Nota de los editores.

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12 de febrero de 2024

Tomo 1 - Saldar las deudas de gratitud


Nichiren

El viejo zorro jamás olvida la colina donde nació;1 la tortuga blanca recompensó el gesto de bondad recibido de Mao Pao.2 Si hasta las criaturas inferiores son capaces de actuar así, ¡cuánto más deberíamos hacerlo los seres humanos! Por eso Yü Jang, un sabio de la Antigüedad, se dejó caer sobre el filo de su espada para saldar la deuda de gratitud que tenía con su amo, Chih Po;3 y el ministro Hung Yen, por razones semejantes, se abrió el vientre e introdujo en su interior el hígado de su difunto señor, el duque Yi de Wei.4 ¿Qué podríamos decir, entonces, de las personas que se consagran al budismo? No deberían olvidar, de ninguna manera, las deudas de gratitud que tienen con sus padres, sus maestros y su país.

Pero quien se proponga saldar estas grandes deudas de gratitud sólo podrá hacerlo aprendiendo el budismo, dominando sus enseñanzas y llegando de ese modo a ser una persona de sabiduría. Quien no lo hiciera sería como un hombre ciego que se lanza a guiar a un grupo de invidentes a través de puentes y de ríos. ¿Llegarán los marinos mercantes a las montañas donde se ocultan los tesoros, si el barco es guiado por un hombre incapaz de reconocer la dirección del viento?

Nadie llega a aprender y a dominar el budismo sin dedicar largas jornadas a esta labor. Pero si uno quiere disponer de tiempo para esta empresa, no puede vivir pendiente de padres, maestros y soberano. Hasta que uno logre entrar en el Camino que conduce a la emancipación, deberá sustraerse a los deseos y sentimientos de sus padres y mentores, por razonables que estos parezcan.

Quizá muchos piensen que este tipo de consejos contradice las virtudes seculares y discrepa del espíritu budista. Pero, a decir verdad, en textos seculares como el Clásico sobre la devoción filial leemos que hay ocasiones en que uno sólo puede actuar como un leal ministro o como un hijo devoto negándose a obedecer los deseos del soberano o de los padres. Y en las sagradas escrituras del budismo se indica: «Sólo es posible saldar cabalmente dichas deudas renunciando a las diversas obligaciones y adoptando la vida budista».5 Pi Kan rehusó acatar los deseos de su soberano y, por eso, pasó a la historia como un sabio.6 El príncipe Siddhartha contrarió la voluntad de su padre, el rey Shuddhodana, y sin embargo llegó a ser el hijo más leal y devoto de los tres mundos. Estos ejemplos dejan clara mi posición.

Cuando comprendí tales cosas y resolví dedicarme a las verdades del budismo sin que mi proceder continuara sujeto a la voluntad de padres y maestros, descubrí que hay diez espejos brillantes p.725que reflejan las sagradas doctrinas expuestas por el Buda durante su vida de prédica. Son las diez escuelas budistas conocidas como Tesoro del Análisis del Dharma, Establecimiento de la Verdad, Preceptos, Características del Dharma, Tres Tratados, Palabra Verdadera, Guirnalda de Flores, Tierra PuraZen y Tendai del Loto. Los eruditos de hoy afirman que si una persona adopta estas diez escuelas como maestros iluminados, llegará a comprender el corazón de todas las escrituras sagradas, y sostienen que estos diez espejos reflejan de manera correcta el sendero de las enseñanzas del Buda. No obstante, dejemos a un lado, por ahora, las tres escuelas del Hinayana [Tesoro del Análisis del Dharma, Establecimiento de la Verdad y Preceptos]. Ellas son como un mensaje enviado a un país extranjero por intermedio de un civil sin cargo oficial, carente, por tal motivo, de autoridad.

Pero las siete escuelas del Mahayana son un gran navío capaz de transportarnos por el extenso mar de los sufrimientos del nacimiento y la muerte, y llevarnos a la costa de la Tierra Pura. Si las practicamos y comprendemos, podemos salvarnos y, a la vez, guiar a otros a la salvación. Cuando, con esta idea en mente, me consagré a estudiarlas, vi que cada una de esas siete escuelas del Mahayana se ensalzaba a sí misma diciendo: «¡Nuestra escuela, y sólo ella, representa el corazón de las enseñanzas expuestas por el Buda a lo largo de su vida!».

Podría mencionar aquí a hombres como Tu-shunChih-yenFa-tsang y Ch’eng-kuan,7 de la escuela Guirnalda de FloresHsüan-tsangTz’u-en, Chih-chou y Chisho,8 de la escuela Características del Dharma; Hsing-huang y Chia-hsiang,9 de la escuela Tres TratadosShan-wu-weiChin-kang-chihPu-k’ungKoboJikaku y Chisho, de la escuela Palabra VerdaderaBodhidharmaHui-k’o y Hui-neng,10 de la escuela Zen; y Tao-ch’oShan-tao, Huai-kan y Genku,11 de la escuela Tierra Pura. Estas figuras destacadas de las diversas corrientes budistas, basadas en los sutras y tratados particulares que cada escuela prefiere, sostienen que «su escuela» comprende la miríada de sutras y que «su escuela» ha captado en profundidad el significado más recóndito de las enseñanzas budistas.

Así pues, algunos de estos hombres afirman: «El Sutra de la guirnalda de flores ocupa el primer lugar entre todas las enseñanzas; otras escrituras como el Sutra del loto y el Sutra Mahavairochana son subsidiarias». Por su parte, los líderes de la escuela Palabra Verdadera sostienen: «El Sutra Mahavairochana está en primer lugar en el conjunto de todos los sutras; los demás son como un enjambre de pequeñas estrellas». Los hombres de la escuela Zen dicen: «El Sutra Lankavatara es superior a todos los sutras». Y así, de idéntico modo, proceden los hombres de las demás escuelas. Los numerosos maestros budistas cuyos nombres he mencionado antes son respetados por la población de nuestra época, que les rinde tributo tal como las deidades celestiales veneran al señor Shakra, y que los sigue del mismo modo que la infinidad de estrellas siguen al sol y a la luna.

Para las personas comunes, como nosotros, el hecho de tener fe en un maestro —⁠quienquiera sea el que uno adopte⁠— es razón suficiente para no considerar que ese mentor sea inadecuado. Pero aunque otros sigan venerándolos [a los maestros de sus respectivas escuelas] y creyendo en ellos, a Nichiren le ha resultado difícil disipar sus dudas.

Cuando contemplamos el mundo, vemos que cada una de las muchas escuelas afirma: «¡Somos la única! ¡Somos la única!». Pero en el territorio de un país puede haber sólo un soberano. Si p.726dos hombres se disputan el gobierno, el país no tendrá paz. Del mismo modo, si un clan posee dos amos, seguramente se expondrá a la destrucción. ¿No ocurre lo mismo, acaso, con los sutras?

En el vasto conjunto de todos los sutras, tiene que haber uno que sea el monarca. Así y todo, las diez escuelas y las siete escuelas mencionadas pelean entre sí para establecer cuál texto es supremo sin poder llegar a un consenso. Es como si siete o diez hombres trataran de ser el único gobernante de un país y mantuvieran al pueblo sumido en un caos sin fin.

Mientras me preguntaba cómo resolver este dilema, hice un juramento. Decidí que no tendría en cuenta los argumentos de esas ocho o diez escuelas, sino que haría como el gran maestro T’ien-t’ai y dejaría que los sutras fuesen mi único mentor, para así establecer cuáles de las muchas enseñanzas predicadas por el Buda a lo largo de su vida eran superiores y cuáles, inferiores. Con este propósito, me consagré a leer exhaustivamente los sutras.

En una escritura conocida como el Sutra del nirvana, el Buda sostiene: «Seguid la Ley y no a las personas». En este contexto, seguir la Ley significa basarse en los diversos sutras. No seguir a las personas significa no confiar en nadie más que en el Buda; es decir, no fiarse de personas como los bodhisattvas Sabio Universal y Manjushri, ni en los numerosos maestros budistas que he enumerado antes.

En este mismo sutra, el Buda también afirma: «Sólo confiad en sutras completos y finales, mas no en aquellos que no lo sean». Cuando habla de «sutras completos y finales», se refiere al Sutra del loto, y cuando menciona a «aquellos que no lo sean», alude al Sutra de la guirnalda de flores, al Sutra Mahavairochana, al Sutra del nirvana y a las demás enseñanzas predicadas antes, durante y después del Sutra del loto.

Si hemos de creer en estas palabras testamentarias del Buda, debemos concluir que el Sutra del loto es el único espejo brillante que deberíamos emplear, y que sólo mediante sus enseñanzas podremos comprender la esencia de todos los sutras.

En consecuencia, centrémonos en el texto mismo del Sutra del loto. Allí se dice que «Este Sutra del loto es el arca secreta de los budas, de Los Que Así Llegan. Ocupa el sitio más elevado entre los sutras».12 Si aceptamos estas palabras del sutra, el Sutra del loto se erige como una joya que concede los deseos coronando el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra Mahavairochana, el Sutra del nirvana y todas las demás escrituras, así como el señor Shakra habita en la cumbre del monte Sumeru, así como la joya de los deseos corona a los reyes que hacen girar la rueda; así como la luna mora por encima del bosque, o como sobresale la protuberancia carnosa13 en la coronilla del Buda.

Si ponemos a un lado las declaraciones de los eruditos y maestros, y nos centramos sólo en el texto del sutra, vemos que el Sutra del loto es superior al Sutra de la guirnalda de flores, al Sutra Mahavairochana y a otras enseñanzas, de manera tan clara y evidente como una persona de buena vista es capaz de distinguir el cielo de la tierra en un día totalmente despejado y a plena luz del sol.

Y si examinamos los textos del Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra Mahavairochana y los demás sutras, encontraremos que allí no hay una sola palabra o un solo trazo siquiera que se asemeje al citado pasaje del Sutra del loto. Es cierto que, por momentos, mencionan la superioridad de los sutras del Mahayana frente a los del Hinayana, o la supremacía de la verdad budista en oposición a las seculares, o que elogian la verdad del Camino p.727Medio comparada con las diversas nociones, como, por ejemplo, que los fenómenos carecen de sustancia o que sólo poseen existencia temporal.14 Pero, en realidad, son como gobernantes de reinos minúsculos que, en su trato con los súbditos, hablan como si fuesen grandes monarcas. En cambio, el Sutra del loto es, en verdad, un genuino gran rey en comparación con otros soberanos menores.

De todas las escrituras, el Sutra del nirvana es la única que posee pasajes semejantes a los del Sutra del loto. Por tal razón, los eruditos budistas que precedieron a T’ien-t’ai en la China meridional y septentrional se confundieron al afirmar que el Sutra del loto era inferior al Sutra del nirvana. Pero si examinamos el texto de este último, vemos que, como ocurre en el Sutra de los infinitos significados, lo que se compara es el Sutra del nirvana con los sutras de los períodos Guirnalda de Flores, Agama, Correcto e Igual y de la Sabiduría, expuestos durante los primeros cuarenta y tantos años de prédica del Buda. El Sutra del nirvana se declara superior sólo cuando la comparación se establece con estos sutras tempranos.

Por otro lado, y en comparación con el Sutra del loto, en el Sutra del nirvana se sostiene lo siguiente: «Cuando este sutra [del Nirvana] se predicó, [...] en el Sutra del loto ya se había predicho que los ocho mil discípulos que escuchaban la voz lograrían la Budeidad, predicción que fue como una generosa cosecha. Así pues, la cosecha del otoño había llegado a su fin, y la mies ya se encontraba almacenada para el invierno [cuando se predicó el Sutra del nirvana] y no había quedado nada para él [más que unas pocas espigas]». Esta frase del Sutra del nirvana nos dice que este sutra es inferior al Sutra del loto.

Los pasajes mencionados [del Sutra del loto y del Sutra del nirvana] son harto claros con respecto a este punto. No obstante, aun cuando los grandes eruditos del norte y del sur de la China se hayan confundido en su evaluación, los estudiosos de las épocas posteriores deberían tener el cuidado de examinar la cuestión con mucho mayor detenimiento. Pues la cita [del Sutra del loto] no sólo establece la superioridad del Sutra del loto sobre el Sutra del nirvana, sino que lo declara superior a todos los otros sutras de los mundos de las diez direcciones.

Antiguamente, hubo estudiosos que se equivocaron con respecto a estos pasajes, pero desde el momento en que los grandes maestros T’ien-t’aiMiao-lo y Dengyo esclarecieron su significado, es de suponer que cualquier persona dotada de ojos estaría en condiciones de entenderlos. Y sin embargo, ni siquiera hombres como Jikaku y Chisho, de la escuela Tendai, lograron comprenderlos de manera correcta. ¿Qué cabría esperar, entonces, de los miembros de otras escuelas?

Es posible que alguien dude de mis palabras y diga que aunque el Sutra del loto sea el mejor de todos los sutras traídos a la China y al Japón, con seguridad en la India, en los palacios de los reyes dragones, en los reinos de los cuatro reyes celestiales, en los reinos del sol y de la luna, en el cielo de las treinta y tres deidades o en el cielo de Tushita, por ejemplo, ha de haber tantos sutras como granos de arena hay en el Ganges. ¿No podría ser que alguno de ellos superara al Sutra del loto?

Yo respondo que mirando una sola cosa es posible inferir diez mil. Por eso se afirma que uno puede llegar a conocer todo lo que hay bajo los cielos sin jamás cruzar la verja de su jardín. Pero los tontos seguirán dudando y pensarán: «Yo he visto el cielo del sur, pero no el de oriente, de occidente o del norte. Tal vez en el cielo de estas direcciones haya un sol diferente del que conozco...». O acaso vea elevarse una columna de humo detrás de p.728las colinas y, aunque el humo se distinga de manera inconfundible, piense que el fuego probablemente no exista, por no tener las llamas a la vista. ¡Mis interlocutores son gente así: icchantikas o personas de incredulidad incorregible, iguales a un hombre de ojos ciegos!

En el capítulo «Maestro de la Ley» del Sutra del loto, Shakyamuni El Que Así Llega estableció el orden de superioridad comparativa entre los diversos sutras expuestos en sus cincuenta años de prédica, y con palabras de absoluta sinceridad de su boca de oro, dijo: «Los sutras que prediqué suman infinidad de miles, decenas de miles, millones. De todos los sutras que he predicado, predico y predicaré, este Sutra del loto es lo más difícil de creer y lo más difícil de comprender».

Aunque esta declaración pertenece a un solo buda —⁠Shakyamuni El Que Así Llega⁠—, todos los bodhisattvas, desde el nivel de la iluminación casi perfecta para abajo, deberían respetarla y tener fe en ella. Pues el buda Muchos Tesoros vino desde el este y testimonió la verdad de esas palabras, y los budas [que eran manifestaciones corpóreas de Shakyamuni] acudieron desde las diez direcciones y extendieron sus anchas y largas lenguas hasta tocar el cielo de Brahma, tal como lo hizo el buda Shakyamuni. Y luego, todos retornaron a la tierra de la que habían venido.

Las palabras «he predicado, predico y predicaré»15 no sólo abarcan los sutras predicados por Shakyamuni en sus cincuenta años de enseñanza, sino también todos los sutras expuestos por los budas de las diez direcciones y de las tres existencias, sin omitir un solo ideograma o un solo trazo siquiera. Y, justamente, el Sutra del loto se proclamó superior en comparación con todos ellos. En ese momento, los budas de las diez direcciones indicaron su aprobación, sin asomo de dudas. Si de regreso en sus tierras de origen hubieran dicho a sus discípulos que existía un sutra superior al Sutra del loto, ¿creen acaso que sus seguidores les habrían creído?

Pero si algunos, aun sin haberlo visto con sus propios ojos, sospechasen que pudiera existir una enseñanza superior al Sutra del loto en algún lugar de la India o en los palacios de los reyes dragones, de los cuatro reyes celestiales o de las deidades del Sol y de la Luna, yo le preguntaría lo siguiente. «¿Acaso BrahmaShakra, las deidades del Sol y de la Luna, los cuatro reyes celestiales y los reyes dragones no estuvieron presentes cuando Shakyamuni predicó el Sutra del loto?». Si el Sol, la Luna y las demás deidades afirmasen: «Hay un sutra superior al Sutra del loto, pero ustedes no tienen conocimiento de él», ¡entonces serían un sol y una luna que dicen grandes mentiras!

En tal caso, los reprendería de este modo: «Sol y Luna, ustedes que habitan en los cielos y no aquí sobre la tierra, como nosotros; ustedes, que nunca caen, se lo deben al poder que les brinda la estricta observancia del precepto de no mentir jamás. Pero si ahora incurren en semejante embuste y afirman que existe un sutra superior al Sutra del loto, yo aseguro que antes de que llegue el kalpa de declinación, se desplomarán sobre la tierra. ¡Más aún, su caída sólo cesará cuando se hayan hundido en la gran ciudadela del infierno del sufrimiento incesante, rodeada de hierro en estado sólido! ¡A los seres que proclaman mentiras semejantes no debería permitírseles seguir en el cielo un segundo más ni orbitar sobre los cuatro continentes terrestres!».

Con palabras así, los reprendería.

Sin embargo, hombres de gran sabiduría y grandes instructores y maestros del Tripitaka, como Ch’eng-kuan de la escuela Guirnalda de Flores o Shan-wu-weiChin-kang-chihPu-k’ungKoboJikaku y Chisho, de la escuela Palabra p.729Verdadera, proclaman que el Sutra de la guirnalda de flores y el Sutra Mahavairochana son superiores al Sutra del loto. Aunque no me corresponda juzgar tales cuestiones, diría que, en vista de los principios superiores del budismo, esos hombres parecen ser archienemigos de los budas, ¿no es así? Al lado de ellos, seres malvados como Devadatta y Kokalika no son nada. En efecto, pertenecen a la calaña de Mahadeva y del Gran Brahmán Arrogante. Y los que crean en las enseñanzas de dichos hombres también serán de temer.

Pregunta: ¿De verdad está diciendo que todos son enemigos del Buda, no sólo Ch’eng-kuan, de la escuela Guirnalda de FloresChia-hsiang, de Tres TratadosTz’u-en, de Características del Dharma y Shan-wu-wei y los demás de la escuela Palabra Verdadera, sino también KoboJikaku y Chisho?

Respuesta: Es un asunto de importancia primordial, que atañe profundamente a las enseñanzas del Buda. Sin embargo, examinando el texto del sutra, veo que si alguien dijese que hay un sutra superior al del Loto, sea quien fuere esa persona, no podría eludir la acusación de estar actuando contra la Ley. Por ende, si nos atenemos a lo que establece el sutra, a las personas así hay que considerarlas enemigas del Buda. Y si, por miedo, no señalo este hecho, todas las diferencias comparativas de mérito establecidas entre los sutras habrán sido en vano.

Si, por respeto a estos grandes maestros del pasado, sólo denuncio a sus seguidores de esta última época y los llamo enemigos del buda, en tal caso estos creyentes de las diversas escuelas en la última época dirán: «Que el Sutra Mahavairochana es superior al Sutra del loto no es algo que hayamos inventado nosotros; constituye la doctrina expuesta por los patriarcas de nuestra escuela. Aunque no estemos a su altura en la observancia de preceptos, en sabiduría o comprensión, o en grado de reconocimiento social, podemos asegurar que en lo concerniente a las doctrinas que ellos enseñaron, jamás nos hemos apartado un ápice de ellas». Y en tal caso, uno se vería forzado a admitir que no son culpables de ninguna falta.

No obstante, si sé que esta aseveración es falsa y, por miedo a los demás, no lo digo, en tal caso estaré ignorando la severa advertencia del Buda, quien sentenció: «[Es como un enviado real que] finalmente no calla ninguna de las palabras de su soberano, aunque ello le cueste la vida».16 ¿Qué hacer, entonces? Si hablo, me expongo a la oposición del mundo en general. Pero si callo, me expongo a ser condenado por no haber obedecido la severa admonición del Buda. En uno o en otro sentido, hay algo que obstruye mi camino.

Pero, tal vez, esto sea inevitable. Pues, como afirma el Sutra del loto, «puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!».17 Y en otro párrafo, leemos: «[El Sutra del loto] generará mucha hostilidad en el mundo y será difícil creer en él».18

Cuando el buda Shakyamuni fue concebido por su madre, la dama Maya, el Rey Demonio del Sexto Cielo contempló su útero y dijo: «Ha sido concebido mi archienemigo, la filosa espada del Sutra del loto. ¡Debo destruirlo, antes de que el alumbramiento tenga lugar!».

Entonces, el Rey Demonio del Sexto Cielo se manifestó en el cuerpo de un médico prestigioso, entró en el palacio del rey Shuddhodana y se anunció así: «Soy un médico ilustre; he traído conmigo excelentes medicamentos que asegurarán al niño un parto sin inconvenientes».

Y de ese modo intentó envenenar a la dama Maya.

p.730Cuando, finalmente, el Buda nació, el Rey Demonio hizo que llovieran piedras sobre él, y emponzoñó su leche. Y tiempo después, cuando el Buda abandonó la vida de palacio para dedicarse a la religión, el Rey Demonio se convirtió en una negra serpiente venenosa e intentó interponerse en su camino. Además, se apoderó del cuerpo de hombres malvados, como DevadattaKokalika, el rey Virudhaka y el rey Ajatashatru, y los incitó a arrojar contra el Buda una gran peña que le causó una herida sangrante, o a matar a muchos integrantes del clan Shakya, al que aquel pertenecía, o a asesinar a sus discípulos.

Estas grandes hostilidades fueron urdidas mucho tiempo atrás, con el fin de impedir que el Buda, el Honrado por el Mundo, predicara el Sutra del loto. Cuando el sutra dice: «El odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega», se está refiriendo a persecuciones de esta índole.

Además de tales complicaciones acaecidas mucho tiempo antes de que el Buda predicara el Sutra del loto, hubo otras que ocurrieron más adelante, cuando expuso dicha enseñanza. [Con ello me refiero a las dudas que cundieron cuando Shakyamuni reveló que] durante unos cuarenta años, ShariputraMaudgalyayana y los grandes bodhisattvas habían sido, en realidad, archienemigos del Sutra del loto.19

Pero el sutra expresa: «¿Cuánto peor será después de su muerte?». Esto nos permite saber que, en la época futura posterior a la muerte del Buda, habrá persecuciones y dificultades aún más temibles y graves que las ocurridas durante su existencia. Si hasta al Buda le costó perseverar en medio de esas adversidades, ¿cómo esperar que lo hagan las personas comunes, particularmente cuando esos obstáculos están destinados a ser mucho peores que los acaecidos en vida del Buda?

Cabría preguntarse qué otras persecuciones hay más atroces que la inmensa roca de diez metros de largo por casi cinco metros de ancho que Devadatta arrojó al Buda, o la estampida de elefantes ebrios que el rey Ajatashatru soltó en dirección a él para aplastarlo; pero si a una persona inocente de toda falta le tocase enfrentar, una y otra vez, persecuciones peores que las perpetradas en vida del Buda, debe entenderse que esa persona es un verdadero devoto del Sutra del loto en la época posterior a la muerte del Buda.

Los sucesores del Buda20 fueron mensajeros de El Que Así Llega, integrantes de los cuatro grupos de bodhisattvas. Así y todo, el bodhisattva Aryadeva fue asesinado por una persona no budista; el honorable Aryasimha murió decapitado por orden del rey DammiraBuddhamitra debió permanecer doce años bajo un estandarte rojo [hasta que, por fin, el gobernante reparó en él], y el bodhisattva Nagarjuna tuvo que pasar siete años bajo una bandera semejante. El bodhisattva Ashvaghosha fue vendido a un país enemigo por trescientas mil monedas,21 y el erudito Manoratha murió a causa del desencanto.22 Estos ejemplos muestran los problemas surgidos durante el milenio del Primer Día de la Ley.

Ahora centrémonos en el segundo período de quinientos años del Día Medio de la Ley, es decir, mil quinientos años después de la muerte del Buda. En esa época vivió en la China un sabio que, al principio, respondió al nombre de Chih-⁠i y que, más tarde, fue conocido como el gran maestro T’ien-t’ai Chih-che. Determinó propagar las enseñanzas del Sutra del loto en su verdadera forma. Antes que él hubo miles y miles de hombres sabios que opinaron de muy diversas formas sobre las enseñanzas expuestas por el Buda a lo largo de su vida. Pero, en general, se agruparon p.731en diez escuelas o tradiciones: las llamadas tres escuelas del sur y siete escuelas del norte de la China. Una de ellas surgió con preponderancia: la tercera de las tres escuelas del sur, fundada por el maestro del Dharma Fa-yün, del templo Kuang-che-ssu.

Fa-yün dividió las doctrinas expuestas por el Buda durante toda su vida en cinco períodos. Y de las enseñanzas de estos cinco períodos, escogió tres: el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra del nirvana y el Sutra del loto. Declaró que, de todas las escrituras, el Sutra de la guirnalda de flores ocupaba el primer lugar, y que cabía compararlo con el monarca de un reino. El Sutra del nirvana venía en segundo lugar y era como el regente o primer ministro. Y el Sutra del loto merecía el tercer puesto, y era como uno de los aristócratas de la Corte. Todos los demás sutras eran inferiores y debían compararse con la plebe.

Fa-yün fue un hombre muy sagaz por naturaleza. No sólo estudió con maestros de gran sapiencia, como Hui-kuan, Hui-yen, Seng-jou y Hui-tz’u,23 sino que además refutó las doctrinas de diversos maestros de las escuelas del norte y del sur, y se retiró a un bosque de montaña, donde vivió en reclusión, entregado al estudio del Sutra del loto, el Sutra del nirvana y el Sutra de la guirnalda de flores.

A raíz de ello, el emperador Wu de la dinastía Liang lo incorporó a la Corte con grandes honores e hizo que le construyeran un templo llamado Kuang-che-ssu en tierras del palacio. Cuando Fa-yün disertaba sobre el Sutra del loto, del cielo caían flores, como ocurrió la primera vez que el buda Shakyamuni expuso esta enseñanza.

En el quinto año de la era T’ien-chien (506 d. C.), hubo una gran sequía. El Emperador pidió al maestro del Dharma Fa-yün que disertara sobre el Sutra del loto, y cuando este llegó a la estrofa del capítulo «La parábola de las hierbas medicinales» que dice «La lluvia cae por doquier y desciende por los cuatro flancos», comenzó a caer una tenue llovizna. Tan pasmado de admiración quedó el Emperador, que allí en el acto nombró a Fa-yün administrador sacerdotal y le prestó servicio en persona como las deidades celestiales sirven al señor Shakra o como la población rinde pleitesía a su soberano. Por añadidura, alguien dijo haber soñado, a modo de revelación, que Fa-yün había disertado sobre el Sutra del loto desde las épocas del buda Brillo del Sol y de la Luna, en el remoto pasado.

Fa-yün escribió un comentario de cuatro volúmenes sobre el Sutra del loto. En esa obra,24 refirió: «Este sutra, en realidad, no es eminente», y añadió que constituía «un infrecuente medio preparatorio». Con ello dio a entender que el Sutra del loto no revelaba en forma cabal la verdad del budismo.

¿Las flores y la lluvia cayeron del cielo porque las enseñanzas de Fa-yün merecieron la aprobación del Buda? Sea como fuere, a raíz de los prodigios y sucesos extraordinarios que le ocurrieron, el pueblo chino dio en creer que el Sutra del loto probablemente fuera inferior al Sutra de la guirnalda de flores y al Sutra del nirvana. Con el tiempo, este comentario de Fa-yün fue divulgado a los reinos de Silla, Paekche y Koguryǒ, y también al Japón,25 donde la gente, en general, terminó sosteniendo la misma idea que prevalecía en la China.

