasterio de Kukkutarama, las varas de madera de las doce deidades11 le partieron la cabeza.

Del mismo modo, el pueblo del Japón, al volverse enemigo del Sutra del loto, ha ocasionado su propia ruina y la de su tierra. Y como yo denuncio este hecho, la gente de escaso entendimiento me tilda de arrogante. Pero yo no digo estas cosas por arrogancia, sino sencillamente porque si no hablara así, no sería el devoto del Sutra del loto. Cuando, dentro de un tiempo, quede demostrada la verdad de mis palabras, a la gente le será mucho más fácil creer en ellas. Y, porque ahora dejo esto asentado, las personas del futuro reconocerán mi sabiduría.

[En el Comentario sobre el «Sutra del nirvana» se consigna:] «Nuestro cuerpo es insignificante, pero la Ley es suprema. Uno debería dar la vida con tal de propagar la Ley». Puesto que mi cuerpo es insignificante, me golpean y me odian; pero, porque la Ley es suprema, se propagará sin falta. Si el Sutra del loto se propaga, mis restos mortales serán p.646respetados; y, si mis restos mortales son respetados, brindarán beneficios a las personas. Luego, seré reverenciado tan devotamente como hoy lo es el bodhisattva Hachiman. Y sepa que, en ese momento, los hombres y mujeres que me prestaron apoyo serán tan respetados y honrados como Takenouchi y Wakamiya.12

Los beneficios obtenidos por abrir los ojos de incluso una sola persona ciega están más allá de las palabras. ¿Cómo podríamos, entonces, describir los beneficios derivados de abrir los ojos ciegos de todo el pueblo japonés, y de conceder el don de la vista a todos los seres humanos a lo largo y a lo ancho de Jambudvipa y de los otros tres continentes?13 En el cuarto volumen del Sutra del loto leemos: «Si, después de la muerte del Buda, uno logra comprender el significado de este sutra, se convertirá en los ojos del mundo para los seres celestiales y humanos».14 Quienes abracen el Sutra del loto serán los ojos de todos los seres celestiales y humanos del mundo. Por lo tanto, los japoneses que me son hostiles en realidad están arrancándoles los ojos a todos los seres celestiales y humanos del mundo. Como resultado, el cielo se encoleriza, y se producen extraños fenómenos en el firmamento, día tras día; la tierra se enfurece, y las calamidades se abaten, una tras otra, mes tras mes.

Shakra era un señor celestial; sin embargo, dado que respetó profundamente al zorro que le había enseñado la Ley,15 pudo renacer como el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas. El niño Montañas Nevadas honró a un demonio como maestro y llegó a ser soberano de los tres mundos. Los grandes venerables y los sacerdotes honorables de antaño aceptaban la Ley sin reparar en la apariencia de los maestros que la predicaban. Puede que yo sea un hombre necio, pero con seguridad no soy inferior a un zorro o a un demonio. Y la gente más noble de la época actual no es en absoluto superior a Shakra o al niño Montañas Nevadas. Con todo, mis sabias palabras han sido rechazadas debido a mi baja condición social, y por eso el país se halla ahora al borde de la ruina. ¡Qué lamentable! Y lo que más me entristece es que no podré salvar a aquellos discípulos que se han apiadado de mis sufrimientos.

Si llegara a pasar cualquier cosa, por favor, venga a verme; aquí será bienvenida. Si hubiese que morir de hambre, compartiré esa suerte con usted aquí en las montañas. Me imagino que su hija, Oto, es ahora una niña excelente y de gran inteligencia. Volveré a escribirle.


Nichiren


En el cuarto día del octavo mes.

 

Para Oto


Antecedentes


Nichiren Daishonin escribió esta carta en Minobu, el octavo mes del primer año de Kenji (1275). La dirigió a Oto, la hija de Nichimyo, una firme creyente que vivía en Kamakura. La carta, aunque destinada a la joven, está obviamente escrita para la madre, a quien el Daishonin había dado el nombre de Nichimyo la Venerable en una carta fechada el quinto mes de 1272.

No se conoce casi nada sobre Nichimyo, excepto que había visitado al Daishonin, junto con su hija, cuando aquel estuvo exiliado en la isla de Sado. El viaje hasta ese lugar estaba plagado de peligros, y el Daishonin quedó muy impresionado por la fortaleza en la fe que la señora había demostrado.