Poco después de la muerte de Fa-yün, en los últimos días de la dinastía Liang y en los primeros años de la dinastía Ch’en, surgió un joven monje conocido como el maestro del Dharma Chih-⁠i, discípulo del gran maestro Nan-yüeh. Acaso con el ánimo de esclarecer hasta qué punto había comprendido las enseñanzas de su maestro, entró en el recinto donde se conservaban las escrituras y examinó los p.732textos en forma sistemática. Concluyó que el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra del nirvana y el Sutra del loto eran los que merecían especial consideración, y, de los tres, se dedicó a disertar sobre el primero. Además, compiló un libro de ejercicios religiosos26 en honor del buda Vairochana del Sutra de la guirnalda de flores, y día tras día ahondó en su comprensión de esta escritura. Las personas de su época supusieron que lo hacía porque consideraba que el Sutra de la guirnalda de flores era el sutra más excelso. Sin embargo, se dedicó a estudiarlo porque tenía serias dudas sobre la opinión de Fa-yün, que ponía el Sutra de la guirnalda de flores en el primer lugar, el Sutra del nirvana en el segundo, y el Sutra del loto en el tercero. Así pues, su propósito era estudiar el Sutra de la guirnalda de flores de manera especialmente exhaustiva.

Cuando concluyó este examen, dictaminó que, de todos los sutras, el primer lugar le correspondía al Sutra del loto, el segundo lugar al Sutra del nirvana, y el tercer lugar al Sutra de la guirnalda de flores. También observó, apesadumbrado, que aunque las enseñanzas sagradas de El Que Así Llega se habían propagado en el territorio de la China, no habían podido dar beneficios a sus habitantes; a la inversa, habían servido para confundir a la gente y desviarla a los malos caminos. Y concluyó que esto se debía a los errores de sus maestros.

Fue como si los líderes de la nación hubieran dicho al pueblo que el este era el oeste y que el cielo era la tierra, y como si la gente común hubiera tomado sus afirmaciones por válidas y ciertas. Si, tiempo después, alguien llegara y dijera que eso que llamaban oeste, en realidad, era el este, o que eso que denominaban cielo en verdad era la tierra, no sólo rechazarían sus palabras sino que, además, lo maldecirían y atacarían para congraciarse con las autoridades.

Chih-⁠i evaluó qué hacer con respecto a la situación. Sintió que no podía permanecer callado y decidió expresar su enérgica condena al maestro del Dharma Fa-yün, del templo Kuang-che-ssu, diciendo que había caído al infierno a causa de sus actos contra la enseñanza correcta. Y fue suficiente para que los maestros budistas del norte y del sur se alzaran como abejorros furibundos y cayeran sobre él como bandada de cuervos.

Algunos propusieron que le partieran la cabeza; otros, que lo expulsaran del país. Pero el monarca de la dinastía Ch’en, al enterarse de estos sucesos, convocó a numerosas figuras budistas del norte y del sur, y los hizo comparecer frente a Chih-⁠i para escuchar por sí mismo la confrontación. Allí estaban Hui-jung, discípulo del maestro del Dharma Fa-yün, y Fa-sui, Hui-k’uang y Hui-heng, y con ellos más de cien varones, entre los cuales había administradores y supervisores sacerdotales. Pugnaron entre sí para ver quién denostaba a Chih-⁠i con mayor elocuencia, unos frunciendo el ceño, otros lanzándole miradas de furia y algunos mostrando su fastidio con palmadas impacientes.

El maestro del Dharma Chih-⁠i, sentado en humilde posición, muy por debajo de los otros, no dio señales de inquietud ni de agitación verbal. Con serena dignidad, tomó nota de cada una de las acusaciones y los dichos de los demás prelados y consiguió refutar a todos. Habiendo hecho esto, procedió a atacar a sus detractores diciendo:

—⁠Según las enseñanzas del maestro del Dharma Fa-yün, el Sutra de la guirnalda de flores ocupa el primer lugar; el Sutra del nirvana, el segundo, y el Sutra del loto, el tercero. ¿En qué sutra existen pruebas que así lo demuestren? ¡Por favor, quiero ver algún pasaje que aporte evidencias claras y concluyentes!

Urgidos de este modo, los otros sacerdotes bajaron la cabeza, p.733empalidecieron y no fueron capaces de responder una sola palabra.

Luego, continuó interrogándolos de este modo:

—⁠En el Sutra de los infinitos significados, el Buda dice: «Entonces, prediqué las doce divisiones de los sutras correctos e iguales,27 la enseñanza de la gran sabiduría, y la enseñanza de la meditación sobre la impronta oceánica de la guirnalda de flores, que describe los muchos kalpas de práctica de los bodhisattvas».28 Así pues, el Buda menciona por su nombre el Sutra de la guirnalda de flores y niega su valor, diciendo que en esas enseñanzas predicadas antes que el Sutra de los infinitos significados, «todavía no había revelado la verdad».29 Si en el Sutra de los infinitos significados, que es inferior al Sutra del loto, ya se ataca de ese modo al Sutra de la guirnalda de flores, ¿con qué fundamento se afirma que este último representa la cumbre de todas las enseñanzas expuestas por el Buda a lo largo de su vida? ¡Señores, si queréis ser leales a vuestro maestro, por favor mostrad algún pasaje de las escrituras que refute e invalide el que yo cité del Sutra de los infinitos significados, y reivindicad las doctrinas de vuestro mentor!

»Por otro lado, ¿en qué pasaje documental os basáis cuando decís que el Sutra del nirvana es superior al Sutra del loto? —⁠continuó exponiendo⁠—. En el volumen catorce del Sutra del nirvana se analizan los méritos comparativos de dicha enseñanza con respecto a las de los períodos Guirnalda de Flores, Agama, Correcto e Igual y de la Sabiduría, pero nada se dice sobre la superioridad del Sutra del nirvana con respecto al Sutra del loto.

»Sin embargo, en el noveno volumen de dicha escritura, se esclarecen con lujo de detalles las virtudes comparativas entre estas dos enseñanzas. Allí leemos: “Cuando este sutra [del Nirvana] se predicó, [...] en el Sutra del loto ya se había predicho que los ocho mil discípulos que escuchaban la voz lograrían la Budeidad, predicción que fue como una generosa cosecha. Así pues, la cosecha del otoño había llegado a su fin, y la mies ya se encontraba almacenada para el invierno [cuando se predicó el Sutra del nirvana] y no había quedado nada para él [más que unas pocas espigas]”. Este pasaje esclarece que los demás sutras fueron obras vernales y estivales, mientras que el Sutra del nirvana y el Sutra del loto fueron como la mies lista para cosechar. Pero este último fue la generosa cosecha que se recoge en otoño y se almacena para el invierno, mientras que el Sutra del nirvana fue como la recolección final de las espigas caídas que se lleva a cabo a fines del otoño y a comienzos del invierno.

»En esta cita, se está reconociendo que el Sutra del nirvana es inferior al Sutra del loto. Y este último, por su parte, habla de sutras que ya se han predicado, se predican en ese momento y se predicarán después. Con ello, el Buda está señalando que el Sutra del loto no sólo es superior a las enseñanzas expuestas con anterioridad, sino también a las que predica al mismo tiempo y a las que expondrá a continuación.

»Si el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, lo hizo constar de manera tan clara, ¿cabe acaso algún lugar para la duda? No obstante, preocupado por lo que pudiera llegar a suceder después de su muerte, decidió que el buda Muchos Tesoros del Mundo de la Pureza de los Tesoros, situado en la región oriental, acudiese a testimoniar la veracidad de sus palabras. Por eso, el buda Muchos Tesoros surgió de la tierra y dio testimonio de la veracidad del Sutra del loto diciendo: “[Acerca del Sutra del loto de la Ley prodigiosa] ¡todo lo que has expuesto es la verdad!”.30 Además, a su alrededor se congregaron los budas de las diez direcciones, que eran manifestaciones p.734corpóreas de Shakyamuni, y extendieron sus anchas y largas lenguas hasta tocar el cielo de Brahma con la punta, como lo hizo Shakyamuni, para corroborar la verdad de sus enseñanzas.

»Después de eso, el buda Muchos Tesoros regresó al Mundo de la Pureza de los Tesoros, y los diversos budas que eran manifestaciones corpóreas de Shakyamuni regresaron a sus respectivas tierras en las diez direcciones. Luego, cuando ya no estuvieron presentes ni Muchos Tesoros ni las manifestaciones corpóreas de Shakyamuni, este predicó el Sutra del nirvana. Si hubiera dicho que esta última enseñanza era superior al Sutra del loto, ¿alguno de sus discípulos le hubiera creído?

Así los refutó Chih-⁠i, el gran maestro T’ien-t’ai Chih-che. Fue como cuando la luz brillante del sol y de la luna cegó a los asuras,31 o cuando la espada del Emperador de Han,32 de punta contra el cuello de sus barones, los hizo cerrar los ojos con fuerza y bajar la cabeza. En su aspecto y proceder, el gran maestro T’ien-t’ai fue como el rey león que ruge a los zorros y conejos, o como un águila o un halcón que se lanza en picada hacia los faisanes y palomas.

A partir de entonces, en todo el territorio de la China se supo que el Sutra del loto era superior al Sutra de la guirnalda de flores y al Sutra del nirvana; y este conocimiento, además, se transmitió a las cinco regiones de la India. Allí, los tratados indios sobre las divisiones budistas del Hinayana y el Mahayana demostraron ser inferiores a la doctrina del gran maestro Chih-che; por eso el pueblo elogió a T’ien-t’ai y pensó que tal vez el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, había reaparecido en el mundo, o que el budismo estaba viviendo un segundo albor.

Al cabo del tiempo, el gran maestro T’ien-t’ai falleció; los linajes reales de Ch’en y Sui dieron paso a la dinastía T’ang. El gran maestro Chang-an murió también, y quedaron muy pocos que continuasen estudiando la clase de budismo expuesta por T’ien-t’ai.

Entonces, durante el reinado del emperador T’ai-tsung, surgió un sacerdote conocido como el maestro del Tripitaka Hsüan-tsang. Viajó a la India en el tercer año de la era Chen-kuan (629) y regresó el decimonoveno año de la misma era. Durante su travesía, emprendió una minuciosa investigación sobre el budismo indio y, a su regreso, difundió en la China la escuela llamada Características del Dharma.

Esta corriente es tan distinta de la escuela T’ien-t’ai como el fuego lo es del agua. Hsüan-tsang llevó consigo obras como el Sutra de los profundos secretos, el Tratado sobre los niveles de la práctica del yoga y el Tratado sobre la doctrina de la conciencia como origen, desconocidas para T’ien-t’ai. Y sostuvo que aunque el Sutra del loto era superior a otras escrituras, a la vez era inferior al Sutra de los profundos secretos. Como se trataba de un texto que T’ien-t’ai nunca había visto, sus seguidores de épocas posteriores, hombres de escasa comprensión y sabiduría, se inclinaron a aceptar este argumento.

Por otro lado, el emperador T’ai-tsung era un monarca sabio, pero confió en exceso en las enseñanzas de Hsüan-tsang. A raíz de ello, aunque había personas que hubieran querido alzar voces de protesta, apabulladas por la autoridad del trono, prefirieron callar, como suele suceder tan a menudo en estos casos. Y de este modo, por mucho que duela decirlo, el Sutra del loto quedó descartado. Hsüan-tsang enseñó que la doctrina de los tres vehículos representaba la verdad y que la doctrina del vehículo único expuesta en el Sutra del loto era un medio hábil; además, expuso la teoría de las cinco naturalezas en las cuales se dividían inherentemente todos los seres vivos.

p.735Aunque estos nuevos conceptos eran oriundos de la India, fue como si las enseñanzas no budistas indias hubiesen invadido el territorio chino. El Sutra del loto quedó relegado al lugar de un simple medio hábil, y el Sutra de los profundos secretos fue consagrado como encarnación de la verdad. De tal suerte, el pueblo ignoró por completo el testimonio de ShakyamuniMuchos Tesoros y los budas de las diez direcciones y, en cambio, veneró a Hsüang-tsang y a su discípulo Tz’u-en como a budas vivientes.

Tiempo después, durante el reinado de la emperatriz Wu, vivió un sacerdote conocido como el maestro del Dharma Fa-tsang que, para resarcirse vengativamente de los ataques que el gran maestro T’ien-t’ai había lanzado antes al Sutra de la guirnalda de flores, fundó una nueva escuela, a la cual dio este mismo nombre. Para ello, utilizó una nueva traducción del Sutra de la guirnalda de flores,33 finalizada en épocas recientes, y con ella complementó la versión anterior sobre la cual había efectuado sus críticas T’ien-t’ai. Esta escuela proclamó que el Sutra de la guirnalda de flores representaba la «raíz de la enseñanza» del Buda, mientras que el Sutra del loto representaba las «ramas de la enseñanza».

En síntesis, los maestros de la China del norte y del sur pusieron el Sutra de la guirnalda de flores en primer lugar; el Sutra del nirvana en segundo término, y el Sutra del loto en tercer lugar. El gran maestro T’ien-t’ai situó primero el Sutra del loto; segundo, el Sutra del nirvana y tercero, el Sutra de la guirnalda de flores. Y la escuela Guirnalda de Flores, de aparición posterior, colocó primero el Sutra de la guirnalda de flores; a continuación, el Sutra del loto, y en tercer lugar, el Sutra del nirvana.

Luego, durante el reinado del emperador Hsüan-tsung, el maestro del Tripitaka Shan-wu-wei viajó desde la India a la China llevando consigo el Sutra Mahavairochana y el Sutra del susiddhikara. Por otro lado, apareció el maestro del Tripitaka Chin-kang-chih con el Sutra de la corona de diamantes. Y, además, Chin-kang-chih tuvo un discípulo conocido como el maestro del Tripitaka Pu-k’ung.

Estos tres hombres eran oriundos de la India, nacidos en familias de rancia estirpe y muy distintos de los sacerdotes de la China en cuanto a su personalidad. Y las doctrinas que enseñaron causaron una honda impresión, porque incluían mudras y mantras, algo que en la China jamás se había visto desde que el budismo fuera introducido en el país en tiempos de la dinastía Han posterior. En presencia de este nuevo budismo, el Emperador inclinó la cabeza y la plebe unió las palmas de las manos en gesto reverente.

Estos hombres expusieron que el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra de los profundos secretos, los Sutras de la sabiduría, el Sutra del nirvana y el Sutra del loto, al margen del grado de superioridad comparativa que hubiera entre ellos, eran enseñanzas exotéricas, predicadas por Shakyamuni El Que Así Llega. Pero, en cambio, el Sutra Mahavairochana que ellos acababan de transmitir representaba la declaración majestuosa de Mahavairochana, rey del Dharma. Los otros sutras estaban constituidos por los numerosos dichos de las personas comunes; ese sutra, en cambio, era la proclama incomparable del Hijo del Cielo en la tierra. Obras como el Sutra de la guirnalda de flores y el Sutra del nirvana no podrían alcanzar jamás las alturas del Sutra Mahavairochana, ni siquiera con la ayuda de una escalera. Sólo el Sutra del loto tenía cierta semejanza con él.

No obstante, dijeron, el Sutra del loto fue predicado por Shakyamuni El Que Así Llega y, por tal razón, representa sólo p.736la verdad expuesta por un plebeyo, mientras que el Sutra Mahavairochana constituye la verdad expuesta por el Hijo del Cielo. Así pues, aunque las palabras se asemejan entre sí, las personas que las pronuncian son tan distintas como las nubes celestiales lo son del fango terrenal. La diferencia entre uno y otro es como la que hay entre la luna reflejada sobre el agua lodosa y la luna reflejada sobre el agua transparente. Ambas son imágenes del astro, pero la naturaleza del agua que captura el reflejo es totalmente distinta.

De ese tenor fueron las afirmaciones de los hombres antedichos; nadie intentó examinarlas en profundidad ni esclarecer su verdadera índole. En cambio, las demás escuelas budistas inclinaron la cabeza y se subordinaron a esa nueva corriente llamada Palabra Verdadera.

Tras la muerte de Shan-wu-wei y de Chin-kang-chih, el maestro del Tripitaka Pu-k’ung viajó a la India y trajo de regreso a la China un texto llamado Tratado sobre la mente que aspira a la iluminación, que dio mayor hegemonía incluso a la escuela Palabra Verdadera.

Sin embargo, en la escuela T’ien-t’ai surgió un sacerdote que pasó a la historia como el gran maestro Miao-lo. Aunque vivió doscientos años después que el gran maestro T’ien-t’ai, gracias a su notable sabiduría y a su clara comprensión de las enseñanzas de T’ien-t’ai, interpretó que este, en sus comentarios, había dejado bien establecida la superioridad del Sutra del loto con respecto al Sutra de los profundos secretos y a la escuela Características del Dharma, ambos difundidos en la China después de la época de T’ien-t’ai, y con respecto a las escuelas Guirnalda de Flores y Palabra Verdadera, con su Sutra Mahavairochana, surgidas por primera vez en la China.

Hasta ese momento, lo cierto es que nadie había hablado de ese modo, ya fuese porque a los seguidores de T’ien-t’ai les faltó la sabiduría necesaria para descubrir el error, porque temieron a otros o porque se dejaron intimidar por el poder del gobernante. Fue así como la interpretación correcta de las enseñanzas de T’ien-t’ai estuvo a punto de perderse, y las doctrinas erróneas que cundieron en esa época llegaron a ser más numerosas que las que habían prevalecido en la China del norte y del sur, en el período anterior a las dinastías Ch’en y Sui. Por eso, Miao-lo escribió treinta volúmenes sobre las obras de T’ien-t’ai, conocidos como Comentario sobre «Gran concentración e introspección»Comentario sobre «Profundo significado del “Sutra del loto”» y Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”». Estos treinta volúmenes no sólo sirvieron para eliminar los pasajes reiterativos en las obras de T’ien-t’ai y esclarecer sus puntos oscuros, sino también para refutar, de una sola vez, las escuelas Características del Dharma, Guirnalda de Flores y Palabra Verdadera, que se habían salvado de la impugnación de T’ien-t’ai por no existir en la China cuando este último vivió.

En el caso del Japón, vemos que durante el reinado del emperador Kimmei, trigésimo soberano, el decimotercer día del décimo mes, en el decimotercer año de su mandato (552), bajo el signo cíclico mizunoe-saru, llegaron al territorio japonés una estatua del buda Shakyamuni y una transcripción de las escrituras budistas, procedentes del reino coreano de Paekche. Y durante el reinado del emperador Yomei, el príncipe Shotoku inició el estudio del budismo. Despachó a un funcionario de la Corte llamado Wake no Imoko rumbo a la China, para que trajera a su regreso un ejemplar del Sutra del loto —⁠en un volumen⁠— que había pertenecido a aquel en una existencia anterior,34 y expresó su determinación de honrar y proteger este sutra.

p.737Luego, durante el reinado del trigésimo séptimo soberano, el emperador Kotoku, en el Japón se difundieron las escuelas Tres Tratados, Guirnalda de Flores, Características del Dharma, Tesoro del Análisis del Dharma y Establecimiento de la Verdad; en tiempos del emperador Shomu, cuadragésimo quinto soberano, se dio a conocer la escuela Preceptos, lo cual elevó a seis el total de escuelas. Pero en los ciento veinte años transcurridos a lo largo de catorce reinados, desde el tiempo del emperador Kotoku hasta la época del quincuagésimo emperador, Kammu, no tuvieron difusión ni la escuela T’ien-t’ai ni la escuela Palabra Verdadera.

Durante el reinado del emperador Kammu, vivió un joven sacerdote llamado Saicho, discípulo del administrador sacerdotal Gyohyo, del templo Yamashina-dera. Efectuó un estudio profundo de la escuela Características del Dharma y de las cinco escuelas restantes, pero sintió que aún no había logrado una comprensión esencial del budismo. Entonces, dio con un comentario sobre El despertar de la fe en el Mahayana, escrito por el maestro del Dharma Fa-tsang, de la escuela Guirnalda de Flores. Allí encontró citas de las obras del gran maestro T’ien-t’ai.

Estas obras de T’ien-t’ai parecieron dignas de especial atención, pero Saicho ni siquiera sabía si estaban disponibles en el Japón o no. Cuando interrogó a alguien sobre este particular, le respondieron que en un templo de la China llamado Lung-hsing-ssu y situado en Yang-chou había vivido un sacerdote conocido como el reverendo Chien-chen [cuyo nombre, en el Japón, se difundió como Ganjin], quien había estudiado las enseñanzas de T’ien-t’ai bajo la guía del maestro de la Disciplina Tao-hsien. A fines de la era T’ien-pao (742-756), viajó al Japón, donde se empeñó en divulgar el conocimiento de las reglas de disciplina monástica del Hinayana. Este monje trajo consigo copias de las obras de T’ien-t’ai, aunque no intentó dar a conocer sus enseñanzas. Y todo esto tuvo lugar, supo Saicho, durante el reinado del cuadragésimo quinto soberano, el emperador Shomu.

Cuando Saicho pidió que le permitieran leer esos escritos, se los trajeron y se los pusieron frente a los ojos. Y ya en esa primera lectura superficial, sintió como si despertara de las ilusiones del nacimiento y de la muerte. Cuando procedió a examinar las doctrinas básicas de las seis escuelas del budismo anterior, a la luz de lo que halló en dichos escritos, comprendió claramente que cada una de esas escuelas incurría en errores doctrinales.

De inmediato, juró hacer algo al respecto. Se dijo: «La nación con toda seguridad caerá en el caos, porque la población del Japón está patrocinando a personas que actúan contra la enseñanza correcta». A partir de ese momento, se abocó a impugnar las seis escuelas, lo cual provocó una airada reacción en los grandes eruditos de estas corrientes y en los siete templos principales de Nara, que acudieron en masa a la capital causando un gran revuelo.

Estos hombres de las seis escuelas y de los siete templos principales no ocultaron su más profunda animosidad hacia Saicho. Pero resultó ser que el decimonoveno día del primer mes, en el vigésimo primer año de la era Enryaku (802), el emperador Kammu visitó el templo Takao-dera e hizo comparecer a catorce prelados eminentes —⁠Zengi, Shoyu, Hoki, Chonin, Kengyoku, Ampuku, GonzoShuen, Jiko, Gen’yo, Saiko, Dosho, Kosho y Kambin⁠— a quienes se les ordenó debatir con Saicho.

Estas diversas figuras de las escuelas Guirnalda de Flores, Tres Tratados y Características del Dharma, entre otras, p.738expusieron las enseñanzas de sus respectivos fundadores, tal como las habían aprendido. Pero el honorable Saicho tomó nota de cada argumento expresado por los hombres de las seis escuelas y los refutó a todos basándose en el Sutra del loto, las obras de T’ien-t’ai y otros sutras y tratados. Sus contrincantes no atinaron a dar respuesta, y quedaron tan mudos como si su boca fuese una nariz.

El Emperador, azorado, interrogó a Saicho sobre varios temas. Y después proclamó un edicto criticando a los catorce hombres que habían confrontado a Saicho.

Ellos, a su vez, redactaron un documento donde admitieron su derrota y presentaron sus disculpas. Y expresaron en él: «Nosotros, los estudiosos de los siete templos principales y de las seis escuelas [...] por primera vez hemos comprendido la verdad suprema».

También asentaron: «En los más de doscientos años transcurridos desde que el príncipe Shotoku dio a conocer las enseñanzas budistas en este país, se han dado disertaciones sobre muchos sutras y tratados, y sus principios han sido objeto de extensos debates. Pero, hasta ahora, quedaban muchas cuestiones por dirimir. Además, tampoco había sido cabalmente explicada y divulgada la noble y perfecta doctrina del Sutra del loto».

Asimismo, escribieron: «Ahora, al fin, la prolongada disputa entre las escuelas Tres Tratados y Características del Dharma ha quedado zanjada de manera definitiva como el deshielo. La verdad ha quedado a la vista, como si las nubes y la niebla se hubiesen disipado para dejar paso a la luz del sol, la luna y las estrellas».

Y el reverendo Saicho, puesto a valorar las enseñanzas de sus catorce oponentes, escribió lo siguiente: «Cada uno se explaya sobre una sola escritura [la de su propia escuela], y aunque en las hondonadas se escucha el tambor de las enseñanzas, disertantes y oyentes por igual siguen extraviados por los caminos de los tres vehículos. Aunque hacen flamear los estandartes de la doctrina desde las altas cumbres, aunque maestros y discípulos por igual han cortado el yugo de los tres mundos, persisten en el Camino a la iluminación que lleva incontables kalpas recorrer, y confunden las tres clases de carros con el gran carruaje del buey blanco que aguarda al otro lado del portal.35 ¿Cómo podríais lograr el primer nivel de seguridad y llegar a la perfecta iluminación en este mundo que es como una casa en llamas?».

Los dos oficiales de la Corte [Wake no] Hiroyo y Matsuna36 [los hermanos que estaban presentes en el debate] comentaron lo siguiente:

—⁠A través de Nan-yüeh, se dio a conocer la Ley prodigiosa del Pico del Águila; gracias a T’ien-t’ai, se abrió la prodigiosa iluminación del monte Ta-su.37 Pero uno lamenta que el vehículo único del Loto esté obstruido por las enseñanzas provisionales, y deplora que la unificación de las tres verdades todavía no se haya manifestado.

—⁠Zengi y otros miembros de nuestro grupo adquirieron gran buena fortuna a causa de sus lazos kármicos, y han tenido el privilegio de escuchar estas palabras extraordinarias —⁠observaron los catorce sacerdotes⁠—; de no ser por una profunda relación kármica, ¿cómo habríamos podido nacer en esta época sagrada?

Estos catorce hombres, en el pasado, habían transmitido las enseñanzas de diversos patriarcas chinos y japoneses de sus respectivas escuelas, como Fa-tsang y Shinjo, de la escuela Guirnalda de FloresChia-hsiang y Kanroku, de la escuela Tres TratadosTz’u-en y Dosho, de la escuela Características del Dharma, o Tao-hsüan y Ganjin, de la escuela Preceptos. Así pues, aunque la vasija que contenía el agua de p.739la doctrina había cambiado de generación en generación, el agua no varió.

Pero estos catorce hombres abandonaron las doctrinas erróneas que habían mantenido con anterioridad y abrazaron las enseñanzas del Sutra del loto tal como las expuso Saicho, el gran maestro Dengyo. Por lo tanto, ¿cómo podría alguien, en épocas posteriores, afirmar que el Sutra de la guirnalda de flores, los Sutras de la sabiduría, o el Sutra de los profundos secretos superan al Sutra del loto?

Desde luego, estos catorce hombres habían estudiado las doctrinas de las tres escuelas del Hinayana [Establecimiento de la Verdad, Tesoro del Análisis del Dharma y Preceptos]. Pero habiendo sufrido una derrota doctrinal las tres escuelas del Mahayana [Guirnalda de Flores, Tres Tratados y Características del Dharma], ni siquiera vale la pena mencionar las escuelas del Hinayana. Con todo, en la actualidad todavía hay quienes, ignorando la verdad de lo sucedido, creen que alguna de las seis escuelas no fue derrotada doctrinalmente. Son como el ciego que, impedido de ver el sol o la luna, cree que los astros no existen en la bóveda celeste, o como el sordo que, incapaz de oír el retumbar del trueno, concluye que el cielo no emite sonidos.

Con respecto a la escuela Palabra Verdadera, durante el reinado de la emperatriz Gensho, cuadragésima cuarta soberana, el maestro del Tripitaka Shan-wu-wei trajo al Japón el Sutra Mahavairochana, pero regresó a la China sin haber difundido el conocimiento de esta enseñanza.38 Por otro lado, Gembo y otros trajeron de la China el Comentario sobre el significado del «Sutra Mahavairochana», en catorce volúmenes, como lo hizo el preceptor Tokusei del templo Todai-ji.

Estas obras fueron estudiadas por el gran maestro Dengyo, quien no obstante puso en duda lo que decían sobre el valor del Sutra Mahavairochana comparado con el Sutra del loto. Por eso, en el séptimo mes del vigésimo tercer año de la era Enryaku (804), viajó a la China, donde conoció al reverendo Tao-sui del templo Hsi-ming-ssu, y a Hsing-man del templo Fo-lung-ssu. Allí recibió las enseñanzas sobre la concentración y la introspección,39 y los grandes preceptos de la iluminación perfecta e inmediata. También se reunió con el reverendo Shun-hsiao, del templo Ling-kan-ssu, y recibió instrucción sobre las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera. Regresó al Japón en el sexto mes del vigésimo cuarto año, durante la era Enryaku. Le concedieron una audiencia con el emperador Kammu, tras la cual el monarca promulgó un edicto donde ordenaba a los estudiosos de las seis escuelas aprender las enseñanzas sobre la concentración y la introspección, y las doctrinas de la escuela Palabra Verdadera, y donde establecía que estas fueran preservadas en los siete templos principales de Nara.

En la China, hubo diversas teorías sobre la superioridad relativa de Palabra Verdadera frente a las doctrinas sobre la concentración y la introspección. Además, el Comentario sobre el significado del «Sutra Mahavairochana» sostiene que, aunque ambas son iguales en cuanto a sus principios, las enseñanzas de Palabra Verdadera son superiores en cuanto a la práctica.

El gran maestro Dengyo, sin embargo, comprendió que el maestro del Tripitaka Shan-wu-wei se equivocaba en este punto, y entendió que el Sutra Mahavairochana era inferior al Sutra del loto. Por eso, no estableció las enseñanzas de Palabra Verdadera como una octava escuela, sino que las incorporó a las de la séptima escuela, la del Loto, después de haberles quitado el rótulo de «escuela Palabra Verdadera». Declaró que el Sutra Mahavairochana debía ser visto como un texto p.740complementario de la escuela Tendai del Loto, y lo clasificó junto con el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra de la sabiduría mayor y el Sutra del nirvana. No obstante, en ese momento se discutió mucho si se debía establecer o no en el Japón una plataforma de ordenación específica de la iluminación perfecta e inmediata, considerada de vital importancia. Tal vez por la agitación que esto provocó, al parecer el gran maestro Dengyo no dio a sus discípulos instrucciones claras con respecto a la superioridad comparativa entre las enseñanzas de Palabra Verdadera y las de la escuela Tendai.

Así y todo, en una obra llamada Clarificación de las escuelas basadas en la doctrina de T’ien-t’ai, señala con claridad meridiana que la escuela Palabra Verdadera robó a la escuela Tendai del Loto sus doctrinas correctas y las introdujo en su interpretación del Sutra Mahavairochana, a partir de lo cual postuló que ambas eran iguales en cuanto a sus principios. Este proceder de parte de la escuela Palabra Verdadera, en realidad, fue como haber admitido su derrota ante la escuela Tendai.

Y queda aún más claro cuando recordamos que, tras la muerte de Shan-wu-wei y de Chin-kang-chih, el maestro del Tripitaka Pu-k’ung fue a la India, donde conoció al bodhisattva Nagabodhi. Este le informó que en la India no había tratados o comentarios que establecieran la intención del Buda, pero que en la China existía una obra escrita por un hombre llamado T’ien-t’ai, que permitía discernir las enseñanzas correctas de las incorrectas, y entender la diferencia entre las doctrinas parciales y las que eran completas. Lo expresó en tono de admiración y suplicó reiteradamente que le hicieran llegar hasta la India una copia de dicho comentario.

El incidente fue comunicado al gran maestro Miao-lo por Han-kuang, discípulo de Pu-k’ung, tal como consta al final del décimo volumen de Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”». También está consignado por Dengyo en Clarificación de las escuelas basadas en la doctrina de T’ien-t’ai. A juzgar por todo esto, es harto evidente que en opinión del gran maestro Dengyo, el Sutra Mahavairochana era inferior al Sutra del loto.

De tal modo, es obvio que Shakyamuni El Que Así Llega y los grandes maestros T’ien-t’aiMiao-lo y Dengyo tuvieron una misma posición con respecto al Sutra del loto, y que lo consideraron el más elevado de todos, superior incluso al Sutra Mahavairochana. Además, el bodhisattva Nagarjuna, considerado fundador de la escuela Palabra Verdadera, sostuvo la misma opinión, como resulta evidente si examinamos con atención su Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría. Por desventura, el Tratado sobre la mente que aspira a la iluminación, traído desde la India por P’u-kung, está lleno de errores y ha arrastrado a todos a la actual confusión.

Pasemos ahora a un discípulo del administrador sacerdotal Gonzo, de Iwabuchi, llamado Kukai, que en épocas posteriores fue conocido como el gran maestro Kobo. En el duodécimo día del quinto mes, vigésimo tercer año de la era Enryaku, partió rumbo a la China de la dinastía T’ang. A poco de llegar, conoció al reverendo Hui-kuo, cuyo maestro integraba la tercera generación del linaje de la escuela Palabra Verdadera iniciado por los maestros del Tripitaka Shan-wu-wei y Chin-kang-chih. De Hui-kuo recibió la transmisión de los dos mandalas de Palabra Verdadera.40 Regresó al Japón el vigésimo segundo día del décimo mes, segundo año de Daido (807).

En ese momento, reinaba el emperador Heizei, ya que el emperador Kammu había fallecido poco tiempo antes. A Kobo se le concedió una audiencia con el emperador Heizei, quien confió en él p.741y adoptó sus enseñanzas, a las cuales dio amplias prerrogativas. Enseguida, el monarca debió ceder el trono al emperador Saga, con quien Kobo también logró congraciarse. El gran maestro Dengyo falleció el cuarto día del sexto mes, año decimotercero de Konin (822), durante el reinado del emperador Saga. Desde el decimocuarto año de esta misma era, Kobo se desempeñó como maestro del soberano. Estableció la escuela Palabra Verdadera, de la cual fue reconocido como supremo sacerdote, y consiguió que se le otorgara la supervisión del templo To-ji. De ese modo, inició sus actividades Palabra Verdadera, octava escuela budista del Japón.

Kobo comentó del siguiente modo el mérito comparativo de las enseñanzas expuestas por el Buda durante su existencia: «En primer lugar, está el Sutra Mahavairochana de la escuela Palabra Verdadera; en segundo lugar, el Sutra de la guirnalda de flores, y en tercer término, el Sutra del loto y el Sutra del nirvana.

»Comparado con los sutras de los períodos Agama, Correcto e Igual y de la Sabiduría, el Sutra del loto es una enseñanza verdadera; pero desde el punto de vista del Sutra de la guirnalda de flores y del Sutra Mahavairochana, es una doctrina de teorías pueriles.

»Aunque Shakyamuni fue un buda, comparado con Mahavairochana El Que Así Llega, todavía se encontraba en la región de la oscuridad. A Mahavairochana se lo exalta como a un emperador; Shakyamuni, frente a él, es tan inferior como un bárbaro sojuzgado.

»El gran maestro T’ien-t’ai es un ladrón. Robó la mantequilla clarificada de Palabra Verdadera y afirmó que el Sutra del loto era mantequilla clarificada».

De este jaez han sido las cosas escritas por Kobo. Y la población que, hasta ese momento, había creído que el Sutra del loto era la enseñanza suprema, dejó de considerarlo digno de atención después de tomar contacto con el gran maestro Kobo.

Dejaré a un lado las doctrinas erróneas postuladas por los seguidores no budistas de la India. Las declaraciones de Kobo son mucho peores que las enseñanzas propuestas por los sacerdotes de la China meridional y septentrional, quienes afirmaron que el Sutra del loto, comparado con el Sutra del nirvana, contenía nociones distorsionadas. Los dichos de Kobo son más graves que las proclamas de los miembros de la escuela Guirnalda de Flores, según quienes el Sutra del loto, comparado con el Sutra de la guirnalda de flores, representa «las ramas de la enseñanza». Uno invariablemente piensa en el Gran Brahmán Arrogante de la India, quien mandó hacer un alto estrado y, a modo de patas, usó tallas de las deidades MaheshvaraNarayana y Vishnu, y del buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas. Y luego, allí encaramado, se lanzó a predicar sus doctrinas falaces.

Si el gran maestro Dengyo hubiera estado vivo en ese momento, sin falta se habría explayado al respecto. Pero es lamentable que discípulos suyos como GishinEnchoJikaku o Chisho no hayan indagado la cuestión con mayor profundidad. ¡Fue una verdadera desgracia para el mundo!

El gran maestro Jikaku fue a la China de la dinastía T’ang en el quinto año de Jowa (838) y pasó allí una década estudiando las doctrinas de las escuelas T’ien-t’ai y Palabra Verdadera. Con respecto al mérito comparativo entre el Sutra del loto y el Sutra Mahavairochana, estudió bajo la tutela de Fa-ch’üanYüan-cheng y otros —⁠en total, ocho maestros de la escuela Palabra Verdadera⁠—41 y todos ellos le enseñaron que, aunque el Sutra del loto y el Sutra Mahavairochana eran iguales en cuanto a sus principios, el último era superior en cuanto a la práctica. p.742También estudió bajo la guía de Chih-yüan, Kuang-hsiu y Wei-chüan,42 de la escuela T’ien-t’ai, y aprendió de ellos que el Sutra Mahavairochana pertenecía al grupo de los sutras Correctos e Iguales [que son inferiores al Sutra del loto].

El décimo día del noveno mes, decimotercer año de Jowa, retornó al Japón; el decimocuarto día del sexto mes, primer año de Kasho (848), se promulgó un edicto imperial [que lo autorizaba a efectuar ceremonias de iniciación de la escuela Palabra Verdadera]. Acaso porque le había costado mucho establecer el mérito comparativo entre el Sutra del loto y el Sutra Mahavairochana durante su estadía en la China, se dedicó a escribir catorce volúmenes: un comentario en siete volúmenes sobre el Sutra de la corona de diamantes y un comentario en siete volúmenes sobre el Sutra del susiddhikara. La esencia de estas obras es que las doctrinas expuestas en el Sutra Mahavairochana, el Sutra de la corona de diamantes y el Sutra del susiddhikara, en última instancia, indican los mismos principios que enseña el Sutra del loto. Pero debido a la inclusión de mudras y mantras en sus rituales, los mencionados tres sutras de la Palabra Verdadera eran superiores al Sutra del loto.

En esencia, esto concuerda exactamente con las ideas de Shan-wu-weiChin-kang-chih y Pu-k’ung estipuladas en su comentario sobre el Sutra Mahavairochana. Pero tal vez Jikaku siguiera dudando en su fuero interno. O, si llegó a aclarar sus dudas, acaso quisiera disipar los cuestionamientos ajenos. Sea como fuere, lo cierto es que depositó sus comentarios en catorce volúmenes frente al objeto de devoción, en el templo donde residía, y oró con esta declaración en mente: «Es verdad que escribí estas obras, pero así y todo la intención del Buda es muy difícil de esclarecer. ¿Son superiores el Sutra Mahavairochana y los otros dos sutras relacionados con la escuela Palabra Verdadera? ¿O hay que otorgar el lugar supremo al Sutra del loto y a los dos sutras43 asociados a él?».

Mientras se encontraba orando de este modo, el quinto día, a primera hora de la mañana, durante la quinta guardia,44 de pronto se le presentó una señal en sueños. Soñó que el sol brillaba en el cenit, en lo alto del firmamento, y que él le disparaba una flecha. La saeta cobraba altura y se clavaba en el astro, y este tornaba a rodar y rodar. Y cuando el sol estaba a punto de caer sobre la tierra, Jikaku despertó.

Encantado, se dijo: «He tenido un sueño de lo más auspicioso. ¡Estos escritos, donde declaré que los sutras de Palabra Verdadera eran superiores al Sutra del loto, concuerdan con la voluntad del Buda!». Entonces, solicitó que se promulgara un edicto imperial refrendando esta conclusión, y difundió sus enseñanzas en toda la tierra del Japón.

Pero el edicto promulgado a raíz de esta solicitud decía más o menos lo siguiente: «Por fin se ha sabido que las doctrinas de concentración e introspección expuestas por la escuela Tendai concuerdan a la perfección, en sus principios, con las doctrinas de la escuela Palabra Verdadera». Jikaku había orado para confirmar que el Sutra del loto era inferior al Sutra Mahavairochana, ¡pero el edicto emitido decía que ambas enseñanzas eran lo mismo!

En su juventud en el Japón, el gran maestro Chisho fue discípulo del reverendo Gishin, del gran maestro Encho, del superintendente [Kojo] y de Jikaku. Así pues, fue instruido en las doctrinas esotéricas y exotéricas tal como se las enseñaba en el Japón de esa época. Pero, presuntamente, como tenía dudas sobre la superioridad comparativa entre las escuelas Tendai y Palabra Verdadera, decidió ir a la China. Llegó a la China T’ang en el segundo año de Ninju (852),45 p.743donde estudió con maestros de la escuela Palabra Verdadera como Fa-ch’üan y Yüan-cheng. En general, sus enseñanzas refrendaron las ideas de Jikaku: que el Sutra Mahavairochana y el Sutra del loto eran equivalentes en cuanto a sus principios, pero que el primero superaba al segundo en cuanto a la práctica.

Chisho también estudió bajo la tutela del reverendo Liang-hsü, de la escuela T’ien-t’ai, quien le enseñó que, con respecto a los méritos comparativos entre las escuelas Palabra Verdadera y T’ien-t’ai, el Sutra Mahavairochana de la escuela Palabra Verdadera no podía compararse con el Sutra de la guirnalda de flores ni con el Sutra del loto.

Habiendo permanecido siete años en la China, Chisho regresó al Japón el séptimo día del quinto mes, en el primer año de Jogan (859).46

En su obra Elementos esenciales del «Sutra Mahavairochana», Chisho señala: «Ni siquiera el Sutra del loto puede compararse [con el Sutra Mahavairochana], así que mucho menos pueden hacerlo otras doctrinas». Por ende, en este trabajo sostiene que el Sutra del loto es inferior al Sutra Mahavairochana. Por otro lado, en otro volumen titulado Colección de enseñanzas transmitidas oralmente, afirma que las doctrinas del Zen, de Palabra Verdadera y de otras escuelas, comparadas con el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra del loto y el Sutra del nirvana, en el mejor de los casos sirven a modo de introducción en estas últimas enseñanzas. Y reitera esta noción en su Comentario sobre el «Sutra Sabio Universal» y en su Comentario sobre el «Tratado sobre el “Sutra del loto”».

El vigésimo noveno día —⁠signo cíclico mizunoe-saru⁠— del cuarto mes, en el octavo año de Jogan (866) —⁠año hinoe-inu⁠—, se promulgó un edicto imperial que establecía: «Hemos sabido que la escuela Palabra Verdadera y la escuela Tendai, así como sus respectivas enseñanzas, merecen ser consideradas la mantequilla clarificada del budismo y ser descritas como profundas y recónditas».

Asimismo, el tercer día del sexto mes, un edicto sentenció: «Desde que el Gran Maestro de tiempos pretéritos [Dengyo] estableció las dos disciplinas47 como práctica correcta de la escuela Tendai, las sucesivas autoridades de esta escuela, generación tras generación, han seguido esa práctica y transmitido ambas clases de doctrinas. ¿Por qué, entonces, sus sucesores se apartaron de esta tradición añeja y consolidada?

»Así y todo, vemos que los sacerdotes del monte Hiei no hacen más que contradecir las enseñanzas del patriarca y seguir los prejuicios y las inclinaciones de su propio pensamiento. Parecería que se consagran casi por completo a promulgar las doctrinas de otras escuelas y que no hacen el menor intento de restaurar las antiguas disciplinas de la escuela Tendai.

»En el Camino heredado del maestro, no se puede menoscabar la concentración y la introspección, ni tampoco las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera. A la hora de transmitir y propagar con diligencia la doctrina, ¿no habría que ser competente en ambas clases de enseñanzas? De ahora en adelante, sólo deberá nombrarse al frente del templo Enryaku-ji, como máxima autoridad de la escuela Tendai, a alguien cabalmente versado en ambas enseñanzas; esta será, en lo sucesivo, la práctica habitual para los tiempos futuros».

Como hemos visto, estos dos hombres —⁠Jikaku y Chisho⁠— fueron discípulos de Dengyo y de Gishin; después, viajaron a la China y conocieron a los eminentes eruditos de las escuelas T’ien-t’ai y Palabra Verdadera en ese país. Sin embargo, al parecer no pudieron decidir cuál de ambas escuelas era superior. A veces afirmaron que Palabra Verdadera p.744superaba a la otra; en ocasiones, dijeron lo contrario, y por momentos sentenciaron que las dos eran equivalentes en sus principios, pero que Palabra Verdadera era superior en cuanto a la práctica. Mientras tanto, un edicto advirtió que todo aquel que intentara debatir sobre los méritos comparativos entre las escuelas Palabra Verdadera y Tendai sería declarado culpable de violar un decreto imperial.

A las claras, estas afirmaciones de Jikaku y de Chisho eran inconsistentes; todo parece indicar que los seguidores de las demás escuelas no confiaron en ellas en lo más mínimo. Así y todo, como ya vimos, un decreto imperial estableció que ambas escuelas eran iguales, y que esta postura derivaba de las doctrinas del patriarca de Tendai, el gran maestro Dengyo. Pero ¿en qué obra del gran maestro Dengyo aparecen declaraciones semejantes? Es algo que convendría examinar minuciosamente.

Que yo, Nichiren, ponga en duda a Jikaku y a Chisho por un asunto referido al gran maestro Dengyo es como si una persona, enfrentada a sus padres, discutiera para ver quién es mayor, o como si alguien, frente a la Diosa del Sol, dijera que sus ojos son más brillantes que el astro. No obstante, los que se sientan proclives a defender las ideas de Jikaku y de Chisho deberían aportar a modo de prueba algún pasaje claro de las escrituras en el cual basar su posición. Sólo entonces estarían en condiciones de pedir crédito a sus ideas.

El maestro del Tripitaka Hsüan-tsang había ido a la India para ver una copia del Gran comentario sobre el Abhidharma, pero eso no impidió las críticas que le hizo el maestro del Dharma Fa-pao, quien jamás había estado en ese país. El maestro del Tripitaka Dharmaraksha tuvo frente a los ojos una copia del Sutra del loto cuando estuvo en la India, pero eso no impidió que un hombre de la China48 le señalara que, en su traducción, había puesto fuera de orden el capítulo «La transferencia». Y eso que el hombre en cuestión nunca había visto el texto original.

Del mismo modo, aunque Jikaku haya estudiado a las órdenes del gran maestro Dengyo y haya sido instruido por él, y aunque Chisho haya obtenido la transmisión oral del reverendo Gishin, si ambos contradijeron las enseñanzas registradas en los escritos genuinos de Dengyo y de Gishin, ¿cómo no habrían de generar sospechas?

La enseñanza más secreta de Dengyo es su obra Clarificación de las escuelas basadas en la doctrina de T’ien-t’ai. En su prefacio, escribe: «La escuela budista Palabra Verdadera, recientemente introducida en el Japón, oculta en forma deliberada la manera en que su transmisión fue falseada en los registros escritos [de I-Hsing, engañado por Shan-wu-wei],49 en tanto que la escuela Guirnalda de Flores, introducida con anterioridad, trata de esconder la influencia recibida de las doctrinas de T’ien-t’ai.50 La escuela Tres Tratados, encandilada con el concepto del vacío, ha olvidado la humillación de Chia-hsiang51 y no hace saber que este fue completamente cautivado por las enseñanzas de T’ien-t’ai, a manos de Chang-an. La escuela Características del Dharma, que se aferra al concepto del ser,52 niega que su principal autoridad, Chih-chou, se convirtió a las enseñanzas de la escuela T’ien-t’ai, y que Liang-pi usó dichas enseñanzas para interpretar el Sutra de los reyes benevolentes.53 [...] Ahora, con la debida circunspección, escribí en un volumen la obra Clarificación de las escuelas basadas en la doctrina de T’ien-t’ai, destinada a los hombres sabios de épocas futuras que compartan mis convicciones. La fecha corresponde al reinado del quincuagésimo segundo soberano del Japón, séptimo año de la era Konin (816), año hinoe-saru».54

p.745Más adelante, en el texto central de este mismo trabajo, leemos: «Hubo en la India un monje eminente que, habiendo sabido que las enseñanzas del sacerdote T’ien-t’ai de la China T’ang eran las más adecuadas para distinguir las doctrinas correctas de las incorrectas, expresó el deseo de conocerlas más profundamente».

Prosigue: «¿Acaso no significa esto que el budismo se ha perdido en la India, su país de origen, y que debe buscárselo en las regiones circundantes? Pero aun en la China hay pocos que reconozcan la grandeza de las enseñanzas expuestas por T’ien-t’ai. Son como el pueblo de Lu».55

Esta obra, como ponen de manifiesto las citas precedentes, critica a las escuelas Características del Dharma, Tres Tratados, Guirnalda de Flores y Palabra Verdadera. Ahora bien, si el gran maestro Dengyo hubiera pensado que las escuelas Tendai y Palabra Verdadera tenían el mismo valor, ¿por qué habría criticado a esta última? Por otro lado, compara al maestro del Tripitaka Pu-k’ung y a otros con el pueblo ignorante del estado de Lu. Si, en verdad, hubiera aprobado las enseñanzas de Palabra Verdadera tal como las formularon Shan-wu-weiChin-kang-chih y Pu-k’ung, ¿por qué entonces habría denostado a estos hombres comparándolos con la población de Lu? Y si las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera en la India fueran idénticas a las de la escuela T’ien-t’ai o superiores a ellas, ¿por qué el eminente monje de la India interrogó a Pu-k’ung sobre ellas y afirmó que la enseñanza correcta ya no se encontraba en la India?

Sea como fuere, estos dos hombres, Jikaku y Chisho, de palabra decían ser discípulos del gran maestro Dengyo, pero en profundidad no lo eran. Por eso, Dengyo escribió en el prefacio de su obra «Ahora, con la debida circunspección, escribí en un volumen la obra Clarificación de las escuelas basadas en la doctrina de T’ien-t’ai, destinada a los hombres sabios de épocas futuras que compartan mis convicciones». Las palabras «que compartan mis convicciones» en realidad significan los «que compartan mis convicciones de que la escuela Palabra Verdadera es inferior a la escuela Tendai».

En el edicto que he mencionado antes —⁠y que había sido solicitado justamente por Chisho⁠— se establece que ellos [los sacerdotes del monte Hiei] no hacen «más que contradecir las enseñanzas del patriarca [Dengyo] y seguir las inclinaciones prejuiciosas de su propio pensamiento». También señala: «En el Camino heredado del maestro, no se puede menoscabar la concentración y la introspección, ni tampoco las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera». Pero si aceptáramos las palabras del edicto, tendríamos que concluir que Jikaku y Chisho son los que se opusieron a su maestro Dengyo. Tal vez parezca impertinente que yo presente acusaciones de esta índole, pero si no lo hago, el mérito comparativo entre el Sutra Mahavairochana y el Sutra del loto seguirá siendo objeto de interpretaciones erróneas, como ocurre hoy. Por eso, expongo estas imputaciones aun poniendo en riesgo mi vida.

[Ya que ellos mismos estaban errados,] es totalmente natural que Jikaku y Chisho no se aventuraran a acusar al gran maestro Kobo de errores doctrinales. ¡En lugar de desperdiciar tantos recursos y trabajar para otras personas insistiendo en viajar hasta la China, tendrían que haber estudiado con más aplicación y cuidado las doctrinas del gran maestro Dengyo, su propio maestro!

La doctrina correcta sólo se enseñó en el monte Hiei en la época de los primeros tres patriarcas de la escuela Tendai: el gran maestro Dengyo, el reverendo Gishin y el gran maestro Enchop.746A partir de entonces, las autoridades de la escuela Tendai se convirtieron en líderes de la escuela Palabra Verdadera. La región siguió llamándose Monte Tendai, pero estuvo presidida por un maestro de Palabra Verdadera.

Los grandes maestros Jikaku y Chisho, como ya vimos, contradicen el pasaje del Sutra del loto referido a todos los sutras que el Buda ha «predicado, predica y predicará».56 Dado que contravienen esa parte de las escrituras, ¿no debería considerárselos archienemigos de ShakyamuniMuchos Tesoros y los budas de las diez direcciones? Podría haberse pensado que el gran maestro Kobo era el máximo denigrador de la Ley, pero en realidad Jikaku y Chisho enseñaron errores harto más graves que los de Kobo.

Cuando un error es tan notoriamente distinto de la verdad como el agua lo es del fuego, o la tierra, del cielo, la gente rehúsa darle crédito; y por tal motivo dichos errores no tienen la menor posibilidad de ser aceptados. Por ejemplo, las doctrinas del gran maestro Kobo están tan plagadas de errores que ni sus propios discípulos las aceptan. En cuanto a las prácticas y ceremonias de su escuela, tomaron en cuenta sus instrucciones, pero no sus doctrinas referidas a los méritos comparativos entre los sutras. Por tal razón, las reemplazaron por las doctrinas de Shan-wu-weiChin-kang-chihPu-k’ungJikaku y Chisho. La doctrina que afirma que las escuelas Palabra Verdadera y Tendai son idénticas en sus principios pertenece a Jikaku y Chisho; y todas las personas la dieron por válida.

Conscientes de esta situación, hasta los seguidores de la escuela Tendai, esperando que se les solicite la ejecución de ceremonias de apertura de los ojos para consagrar imágenes talladas o pintadas del Buda, adoptan los mudras y mantras por los cuales se destaca la escuela Palabra Verdadera, según se cree. Y así, en los hechos, todo el Japón se vuelca a la escuela Palabra Verdadera, mientras que la escuela Tendai queda sin un solo adepto.

Un monje y una monja, un objeto negro y un objeto azul oscuro, son tan fáciles de confundir que alguien miope podría equivocarse y tomar a uno por el otro. Pero un sacerdote y un laico, un objeto blanco y otro rojo, son inconfundibles, no sólo para alguien de buena vista, sino incluso para una persona cegata. Ahora bien, es tan fácil confundir las doctrinas de Jikaku y de Chisho con la verdad como lo es no distinguir entre un monje y una monja, o entre un objeto negro y otro azul oscuro. Por eso, hasta los sabios se enredan, y los ignorantes caen en el error. A raíz de ello, durante los últimos cuatrocientos años o más, en el monte Hiei, en el Onjo-ji y el To-ji, en Nara, en las cinco provincias que rodean la capital, en las siete regiones fronterizas57 y, a decir verdad, en todo el territorio japonés, los habitantes se han convertido en personas que actúan contra la Ley.

En el quinto volumen del Sutra del loto, el Buda señala: «Manjushri, este Sutra del loto es el arca secreta de los budas, de Los Que Así Llegan. Ocupa el sitio más elevado entre los sutras».58

Si hemos de creer en este pasaje de las escrituras, el Sutra del loto tiene que representar la enseñanza correcta que se erige por encima del Sutra Mahavairochana y de todas las muchas otras enseñanzas. ¿Cómo entonces —⁠se pregunta uno⁠— pudieron Shan-wu-weiChin-kang-chihPu-k’ungKoboJikaku y Chisho interpretar esta frase del sutra según sus propias creencias?