En su carta, dice: «El hielo está hecho de agua, pero es más frío que el agua. La tintura azul proviene del índigo, pero cuando aquella se utiliza para teñir algo en forma reiterada, se obtiene un tono p.647mejor que el de la planta». Con esa paráfrasis de una cita del Hsün Tzu, célebre clásico de la literatura china, alienta a Nichimyo a fortalecer su fe aun más, de modo que pueda obtener mayor vitalidad y buena fortuna.

El título deriva de un pasaje del Comentario sobre el «Sutra del nirvana» en que se lee: «Nuestro cuerpo es insignificante, pero la Ley es suprema. Uno debería dar la vida con tal de propagar la Ley». El Daishonin declara que, por mucho que las personas lo odien y lo persigan, puesto que la Ley es suprema, ella se propagará sin falta. Luego, agrega que después de su muerte, sus restos serán respetados y que también lo serán quienes lo hayan ayudado.


Notas


1. En la India antigua, el «oro que se extrae del río Jambu» era un oro imaginario, amarillo rojizo, de la más alta calidad, que, según se decía, se extraía del mitológico río Jambu, que supuestamente corría a través de los bosques de árboles de jambu, en Jambudvipa.

2. Una de las cinco montañas sagradas de la China.

3. Sutra del loto, cap. 23.

4. La historia de Vaishravana, uno de los cuatro reyes celestiales, quien despachó tropas para escoltar a Kumarajiva cuando este introdujo el Sutra del loto en la China, desde la India central, aparece en el Sutra del loto y sus tradiciones.

5. Dosho (629-700) fue el fundador de la escuela Características del Dharma en el Japón. El relato de los tigres que se congregan para protegerlo aparece en Historias milagrosas del Japón.

6. Las treinta y seis deidades terrenales son deidades benevolentes mencionadas en el Sutra del poder benéfico, cuya función es proteger a aquellos que abrazan los tres tesoros: el Buda, la Ley y la Orden budista. Los dioses de las veintiocho constelaciones celestiales son las deidades de las veintiocho casas celestes o mansiones lunares. De acuerdo con la tradición, los cielos se dividían en cuatro casas de los siete cuerpos celestes principales, correspondiente, cada uno, a las cuatro direcciones y a las cuatro estaciones: este, o primavera; sur, o verano; oeste, u otoño; y norte, o invierno.

7. Comentario sobre «Gran concentración e introspección».

8. Sutra del loto, cap. 10.

9. Según la leyenda, cuando Kumarayana, padre de Kumarajiva, dejó la India, trajo consigo una estatua del buda Shakyamuni. Se dice que, de día, aquel cargaba la estatua, y que, de noche, la estatua lo cargaba a él. La historia aparece en Compilación de tesoros.

10. Esta expresión se basa en un pasaje de la obra china clásica Hsün Tzu. En Gran concentración e introspección, se expresa: «Del índigo, un azul aún más profundo».

11. La expresión «doce deidades» alude, en general, a doce dioses celestiales que protegían el mundo, pero aquí, al parecer, señala a las dos deidades guardianas del monasterio de Kukkutarama, importante centro budista erigido por Ashoka. Según la Historia del rey Ashoka y otras fuentes, esas dos deidades mataron a Pushyamitra y a sus tropas cuando estos destruyeron el monasterio.

12. Takenouchi fue una figura legendaria que, según se dice, desempeñó un papel muy activo en la expedición de la emperatriz Jingu a Corea y, luego, prestó servicio al emperador Ojin, hijo de aquella. Deificado después de su muerte, a Ojin comenzó a llamárselo gran bodhisattva Hachiman. El término «Wakamiya» se refiere al gran bodhisattva Hachiman del Santuario de Tsurugaoka a Hachiman, situado en Kamakura.

13. De acuerdo con la cosmología india antigua, el mundo tiene cuatro continentes; entre ellos, Jambudvipa.

14. Sutra del loto, cap. 11.

15. Este relato se encuentra en Comentario sobre «Gran concentración e introspección». Cuando un zorro del monte Shita, en la India, era perseguido por un león, cayó accidentalmente en un pozo seco y permaneció allí durante tres días. Casi muerto de hambre, resolvió dedicarse a la Ley budista y recitó un verso en el que expresaba su deseo de expiar sus faltas pasadas. Cuando la voz del zorro llegó hasta el dios Shakra, en la cumbre del monte Sumeru, este lo rescató y le pidió que le predicara la Ley a él y a las otras deidades celestiales.