Por su parte, en el séptimo volumen del Sutra del loto se expone: «Del mismo modo, el que puede aceptar y practicar este sutra es superior a todos los seres vivos».59 Si hemos de creer en esta cita del p.747sutra, el devoto del Sutra del loto ha de ser como el gran océano comparado con los muchos ríos y arroyos; como el monte Sumeru ante la multitud de promontorios; como la deidad de la Luna frente a la pléyade estelar; como la gran deidad del Sol comparado con las demás luces refulgentes; como los reyes que hacen girar la rueda, el señor Shakra y el gran rey Brahma ante los muchos otros reyes celestiales.

El gran maestro Dengyo cita en su obra Principios sobresalientes del «Sutra del loto»: «Del mismo modo, este sutra es el primero entre todas las enseñanzas [...]. Del mismo modo, el que puede aceptar y practicar este sutra es superior a todos los seres vivos».

Después de citar esta frase del Sutra del loto, Dengyo hace constar un pasaje de Profundo significado del «Sutra del loto», de T’ien-t’ai, que interpreta esa misma cita del sutra, y explica del siguiente modo su significado: «Debéis entender que los sutras en los que basan sus enseñanzas las demás escuelas no son las escrituras supremas, y que las personas que las practican no son superiores al resto de la gente. Pero el Sutra del loto, proclamado por la escuela Tendai del Loto, es superior a todos los sutras, y por tal razón los que pueden practicar el Sutra del loto son superiores a todos los seres vivos. Esto surge de las propias palabras del Buda. ¿Cómo podría tratarse de una alabanza a mí mismo?».

Luego, en la obra mencionada, Dengyo agrega: «En un volumen separado se explica en detalle cómo las diversas escuelas basan sus enseñanzas en la doctrina de T’ien-t’ai». Ese «volumen separado» al cual se refiere Dengyo es Clarificación de las escuelas basadas en la doctrina de T’ien-t’ai; allí leemos: «El fundador de nuestra escuela, el gran maestro T’ien-t’ai, predicó el Sutra del loto y lo interpretó de un modo que lo puso por encima de toda la multitud; no tuvo parangón en toda la China. Debe entenderse claramente que fue un mensajero de El Que Así Llega. Aquellos que lo elogien recibirán una acumulación de beneficios más alta que el monte Sereno y Brillante, mientras que aquellos que actúen contra él cometerán una falta que los condenará al infierno del sufrimiento incesante».

Si nos atenemos al Sutra del loto y a las interpretaciones de su contenido propuestas por T’ien-t’aiMiao-lo y Dengyo, en tal caso concluimos que en el Japón actual, ¡no hay un solo devoto del Sutra del loto!

En la India, cuando el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, predicó el Sutra del loto tal como se describe en el capítulo «La Torre de los Tesoros», convocó a los numerosos budas en su totalidad, y los hizo tomar asiento sobre el suelo. Sólo Mahavairochana El Que Así Llega60 se sentó en la Torre de los Tesoros, en un asiento inferior en dirección al sur,61 mientras que el buda Shakyamuni se sentó en el sitial superior en dirección al norte.

Este Mahavairochana El Que Así Llega es el maestro del Mahavairochana del Mundo de la Matriz descrito en el Sutra Mahavairochana, y de Mahavairochana del Mundo de Diamante descrito en el Sutra de la corona de diamantes. Este Mahavairochana o buda Muchos Tesoros —⁠quien tiene por vasallos a Los Que Así Llegan Mahavairochanas de los dos reinos que acabo de mencionar⁠— a su vez es eclipsado por el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, quien se sienta en un sitial más elevado que el suyo. Este buda Shakyamuni es un verdadero practicante del Sutra del loto. Tal era la situación en la India.

En la China, en los tiempos del emperador Ch’en [Shu-pao], el gran maestro T’ien-t’ai venció en debate a los líderes budistas de la China del norte y del sur, y p.748fue honrado en vida con el título de Gran Maestro. Como Dengyo dijo de él, estuvo «por encima de toda la multitud; no tuvo parangón en toda la China».

En el Japón, el gran maestro Dengyo venció en debate a los líderes de las seis escuelas, y se erigió como primer y supremo gran maestro del país: el gran maestro Kompon.

En la India, la China y el Japón, estas tres personas —⁠ShakyamuniT’ien-t’ai y Dengyo⁠— fueron «superiores a todos los seres vivos», como describe el Sutra del loto.

De tal suerte, Principios sobresalientes del «Sutra del loto» sostiene: «Shakyamuni enseñó que lo superficial es fácil de creer, pero lo profundo es difícil de abrazar. Descartar lo superficial e ir en pos de lo profundo es propio de una persona valiente. El gran maestro T’ien-t’ai confió en Shakyamuni y le obedeció, y trabajó para sostener la escuela del Loto difundiendo sus enseñanzas en toda la China. Nosotros, los del monte Hiei, heredamos la doctrina de T’ien-t’ai y trabajamos para sostener la escuela del Loto y diseminar sus enseñanzas en todo el Japón».

En los mil ochocientos años o más transcurridos desde la muerte del Buda, hubo sólo un devoto del Sutra del loto en la China y uno en el Japón. Si se agrega al buda Shakyamuni a esta lista, en total son tres personas.

Los clásicos seculares chinos sostienen que aparece un venerable cada mil años, y un sabio, cada quinientos. En la cuenca del río Amarillo, allí donde confluyen los ríos Ching y Wei,62 los cauces de ambos tributarios se mantienen separados; no obstante, se dice que una vez cada quinientos años, un lado del río fluye transparente, y una vez cada mil años, se ponen claras las aguas de ambos lados. [Del mismo modo, los venerables y sabios aparecen a intervalos fijos.]

En el Japón, como hemos visto, sólo hubo un devoto del Sutra del loto en el monte Hiei, en tiempos del gran maestro Dengyo. A Dengyo le sucedieron Gishin y Encho, primer y segundo priores de la escuela. Pero sólo el primer prior, Gishin, siguió las enseñanzas del gran maestro Dengyo. El segundo, Encho, fue mitad discípulo de Dengyo y mitad seguidor de Kobo.

El tercer prior, el gran maestro Jikaku, al principio actuó como discípulo del gran maestro Dengyo. Pero a los cuarenta años fue a la China y, desde entonces, aunque siguió llamándose discípulo de Dengyo y actuando por fuera como tal, en realidad enseñó una clase de budismo absolutamente impropia de un verdadero sucesor de Dengyo. Sólo se comportó como un genuino discípulo en lo concerniente a los preceptos de la iluminación perfecta e inmediata establecidos por Dengyo.

Fue como un murciélago, que se parece a un ave sin serlo y se asemeja a un ratón aunque no lo es. Y también fue como un búho o un hakei.63 Devoró a su padre —⁠el Sutra del loto⁠— y engulló a su madre —⁠los practicantes del Sutra del loto⁠—; cuando soñó que había atravesado el sol con una flecha, seguramente se trató de un portento que delató esas faltas. Y debe de haber sido a causa de estas ofensas que, después de morir, no se le dio digna sepultura.

El templo Onjo-ji, que representaba la rama Chisho de la escuela Tendai, luchó sin cesar contra el templo Enryaku-ji del monte Hiei, que representaba la rama Jikaku de esa misma escuela,64 atacándose como asuras o dragones maléficos. Primero, fue incendiado el Onjo-ji; luego, los edificios del monte Hiei. Como resultado de ello, el fuego destruyó la imagen del bodhisattva Maitreya, que había sido especial objeto de devoción del gran maestro Chisho y especial objeto de devoción del p.749gran maestro Jikaku, así como el Gran Salón de Disertaciones del monte Hiei. Los sacerdotes de ambos templos deben de haber sentido como si cayeran en vida en el infierno del sufrimiento incesante. Sólo se mantuvo en pie el salón principal del monte Hiei.

El linaje del gran maestro Kobo ya no es lo que debería haber sido. Kobo dejó instrucciones escritas prohibiendo que se nombrase prior del To-ji a quien no hubiera recibido los preceptos en la plataforma de ordenación [establecida por Ganjin] en el Todai-ji. El emperador retirado Kampyo,65 sin embargo, fundó el templo Ninna-ji [en Kioto] y asignó a ese lugar a numerosos sacerdotes del To-ji; y, además, promulgó un decreto que prohibía la residencia en el Ninna-ji a todo aquel que no hubiera recibido los preceptos de la iluminación perfecta e inmediata en la plataforma de ordenación del monte Hiei. De resultas de ello, los sacerdotes del To-ji no son discípulos de Ganjin ni de Kobo. Desde el punto de vista de los preceptos, su maestro es Dengyo, pero no se comportan como discípulos suyos, ya que vuelven las espaldas al Sutra del loto, que para Dengyo era la escritura suprema.

Kobo murió el vigésimo primer día del tercer mes, segundo año de la era Jowa (835); la Corte Imperial envió un representante para que ofrendara plegarias en su funeral. Con todo, tiempo después sus discípulos se congregaron y, presas del engaño, anunciaron que él [no había muerto sino que] se encontraba en un estado de profunda meditación; algunos de ellos incluso adujeron que le habían tenido que afeitar la cabeza porque le había crecido el pelo. Otros sostuvieron que, durante su estancia en la China, había arrojado un mazo de diamante de tres puntas a través del océano, en dirección al Japón;66 que en respuesta a sus oraciones, el sol había salido en mitad de la noche; que Kobo se había transformado en Mahavairochana El Que Así Llega; o que había instruido al gran maestro Dengyo en los dieciocho caminos67 del budismo esotérico. Así pues, con esa enunciación de los supuestos poderes y virtudes de su maestro, buscaron darle un aura de sabiduría para respaldar sus doctrinas falsas, y engañar al gobernante y a sus ministros.

Por añadidura, en el monte Koya hay dos templos principales: el templo original68 y el Dembo-in. El primero, que alberga la Gran Pagoda, fue fundado por Kobo y dedicado a Mahavairochana El Que Así Llega [del Reino de la Matriz]. El templo llamado Dembo-in fue fundado por Shogaku-bo y dedicado a Mahavairochana del Reino de Diamante. Ambos templos han librado batallas día y noche, como el Onjo-ji al pie del monte Hiei y el Enryaku-ji sobre su cumbre. ¿Fue la acumulación de engaños lo que provocó en el Japón la aparición de semejantes calamidades?

Uno podrá amontonar excremento y decir que es madera de sándalo, pero cuando lo haga arder, olerá únicamente a estiércol. Uno podrá apilar grandes mentiras y afirmar que son enseñanzas del Buda, pero sólo servirán para conducir a la gran fortaleza del infierno del sufrimiento incesante.

El stupa construido por Nirgrantha Jnataputra confirió, durante varios años, grandes beneficios a los seres vivos; pero cuando el bodhisattva Ashvaghosha se inclinó ante él, se desplomó en un instante.69 El brahmán Elocuencia Demoníaca enseñaba oculto tras una cortina; durante varios años logró engañar a la gente, pero el bodhisattva Ashvaghosha lo reprendió y dejó al descubierto sus embustes.70 El maestro no budista Uluka se convirtió en piedra y permaneció así durante ochocientos años, pero bastó que el bodhisattva Dignaga lo refutara para que se p.750transformara en agua. Los sacerdotes taoístas engañaron al pueblo chino durante varios siglos, pero cuando fueron impugnados por los monjes budistas Kashyapa Matanga y Chu Fa-lan, quemaron sus propias escrituras que afirmaban enseñar la vía de los inmortales.

Así como Chao Kao tomó el control del país y Wang Mang71 usurpó el trono imperial, así los líderes de la escuela Palabra Verdadera han quitado al Sutra del loto el rango que merecía y han declarado que sus dominios pertenecían, en cambio, al Sutra Mahavairochana. Si el monarca de la Ley ha sido privado de su reino de este modo, ¿puede el monarca del pueblo creer que vivirá en paz y a salvo?

El Japón de hoy está poblado de seguidores de JikakuChisho y Kobo; no hay aquí un solo habitante que no actúe contra la Ley.

Si nos detenemos a contemplar la situación, es muy semejante a la que prevalecía en el Último Día de la Ley del buda Gran Adorno, o en el Último Día de la Ley del buda Rey Íntegramente Brillante.72 En el Último Día de la Ley del buda Rey del Sonido Imponente, aun cuando la gente se arrepentía de sus malas acciones, igual debía sufrir durante mil kalpas en el infierno Avichi.73 ¿Qué podemos decir, entonces, de la situación actual? Los maestros de Palabra Verdadera, los seguidores de la escuela Zen y los sacerdotes del Nembutsu no muestran la más ínfima señal de arrepentimiento en su corazón. ¿Puede haber dudas, acaso, de que seguirán «repitiendo este ciclo durante incontable número de kalpas»?74

Como el Japón es un país donde se denigra la enseñanza correcta, ha sido abandonado por los cielos. Y dado que estos lo han abandonado, las muchas deidades benevolentes que antaño habían protegido y custodiado la nación quemaron sus santuarios y regresaron a la Capital de la Luz Tranquila.

Ahora sólo quedo yo, Nichiren, para proclamar estos anuncios y advertencias. Pero, si lo hago, los gobernantes del país me tratan como a un enemigo. Los japoneses me maldicen de a cientos y hablan mal de mí, me atacan con palos y varas, espadas y cuchillos. Ante mí se cierra una puerta tras otra, y se me expulsa de todas las moradas. Y cuando las autoridades descubren que ni siquiera ese tratamiento me detiene, toman cartas en el asunto. Dos veces me han condenado al destierro, y en una ocasión, el duodécimo día del noveno mes, octavo año de Bun’ei (1271), estuvieron a punto de decapitarme.

En el Sutra de los reyes soberanos se afirma: «Como las malas personas son respetadas y favorecidas, y a las personas de bien se las somete a castigo, aparecerán saqueadores de otras regiones, y la población del país sufrirá la muerte y el caos».

En el Sutra de la gran compilación se asevera: «Tal vez haya varios reyes de la clase kshatriya que, en el futuro, actúen en forma contraria a la Ley y ocasionen angustia a los discípulos del Honrado por el Mundo que escuchan la voz. Tal vez los calumnien y maldigan; los hieran con palos y espadas; les quiten sus túnicas, escudillas de mendicante y otros enseres. O quizá aquellos repriman y persigan a las personas que dan ofrendas a estos discípulos. Si llegasen a surgir gobernantes así, nos ocuparemos de que sus enemigos extranjeros se alcen en forma inesperada y decidan invadirlos por propia voluntad, y también provocaremos levantamientos internos en sus dominios. Causaremos pestes y hambrunas, vendavales y lluvias fuera de estación, enfrentamientos, disputas y maledicencia. Y nos aseguraremos de que esos gobernantes no perduren durante mucho tiempo y de que sus naciones sean abatidas por la destrucción».

p.751Como indican estos pasajes de los sutras, si yo, Nichiren, no estuviera en el Japón, cualquiera podría suponer que el Buda fue un gran mentiroso por haber hecho predicciones así, y que con toda seguridad caería en el infierno Avichi.

En el duodécimo día del noveno mes, octavo año de Bun’ei, comparecí ante Hei no Saemon y varios cientos de personas, y declaré: «¡Nichiren es el pilar del Japón! ¡Si se deshacen de Nichiren será como si derribaran el pilar del país!».

Los pasajes de las escrituras que he citado indican que, si los gobernantes, haciéndose eco de las calumnias de los monjes corruptos o influidos por las palabras malsanas de los demás, castigan a personas sabias, de inmediato estallarán luchas armadas, soplarán vientos destructivos y se producirá la invasión de atacantes extranjeros. En el segundo mes del noveno año de Bun’ei (1272), en efecto estalló un conflicto armado entre dos facciones rivales del clan gobernante Hojo;75 en el cuarto mes del undécimo año de Bun’ei se registraron violentos vendavales;76 y en el décimo mes del mismo año, las fuerzas mongolas atacaron el Japón. ¿Acaso todo esto no ha ocurrido por el trato que se me ha dado a mí, a Nichiren? Es exactamente lo que vine prediciendo desde hace años. ¿Alguien podría dudar de esta cuestión?

Los errores predicados por KoboJikaku y Chisho se han diseminado durante largos años en el país; y luego, como si no bastara con ello, se ha sumado la confusión propagada por las escuelas Zen y Nembutsu. Es como si, además de vientos adversos, uno sufriera al mismo tiempo el azote de olas inmensas y de terremotos. Con todo esto, el país se ha puesto al borde de la destrucción.

Antaño, el Gran Ministro del Estado77 usurpó el poder del gobierno; después de los disturbios de Jokyu, la Corte Imperial dejó de ejercer la conducción, y la autoridad real se trasladó en dirección oriental a Kamakura. Pero estos episodios no fueron sino revueltas internas; la nación aún no había enfrentado la invasión foránea.

Además, aunque en esa época había personas que denigraban la Ley, también había unos pocos que seguían practicando la doctrina correcta de la escuela Tendai. Y, por añadidura, en ese momento no había aparecido ningún hombre sabio con el afán de remediar ese estado de cosas. Y por eso, la situación era relativamente pacífica.

Un león dormido no ruge a menos que alguien lo despierte. Una corriente veloz no hace olas a menos que alguien apoye el remo en contra. Un ladrón se mantiene imperturbable a menos que alguien lo acuse en la cara. Y el fuego no se enardece a menos que uno le eche leña. Del mismo modo, aunque haya personas que actúen contra la Ley, si uno no sale a denunciar sus errores, el gobierno mantendrá su curso por un tiempo, y la nación no dará señales de agitación.

Por ejemplo, cuando las enseñanzas budistas fueron introducidas por primera vez en el país, no ocurrió nada extraordinario. Pero después, cuando [Mononobe no] Moriya comenzó a quemar estatuas budistas, a capturar monjes y a incendiar salones y pagodas budistas, llovió fuego del cielo, hubo epidemias de viruela y reiteradas luchas armadas.

Pero la situación actual es mucho peor. Hoy, los que actúan contra la Ley abundan en todo el país, y yo, Nichiren, los ataco, con la rotunda determinación de proclamar lo justo y verdadero. Nuestra lucha es tan férrea como la que libraron los asuras y la deidad Shakra, o el Buda y el Rey Demonio.

En el Sutra de la luz dorada se lee: «Habrá épocas en que los enemigos de los estados vecinos tornarán a pensar: “Debemos movilizar a nuestras cuatro clases de p.752tropas78 y destruir la nación [donde viven los que actúan contra la Ley]”».

En el mismo sutra también se expone: «Habrá épocas en que los gobernantes de los países vecinos, viendo la situación y movilizando a sus cuatro clases de tropas, se dispondrán a marchar contra el país [donde viven los que actúan contra la Ley], decididos a sojuzgarlo. En ese momento, nosotros [las grandes deidades] ordenaremos a los incontables, ilimitados, infinitos yakshas y a las demás divinidades que son nuestras seguidoras que, sin hacerse ver, protejan a esos gobernantes, para hacer que sus enemigos se rindan ante ellos sin dificultad».

El Sutra de los reyes soberanos afirma lo mismo, como lo hacen también el Sutra de la gran compilación y el Sutra de los reyes benevolentes. Según las declaraciones de estas escrituras, si el gobernante de una nación persigue a los que practican la enseñanza correcta y, en cambio, forma alianza con los que practican doctrinas erróneas, las deidades celestiales Brahma y Shakra, las deidades del Sol y de la Luna, y los cuatro reyes celestiales se valdrán de los cuerpos de los sabios reyes de países vecinos para atacar ese país. Por ejemplo, el rey Krita fue atacado por el rey Himatala, y el rey Mihirakula fue derrocado por el rey BaladityaKrita y Mihirakula fueron monarcas indios que intentaron destruir el budismo. En la China, también, todos los soberanos que trataron de aplastar el budismo fueron atacados por sabios gobernantes.

Pero el panorama es mucho más grave en el Japón actual, pues aquí los gobernantes parecen honrar las enseñanzas budistas, pero ayudan a los sacerdotes que destruyen el budismo y persiguen al practicante de la enseñanza correcta. A raíz de ello, la gente ignorante no logra comprender lo que sucede, y hasta a las personas sabias, si su sabiduría es moderada, les cuesta discernir la situación. Sospecho que ni siquiera la comprenden las deidades menores de los cielos. Por eso, la confusión y la perversidad que reinan en el Japón actual son incluso peores que las que había en la India o en la China de épocas pasadas.

En el Sutra de la declinación de la Ley, el Buda habla de este modo: «Cuando yo haya ingresado en el nirvana, en las épocas turbulentas en que predominen las cinco faltas capitales, florecerán principios que conducirán hacia un camino demoníaco. El demonio aparecerá transfigurado en el cuerpo de sacerdotes budistas e intentará sembrar la confusión en mis enseñanzas y destruirlas [...]. Los que actúen mal serán numerosos como los granos de arena del océano, mientras que aquellos que obren correctamente serán muy escasos, tal vez sólo una o dos personas».

Y en el Sutra del nirvana se explica: «Los que, entonces, puedan abrazar la fe en obras como este Sutra del nirvana serán pocos como los granos de tierra que caben en una uña. [...] Pero los que no puedan creer en este sutra serán numerosos como las partículas de tierra que hay en todos los mundos de las diez direcciones».

Estas frases de las escrituras son por demás oportunas, considerando los tiempos en que vivimos, y las llevo grabadas en lo más hondo de mi corazón. Hoy en día, uno escucha a cualquiera declarar: «Creo en el Sutra del loto», o «Yo también creo en el Sutra del loto». Si diéramos crédito a sus palabras, llegaríamos a la conclusión de que no hay una sola persona que actúe contra la Ley. Pero el pasaje del sutra que acabo de citar dice que, en el Último Día de la Ley, los transgresores de la Ley poblarán la tierra en las diez direcciones, mientras que aquellos que practiquen la enseñanza correcta apenas ocuparán la cantidad de tierra que cabe sobre una uña. Lo que dice el sutra y lo p.753que sostienen las personas del mundo actual tienen tanto en común como el fuego y el agua. Los habitantes de nuestra época afirman que, en el Japón, Nichiren es el único que actúa contra la Ley. Pero el sutra sostiene que los que transgredan la Ley serán tantos que la gran tierra no dará abasto para sostenerlos a todos.

El Sutra de la declinación de la Ley refiere que las buenas personas serán apenas una o dos; en el Sutra del nirvana se afirma que los creyentes pueden caber en la superficie de una uña. Si aceptamos lo que dicen los sutras, en tal caso, Nichiren es la única buena persona del Japón, el único que cabe sobre una uña. Por lo tanto, espero que aquellos seriamente preocupados por la cuestión piensen bien si van a aceptar lo que afirman los sutras o lo que dice la gente.

Alguien tal vez pretenda objetar diciendo que, según el Sutra del nirvana, los que son pocos como los granos de tierra que caben en una uña son los devotos de ese sutra, mientras que yo me estoy refiriendo al Sutra del loto. Pero a estos argumentos yo respondo lo siguiente.

En el Sutra del nirvana se dice: «[Cuando este sutra del Nirvana se predicó] en el Sutra del loto [ya se había predicho que los ocho mil discípulos que escuchaban la voz lograrían la Budeidad]». El gran maestro Miao-lo sostiene: «El Sutra del nirvana, en sí mismo, remite al Sutra del loto y afirma que este es la enseñanza suprema».79 El Sutra del nirvana dice que el Sutra del loto es supremo. Por ende, cuando los seguidores de la escuela del Nirvana dicen que el Sutra del nirvana es superior al Sutra del loto, es como si llamaran amo a un vasallo o sirviente a un señor.

Leer el Sutra del nirvana significa leer el Sutra del loto. Pues el primero es como un sabio que se regocija al ver que otro estima a su soberano, aun cuando él mismo sea tratado con desprecio. Así pues, el Sutra del nirvana despreciaría y consideraría enemigo a todo aquel que intentara rebajar el Sutra del loto y, en cambio, ensalzara al Sutra del nirvana.

Con este ejemplo en mente, hay que comprender el aspecto siguiente. Si, en forma similar, algunos leen el Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra de la meditación, el Sutra Mahavairochana o cualquier otro sutra, y lo hacen con la idea de que el Sutra del loto es inferior a esas enseñanzas, están desvirtuando la esencia de todos esos sutras. Y hay otro punto que también debe entenderse. Aunque uno lea el Sutra del loto y dé la impresión de creer en él, si uno piensa que también puede acceder al Camino mediante cualquier otro sutra, en realidad no está leyendo el Sutra del loto.

Por ejemplo, el gran maestro Chia-hsiang escribió una obra en diez volúmenes titulada Tratado sobre la profundidad del «Sutra del loto», donde ensalzó el Sutra del loto. Pero Miao-lo criticó este tratado diciendo: «¿Cómo puede considerárselo un elogio sincero, cuando en él se transgrede la Ley?».80

Chia-hsiang, en realidad, era un detractor del Sutra del loto. Así pues, cuando fue vencido por T’ien-t’ai y le prestó servicio, dejó de disertar sobre dicha enseñanza.

«Si disertara sobre el Sutra del loto —⁠declaró⁠—, no podría evitar volver a caer en los caminos del mal».

Y durante siete años, hizo de su cuerpo un puente [para que T’ien-t’ai caminara sobre él].

En forma semejante, el gran maestro Tz’u-en escribió un comentario en diez volúmenes titulado Elogio a la profundidad del «Sutra del loto», pero el gran maestro Dengyo lo criticó sentenciando: «Aunque él alaba el Sutra del loto, destruye su corazón».81

Si consideramos estos ejemplos atentamente, vemos que, de todos aquellos que leen el Sutra del loto y le cantan loas, p.754hay muchos destinados a caer en el infierno del sufrimiento incesante. Incluso hombres como Chia-hsiang y Tz’u-en en realidad fueron detractores del vehículo único del Sutra del loto; si personas así denigraron la Ley, ¿cuánto más lo habrán hecho hombres como KoboJikaku y Chisho, quienes no ocultaron su desprecio al Sutra del loto?

Hubo personas como el gran maestro Chia-hsiang, quien dejó de disertar, disolvió la congregación de discípulos que se había formado a su alrededor y hasta usó su propio cuerpo como puente para T’ien-t’ai. Pero, en mi opinión, pese a estas acciones meritorias, sus faltas contra el Sutra del loto no desaparecieron fácilmente. La muchedumbre que menospreció e insultó al bodhisattva Jamás Despreciar, aunque luego llegó a creer en sus enseñanzas y se convirtió a ellas, siguió cargando el peso de sus anteriores faltas y debió pasar mil kalpas en el infierno Avichi por esa causa.

En consecuencia, si hombres como KoboJikaku y Chisho hubieran disertado sobre el Sutra del loto, aun arrepintiéndose de sus errores, les habría sido difícil compensar sus graves faltas. Y desde luego, como bien sabemos, ninguno de ellos tuvo este cambio de actitud. Antes bien, ignoraron por completo el Sutra del loto y pasaron día y noche enfrascados en las prácticas de la escuela Palabra Verdadera, y mañana y tarde, predicando sus doctrinas.

Los bodhisattvas Vasubandhu y Ashvaghosha estuvieron a punto de cortarse la lengua por la falta que ambos habían cometido cuando siguieron las doctrinas del Hinayana y criticaron al MahayanaVasubandhu declaró que, aunque los Sutras agama del Hinayana contenían palabras del Buda, no iba a permitir que su lengua los pronunciara, ni en broma. Y Ashvaghosha, en un acto de contrición, escribió El despertar de la fe en el Mahayana para refutar las enseñanzas del Hinayana.

El gran maestro Chia-hsiang, a su vez, fue al encuentro del gran maestro T’ien-t’ai rogando por sus disertaciones. En presencia de cien o más distinguidos budistas, se arrojó al suelo y, derramando sudor por todo su cuerpo y lágrimas de sangre por los ojos, declaró que a partir de ese momento no recibiría más a sus discípulos y dejaría de disertar sobre el Sutra del loto. Pues, como expresó: «Si frente a mis discípulos me pusiera a enseñar el Sutra del loto, ellos podrían suponer que he adquirido la capacidad de entender el sutra correctamente, cuando en realidad no es así».

Chia-hsiang era más eminente que T’ien-t’ai y contaba más años que él; sin embargo, en presencia de otros, con toda intención cargaba a T’ien-t’ai a las espaldas y lo transportaba a través del río. Cuando T’ien-t’ai se disponía a ascender a la plataforma de disertaciones, Chia-hsiang lo sujetaba por el espaldar y lo llevaba hasta arriba de este modo. Y cuando, tras la muerte de T’ien-t’aiChia-hsiang fue citado a comparecer ante el emperador de la dinastía Sui,82 se dice que lo hizo llorando y arrastrando los pies como un niño que acabase de perder a su madre.

Cuando se examina el Tratado sobre la profundidad del «Sutra del loto», del gran maestro Chia-hsiang, se ve que no es la clase de comentario que habla del Sutra del loto con ánimo de difamación. Sólo dice que, aunque el Sutra del loto y los demás sutras del Mahayana difieren en cuanto a la profundidad de sus enseñanzas, en su esencia todos son iguales. ¿Habrá sido esta declaración la causa por la cual se dice que esa obra calumnia la Ley?

Tanto Ch’eng-kuan, de la escuela Guirnalda de Flores, como Shan-wu-wei, de Palabra Verdadera, declararon que el p.755Sutra del loto y el Sutra Mahavairochana revelaban los mismos principios. Por lo tanto, si al gran maestro Chia-hsiang se le atribuye la declaración injuriosa que acabo de citar, difícilmente el maestro del Tripitaka Shan-wu-wei pueda eludir una acusación semejante.

En su juventud, el maestro del Tripitaka Shan-wu-wei fue soberano de un reino de la India central. Pero abdicó el trono y viajó a otras tierras, donde conoció a dos hombres llamados Shusho y Shodai, quienes le enseñaron el Sutra del loto.83 Construyó cientos y miles de stupas de piedra y dio la impresión de ser un devoto del Sutra del loto. Pero tiempo después, habiendo estudiado el Sutra Mahavairochana, al parecer llegó a la conclusión de que aquel era inferior a este último. Al principio no insistió en este argumento; con todo, sí lo hizo después, cuando fue a la China y llegó a ser maestro del emperador Hsüan-tsung de la dinastía T’ang.

Tal vez consumido por la envidia que le provocaba la escuela T’ien-t’ai, murió en forma repentina y se vio sujeto por siete cadenas de hierro y arrastrado por dos guardianes del infierno a la corte de Yama, amo de los infiernos. Mas supo entonces que la duración de su vida no se había agotado, y que regresaría al mundo humano.

Mientras permanecía en el infierno, sospechó que lo habían llevado ante Yama a causa de sus actos contra el Sutra del loto; por lo tanto, abandonó sin más trámite los mudras, mantras y métodos de concentración de la escuela Palabra Verdadera, y en cambio entonó el pasaje del Sutra del loto que comienza: «Estos tres mundos son mis dominios [es decir, del buda Shakyamuni]»;84 esto hizo que se cortaran las cadenas que lo sujetaban y que pudiera retornar a la vida.

En otra ocasión, la Corte Imperial le ordenó que recitara plegarias para hacer llover, y, por cierto, llovió en forma repentina, sólo que al mismo tiempo se desató un violento huracán que causó graves daños al país.

Y tiempo después, cuando en verdad murió, sus discípulos se reunieron en torno a su lecho de muerte y elogiaron la forma notable en que había fallecido, pero la verdad es que había caído en la gran ciudadela del infierno del sufrimiento incesante. Posiblemente se pregunten ustedes cómo supe todas estas cosas. Y yo respondo que, si examinan su biografía, allí lo encontrarán escrito: «Si uno observa el cadáver de Shan-wu-wei, ve que este se encoge a medida que pasa el tiempo, que la piel se vuelve más negra y que los huesos quedan expuestos».85

Los discípulos de Shan-wu-wei tal vez no supieron inferir de este indicio que su maestro había renacido en el infierno después de la muerte; en cambio, creyeron que era manifestación de su virtud. Sin embargo, en la simple descripción, el biógrafo de Shan-wu-wei puso en evidencia sus graves faltas, al revelar que su cadáver se fue encogiendo con el paso de las horas, que la piel se ennegreció y que los huesos quedaron al descubierto.

Las propias palabras de oro del Buda nos muestran que cuando la piel de una persona se vuelve negra después de la muerte, es señal de que alguna grave acción la ha condenado al infierno. ¿Qué fue lo que hizo el maestro del Tripitaka Shan-wu-wei, entonces, para condenarse al infierno? En su juventud, renunció al poder gubernamental; con ello mostró una incomparable determinación de buscar el Camino. Recorrió más de cincuenta territorios distintos a través de la India, en el curso de su práctica religiosa. Su abnegación ilimitada lo llevó, incluso, a internarse en la China. ¿Acaso no se debe a las virtudes de este hombre que las enseñanzas de Palabra p.756Verdadera se hayan transmitido por la India, la China y el Japón, y por otras tierras de Jambudvipa, y que numerosos practicantes hagan repicar sus campanas a la hora de la oración? Aquellos a quienes preocupe su propio destino después de la muerte tendrían que averiguar cuidadosamente por qué razón Shan-wu-wei cayó en el infierno.

Y después tenemos al maestro del Tripitaka Chin-kang-chih, hijo del gobernante de un reino en la India meridional. Difundió en la China el Sutra de la corona de diamantes, y su virtud era comparable con la de Shan-wu-wei. Él y Shan-wu-wei fueron como maestros el uno del otro.

El maestro del Tripitaka Chin-kang-chih recibió la orden imperial de orar para producir lluvias. En el término de siete días, efectivamente llovió, y el Emperador se mostró muy complacido. Pero, de pronto, se desataron fuertes vendavales. Entonces, el soberano y sus ministros, muy desencantados, despacharon hombres para que expulsaran a Chin-kang-chih del país; con todo, echando mano de un pretexto u otro, este consiguió permanecer en la China.

Tiempo después, una de las hijas predilectas del Emperador cayó moribunda, y entonces a Chin-kang-chih se le volvió a ordenar que orara, esta vez por su recuperación. Escogió a dos niñas de siete años que prestaban servicio en la Corte como sustitutas de la dama enferma y mandó encender piras en torno a las pequeñas, que murieron quemadas. Fue un acto de terrible crueldad. Y además ineficaz, pues la hija del Emperador no continuó con vida.

El maestro del Tripitaka Pu-k’ung había viajado a la China junto con Chin-kang-chih.86 Pero tal vez asaltado por las sospechas que le habían inspirado los acontecimientos recientes, tras la muerte de Shan-wu-wei y de Chin-kang-chih retornó a la India y se puso a estudiar de nuevo las doctrinas de la escuela Palabra Verdadera, esta vez bajo la instrucción de Nagabodhi. Por fin, decidió convertirse a las enseñanzas de la escuela T’ien-t’ai. Pero aunque en su fuero interno adoptó estas doctrinas, jamás lo dejó entrever en su conducta exterior.

El Emperador también ordenó a Pu-k’ung que orara para que lloviese, lo cual ocurrió, en efecto, al tercer día. El Emperador se mostró satisfecho y lo colmó de recompensas con sus propias manos. Pero poco después descendió de los cielos un terrible huracán que causó estragos en el Palacio Imperial y derribó el ala destinada a la nobleza más ilustre y a los altos ministros, y pareció que no quedaría en pie un solo edificio. Atónito, el soberano promulgó un edicto imperial ordenando que se elevaran plegarias para detener los fuertes vientos. Pero aunque cesaron brevemente, volvieron a soplar una y otra vez, hasta que, por fin, los vendavales se hicieron constantes, ininterrumpidos, por el término de varios días. Tiempo después, el gobierno envió emisarios para que expulsaran a Pu-k’ung del país, y sólo entonces el viento se aplacó.

Los ventarrones perversos de estos tres hombres se han convertido en el poderoso vendaval representado por los líderes de la escuela Palabra Verdadera, que hoy sopla en todo el territorio de la China y el Japón. Si es así, el gran vendaval que se produjo el duodécimo día del cuarto mes, undécimo año de Bun’ei (1274), debe de haber sido un viento adverso producido por Kaga Sello del Dharma del Centro Amida, uno de los sacerdotes más doctos del templo To-ji, cuando se puso a orar para que lloviera. Debemos concluir que las malas enseñanzas de Shan-wu-weiChin-kang-chih y Pu-k’ung han sido transmitidas sin la p.757menor alteración. ¡Qué extraña coincidencia, en verdad!

Ahora, pasemos al gran maestro Kobo. En ocasión de la gran sequía que hubo en el segundo mes del primer año de Tencho (824), el Emperador ordenó a Shubin que orara para producir lluvias y, en siete días, Shubin hizo que lloviera. Pero las precipitaciones sólo cayeron en la capital y no se extendieron a las zonas rurales.

Entonces, Kobo recibió la orden de tomar a su cargo las oraciones para hacer llover. Pero pasaron siete días y no hubo resultado alguno. Transcurrió una semana más y el cielo ni siquiera se nubló. Al cabo de otros siete días, el Emperador ordenó a Wake no Matsuna que fuese al jardín de Shinsen’en87 a depositar ofrendas, tras lo cual hubo tres días de lluvias. Entonces, el gran maestro Kobo y sus discípulos se apropiaron del resultado y se lo atribuyeron, y desde hace más de cuatrocientos años se viene hablando de la «lluvia de Kobo».

El gran maestro Jikaku dijo que había tenido un sueño, y que en ese sueño derribaba al sol de un flechazo. Y el gran maestro Kobo contó una gran mentira: sostuvo que, en la primavera del noveno año de la era Konin (818), cuando estaba orando para poner fin a una gran epidemia, el sol salió en medio de la noche.

Desde el kalpa de formación, cuando la tierra cobró forma, hasta el noveno período de disminución,88 en el kalpa de continuación, han transcurrido veintinueve kalpas. Pero en todo este tiempo, ¡nunca se ha sabido que el sol saliese de noche! Y con respecto al sueño del gran maestro Jikaku sobre el sol, ¿en qué parte de los cinco mil o siete mil volúmenes de escrituras budistas, en qué lugar de los más de tres mil volúmenes de literatura confuciana o taoísta está dicho que soñar con arrojar una flecha al sol es un signo auspicioso? El rey de los asuras, enfurecido con la deidad Shakra, disparó una saeta a la Diosa del Sol, pero la flecha cayó y se le hundió al rey en el ojo. El rey Chou89 de la dinastía Yin disparó sus flechas al sol tomándolo como blanco, y por fin fue destruido.

En el Japón, durante el reinado del emperador Jimmu, un hermano mayor del soberano llamado Itsuse no Mikoto combatió contra el caudillo de Tomi,90 y en el transcurso de la batalla, a Itsuse no Mikoto le clavaron una flecha en la mano. «Soy descendiente de la Diosa del Sol —⁠dijo⁠—. Pero como tendí mi arco mirando al astro, he recibido de la deidad este castigo».

En la India, el rey Ajatashatru renunció a sus ideas erradas y decidió convertirse en seguidor del Buda. Regresó a su palacio y se echó a dormir, pero al poco tiempo despertó alarmado e informó a sus ministros:

—⁠¡He soñado que el Sol abandonaba el firmamento y caía sobre la tierra!

—⁠Tal vez esto signifique la muerte del Buda —⁠propusieron sus ministros.

Subhadra91 también tuvo un sueño semejante justo antes de que el Buda falleciera.

En el Japón, sería especialmente nefasto soñar que uno dispara a ese astro [como Jikaku dice haber hecho], ya que en este país la divinidad suprema es la Diosa del Sol, y el nombre del país, Japón, significa «origen del Sol». Además, el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, se denomina Simiente Solar porque su madre, la dama Maya, soñó que concebía al sol y, tiempo después, dio a luz a ese hijo, el Príncipe heredero.

El gran maestro Jikaku estableció como objeto de devoción del monte Hiei a Mahavairochana El Que Así Llega y rechazó al buda Shakyamuni. Rindió honor a los tres sutras de la Palabra Verdadera y actuó como enemigo del Sutra del loto y de sus dos sutras subsidiarios. Esa p.758fue, sin duda, la razón por la cual soñó que disparaba una flecha al sol.

En cuanto a la cuestión de los sueños, también está el caso del sacerdote Shan-tao, en la China. De joven, conoció a un sacerdote llamado Ming-sheng92 de Mi-chou, quien lo instruyó en el estudio del Sutra del loto. Sin embargo, tiempo más tarde, cuando conoció a Tao-ch’oShan-tao abandonó el Sutra del loto y depositó toda su confianza en el Sutra de la meditación. Incluso escribió un comentario sobre el sutra donde afirmaba que ni una sola persona en mil podía ser salvada mediante el Sutra del loto, mientras que la práctica del Nembutsu aseguraba que diez personas de cada diez, y cien personas de cada cien renacerían en la Tierra Pura. Con el afán de demostrar esta aseveración, oró ante el buda Amida para confirmar si sus ideas concordaban con el propósito del Buda. Su comentario sostiene: «Cada noche, en un sueño, aparecía un sacerdote y me indicaba qué escribir». Y: «Por lo tanto, este comentario debería ser respetado como si fuera el Buda». También afirma: «El Sutra de la enseñanza sobre la meditación también debe ser venerado como si fuera un sutra».

En el Sutra del loto leemos: «Si hay personas que escuchan la Ley, ni una sola dejará de lograr la iluminación».93 Pero Shan-tao afirma que ni una sola en mil será salvada.94 El Sutra del loto y Shan-tao son tan distintos entre sí como el fuego y el agua. Shan-tao declara que, con el Sutra de la meditación, diez personas de cada diez, y cien personas de cada cien, renacerán en la Tierra Pura. Pero en el Sutra de los infinitos significados, el Buda sostiene que en el Sutra de la meditación él «todavía no ha revelado la verdad».95 El Sutra de los infinitos significados y este sacerdote del Sauce96 están tan lejos el uno del otro como el cielo y la tierra.

En vista de todo esto, ¿realmente podemos creer que el buda Amida adoptó la forma de un sacerdote y se presentó a Shan-tao en sueños para asegurarle que su comentario reflejaba la verdad? ¿Acaso Amida no formaba parte de la asamblea en la cual se predicó el Sutra del loto, y acaso no extendió su lengua junto a los demás budas para testimoniar la veracidad del sutra? ¿No estuvieron allí presentes, también, sus asistentes, los bodhisattvas Percibir los Sonidos del Mundo y Gran Poder, durante la prédica del Sutra del loto? Las respuestas a estas preguntas son evidentes; del mismo modo, si nos detenemos a pensarlo, vemos que el sueño de Jikaku fue un portento del mal.

Pregunta: El gran maestro Kobo, en su obra La llave secreta del «Sutra del corazón», escribe: «En la primavera del noveno año de Konin, el imperio se vio afectado por una grave plaga. Al ver esta calamidad, el Emperador en persona humedeció su pincel de escritura en oro, tomó un rollo de papel de color índigo y copió allí, en un solo rollo, el Sutra del corazón. El Emperador me había dado la responsabilidad de disertar sobre ese sutra. Habiendo compilado mis explicaciones sobre su significado, [aún me encontraba dando las conferencias, pero] sin haber llegado todavía a las conclusiones finales, de pronto las calles comenzaron a llenarse de personas que se habían recuperado de la plaga. Más aún, cuando oscureció, el sol siguió resplandeciendo, rojo y brillante.

»Esto, por cierto, no se debió a ninguna observancia virtuosa de los preceptos que hubiese realizado un individuo ignorante como yo, sino más bien al poder de la fe desplegada por el soberano, como un rey que hace girar la rueda de oro.97 No obstante, los que van a orar a los santuarios de las deidades deberían recitar este comentario de mi autoría. Pues yo estuve presente en el Pico del Águila, antaño, cuando el Buda predicó el Sutra del corazón, y personalmente p.759lo escuché exponer sus profundas doctrinas. ¿Cómo, entonces, podría no entender su significado?».

Además, en la obra titulada Comentario sobre el «Sutra del pavo real», leemos: «Cuando el gran maestro Kobo regresó de la China, quiso establecer en el Japón la escuela Palabra Verdadera; de tal suerte, se convocó ante la Corte a representantes de diversas escuelas. Pero muchos de ellos tenían dudas acerca de la doctrina expuesta por la escuela Palabra Verdadera sobre el logro de la Budeidad con la forma que uno posee. Entonces, el Gran Maestro formó con sus manos el mudra de la sabiduría mirando al sur. De pronto, abrió la boca y se convirtió en el buda Mahavairochana de color dorado. Es decir que retornó a su forma original. De ese modo, demostró que el Buda está presente en el individuo y que el individuo está presente en el Buda, y que uno puede, de inmediato, lograr la Budeidad con la forma física que posee. Ese día, se disiparon por completo todas las dudas sobre la cuestión. Y a partir de ese momento, quedó establecida la escuela Palabra Verdadera o Yoga,98 con sus doctrinas de mandalas secretos».

En la misma obra se expone: «En ese momento, todos los estudiosos de las otras escuelas se inclinaron a favor de la opinión del gran maestro Kobo y, por primera vez, recibieron instrucción sobre las doctrinas de Palabra Verdadera, buscaron su beneficio y las practicaron. Dosho, de la escuela Tres Tratados; Gennin, de la escuela Características del Dharma; Doyu,99 de la escuela Guirnalda de Flores, y Encho, de la escuela Tendai, se contaron entre ellos».

Por añadidura, la biografía del Gran Maestro describe: «El día en que se embarcó desde la China, hizo una predicción: “Si hubiera un punto particularmente adecuado para la enseñanza de estas doctrinas que he aprendido, ¡que allí caiga y lo señale este mazo de diamante de tres puntas!”. A continuación miró en dirección al Japón y arrojó el mazo a los vientos. Y este remontó vuelo y desapareció entre las nubes. En el décimo mes, Kobo regresó al Japón».

La misma obra señala: «Viajó a las estribaciones del monte Koya y determinó establecer allí su lugar de meditación. [...] Luego, se descubrió que el mazo de diamante de tres puntas que había arrojado a través del mar se encontraba allí, en esa montaña».

A juzgar por estos dos o tres incidentes, el gran maestro Kobo fue una persona de inestimable poder y virtud. Ya que fue un hombre tan poderoso, ¿por qué dice que uno no debería creer en sus enseñanzas y que todo aquel que lo haga caerá en el infierno Avichi?

Respuesta: Yo también admiro estos logros de Kobo y creo en ellos. Hay otros hombres de la Antigüedad que tuvieron estos poderes asombrosos. Pero la posesión de tales facultades no significa que esa persona tenga una comprensión correcta de las enseñanzas budistas. Entre los creyentes no budistas de la India hubo hombres capaces de introducir en un oído todas las aguas del río Ganges y mantenerlas allí durante doce años, o personas que podían tragarse toda el agua del océano, aferrar el sol y la luna en sus manos, o convertir a los discípulos del buda Shakyamuni en bueyes o carneros. Pero tales poderes sólo sirvieron para acentuar más aún su arrogancia y agravar más aún su karma negativo, lo cual los confinó a los sufrimientos del nacimiento y la muerte. A hombres como estos se refería T’ien-t’ai cuando expresó: «Van en pos de fama y de riquezas, y aumentan sus ilusiones del pensamiento y del deseo».100

El sacerdote chino Fa-yün, del templo Kuang-che-ssu, tenía el don de hacer llover al instante; también provocaba p.760la floración de las plantas de inmediato. Pero Miao-lo escribe acerca de él: «Aunque fue capaz de provocar semejante respuesta, su comprensión no concuerda con la verdad [del Sutra del loto]».101 Cuando el gran maestro T’ien-t’ai leyó el Sutra del loto, al instante comenzó a caer una agradable llovizna, y el gran maestro Dengyo hizo que lloviera dulcemente en el término de tres días. Sin embargo, no dijeron que su comprensión de la verdad fuese coincidente con la del Buda a causa de semejantes poderes.

Cualesquiera hayan sido los inusitados poderes del gran maestro Kobo, él declaró que el Sutra del loto era una doctrina de teorías pueriles y escribió que el buda Shakyamuni todavía se encontraba en la región de la oscuridad. Las personas de sabiduría y de comprensión no deberían involucrarse con estos escritos bajo ningún concepto.

Diga lo que diga, es seguro que hay puntos dudosos en los relatos que usted acaba de citar sobre los poderes de Kobo. El texto afirma: «En la primavera del noveno año de Konin, el imperio se vio afectado por una grave plaga». Pero la primavera dura noventa días.102 ¿En cuál día de qué mes vernal ocurrió esto? He aquí el primer punto cuestionable.

En segundo lugar, ¿hubo en realidad una plaga en el noveno año de Konin?

En tercer término, el texto sostiene: «El sol siguió resplandeciendo, rojo y brillante». Si en verdad fue así, estamos ante un hecho de no poca importancia. Durante el noveno año de Konin, reinó el emperador Saga. Pero ¿registraron algún hecho de esta naturaleza los historiadores de la Corte, de la Izquierda y de la Derecha?103

Aunque lo hubieran hecho, sería difícil de creer. Durante los veinte kalpas del kalpa de formación y los nueve kalpas del kalpa de continuación —⁠es decir, un total de veintinueve kalpas⁠—, ni una sola vez aconteció nada semejante. ¿Qué es esto de que el sol haya salido en mitad de la noche? En todas las enseñanzas sagradas expuestas por Shakyamuni El Que Así Llega durante su existencia, no se menciona nada semejante. Y en los Tres registros y en los Cinco cánones de la China, que describen a los Tres Soberanos y los cinco emperadores de la Antigüedad, no se predice que el sol vaya a salir en mitad de la noche, en ninguna época futura. En las escrituras budistas, leemos que en el kalpa de declinación, se verán dos, tres y hasta siete soles. Pero siempre en horas diurnas, y jamás de noche. Y si el sol llegase a aparecer de noche en nuestra propia región, el continente meridional de Jambudvipa, ¿qué hay de las otras tres regiones, situadas al este, al oeste y al norte?

Al margen de todo lo que puedan decir las escrituras budistas o las obras seculares acerca de un caso como ese, tal vez podríamos darle crédito, si en verdad existiera alguna mención en los registros diarios de las cortes, de las otras familias de la capital o de los sacerdotes del monte Hiei, donde constara que el Sol salió de noche en la primavera del noveno año de Konin, en tal día de tal mes, a tales horas nocturnas. [Pero no existe ningún registro semejante.]

Más adelante, el texto señala: «Pues yo estuve presente en el Pico del Águila, antaño, cuando el Buda predicó el Sutra del corazón, y personalmente lo escuché exponer sus profundas doctrinas». Esto es, con toda seguridad, una disparatada mentira, pergeñada para hacer que la gente tenga fe en su comentario. Si no, ¿hemos de creer que el Buda, en el Pico del Águila, anunció que el Sutra del loto era un conjunto de teorías pueriles y que el Sutra Mahavairochana representaba la verdad? ¿Y que Ananda y Manjushri se equivocaron sin más al decir que el Sutra del loto de la Ley prodigiosa representaba la verdad?

p.761En lo que concierne a hacer llover, hasta una mujer de vida licenciosa y un sacerdote que no observaba los preceptos104 pudieron provocar lluvias con sus poemas. Sin embargo, Kobo oró durante veintiún días y ni siquiera así hizo llover. ¿Qué clase de poderes pudo haber tenido? Este es el cuarto punto en duda.

El Comentario sobre el «Sutra del pavo real» declara: «El Gran Maestro [Kobo] formó con sus manos el mudra de la sabiduría mirando al sur. De pronto, abrió la boca y se convirtió en el buda Mahavairochana de color dorado». Pues bien, ¿en qué año del reinado de qué soberano ocurrieron estos hechos?

En la China, desde los tiempos de la era Chien-yüan (140-134 a. C.), y en el Japón, desde la era Taiho (701-704), en los registros de los hechos históricos llevados por sacerdotes y laicos, los acontecimientos importantes siempre han sido acompañados por el nombre de la era en la cual han tenido lugar. Con un acontecimiento tan importante como el descrito, ¿por qué no se menciona quién era el soberano, quiénes eran sus altos ministros, en qué era sucedieron los hechos, qué día y a qué horas?

El pasaje continúa citando: «Dosho, de la escuela Tres Tratados; Gennin, de la escuela Características del Dharma; Doyu, de la escuela Guirnalda de Flores, y Encho, de la escuela Tendai, se contaron entre ellos» [así como los que aprendieron de Kobo las doctrinas de la escuela Palabra Verdadera]. A Encho se lo conoce con el nombre póstumo de gran maestro Jakko; fue segundo prior de la escuela Tendai. Ahora bien, en esa época, ¿por qué no fueron invitados a participar Gishin —⁠el primer prior de dicha escuela⁠— ni el gran maestro Dengyo, su fundador? Encho, segundo prior de la escuela Tendai, era discípulo del gran maestro Dengyo, pero también lo fue del gran maestro Kobo. En vez de invitar a un discípulo o en vez de convocar a hombres de las escuelas Tres Tratados, Características del Dharma y Guirnalda de Flores, ¿por qué Kobo no invitó a las dos figuras más eminentes de la escuela TendaiDengyo y Gishin?

Acerca de la época en que dichos hombres fueron invitados, el Comentario sobre el «Sutra del pavo real» señala: «A partir de ese momento, quedó establecida la escuela Palabra Verdadera o Yoga, con sus doctrinas de mandalas secretos». El párrafo parece aludir a una época en la cual tanto Dengyo como Gishin todavía vivían. Desde el segundo año de Daido (807), durante el reinado del emperador Heizei, hasta el decimotercer año de Konin (822) [en que Dengyo murió], Kobo desplegó una intensa actividad propagando las doctrinas de la escuela Palabra Verdadera; durante ese período tanto Dengyo como Gishin aún vivían. Es más, Gishin murió en el décimo año de Tencho (833). ¿Acaso en esa época aún no se habían difundido las enseñanzas de Kobo sobre la escuela Palabra Verdadera? Todo el asunto resulta muy extraño.

El Comentario sobre el «Sutra del pavo real» fue escrito por Shinzei,105 discípulo de Kobo. Por lo tanto, cuesta dar crédito a lo que sostiene. ¿Es probable que un hombre así, de ideas tan distorsionadas, se haya tomado la molestia de leer los escritos de letrados de la Corte, de otras familias prominentes o de Encho para basar en ellos sus aseveraciones? Habría que leer, también, los escritos de Dosho, Gennin y Doyu, para ver qué dicen ellos sobre esta cuestión.

El texto sostiene: «De pronto, abrió la boca y se convirtió en el buda Mahavairochana de color dorado». ¿Qué quiere decir la expresión «abrió la boca»? Probablemente, el autor haya querido escribir los ideogramas que significan «el entrecejo»,106 pero, por error, incluyó los caracteres con que se escribe «boca». Dado p.762que su libro es una obra de invención, es probable que haya cometido errores de esta naturaleza.

El pasaje sigue diciendo: «Entonces, el Gran Maestro formó con sus manos el mudra de la sabiduría mirando al sur. De pronto, abrió la boca y se convirtió en el buda Mahavairochana de color dorado».

Ahora bien, en el quinto volumen del Sutra del nirvana leemos: «Kashyapa habló al Buda y dijo: “Honrado por el Mundo, ya no seguiré a las cuatro clases de venerables. ¿Por qué? Porque en el Sutra Ghoshila, que el buda predicó en bien de Ghoshila,107 se dice que el Rey Demonio de los Cielos se convertirá en alguien semejante al Buda, en su resuelto afán de destruir las enseñanzas budistas. Exhibirá los treinta y dos rasgos, y las ochenta características de un buda, y adoptará un aspecto físico imponente; en su cabeza brillará un nimbo refulgente que irradiará luz a tres metros de distancia en todas las direcciones. Y su rostro será redondo y lleno, como el plenilunio en su punto culminante, y el mechón blanco de su entrecejo será más blanco que la nieve. [...] De su flanco izquierdo brotará agua; de su lado derecho saldrá fuego”».

Además, en el sexto volumen del Sutra del nirvana se lee: «El Buda anunció a Kashyapa: “Cuando yo haya entrado en el nirvana [...] este demonio, el rey Papiyas, con el tiempo tratará de destruir mi enseñanza correcta. [...] Cambiará de forma y adoptará la de un arhat o un buda. El Rey Demonio, aun sujeto a la ilusión, adoptará la forma de alguien libre de ilusiones e intentará destruir mi enseñanza correcta”».

El gran maestro Kobo declaró que, en comparación con el Sutra de la guirnalda de flores y el Sutra Mahavairochana, el Sutra del loto era un conjunto de teorías pueriles. Y ese mismo hombre, se nos dice, cobró la forma de un buda. Ha de ser el demonio que, como indica el Sutra del nirvana, cambiará su forma aún sujeta a la ilusión y adoptará la de un buda, con el afán de destruir la enseñanza correcta de Shakyamuni.

Esa «enseñanza correcta» a la cual se refiere el Sutra del nirvana es el Sutra del loto. Por lo tanto, más adelante, en el Sutra del nirvana, leemos las palabras: «Ya ha pasado largo tiempo desde que logré la Budeidad». El texto también señala: «[Cuando este sutra {del Nirvana} se predicó,] en el Sutra del loto [ya se había predicho que los ocho mil discípulos que escuchaban la voz lograrían la Budeidad]».

ShakyamuniMuchos Tesoros y los budas de las diez direcciones declararon con respecto a los diversos sutras que el Sutra del loto representaba la verdad; que el Sutra Mahavairochana y todas las demás enseñanzas no representaban la verdad. Sin embargo, el gran maestro Kobo se mostró con la apariencia de un buda y anunció que el Sutra del loto, comparado con el Sutra de la guirnalda de flores y con el Sutra Mahavairochana, era una obra de teorías pueriles. Si las palabras del Buda son ciertas, en tal caso Kobo no puede ser otro más que el Rey Demonio de los cielos, ¿no es así?

Otra cuestión particularmente sospechosa es la del mazo de diamante de tres puntas. Resultaría difícil de creer, aun cuando un chino [ignorante de las circunstancias] hubiera venido al Japón y hubiese acertado a desenterrar aquí el mazo por ventura. Con seguridad, habrá enviado antes a alguien para depositarlo en un lugar determinado. Dado que Kobo era japonés, pudo haber arreglado algo semejante. Hubo muchas otras historias absurdas y disparatadas relacionadas con su nombre. Tales incidentes apenas brindan respaldo a la aseveración de que sus enseñanzas concuerdan con la voluntad del Buda.

p.763Así pues, las doctrinas de las escuelas Palabra Verdadera, Zen y Nembutsu se propagaron y prosperaron en el Japón. Con el tiempo, TakahiraEmperador retirado de Oki y octogésimo segundo soberano, comenzó a hacer movimientos para derrocar al administrador actuante.108 Como era el soberano y el líder de la nación, el pueblo suponía que, aun sin ayuda, le sería tan fácil como a un león perseguir una liebre o a un halcón atrapar un faisán. Además, desde hacía varios años, se venían haciendo peticiones en el monte Hiei, en los templos de To-ji y Onjo-ji, y en los siete templos principales de Nara, y elevándose ruegos a la Diosa del Sol, al gran bodhisattva Hachiman y a las deidades de los santuarios de Sanno, Kamo y Kasuga,109 pidiendo que los enemigos del Emperador fuesen vencidos y que las deidades brindaran su ayuda. Sin embargo, cuando la guerra estalló, las fuerzas imperiales no pudieron resistir más de dos o tres días. Por fin, los tres emperadores retirados fueron exiliados a las provincias de Sado, Awa y Oki, respectivamente,110 donde concluyeron su vida.

Además, el prelado de Omuro,111 que encabezaba las oraciones para derrotar a los enemigos de la Corte, fue expulsado del templo To-ji; y su favorito, el paje Setaka,112 que era la luz de sus ojos, murió decapitado. De ese modo, tal como afirma el Sutra del loto, las maldiciones en última instancia «recayeron en aquellos que las habían generado».113

Pero esto es un asunto de poca monta, comparado con lo que vendrá. De aquí en adelante, no tengo dudas de que los oficiales y los incontables habitantes del Japón sin falta habrán de sufrir la misma suerte que un pajar al que se arroja una antorcha, y serán como montañas que se desploman y llenan de rocas los valles, pues nuestro país será atacado por enemigos extranjeros.

Yo, Nichiren, soy la única persona en todo el Japón que comprende por qué ocurrirán estas cosas. Pero si hablo, seré tratado como el rey Chou de la dinastía Yin trató a Pi Kan, cuyo pecho abrió de un tajo; como el rey Chieh de la dinastía Hsia trató a Kuan Lung-feng, a quien decapitó; o como el rey Dammira trató al honorable Aryasimha, cuya cabeza cercenó. Seré desterrado como el sacerdote Chu Tao-sheng o marcado en el rostro como el maestro del Tripitaka Fa-tao.

Sin embargo, en el Sutra del loto está escrito: «No nos preocupa el cuerpo o la existencia; sólo vivimos pendientes del Camino insuperable».114 Y el Sutra del nirvana advierte: «[Es como un enviado real que] finalmente no calla ninguna de las palabras de su soberano, aunque ello le cueste la vida».

Si en esta existencia actual, por miedo a perder la vida, no digo lo que debo, ¿en qué otra existencia futura podré lograr la Budeidad? ¿En qué existencia futura podré dar la salvación a mis padres y a mi maestro? Con pensamientos como estos en primer plano, decidí que debía empezar por decir lo que debía. Tal como esperaba, fui expulsado, calumniado, atacado y herido. Por fin, el duodécimo día del quinto mes, primer año de la era Kocho (1261), con el signo cíclico kanoto-tori, fui objeto de la ira de las autoridades, quienes me desterraron a Ito, en la provincia de Izu. Al cabo de un tiempo, el vigésimo segundo día del segundo mes, tercer año de Kocho, signo cíclico mizunoto-i, fui indultado y pude regresar.

Después de eso, resolví más que nunca que lograría la Budeidad y seguiría esgrimiendo la palabra. En consecuencia, las dificultades que afronté fueron cada vez más graves, como las olas gigantescas que provoca una borrasca. Experimenté con mi propio cuerpo la clase de ataque con palos y espadas que había p.764soportado el bodhisattva Jamás Despreciar en tiempos pretéritos. Parecería incluso que ni siquiera las persecuciones sufridas por el monje Concreción de la Virtud en la última época tras la muerte del buda Alegría Creciente podrían compararse con mis tribulaciones. Ni un solo día, ni una sola hora, pude hallar un lugar donde descansar a salvo en las sesenta y seis provincias, y en las dos islas costeras del Japón.

Hoy, cuando toman conocimiento de Nichiren, hablan mal de él incluso hombres venerables que perseveran en su práctica con la misma seriedad con que lo hizo Rahula en las épocas antiguas y que observan los doscientos cincuenta preceptos en su totalidad, o incluso hombres sabios como Purna. E incluso sabios honestos y rectos como los oficiales de la corte Wei Cheng115 y Fujiwara no Yoshifusa,116 cuando ven a Nichiren olvidan toda razón y lo tratan injustamente.

¡Cómo no harán lo mismo las personas comunes de nuestra época! Se comportan como perros cuando ven un mono, o como cazadores tras las huellas de un venado. En todo el Japón, no hay una sola persona que diga: «Tal vez este hombre tenga razones que fundamenten su conducta».

Pero todo esto es de esperar. Pues cada vez que me cruzo con una persona que recita el Nembutsu, le digo que los que creen en el Nembutsu caerán en el infierno del sufrimiento incesante. Cada vez que me encuentro con una persona que honra las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera, le digo que es una doctrina perversa que destruirá la nación. Y al gobernante del país, que practica la escuela Zen, le declaro que el Zen es un invento del demonio celestial.

Ya que yo mismo me ocasiono estas tribulaciones en forma voluntaria y consciente, cuando los otros me insultan no los reprendo. Y aunque quisiera hacerlo, de todas formas son demasiados. Cuando me azotan, no siento dolor, pues desde el primer momento me he venido preparando para esos golpes.

Así, avancé con energía cada vez más firme y con preocupación cada vez menor por mi seguridad personal, tratando de persuadir a otros a que modificaran sus creencias. A raíz de este esfuerzo, varios cientos de sacerdotes del Zen, varios miles de creyentes del Nembutsu e incluso un número mayor de maestros de Palabra Verdadera han acudido al magistrado o a los jefes de los clanes poderosos, a sus esposas o a sus viudas convertidas en monjas laicas, y les han llenado la cabeza con un sinfín de calumnias referidas a mí.

Por fin, todos quedaron convencidos de que yo era el más inveterado perpetrador de faltas de todo el país, ya que en mi condición de sacerdote estaba pronunciando rezos y conjuros por la destrucción del Japón, y había informado que los difuntos sacerdotes laicos del Saimyo-ji y del Gokuraku-ji se encontraban en el infierno del sufrimiento incesante. Las viudas consagradas a la vida como monjas laicas recalcaron que no era necesario efectuar investigación alguna; antes bien, lo mejor era decapitarme de inmediato y condenar a mis discípulos a la misma suerte, o bien al destierro en lejanas provincias o a la reclusión. Tan intensa era su furia, que lograron dar curso veloz a sus demandas de castigo.

La noche del duodécimo día del noveno mes, octavo año de Bun’ei (1271), con el signo cíclico kanoto-hitsuji, debí haber sido decapitado en Tatsunokuchi, provincia de Sagami. Pero, por cierta razón, la ejecución fue pospuesta y, esa noche, fui llevado a un lugar conocido como Echi. La noche del decimotercer día hubo un encendido clamor, pues la gente comentaba que yo había sido indultado. Pero, una vez más, por p.765razones que no están claras, se me ordenó marchar al destierro en la provincia de Sado.

Mientras la muchedumbre especulaba cada día con la posibilidad de que yo fuera ejecutado, fueron transcurriendo para mí cuatro años117 en Sado. Entonces, fui indultado, el decimocuarto día del segundo mes, undécimo año de Bun’ei, con el signo cíclico kinoe-inu. El vigésimo sexto día del tercer mes de ese mismo año, volví a Kamakura, y el octavo día del cuarto mes, me reuní con Hei no Saemon-no-jo. Respondí sobre diversas cuestiones y le informé que, en el plazo de un año, los mongoles invadirían el Japón sin falta. Después, el duodécimo día del quinto mes, me marché de Kamakura y llegué a esta montaña donde hoy vivo.

Hice todas estas cosas sólo para saldar lo que debo a mis padres, lo que debo a mi maestro, lo que debo a los tres tesoros del budismo y lo que debo a mi país. En bien de todos ellos, estuve dispuesto a destruir mi cuerpo y a renunciar a la vida, aunque en definitiva, como se ve, después de todo no fui ejecutado.

Si un sabio intenta tres veces advertir a los gobernantes de la nación y estos se niegan a escuchar sus consejos, debe retirarse a un bosque de montaña. Decidí seguir esta costumbre, que data de viejas épocas, y actuar en consecuencia.

Estoy seguro de que el mérito que adquirí a través de mi lucha es reconocido por todos, desde los tres tesoros hasta BrahmaShakra y las deidades del Sol y de la Luna. A través de esta virtud, seguramente conduciré a la iluminación a mis padres y a mi fallecido maestro Dozen-bo.

Pero hay ciertas dudas que me afligen. El honorable Maudgalyayana intentó salvar a su madre, Shodai-nyo, pero no pudo lograrlo, y ella tuvo que permanecer en el reino de las entidades hambrientas. El monje Sunakshatra fue hijo del Gran Iluminado Honrado por el Mundo, pero sin embargo cayó en el infierno Avichi. Así pues, aunque uno ejerza un supremo esfuerzo por salvar a otros, es muy difícil evitarles la retribución kármica que ellos mismos han generado en su propia vida.

El fallecido Dozen-bo me trató como a uno de sus discípulos favoritos; por eso, no puedo creer que haya albergado sentimientos de odio hacia mí. Pero era un hombre apocado, y nunca se avino a abandonar su posición en el templo en que vivía, el Seicho-ji. Además, temía las represalias que pudiese tomar Kagenobu, el administrador de la región, si se decidía a seguir mis enseñanzas. En Seicho-ji, por otro lado, debía vivir rodeado de sacerdotes como Enchi y Jitsujo, malos como Devadatta o Kokalika, que lo sometían a sus intimidaciones. Todo esto lo hizo más temeroso que nunca. Como resultado, se volvió sordo a los discípulos de toda una vida a quienes tanto apreciaba. Me pregunto qué será de este hombre en su próxima existencia.

Hay algo que corresponde agradecer. Kagenobu, Enchi y Jitsujo murieron antes que Dozen-bo, y esto en cierto modo ayudó. Todos esos hombres fallecieron en forma prematura por intervención de las diez demonios, funciones protectoras del Sutra del loto. Y a partir de la muerte de estas personas, Dozen-bo comenzó a albergar cierta fe en el Sutra del loto. Así y todo, fue como armarse de un palo cuando la pelea ya ha acabado o como encender un farol a plena luz del día: el tiempo propicio ya había pasado.

Además, aun en las peores circunstancias, uno debe sentir compasión por sus hijos o sus discípulos, y velar por ellos. Dozen-bo no era un hombre carente de recursos. Y sin embargo, durante mi destierro en la remota provincia de Sado ni una sola vez intentó visitarme. p.766Esta no es, de ningún modo, la conducta de alguien que cree en el Sutra del loto.

Pese a todo ello, pensé mucho en él, y cuando me enteré de su muerte, sentí la necesidad de correr a su tumba, inclinarme ante ella y recitar un volumen del Sutra del loto en su memoria, aunque tuviera que caminar a través del fuego o abrirme paso entre las aguas.

Sin embargo, suele suceder que aunque los sabios no se consideran personalmente distanciados o retirados del mundo, el resto de la gente sí supone que lo están. Por eso, si un sabio sale corriendo de su retiro por cualquier motivo que no sea de absoluta necesidad, los demás deducen que ha fracasado en su propósito. Así las cosas, sentí que no podía visitar su tumba, pese a lo mucho que quería hacerlo.

Ustedes dos, Joken-bo y Gijo-bo, fueron mis maestros en mi juventud. Son como los administradores sacerdotales Gonzo y Gyohyo, que siendo al comienzo mentores del gran maestro Dengyo, luego se convirtieron en sus discípulos. Cuando Kagenobu se propuso hacerme daño y sentí que debía irme del monte Kiyosumi [donde está emplazado el templo Seicho-ji], ustedes me ayudaron a escapar en secreto. Han prestado un servicio incomparable al Sutra del loto. No puede haber duda de las recompensas que les esperan cuando vuelvan a nacer.

Pregunta: De los ocho volúmenes y los veintiocho capítulos que constituyen la totalidad del Sutra del loto, ¿qué parte representa el verdadero corazón de la obra?

Respuesta: El corazón del Sutra de la guirnalda de flores es su título: Sutra de la guirnalda de flores del buda Grande e Inmenso. El corazón del Sutra agama yace en su título: Sutra agama de mediana extensión tal como lo expresó el Buda. El corazón del Sutra de la gran compilación existe en su título: Gran sutra correcto e igual de la gran compilación. El corazón del Sutra de la sabiduría palpita en su título: Sutra de la gran perfección de la sabiduría. El corazón del Sutra en dos volúmenes está en su título: Sutra del buda Vida Infinita tal como lo expresó el Buda. El corazón del Sutra de la meditación existe en su título: Sutra de la meditación sobre el buda Vida Infinita tal como lo expresó el Buda. El corazón del Sutra Amida es su título: Sutra Amida tal como lo expresó el Buda. El corazón del Sutra del nirvana se encuentra en su título: Sutra Mahaparinirvana. Y lo mismo sucede con todos los sutras. El daimoku o título, que aparece antes de las palabras «Esto es lo que escuché», es en todos los casos el verdadero corazón del sutra. Y esto es válido ya sea que se trate de sutras del Mahayana o del Hinayana. En lo que concierne al Sutra Mahavairochana, al Sutra de la corona de diamantes, al Sutra del susiddhikara y a los demás, en todos los casos el título constituye su corazón. Lo mismo cabe decir de los budas. En el caso de Mahavairochana El Que Así Llega, el buda Brillante como el Sol y la Luna, el buda Antorcha Ardiente, el buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal, el buda Rey del Sonido del Trueno Nebuloso y todos los budas, el nombre contiene en sí las diversas virtudes que caracterizan a ese buda en particular.

Lo mismo se aplica, entonces, al Sutra del loto. Los cinco caracteres Myoho-renge-kyo que anteceden a las palabras iniciales «Esto es lo que escuché» abarcan el verdadero corazón de los ocho volúmenes de la obra. Es más, ellos son el corazón de todos los sutras, y la enseñanza correcta que se erige sobre todos los budas y bodhisattvas, sobre las personas de los dos vehículos, sobre todos los seres celestiales y humanos, los asuras y las deidades dragonas.

Pregunta: Si una persona entona Nam-myoho-renge-kyo sin entender su significado, y otra persona recita las p.767palabras Namu-daihoko-butsu-kegonkyo («Devoción al Sutra de la guirnalda de flores del buda Grande e Inmenso») sin entender lo que ellas significan, ¿el mérito adquirido por ambas personas sería igual o uno sería superior al otro?

Respuesta: Uno obtendría mayor mérito que el otro.

Pregunta: ¿Por qué lo dice?

Respuesta: Un riachuelo puede dar cabida a las aguas procedentes del rocío y de arroyos, vertientes, pozos y pequeños torrentes, pero no puede albergar el caudal de un gran río. Un gran río puede dar cabida a las aguas de un riachuelo, con su rocío, sus arroyos y sus demás tributarios, pero no puede contener el agua del gran océano. Ahora bien, los Sutras agama son como el riachuelo con sus fuentes, arroyos, vados y rocío, mientras que los sutras del período Correcto e Igual, el Sutra Amida, el Sutra Mahavairochana y el Sutra de la guirnalda de flores son como el gran río que acepta las aguas del riachuelo. Pero el Sutra del loto es como el gran océano que puede recibir las aguas del rocío, de los arroyos y corrientes, de las fuentes y riachuelos, de los grandes ríos y de la lluvia que cae del cielo, sin que se le escape una sola gota.

Supongamos que alguien arde de fiebre. Si se sienta al lado de un gran volumen de agua fría y permanece allí durante un tiempo, la fiebre disminuirá. Pero si se queda al lado de una pequeña cantidad de agua, seguirá sufriendo igual que antes. De la misma forma, si un icchantika o persona de incredulidad incorregible, que ha cometido las cinco faltas capitales y ha denigrado la Ley, intentara refrescarse frente a pequeñas cantidades de agua como el Sutra de la guirnalda de flores, los Sutras agama, el Sutra de la meditación y el Sutra Mahavairochana, la fiebre galopante producida por sus graves faltas jamás descendería. Pero si se tendiera sobre la gran montaña nevada del Sutra del loto, al instante desaparecería la intensa fiebre causada por las cinco faltas capitales, sus actos contra la Ley y su incredulidad incorregible.

Por lo tanto, las personas ignorantes deberían, por todos los medios, tener fe en el Sutra del loto. Pues aunque uno crea que todos los títulos de los sutras son prácticamente iguales y que es tan fácil entonar uno como otro, ¡en realidad el mérito que adquiere un hombre ignorante cuando recita el título del Sutra del loto es muy superior al que adquiere un hombre sabio al recitar cualquier otro título, del mismo modo que el cielo, sin duda, está por encima de la tierra!

Para dar un ejemplo, ni siquiera una persona de gran fuerza física puede romper una gruesa cuerda con las manos desnudas. Pero si tiene un pequeño cuchillo, hasta una persona poco fuerte podrá cortar la cuerda con facilidad. Con una espada desafilada, ni siquiera un individuo robusto podrá cortar un gran trozo de piedra dura. Pero, con una espada filosa, hasta un hombre débil cortará la piedra en dos.

O, para dar otro ejemplo, si uno está enfermo y toma un remedio, sanará, aunque no sepa lo que el medicamento contiene. Pero si ingiere un alimento cualquiera, jamás recobrará la salud. En el mismo tenor, un elixir es capaz de prolongar la vida, pero un remedio común, aun siendo apto para curar enfermedades, no sirve para extender la duración de nuestra existencia.

Pregunta: De los veintiocho capítulos del Sutra del loto, ¿cuál es el más esencial y el que representa su corazón?

Respuesta: Algunos dicen que cada capítulo es esencial en relación con el tema que trata. Otros sostienen que los capítulos «Medios hábiles» y «Duración de la vida» son el corazón, o que cada uno de ellos lo es por sí solo. Para unos, el corazón es la frase que dice que los budas p.768abren la puerta de la sabiduría de buda a todos los seres vivos, la revelan, les hacen tomar conciencia de ella y los instan a entrar en su camino;118 otros afirman que el corazón es el pasaje sobre el «verdadero aspecto de todos los fenómenos».119

Pregunta: ¿Cuál es su opinión?

Respuesta: Creo que las palabras Nam-myoho-renge-kyo constituyen su corazón.

Pregunta: ¿Qué prueba puede ofrecer?

Respuesta: El hecho de que AnandaManjushri y los demás hayan escrito: «Esto es lo que escuché».

Pregunta: ¿Qué quiere decir con eso?

Respuesta: Durante ocho años, AnandaManjushri y los demás discípulos escucharon los infinitos significados del Sutra del loto sin pasar por alto una sola frase, una sola estrofa, una sola palabra. Sin embargo, tras la muerte del Buda, cuando llegó el momento de compilar sus enseñanzas, cuando los novecientos noventa y nueve arhats tomaron sus pinceles y los humedecieron en tinta, lo primero que escribieron todos ellos fue «Myoho-renge-kyo» y, después, pronunciaron las palabras «Esto es lo que escuché». Así pues, los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo han de ser el corazón de los ocho volúmenes y veintiocho capítulos que integran la obra, ¿no es así?

Por tal razón, el maestro del Dharma Fa-yün del templo Kuang-che-ssu, quien, según se dice ha disertado sobre el Sutra del loto desde la era remota del buda Brillante como el Sol y la Luna, señala: «Las palabras “Esto es lo que escuché” indican que uno se dispone a transmitir las doctrinas que ha escuchado predicar. El título, que precede a tales palabras, condensa el sutra en su totalidad».120

El gran maestro T’ien-t’ai, presente en el Pico del Águila cuando se predicó el Sutra del loto, y que lo escuchó en persona, escribe: «La palabra “esto” [de “Esto es lo que escuché”] indica la esencia de una doctrina que se oyó del Buda».121 Y el gran maestro Chang-an escribe: «El autor de la transcripción [Chang-an] comenta la explicación de T’ien-t’ai sobre el título del Sutra del loto diciendo: “Así pues, [la explicación de T’ien-t’ai sobre el título contenida en] el prefacio transmite el profundo significado del sutra. El profundo significado indica el corazón del texto”».122

En este pasaje, «el corazón del texto» significa que el daimoku o título del texto es la esencia del Sutra del loto. Como señala el gran maestro Miao-lo: «Es el corazón del Sutra del loto lo que abarca todas las doctrinas predicadas por el Buda en el transcurso de su existencia».123

La India abarca setenta estados, pero a todos se los conoce colectivamente con el nombre «India». El Japón comprende sesenta provincias,124 pero todas ellas responden, en conjunto, al nombre «Japón». En la palabra «India» están incluidos los setenta estados, así como sus habitantes, animales, tesoros y demás bienes. En el nombre «Japón» están contenidas las sesenta y seis provincias. Las plumas enviadas como tributo desde Dewa, el oro de la provincia de Mutsu125 y todos los demás tesoros del país, así como su población y su fauna, y sus templos y santuarios, todos están comprendidos en los dos ideogramas que forman la palabra «Japón».

Quien posee la visión celestial puede examinar los dos caracteres del nombre «Japón» y ver allí las sesenta y seis provincias, junto con sus habitantes y animales. El que posee el ojo del Dharma puede ver a todas las personas y animales que mueren en determinado lugar y también puede verlos renacer en otro sitio.

Es como oír la voz de alguien y saber qué aspecto físico tiene, o como ver las pisadas de un hombre e inferir si es alto o bajo. O como estimar el tamaño p.769de un estanque a partir de los lotos que crecen en él, o imaginar el tamaño de los dragones observando la lluvia que provocan. Cada uno de estos ejemplos ilustra el principio de que todas las cosas son expresadas en una.

A juzgar por esto, parecería ser que el daimoku o título de cualquiera de los Sutras agama debe contener todas las enseñanzas de los budas, pero en realidad sólo abarca las enseñanzas de un buda, el Shakyamuni de las enseñanzas Hinayana. También parecería ser que los títulos del Sutra de la guirnalda de flores, el Sutra de la meditación y el Sutra Mahavairochana deben contener todas las enseñanzas de los budas, pero en realidad no incluyen la doctrina referida al logro de la Budeidad por parte de las personas de los dos vehículos ni contienen al buda Shakyamuni que ha obtenido la iluminación en el remotísimo pasado. Son como flores que se abren, pero luego no dan fruto, como trueno que suena pero no produce lluvias, como tambor sin sonido, como ojos que no ven, como mujer sin hijos o persona sin vida ni espíritu.

Los mantras asociados con los budas MahavairochanaMaestro de la Medicina y Amida, y con el bodhisattva Percibir los Sonidos del Mundo son de la misma naturaleza. Aunque en los diversos sutras que contienen dichos mantras se diga que ellos son como un gran rey, como el monte Sumeru, como el sol y la luna, como un buen medicamento o una joya que concede los deseos, o una filosa espada, lo cierto es que están tan lejos del daimoku del Sutra del loto como el fango lo está de las nubes.

No sólo son inmensamente inferiores, sino que todos ellos han perdido sus funciones intrínsecas. Cuando el sol sale, eclipsa por completo la luz de las constelaciones estelares; cuando se colocan trozos de hierro cerca de un imán, pierden sus propiedades. Cuando una gran espada se expone al fuego, aunque este sea reducido, deja de prestar utilidad; y la leche de vaca o de burra, al lado de la leche de una leona reina, parece agua. Cuando los zorros en manada se topan con un perro, olvidan todas sus mañas; asimismo, los perros en jauría echan a temblar cuando se cruzan con un cachorro de tigre.

De este mismo modo, cuando uno entona Nam-myoho-renge-kyo, desaparece al instante el poder de las palabras Namu-Amida-butsu, de los mantras que invocan a Mahavairochana, del bodhisattva Percibir los Sonidos del Mundo y de todos los budas, sutras y bodhisattvas, sin excepción, frente al poder de Myoho-renge-kyo.

Todos esos sutras serán inútiles, a menos que consigan tomar prestado el poder de Myoho-renge-kyo. Es un hecho que salta a simple vista en la época actual.

Porque yo, Nichiren, entono y propago Nam-myoho-renge-kyo, el poder de Namu-Amida-butsu será como la luna menguante, como marea que decrece, como hierba que se marchita en otoño e invierno, como hielo que se derrite bajo el sol. ¡Observen y ya verán!

Pregunta: Si esta Ley que usted describe es, realmente, tan prodigiosa, ¿por qué no se la conoce más? ¿Por qué no la han difundido en otras tierras MahakashyapaAnandaAshvaghoshaNagarjunaAsangaVasubandhuNan-yüehT’ien-t’aiMiao-lo y Dengyo, tal como Shan-tao propagó la práctica de recitar Namu-Amida-butsu en toda la China o como EshinYokan126 y Honen la dieron a conocer en el Japón, convirtiendo la nación entera a la veneración del buda Amida?

Respuesta: Esta es una vieja crítica; no es la primera vez que me cuestionan algo semejante.

Los bodhisattvas Ashvaghosha y Nagarjuna fueron grandes eruditos que vivieron p.770el primero, seiscientos años, y el segundo, setecientos años después de la muerte del buda Shakyamuni. Cuando estos hombres aparecieron en el mundo y comenzaron a difundir las doctrinas de los sutras del Mahayana, tuvieron que enfrentar las objeciones de diversos seguidores del Hinayana.

«Mahakashyapa y Ananda», dijeron estos hombres, «vivieron veinte o cuarenta años más después de la muerte del Buda predicando la enseñanza correcta. Se cree que transmitieron el corazón de todas las enseñanzas que el Buda había expuesto a lo largo de su vida. Ahora vemos que lo que esos dos hombres habían recalcado, fue sencillamente una serie de conceptos como el sufrimiento, el vacío, la transitoriedad y el no yo. Ashvaghosha y Nagarjuna tal vez tengan una gran sabiduría, pero ¿debemos creer que superan a Mahakashyapa y a Ananda? Esta es nuestra primera objeción.

»Mahakashyapa obtuvo su iluminación mediante el contacto directo con el Buda. Pero estos dos hombres, Ashvaghosha y Nagarjuna, jamás han estado junto al Buda. Esta es nuestra segunda objeción.

»Los filósofos no budistas que precedieron al Buda enseñaron que la vida es permanente, jubilosa, pura y dotada de yo. Tiempo después, cuando el Buda advino a este mundo, declaró que la vida estaba signada por el sufrimiento, el vacío, la transitoriedad y el no yo. Y ahora Ashvaghosha y Nagarjuna afirman que es permanente, jubilosa, pura y dotada de yo. En tal caso, debemos suponer que como el Buda y Mahakashyapa ya no están en este mundo, el Rey Demonio del Sexto Cielo tomó posesión de estos dos hombres con el fin de destruir las enseñanzas budistas y reemplazarlas por doctrinas no budistas.

»En este caso, ambos hombres son enemigos del budismo. Debemos aplastarles el cráneo, cortarles la cabeza, poner fin a su existencia, ocuparnos de que no reciban más alimento. ¡Expulsémoslos del país!».

Tales fueron las declaraciones de los seguidores del Hinayana. Y Ashvaghosha y Nagarjuna, al tener muy pocos aliados, se vieron obligados día y noche a escuchar estos gritos de difamación, forzados mañana y tarde a soportar ataques con palos y varas.

Pero en realidad esos dos hombres eran emisarios del Buda. Pues en el Sutra Maya se predice que Ashvaghosha aparecerá seiscientos años después, y Nagarjuna, setecientos años después de la muerte del Buda. La misma predicción aparece en el Sutra Lankavatara y, por supuesto, también en el Sutra de los sucesores del Buda.

Pero los creyentes del Hinayana no dieron crédito a estas predicciones y, en cambio, atacaron a los practicantes del Mahayana ciegamente y sin razón. «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!», afirma el Sutra del loto. Si uno examina la época de Ashvaghosha y Nagarjuna, comienza a comprender un poco a qué se refieren en verdad esas palabras del sutra. El bodhisattva Aryadeva, además, fue asesinado por una persona no budista; el honorable Aryasimha murió decapitado. Estos acontecimientos también deberían hacernos reflexionar.

Y con posterioridad, unos mil quinientos años o más después de la muerte del Buda, en una tierra situada al este de la India llamada China, apareció en este mundo el gran maestro T’ien-t’ai, durante los tiempos de las dinastías Ch’en y Sui. Declaró que en el conjunto de las muchas enseñanzas sagradas expuestas por El Que Así Llega, existían el Mahayana y el Hinayana, las doctrinas p.771exotéricas y las esotéricas, las provisionales y la verdadera. Mahakashyapa y Ananda se centraron en propagar las enseñanzas del Hinayana, explicó. En cambio, AshvaghoshaNagarjunaAsanga y Vasubandhu habían difundido las del Mahayana provisional. Pero con respecto a la enseñanza del Mahayana verdadero, el Sutra del loto, apenas la habían mencionado someramente, aunque ocultando su significado; o bien la habían descrito en forma superficial, pero sin analizar todo el conjunto de las enseñanzas que expuso el Buda durante su existencia. O bien habían descrito la enseñanza teórica, mas no la esencial; o habían comprendido las enseñanzas teórica y esencial, pero no la enseñanza para observar la vida.

Cuando el gran maestro T’ien-t’ai expuso estos conceptos, los millones de seguidores de las diez escuelas budistas, tres de la China meridional y siete de la China septentrional, se burlaron al unísono con una gran carcajada de desdén.

«¡Vemos que aquí, en esta última época, ha aparecido entre nosotros un sacerdote realmente asombroso! Aunque en ocasiones ha habido personas que adhirieron a conceptos distorsionados y se nos opusieron —⁠exclamaron⁠—, nunca nadie había sostenido la ignorancia de los doscientos sesenta y tantos maestros e instructores budistas del Tripitaka, que vivieron desde que se introdujo esta filosofía [en la China], en el décimo año de la era Yung-p’ing (67 d. C.) de la dinastía Han posterior, año con el signo cíclico hinoto-u, hasta la época actual, durante el transcurso de las dinastías Ch’en y Sui. Y encima de todo, dice que ellos actúan contra la Ley y que están destinados a caer en los malos caminos. ¡De esta calaña es la persona que ha aparecido entre nosotros!

»Es tan insensato que afirma, incluso, que el maestro del Tripitaka Kumarajiva, el hombre que trajo el Sutra del loto a la China, fue un necio ignorante. Y además de todo lo que dijo sobre los hombres de la China, imaginaos que sostiene que los grandes eruditos de la India, como Nagarjuna y Vasubandhu, y varios otros cientos, todos ellos bodhisattvas de las cuatro categorías, no enseñaron la doctrina verdadera. Cualquiera que matase a este hombre no estaría cometiendo una falta peor que matar a un halcón. De hecho, ¡sería más encomiable que alguien que matara a un demonio!».

De esa forma se ensañaron con el gran maestro T’ien-t’ai. Y tiempo después, en la época del gran maestro Miao-lo, cuando llegaron desde la India las doctrinas de Características del Dharma y de Palabra Verdadera, y se estableció por primera vez la escuela Guirnalda de Flores en la China, Miao-lo denunció estas enseñanzas y se expuso a un alboroto semejante.

En el Japón, el gran maestro Dengyo hizo su advenimiento mil ochocientos años después de la muerte del Buda. Al cabo de estudiar los comentarios de T’ien-t’ai, comenzó a refutar las seis escuelas que habían florecido en el Japón en los doscientos sesenta años o más transcurridos desde la época del emperador Kimmei. La gente reaccionó calumniándolo y diciendo que habían renacido en el Japón los brahmanistas que vivieron en los tiempos del Buda o los taoístas de la China.

Dengyo propuso, además, crear una plataforma de ordenación para administrar los grandes preceptos de la iluminación perfecta e inmediata, como nunca había existido en la India, la China o el Japón en los mil ochocientos años transcurridos desde la muerte del Buda. En verdad, fue incluso mucho más allá, pues dijo que la plataforma de ordenación del templo Kannon-ji en la región occidental [de Tsukushi], la plataforma de ordenación del templo Ono-dera en la provincia oriental de Shimotsuke y la p.772plataforma de ordenación del templo Todai-ji, en la provincia central de Yamato,127 apestaban con el fétido olor de los preceptos del Hinayana y eran tan poco valiosas como escombros o lajas rotas. Y los sacerdotes que practicaban esos preceptos, dijo, no eran mejores que zorros o monos.

—⁠¡Pero qué sorprendente! Esto que parece un sacerdote —⁠declararon sus detractores en respuesta⁠— en realidad tiene que ser una manga de langostas que ha aparecido en el Japón para engullir los tiernos brotes del budismo de un solo bocado. O tal vez este individuo sea Chou, de la dinastía Yin, o Chieh, de los Hsia, renacidos en el país con la apariencia de un sacerdote. O acaso haya reaparecido en este mundo el emperador Wu de la dinastía Chou septentrional, o el emperador Wu-tsung128 de la dinastía T’ang. Así las cosas, en cualquier momento el budismo será destruido y la nación caerá en la ruina.

Por su parte, la plebe se estrujaba las manos alarmada y revoleaba la lengua al decir:

—⁠Cuando en un mismo lugar aparecen sacerdotes de estas dos clases de budismo (el Hinayana y el Mahayana), se traban en combate como el señor Shakra y los asuras, como Hsiang Yü y Kao-tsu,129 disputándose la posesión del reino.

Los enemigos de Dengyo continuaron atacándolo:

—⁠En los tiempos del Buda —⁠alegaron⁠—, había dos plataformas de ordenación:130 una perteneciente al Buda y otra a Devadatta; muchas personas murieron en la disputa que surgió entre ambas. Este hombre podrá provocar a las demás escuelas, pero, además, declara que debe establecer una plataforma de ordenación para administrar los preceptos de la iluminación perfecta e inmediata, como ni siquiera su mentor, el gran maestro T’ien-t’ai, pudo hacer. ¡Qué extraño! ¡Y qué temible, qué temible!

Con todo, Dengyo tenía pasajes de las escrituras en que fundarse y, como bien saben, al cabo del tiempo logró establecer la plataforma de ordenación del Mahayana, que lleva un tiempo funcionando en el monte Hiei.

Así pues, aunque la iluminación de todos ellos quizás haya sido la misma, desde el punto de vista de la enseñanza que propagaron, Ashvaghosha y Nagarjuna fueron superiores a Mahakashyapa y AnandaT’ien-t’ai fue superior a Ashvaghosha y Nagarjuna; y Dengyo superó a T’ien-t’ai. En estas últimas épocas, la sabiduría de los hombres ha sido escasa, mientras que la enseñanza budista se ha vuelto más profunda. Para dar una analogía, una enfermedad leve puede curarse con un remedio común, pero una grave dolencia requiere un elixir. Un hombre débil debe rodearse de fuertes aliados.

Pregunta: ¿Hay una enseñanza correcta que no hayan propagado ni siquiera T’ien-t’ai o Dengyo?

Respuesta: Sí, la hay.

Pregunta: ¿Y qué clase de enseñanza es?

Respuesta: Consta de tres elementos. La dejó el Buda para las personas del Último Día de la Ley. Es la enseñanza correcta que no propagaron jamás Mahakashyapa o AnandaAshvaghosha o NagarjunaT’ien-t’ai o Dengyo.

Pregunta: ¿Qué forma posee?

Respuesta: En primer lugar, el Japón y todos los demás países de Jambudvipa deberán adoptar como objeto de devoción al buda Shakyamuni de la enseñanza esencial.131 En otras palabras, Shakyamuni y Muchos Tesoros que aparecen en la Torre de los Tesoros, todos los demás budas, y los cuatro bodhisattvas, incluso Prácticas Superiores, serán asistentes de este buda. En segundo término, está el santuario de la enseñanza esencial. En tercer lugar, en el Japón, la China, la India y los demás p.773países de Jambudvipa, todas las personas, sabias o ignorantes, deberán hacer a un lado otras prácticas y unirse en la entonación de Nam-myoho-renge-kyo. Esta enseñanza no había sido expuesta jamás con anterioridad. En todo el territorio de Jambudvipa, en los dos mil doscientos veinticinco años transcurridos desde la muerte del Buda, ni una sola persona lo había entonado jamás. Hoy, sin escatimar la voz, Nichiren es el único que entona Nam-myoho-renge-kyoNam-myoho-renge-kyo.

El volumen de las olas depende del viento que las provoca; la altura de las llamas depende de la cantidad de leña que se echa al fuego; el tamaño de los lotos depende del estanque en que crecen, y la magnitud de las lluvias depende de los dragones que las hacen caer. Cuanto más profundas son las raíces, más frondosas son las ramas. Cuanto más lejana es la fuente, más largo es el curso de agua.

La dinastía Chou duró setecientos años, gracias al decoro y a la devoción filial de su fundador, el rey Wen. A la inversa, la dinastía Ch’in (221-206 a. C.) declinó en forma inmediata por la perversidad del hombre que la fundó, el primer emperador de los Ch’in. Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio, Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más aún, por toda la eternidad, pues posee el poder benéfico de abrir los ojos ciegos de todos los seres vivos en la tierra del Japón, y puede obstruir el camino que conduce al infierno del sufrimiento incesante. Sus beneficios superan incluso los de Dengyo y T’ien-t’ai, y son superiores a los de Nagarjuna y Mahakashyapa.

Cien años de práctica en la Tierra de la Perfecta Felicidad no se comparan con el beneficio de un solo día de práctica en el mundo impuro. Dos mil años de propagar el budismo en los días Primero y Medio de la Ley no se equiparan a una sola hora de propagación en el Último Día. Y esto no se debe, de ningún modo, a la sabiduría de Nichiren, sino a que así lo establecen los tiempos. Los capullos florecen en primavera, y los frutos aparecen en otoño. En verano hace calor; y en invierno, frío. Así lo determina el orden de las estaciones, ¿no es verdad?

«Cuando yo [el Buda] haya pasado a la extinción, en el último período de quinientos años, debéis propagar [el Sutra del loto] en todas partes ampliamente, en todo Jambudvipa, y jamás dejar que se extinga, ¡ni debéis dejar que saquen ventaja los demonios malignos, la gente del demonio, los seres celestiales, dragones, yakshas, demonios kumbhandas y otras funciones!».132

Si este pasaje del Sutra del loto resultara ser falso, Shariputra jamás llegará a ser Fulgor de Flor El Que Así Llega; el honorable Mahakashyapa nunca será Brillo de Luz El Que Así LlegaMaudgalyayana jamás será el buda Tamalapattra Fragancia de SándaloAnanda nunca llegará a ser el buda Rey del Poder Ilimitado de la Sabiduría del Mar y de la Montaña; la monja Mahaprajapati nunca será La Que Así Llega Contemplada con Agrado por Todos los Seres; y la monja Yashodhara jamás llegará a ser La Que Así Llega Dotada de Mil Veces Diez Mil Marcas Resplandecientes. En tal caso, los kalpas numerosos como las partículas de polvo de un gran sistema planetario serán teorías pueriles, y los kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios también serán pura mentira. Muy probablemente, el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, caerá en el infierno del sufrimiento incesante; el buda Muchos Tesoros jadeará asfixiado entre las llamas del infierno Avichi; los budas de las diez direcciones establecerán su morada en los ocho grandes infiernos, y la multitud de p.774bodhisattvas se verá obligada a sufrir en los ciento treinta y seis infiernos.

¿Pero podría acaso suceder algo semejante? ¡Ya que la predicción del sutra no puede haber sido en vano, es seguro que todo el pueblo del Japón entonará Nam-myoho-renge-kyo!

Así pues, la flor retornará a la raíz, y la esencia de la planta permanecerá en la tierra. El beneficio que he venido mencionando, con seguridad, se acumulará en la vida del fallecido Dozen-boNam-myoho-renge-kyoNam-myoho-renge-kyo.

 

Escrito el vigésimo primer día del séptimo mes, segundo año de Kenji (1276), signo cíclico hinoe-ne.

 

Respetuosamente enviado desde el monte Minobu, aldea de Hakiri, provincia de Kai, a Joken-bo y Gijo-bo, del monte Kiyosumi, distrito de Tojo, provincia de Awa.

 

 

Portada

 

HE recibido su carta. Nunca se debe hablar de cuestiones referidas a la doctrina budista con personas que no tienen fe, ya sean íntimos amigos, familiares o desconocidos. Es algo que deberá tener presente.

He inscrito el Gohonzon para usted. Los enemigos del Sutra del loto serán cada vez más poderosos: más todavía en las épocas posteriores a la muerte del Buda que cuando el Buda vivía; más todavía en el Día Medio de la Ley que en el Primer Día; más aún ahora, a comienzos del Último Día de la Ley, que en el Día Medio. Si logra entenderlo, usted y todos los demás comprenderán que en el Japón no hay ningún otro devoto verdadero del Sutra del loto más que yo.

El mes pasado recibí un escueto informe sobre el fallecimiento del reverendo Dozen-bo. Sentí que debía ir personalmente, lo antes posible, y también enviar al sacerdote133 que porta esta carta. Sin embargo, aunque no me considero una persona retirada del mundo, al parecer así me ven los demás; por tal motivo, he adoptado la norma de no abandonar jamás esta montaña.

Este sacerdote me transmitió informes privados de varias personas, según los cuales es probable que haya debates doctrinales con las demás escuelas en el futuro cercano. Ante esa perspectiva, he estado enviando gente a varios templos de las provincias para estudiar los sutras y tratados que hay en todo el país. Con esa precisa misión había enviado a la provincia de Suruga al sacerdote que acaba de regresar [y a quien, por eso, ahora le encargo que lleve esta carta].

En el tratado adjunto, he explicado cuestiones de suprema importancia. Por lo tanto, sería un error mostrar su contenido a personas que no comprendan la esencia del budismo. Pero en caso de que quiera mostrárselo a aquellos que sí la comprenden, piense que si hay muchas personas involucradas será fácil que su contenido trascienda a oídos de gente extraña. Y eso no será provechoso para usted ni para mí.

Por todo lo expuesto, le pido que sólo usted y Gijo-bo —⁠los dos y nadie más⁠— lo hagan leer en voz alta dos o tres veces en la cumbre de Kasagamori, y que encomienden la lectura al sacerdote portador de esta carta. Por favor, hagan que él, además, la lea en voz alta una vez ante la tumba del fallecido Dozen-bo. Después, dejen que este sacerdote la conserve en su poder y pídanle a él que se la lea reiteradamente. Si la escuchan una y otra p.775vez, creo que llegarán a entenderla y a valorar su significado.


Con mi profundo respeto,


Nichiren


En el vigésimo sexto día del séptimo mes.

 

Al sacerdote del Kiyosumi134


Antecedentes


Este largo tratado es uno de los cinco escritos principales de Nichiren Daishonin. Está fechado el vigésimo primer día del séptimo mes de 1276, cuando el Daishonin llevaba poco más de dos años residiendo en Minobu. Lo que motivó la redacción de esta obra fue la noticia de que había muerto Dozen-bo, sacerdote del templo Seicho-ji en la provincia de Awa. Dozen-bo había sido maestro del Daishonin cuando este, a los doce años, ingresó en el templo. Escribió entonces este tratado para expresar su agradecimiento al que había sido su mentor y se lo envió a Joken-bo y a Gijo-bo, dos sacerdotes que eran superiores del Daishonin cuando este se incorporó al templo, pero que, luego, se convirtieron en discípulos suyos. El texto fue confiado a Niko, uno de los sacerdotes discípulos de Nichiren Daishonin, con el encargo de que lo llevara al Seicho-ji de parte de él y lo leyera en voz alta en Kasagamori, en la cumbre del monte Kiyosumi, donde el Daishonin había entonado por primera vez Nam-myoho-renge-kyo. Asimismo, le encargó que volviese a hacerlo frente a la tumba de su fallecido maestro.

En 1233, Nichiren Daishonin ingresó en el templo Seicho-ji para estudiar bajo la guía de Dozen-bo. En ese momento, los templos servían como centros religiosos, pero también como instituciones educativas. Durante su estancia en el templo, desarrolló las extraordinarias dotes literarias que luego le serían tan útiles para propagar sus enseñanzas. También emprendió una larguísima travesía para hallar y proclamar la verdad única del budismo, oscurecida por la aparición de diversas escuelas distorsionadas.

En el vigésimo octavo día del cuarto mes, en 1253, proclamó ante la población que Nam-myoho-renge-kyo era la única enseñanza que conducía directamente a la iluminación en el Último Día de la Ley. Asimismo, denunció las doctrinas de la escuela Tierra Pura, que era la más difundida en aquel entonces. Tojo Kagenobu, administrador del área y fervoroso creyente de dicha escuela, se enfureció al enterarse y envió a sus hombres al templo para arrestar al DaishoninDozen-bo, devoto de las enseñanzas de la Tierra Pura, no podía defenderlo en forma abierta, pero ordenó a estos dos sacerdotes veteranos, Joken-bo y Gijo-bo, que guiaran al joven discípulo para que escapara ileso.

Nichiren Daishonin y su viejo maestro se reencontraron en 1264, cuando el primero retornó a su hogar en Awa, tras regresar de su exilio en la península de Izu. Luego, escribiría que, en esa oportunidad, Dozen-bo le preguntó si era cierto que su práctica de la escuela Tierra Pura lo conduciría al infierno del sufrimiento incesante. El Daishonin le respondió que no podría liberarse de los efectos de sus actos contra la Ley a menos que venerara el Sutra del loto como enseñanza fundamental. A partir de ese momento, aunque Dozen-bo no abandonó totalmente su fe en Amida, talló una estatua del buda Shakyamuni. El Daishonin se alegró de que su viejo maestro pareciera estar viendo sus errores, porque sentía una enorme deuda de gratitud con el hombre que lo había iniciado en el sacerdocio; de todo corazón, quería conducirlo a la enseñanza correcta.

p.776Nichiren Daishonin comienza este tratado destacando la necesidad de saldar las deudas de gratitud con los padres, con el maestro, con los tres tesoros del budismo y con el soberano. Enseña la importancia de retribuir a las personas con quienes uno está en deuda, como un aspecto primordial de la conducta humana. De esas cuatro deudas de gratitud, este trabajo hace especial hincapié en la forma de saldar las que uno contrae con su maestro. A continuación, afirma que para hacerlo, uno tiene que dominar la verdad del budismo y lograr la iluminación. Para ello, es necesario dedicarse a la práctica budista en forma absoluta y con un corazón libre de dudas. Sin embargo, para lograr la iluminación, es menester, además, practicar la enseñanza budista correcta. Esboza el desarrollo de las diversas escuelas budistas en la India, la China y el Japón, y examina sus doctrinas comparando los sutras en los cuales se basan y estableciendo su superioridad relativa. Entonces, declara que, de todos ellos, el Sutra del loto es el más elevado. En particular, refuta las doctrinas erróneas de la escuela Palabra Verdadera. Denuncia con vehemencia a Jikaku y a Chisho, quienes, pese a ser patriarcas de la escuela japonesa Tendai, corrompieron las profundas enseñanzas de esta corriente, basadas en el Sutra del loto, mezclándolas con elementos esotéricos. El Daishonin concluye que sólo el Sutra del loto contiene la verdad última, y que la esencia de dicho sutra y de todo el budismo es Nam-myoho-renge-kyo. Esta es la enseñanza que debe ser propagada en el Último Día de la Ley.

La última parte de este trabajo esclarece que el Buda del Último Día de la Ley no es otro que Nichiren Daishonin, y que el budismo que él expone abarca tres grandes leyes secretas —⁠la entonación de Nam-myoho-renge-kyo, el objeto de devoción y el santuario⁠—, implícitas en el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto, pero que hasta ese momento nunca habían sido reveladas. También deja claro que, al establecer las tres grandes leyes secretas para la iluminación de todas las personas, a la vez está saldando su deuda de gratitud con el fallecido Dozen-bo. El escrito Florecer y dar grano, redactado dos años después, señala: «Los beneficios que Nichiren obtiene por propagar el Sutra del loto regresarán siempre a Dozen-bo» (pág. 952). Esta cita recalca el mensaje de la última parte de este tratado.

Saldar las deudas de gratitud es una obra de gran importancia porque es el primer escrito que se conserva donde Nichiren Daishonin especifica cada una de las tres grandes leyes secretas y declara que su enseñanza salvará a toda la población durante los diez mil años del Último Día de la Ley y, más aún, durante toda la eternidad. Estas tres leyes, que constituyen la médula de la enseñanza del Daishonin, representan la Ley que fue transferida a los Bodhisattvas de la Tierra en el capítulo «Poderes sobrenaturales» para que ellos la propagaran en el Último Día. El objeto de devoción es el Gohonzon que permite a todas las personas lograr la Budeidad; el daimoku es la entonación de Nam-myoho-renge-kyo con fe en el objeto de devoción; y el santuario es el lugar donde está entronizado el objeto de devoción y donde se entona el daimoku.


Notas


1. Este dato se menciona en «Nueve piezas» de Elegías de Ch’u y en otras obras chinas. En un comentario de Chu Hsi, de la dinastía Sung, sobre las Elegías de Ch’u, se lee: «El viejo zorro muere, invariablemente, girando la cabeza hacia la colina. Esto se debe a que jamás olvida el lugar donde nació».

2. Esta historia figura en Colección de relatos y de poemas. Cuando el joven Mao Pao —⁠quien p.777tiempo después llegaría a ser general de la dinastía Chin⁠— caminaba por la ribera del río Yangtze, vio que un pescador se disponía a matar una tortuga que había capturado. Apiadado del animal, dio al pescador sus ropas a cambio de la tortuga, y de ese modo le salvó la vida. En otra ocasión, perseguido por sus enemigos, Mao Pao llegó a las márgenes del Yangtze. Allí apareció aquella tortuga salvada por él en su juventud y lo transportó hasta la orilla opuesta.

3. Según las Crónicas del historiador, Yü Jang de la dinastía Chin prestó servicio a las familias Fan y Chung-hang, pero sin ascender a un cargo importante. Con posterioridad, trabajó a las órdenes de Chih Po, quien le concedió un lugar de reconocimiento. Más tarde, Chih Po fue asesinado por Hsiang-tzu, señor feudal de Chao. Para vengar a su amo, Yü Jang se disfrazó de leproso cubriendo su cuerpo con laca, bebió lejía para enmudecer y, de ese modo, intentó aproximarse a Hsiang-tzu. Pero su complot fracasó y fue capturado. Hsiang-tzu supo valorar el corazón leal de Yü Jang y le dio su túnica. Sin embargo, este la hizo jirones tres veces con su cuchillo para declararle su enemistad al hombre que había matado a su amo, y después se suicidó.

4. El relato aparece en las Crónicas del historiador. Mientras Hung Yen se encontraba de viaje, sus enemigos atacaron el estado de Wei y mataron a su amo, el duque Yi; lo devoraron y sólo dejaron intacto el hígado del noble, y después se alejaron del lugar. Cuando Hung Yen retornó y vio la triste escena, rompió a llorar. Se abrió el vientre e introdujo en él el hígado de su amo, para salvarlo del escarnio, pero esto le costó la vida.

5. Sutra de la salvación lograda por hombres de fe pura. Si bien no se ha conservado el texto de esta escritura, el pasaje mencionado por el Daishonin aparece citado en Bosque de gemas en el jardín de la Ley. La expresión «vida budista», en el contexto del sutra, se refiere a la vida monacal. Pero el Daishonin la interpreta como una vida basada en la fe en la Ley Mística.

6. El relato se menciona en las Crónicas del historiador. El rey Chou de la dinastía Yin se encontraba tan cautivado por el amor a su consorte Ta Chi, que descuidó por completo sus deberes como gobernante. Cuando su ministro Pi Kan lo llamó al orden, el rey Chou enfureció y lo mató.

7. Tu-shun (557-640), Chih-yen (602-668), Fa-tsang (643-712) y Ch’eng-kuan (738-839) fueron los primeros cuatro patriarcas de la escuela Guirnalda de Flores en la China.

8. Hsüan-tsang (602-664), Tz’u-en (632-682), Chih-chou (678-733) y Chisho fueron eruditos de la escuela Características del Dharma. En general, se considera a Hsüan-tsang fundador de la escuela, y a Tz’u-en, quien la estableció formalmente, se lo reconoce como su sucesor. Chih-chou es el cuarto patriarca a partir de Hsüan-tsang. Suele atribuirse el nombre Chisho a Chiho (en coreano, Chipong), quien estudió la doctrina Características del Dharma bajo la tutela de Chih-chou, o también a Dosho, quien estudió a las órdenes de Hsüan-tsang y fundó la escuela en el Japón.

9. Hsing-huang, más conocido como Fa-lang (507-581), y Chia-hsiang, también llamado Chi-tsang (549-623), fueron los fundadores de la escuela Tres Tratados.

10. Bodhidharma (s. f.), Hui-k’o (487-593) y Hui-neng (638-713) fueron, respectivamente, el primero, el segundo y el sexto patriarca de la escuela Zen en la China.

11. Tao-ch’o (562-645) y Shan-tao (613-681) figuran como el segundo y el tercer patriarca de la escuela Tierra Pura en la China. Huai-kan (s. vii) estudió bajo la guía de Shan-tao. Genku es otro de los nombres con que se conoció a Honen, fundador de la escuela Tierra Pura en el Japón.

12. Sutra del loto, cap. 14.

13. Esta callosidad o protuberancia es uno de los treinta y dos rasgos distintivos de un buda.

14. Referencia a las tres verdades —⁠la no sustancialidad, la existencia temporal y el Camino Medio⁠—, que las enseñanzas provisionales postulan como aspectos independientes y separados entre sí.

15. Sutra del loto, cap. 13.

16. Parte del siguiente pasaje del Sutra del nirvana: «Por ejemplo, es como un enviado real experto en la conversación y diestro en el empleo de medios hábiles, que, despachado a otras tierras para cumplir una misión, finalmente no calla ninguna de las palabras de su soberano, aunque ello le cueste la vida. Las personas sabias actúan igual. Sin escatimar la vida, en medio de las personas comunes, los sabios deben proclamar, sin falta, la preciada enseñanza de El Que Así Llega de los sutras correctos e iguales del gran vehículo; es decir, que todos los seres vivos poseen la naturaleza de Buda por igual».

17. Sutra del loto, cap. 10.

18. Ib., pág. 14.

19. Se ha ampliado la traducción en beneficio de la claridad. Las dos revelaciones principales del Sutra del loto —⁠que las personas de p.778los dos vehículos podían lograr la Budeidad y que Shakyamuni había sido buda desde el remoto pasado⁠— suscitaron grandes dudas en los discípulos que escuchaban la voz (representados por Shariputra y Maudgalyayana) y en los grandes bodhisattvas, respectivamente. Como ambos grupos no habían tenido conciencia de estas enseñanzas cruciales antes de que se predicara el Sutra del loto, el Daishonin dice aquí que eran sus «archienemigos».

20. Los «sucesores del Buda» son los veinticuatro sucesores que heredaron el linaje del budismo de Shakyamuni y lo propagaron en la India en el Primer Día de la Ley. Véase también «veinticuatro sucesores» en el Glosario.

21. El relato aparece en Crónica de las regiones occidentales. Cuando Ashvaghosha, duodécimo sucesor, se hallaba predicando el budismo en Pataliputra, Magadha, el rey Kanishka atacó dicha ciudad con sus ejércitos y exigió el pago de un importante tributo. El vencido monarca ofreció entregar a Ashvaghosha en lugar del dinero. Tiempo después, con el apoyo de Kanishka, Ashvaghosha propagó el budismo en la India septentrional.

22. Esta historia se menciona en Crónica de las regiones occidentales. Se cree que Manoratha fue maestro de Vasubandhu. Vikramaditya, rey de Shravasti, sentía animosidad hacia Manoratha y urdió un complot para humillarlo. Reunió a cien eruditos de diversas escuelas para que debatieran con él. Noventa y nueve se rindieron, pero el último, en connivencia con el Rey, no aceptó haber sido derrotado por Manoratha. Se dice que a raíz de esta actitud, Manoratha se cortó la lengua de un mordisco y murió.

23. Hui-kuan (368-438), Hui-yen (363-443), Seng-jou (431-494) y Hui-tz’u (434-490) fueron célebres sacerdotes que vivieron en el período de las Dinastías del Norte y del Sur.

24. Presunta referencia a la obra Significado del «Sutra del loto», de Fa-yün, aunque las dos citas siguientes no aparecen en dicho comentario.

25. Esto significa que Comentario sobre «Significado del “Sutra del loto”», atribuido al príncipe Shotoku, se basa en Significado del «Sutra del loto», de Fa-yün.

26. El cuarto volumen de Los cien registros del gran maestro T’ien-t’ai, que establece formas de veneración diurna y nocturna del buda Vairochana y de todos los demás budas.

27. «Doce divisiones de los sutras correctos e iguales» es un término genérico aplicado a todas las enseñanzas del Mahayana. En general, estos sutras refutan los apegos al Hinayana.

28. Clase de meditación expuesta en el Sutra de la guirnalda de flores. En esta práctica, todos los fenómenos de las tres existencias aparecen en la mente con claridad, así como todas las cosas se reflejan con claridad en la superficie del océano cuando el oleaje se aquieta.

29. La conjugación verbal de la cita ha sido adecuada al contexto.

30. Sutra del loto, cap. 11.

31. Se dice que el rey de los asuras fue cegado por la luz del sol y de la luna cuando trató de pelear contra la deidad Shakra.

32. «Emperador de Han» se refiere a Liu Pang (247-195 a. C.), fundador de la dinastía Han anterior. Se decía que había dominado a los demás señores feudales esgrimiendo una espada de noventa centímetros de largo.

33. Sutra de la guirnalda de flores de ochenta volúmenes, traducido por Shikshananda durante la dinastía T’ang.

34. Esta historia aparece en Biografías de sacerdotes eminentes de la era Genko, obra escrita en el Japón por el sacerdote Kokan Shiren (1278-1346), de la escuela Zen. La tradición afirma que Shotoku, en una existencia anterior, había sido Nan-yüeh, maestro de T’ien-t’ai.

35. Referencia a la parábola de las tres carretas y la casa en llamas, que aparece en el tercer capítulo del Sutra del loto.

36. Hiroyo y Matsuna fueron hijos de Wake no Kiyomaro, oficial de la Corte. En 802, en respuesta a una orden imperial, reunieron en el monte Takao a catorce doctos sacerdotes de los siete templos principales de Nara para que debatieran con Dengyo. Tiempo después, ayudaron a Dengyo a establecer la escuela Tendai.

37. Lugar donde T’ien-t’ai estudió bajo la tutela de Nan-yüeh y donde se dice que tomó conciencia de la verdad del Sutra del loto.

38. La leyenda según la cual Shan-wu-wei viajó al Japón figura en Biografías de sacerdotes eminentes de la era Genko.

39. «Enseñanzas sobre la concentración y la introspección» se refiere a todo el sistema de meditación expuesto por T’ien-t’ai.

40. El mandala del Reino de Diamante y el mandala del Reino de la Matriz.

41. Además de los dos sacerdotes mencionados en el texto, Tsung-jui, Ch’üan-ya, I-chen, Pao-yüeh, K’an y Wei-chin.

42. Chih-yüan (768-844) fue un sacerdote de la escuela T’ien-t’ai que vivió en el p.779templo Hua-yen-ssu, sobre el monte Wu-t’ai. Kuang-hsiu (771-843) fue octavo patriarca del linaje de la escuela T’ien-t’ai, que se cuenta a partir de T’ien-t’ai. También fue discípulo de Tao-sui, quien enseñó la doctrina de T’ien-t’ai a Dengyo. Wei-chüan fue un destacado discípulo de Kuang-hsiu.

43. Los «dos sutras» se refieren al Sutra de los infinitos significados y al Sutra Sabio Universal, que son la introducción y el epílogo del Sutra del loto, respectivamente. A veces, se menciona estos dos sutras y el Sutra del loto, en conjunto, como el «triple Sutra del loto».

44. Quinto turno: La hora del tigre (entre las tres y las cinco de la mañana).

45. En general, suele afirmarse que el viaje de Chisho a la China tuvo lugar en el tercer año de Ninju (853).

46. La fecha que suele aceptarse es el sexto mes del segundo año de Ten’an (858).

47. Alusión a la «concentración e introspección» de Tendai y a las prácticas de Mahavairochana.

48. «Un hombre de la China» se refiere a Miao-lo, quien en Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”» afirmó que el orden dado por Kumarajiva al capítulo «La transferencia» era correcto.

49. En Comentario sobre el «Sutra Mahavairochana», formulado por Shan-wu-wei, fundador de la escuela de budismo esotérico Palabra Verdadera en la China, I-hsing se apropió de la doctrina de T’ien-t’ai sobre los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital e interpretó que pertenecía a las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera.

50. Fa-tsang estableció una clasificación de los sutras budistas que los dividía en cinco grupos, de acuerdo con su nivel de enseñanza: las enseñanzas del Hinayana, las del Mahayana elemental, las del Mahayana final, la enseñanza repentina y la enseñanza perfecta. Este sistema de cinco categorías fue configurado a partir de la clasificación de T’ien-t’ai en cinco períodos.

51. Mientras Chia-hsiang daba una conferencia, fue criticado por Fa-sheng, un estudiosos de la escuela T’ien-t’ai, de diecisiete años de edad.

52. La doctrina de Características del Dharma sostiene que todos los dharmas o fenómenos derivan de la conciencia alaya y que tienen existencia real. De las tres verdades, sólo se ocupa de la existencia temporal, porque su interés son las características de los dharmas.

53. Chih-chou (678-733) fue el tercer patriarca de la escuela Características del Dharma; vivió en P’u-yang y escribió un comentario sobre el Sutra de la red de Brahma basado en las enseñanzas de T’ien-t’ai. Liang-pi, del templo Ch’ing-lung-ssu, interpretó el Sutra de los reyes benevolentes —⁠último de los Sutras de la sabiduría⁠— en base a los comentarios de T’ien-t’ai sobre dicha enseñanza.

54. El texto original en japonés se ha extendido en beneficio de la claridad.

55. En realidad, este comentario pertenece a Miao-lo y figura en su Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”», pero lo cita Dengyo en su Clarificación de las escuelas basadas en la doctrina de T’ien-t’ai. «Lu», mencionado en este pasaje, es el estado natal de Confucio en la China. Se dice que el pueblo de Lu no supo valorar la grandeza de Confucio.

56. Sutra del loto, cap. 10.

57. Las «cinco provincias» son Yamashiro, Yamato, Kawachi, Izumi y Settsu. Las «siete regiones fronterizas» son Tokaido, Tosando, Hokurikudo, San’indo, San’yodo, Nankaido y Saikaido.

58. Sutra del loto, cap. 14.

59. Ib., cap. 23.

60. «Mahavairochana», en este contexto, se refiere al buda Muchos Tesoros.

61. Aquí, el «sur» corresponde a la izquierda, dado que la Torre de los Tesoros mira al oeste. El asiento del sur es «inferior» porque, según la usanza india, la izquierda es inferior a la derecha.

62. Ríos de la provincia de Shansi, en la China. El río Ching siempre era turbio, y el río Wei, siempre límpido.

63. Se decía que el búho devoraba a su madre, y que el legendario hakei —⁠un animal semejante al tigre⁠— comía a su padre.

64. Tiempo después de la muerte de Chisho, surgieron fricciones por divergencias doctrinales entre los seguidores de aquel y los de la línea de Jikaku, que culminaron en una violenta disputa por la sucesión al priorato del templo Enryaku-ji, tras la muerte de Ryogen, su decimoctavo prior. En 993, los seguidores de Chisho se marcharon del Enryaku-ji para establecerse en el templo Onjo-ji. Los sacerdotes de ambos templos se enfrentaron y atacaron en forma reiterada.

65. «Kampyo» se refiere a Uda (867-931), quincuagésimo noveno emperador del Japón. Abdicó en 897, adoptó la vida religiosa budista y, a partir de entonces, fue conocido como el emperador retirado Kampyo.

p.78066. Implemento ritual utilizado para orar en el budismo esotérico de la escuela Palabra Verdadera. La historia aparece en Biografía del gran maestro Kobo, del sacerdote Ken’i (1072-1145) de Palabra Verdadera. Según este libro, antes de que Kobo se marchara de la China, arrojó al aire un mazo de diamante de tres puntas. Cuando regresó al Japón, fue al monte Koya a emprender la práctica de las enseñanzas esotéricas y allí encontró el mismo mazo de tres puntas posado sobre las ramas de un árbol.

67. Prácticas esotéricas que emplean dieciocho mudras diferentes: nueve para el Reino de Diamante y nueve para el Reino de la Matriz.

68. El «templo original» se refiere al Kongobu-ji, templo principal de la escuela Palabra Verdadera, situado en el monte Koya.

69. El relato aparece en Historia de los sucesores del Buda. El rey Kanishka pasó frente al stupa adornado con siete clases de tesoros que había erigido Nirgrantha Jnataputra, uno de los seis maestros no budistas y fundador del jainismo. Creyó que era un stupa budista y lo veneró, y esto hizo que el stupa se desplomara. El Daishonin dice que Ashvaghosha fue quien causó el derrumbe del stupa, probablemente porque el rey Kanishka se había convertido al budismo por intermedio de aquel.

70. La historia figura en Crónica de las regiones occidentales. En la India vivió un pedante brahmán conocido como Elocuencia Demoníaca, quien veneraba demonios y se divertía con teorías paradójicas. Se mantenía lejos de la compañía humana, en un bosque apartado, y como debatía detrás de una cortina, nadie había visto su verdadero aspecto físico. Un día, Ashvaghosha fue a debatir con él, acompañado del gobernante. Sus argumentos lo hicieron enmudecer. Entonces, Ashvaghosha corrió la cortina y puso en evidencia su aspecto demoníaco.

71. Wang Mang (45 a. C.-23 d. C.) fue un importante funcionario que vivió hacia fines de la dinastía Han anterior y controló el gobierno designando en el trono al emperador P’ing, un infante de apenas nueve años. Tiempo después, envenenó a P’ing y se apoderó del trono, tras lo cual fundó una nueva dinastía, que llamó Hsin.

72. Según el Sutra de los tesoros del Buda, en el remoto pasado, tras la muerte del Buda Gran Adorno, sus seguidores se dividieron en cinco escuelas; sólo el monje Práctica Universal mantuvo en forma correcta lo que el Buda había enseñado. Las autoridades de las otras cuatro escuelas, que mantenían ideas erróneas, persiguieron a Práctica Universal. Por tal razón, ellos y sus seguidores cayeron en el infierno, donde sufrieron durante largo tiempo. Después, pudieron tomar contacto con la enseñanza del buda Rey Íntegramente Brillante y practicarlas. Sin embargo, a causa de sus graves acciones pasadas, ninguno de ellos pudo lograr el nirvana en esa ocasión, sino que todos debieron volver a soportar los padecimientos del infierno. El Sutra de los tesoros del Buda no menciona de manera concreta que renacieron en el Último Día de la Ley del buda Rey Íntegramente Brillante.

73. Alusión a los que persiguieron al bodhisattva Jamás Despreciar tras la muerte del Buda Rey del Sonido Imponente, tal como describe el Sutra del loto en el vigésimo capítulo.

74. Sutra del loto, cap. 3.

75. Hojo Tokisuke (1247-1272), medio hermano mayor del regente Hojo Tokimune, en vano intentó apoderarse del gobierno. En las luchas armadas que se produjeron en Kioto y en Kamakura, murieron muchas personas.

76. Referencia a las rogativas para hacer llover realizadas por el sacerdote Kaga Sello del Dharma, perteneciente a la escuela Palabra Verdadera, que en lugar de propiciar lluvias causaron un vendaval destructivo. El episodio se describe en forma detallada en El comportamiento del devoto del «Sutra del loto» (véanse págs. 814-816).

77. Taira no Kiyomori (1118-1181), guerrero y líder del clan Heike.

78. Tropas que viajan a pie, a caballo, en elefantes y carros de combate.

79. Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”».

80. Ib.

81. Principios sobresalientes del «Sutra del loto».

82. El «emperador de la dinastía Sui» se refiere al segundo monarca, el emperador Yang (569-618).

83. La historia aparece en Biografías de sacerdotes eminentes de la dinastía Sung. Shusho y Shodai fueron oriundos de la India, aunque no se han conservado sus nombres originales en sánscrito.

84. Sutra del loto, cap. 3. El verso siguiente dice: «Los seres vivos que habitan allí son, todos, mis hijos».

85. Biografías de sacerdotes eminentes de la dinastía Sung.

86. La comparación de las fechas parecería indicar que Pu-k’ung no conoció a p.781Chin-kang-chih ni se convirtió en su discípulo hasta después de haber llegado a la China, pero es posible que en la época del Daishonin no se conociera este dato.

87. El Shinsen’en fue un jardín construido por el emperador Kammu en el Palacio Imperial de Kioto. Allí había un inmenso estanque donde se llevaban a cabo oraciones para provocar lluvias. Según Biografías de sacerdotes eminentes de la era Genko, en dicho estanque habitaba un dragón, y cuando se dejaba ver, llovía. Las ofrendas de Matsuna estuvieron destinadas a este dragón.

88. El «noveno período de disminución» corresponde a la época actual. Véase en el Glosario«kalpa de continuación».

89. Gobernante disoluto que fue vencido por el rey Wu de la dinastía Chou. Según Crónicas del historiador, mandó hacer una figura humana y la llamó deidad celestial, e hizo que el pueblo la tratara con desprecio. Además, se dice que disparaba flechas a un odre de cuero lleno de sangre y decía haber derribado a la Diosa del Sol.

90. «Caudillo de Tomi» se refiere a Nagasunebiko, poderoso cabecilla de Yamato. Según Crónicas del Japón, el legendario y primer emperador del país, Jimmu, marchó hacia el sur para invadir la región de Yamato, donde Nagasunebiko lo enfrentó en combate y logró repelerlo.

91. Última persona a quien convirtió el buda Shakyamuni. Según el Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría, soñó que todas las personas quedaban ciegas y desnudas en la oscuridad, y que el sol caía del cielo, la tierra se resquebrajaba, los océanos se secaban y el monte Sumeru se desplomaba abatido por un huracán. A la mañana siguiente, cuando supo que el Buda entraría en el nirvana antes de que terminara el día, fue en busca de Shakyamuni y se unió a la Orden budista; esa noche, alcanzó el nivel de arhat.

92. Ming-sheng (s. f.) fue un sacerdote de la escuela Tres Tratados que vivió durante la dinastía T’ang. Fue discípulo de Fa-lang; Chia-hsiang fue uno de sus compañeros de sacerdocio.

93. Sutra del loto, cap. 2.

94. Elogio al renacimiento en la Tierra Pura.

95. El tiempo verbal ha sido ajustado al contexto, en beneficio de la redacción.

96. «El sacerdote del Sauce» se refiere a Shan-tao, quien recibió ese apodo porque, deseoso de renacer en la Tierra Pura, intentó ahorcarse colgándose de la rama de un sauce que crecía frente al templo donde vivía. Pero, ya sea porque la rama se quebró o porque la cuerda se rompió, cayó al suelo y murió una semana después, atormentado por el dolor que le causaron las heridas.

97. Una de las cuatro clases de reyes que hacen girar la rueda. Se aplica al gobernante que rige los cuatro continentes alrededor del monte Sumeru.

98. La escuela Palabra Verdadera también es denominada Yoga (sánsc.), que significa «unión». El budismo esotérico recalca la unión del cuerpo, la voz y la mente de las personas comunes con los del buda Mahavairochana. Desde el punto de vista de la práctica, los mudras representan el cuerpo; los mantras, la voz, y la meditación sobre los mandalas, la mente.

99. Dosho (799-875) al principio estudió las doctrinas de la escuela Tres Tratados, pero luego se hizo seguidor de Kobo. Gennin (818-887) estudió, en principio, las doctrinas de la escuela Características del Dharma, pero después se volcó a las enseñanzas esotéricas, a las órdenes de Shinga. En 885, pasó a ser prior del templo To-ji. Doyu (m. 851) estudió primero las enseñanzas de Características del Dharma, pero luego se inclinó por la escuela Guirnalda de Flores. Fue el séptimo patriarca de la escuela homónima.

100. Profundo significado del «Sutra del loto».

101. Comentario sobre «Profundo significado del “Sutra del loto”».

102. Período de noventa días que va desde el inicio del primer mes hasta finales del tercero. En el calendario lunar, se consideraba que el primer día del primer mes marcaba el comienzo de la primavera.

103. «Historiador de la Corte» era un cargo oficial dentro del Gran Consejo de Estado. Había ocho funcionarios que cumplían esa tarea: cuatro de la Izquierda y cuatro de la Derecha. Los historiadores de la Izquierda consignaban acontecimientos; los de la Derecha, registraban las palabras del Emperador.

104. Referencia a la poetisa y doncella de la corte Izumi Shikibu (n. c. 976) y al sacerdote Noin (n. 988), cuyas obras incluyen poemas con oraciones para provocar lluvias.

105. Shinzei (800-860) fue sacerdote de la escuela Palabra Verdadera. Se le confirió la posición de acharya, que permite a la persona transmitir las doctrinas secretas de la escuela Palabra Verdadera.

p.782106. Alusión a uno de los treinta y dos rasgos característicos de un buda: el mechón de pelos blancos en el entrecejo.

107. Ghoshila fue un rico terrateniente de Kaushambi que construyó el monasterio de Ghoshilavana para invitar a Shakyamuni a predicar en ese lugar.

108. Hojo Yoshitoki (1163-1224), segundo regente del gobierno de Kamakura.

109. El Santuario de Sanno, situado en el monte Hiei, está dedicado a la deidad Rey de la Montaña. Los Santuarios de Kamo son dos santuarios independientes pero estrechamente relacionados, situados en el río Kamo, en Kioto. Según la tradición, fueron erigidos en el año 678. Contaron con el patrocinio de la Corte Imperial y del sogunato. El Santuario de Kasuga, en Nara, fue fundado en 709 por Fujiwara Fuhito y dedicado a las deidades vinculadas con el clan Fujiwara. Por tal motivo, funcionó como santuario nacional y familiar.

110. Gotoba fue exiliado a la isla de Oki; Juntoku, a la de Sado. Tsuchimikado fue desterrado a la provincia de Tosa, en Shikoku, y trasladado con posterioridad a la provincia aledaña de Awa (distinta de la otra provincia homónima situada en la región oriental, donde nació el Daishonin).

111. El «prelado de Omuro» aquí mencionado es el príncipe Dojo, hijo del emperador Gotoba, quien adoptó la vida religiosa y vivió en el templo Ninna-ji de la escuela Palabra Verdadera, en Kioto.

112. Setaka (m. 1221) fue hijo de Sasaki Hirotsuna, condestable de Omi que se sumó a la causa imperial durante los disturbios de Jokyu. Setaka prestó servicio a Dojo en el templo Ninna-ji, pero fue asesinado después de dichos disturbios.

113. Sutra del loto, cap. 25.

114. Ib., cap. 13.

115. Wei Cheng (580-643) fue un ministro que sirvió lealmente al emperador T’ai-tsung, de la dinastía T’ang, y llegó a ser asesor de su gobierno.

116. Fujiwara no Yoshifusa (804-872) fue ministro de la Izquierda y abuelo del quincuagésimo sexto emperador Seiwa. A temprana edad se incorporó a la Corte como funcionario, y estableció las bases de la prosperidad que alcanzaría la familia Fujiwara.

117. El Daishonin quiere decir aquí que su exilio a Sado fue desde 1271 hasta 1274.

118. Sutra del loto, cap. 2.

119. Referencia al «verdadero aspecto de todos los fenómenos», tal como se lo revela en el segundo capítulo del Sutra del loto.

120. Este pasaje aparece citado en Compilación de enseñanzas transmitidas oralmente, de Chisho, quien atribuye tales palabras a Fa-yün.

121. Palabras y frases del «Sutra del loto».

122. Profundo significado del «Sutra del loto».

123. Comentario sobre «Profundo significado del “Sutra del loto”».

124. El texto dice «sesenta», aunque en realidad el Japón tenía sesenta y seis provincias, como se indica en la frase subsiguiente.

125. La provincia de Dewa, situada al norte del Japón, era famosa por sus plumas de halcón y de águila. El oro fue descubierto por primera vez en el Japón en el vigésimo primer año de la era Tempyo (750), en la provincia septentrional de Mutsu.

126. Eshin (942-1017) fue un sacerdote de la escuela Tendai famoso por haber compilado Elementos esenciales del renacimiento en la Tierra PuraYokan (1032-1111) fue un precursor de la escuela Nembutsu que propagó la enseñanza de la escuela Tierra Pura y centró sus actividades en el área de Kioto.

127. Los templos Kannon-ji, Ono-dera (también conocido como Yakushi-ji) y Todai-ji fueron sede de tres plataformas de ordenación del Hinayana establecidas en forma oficial por Ganjin en 754, 761 y 762, respectivamente.

128. El emperador Wu (542-578) y el emperador Wu-tsung (814-846) fueron responsables de orquestar persecuciones contra el budismo en 574 y 845. Wu, que abrazaba el confucianismo, y trató de abolir las enseñanzas budistas. Wu-tsung se hizo taoísta después de ascender al trono, e impuso medidas represivas contra la comunidad de practicantes budistas.

129. Hsiang Yü (232-202 a. C.) y Kao-tsu (247-195 a. C.) fueron guerreros que se disputaron el poder durante el período de caos instalado tras la muerte del primer emperador de la dinastía Ch’in. Al cabo de una prolongada lucha armada, Kao-tsu (Liu Pang) resultó vencedor y fundó la dinastía Han en el año 202 a. C.

130. Unos diez años después de haber logrado la iluminación, el buda Shakyamuni estableció una plataforma de ordenación en el monasterio de Jetavana, en Shravasti. Para oponérsele, Devadatta fundó una plataforma rival en el monte Gayashirsha.

131. La expresión «buda Shakyamuni de la enseñanza esencial» se refiere al buda de Nam-myoho-renge-kyo que corporifica la Ley p.783suprema (Nam-myoho-renge-kyo) implícita en el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto. Aquí, «enseñanza esencial» se refiere a Nam-myoho-renge-kyo, no a los últimos catorce capítulos del Sutra del loto.

132. Sutra del loto, cap. 23.

133. «Sacerdote», en esta frase, es una referencia a Niko, uno de los seis discípulos principales del Daishonin.

134. Joken-bo, uno de los sacerdotes que fue superior del Daishonin cuando este estudiaba en el templo Seicho-ji.