Nota de los editores.

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12 de febrero de 2024

Tomo 1 - La consagración de una imagen del buda Shakyamuni hecha por Shijo Kingo



En sus informes diarios, usted escribe que ha tallado una imagen del buda Shakyamuni en madera. Con respecto a la ceremonia de apertura de los ojos apropiada para este tipo de estatua, el Sutra Sabio Universal señala: «Este sutra del gran vehículo1 es el acervo de tesoros de los budas, el ojo de los budas de las diez direcciones y de las tres existencias». También dice: «Este sutra correcto e igual2 es el ojo de los budas. Mediante este sutra, los budas pueden adquirir las cinco clases de visión».

Con respecto a la frase «adquirir las cinco clases de visión» que aparece en este sutra, se refiere a los ojos del cuerpo, al ojo celestial, al ojo de la sabiduría, al ojo del Dharma y al ojo del Buda. Estas cinco clases de visión son adquiridas en forma natural por quien practica el Sutra del loto, así como la persona que ocupa el trono de un Estado es obedecida de modo natural por todos los habitantes de sus dominios, o como el señor del gran océano inevitablemente es seguido por los peces que habitan en él.

El Sutra de la guirnalda de flores, los Sutras agama, los Sutras correctos e iguales, los Sutras de la sabiduría y el Sutra Mahavairochana tal vez posean las cinco clases de visión tan sólo de nombre, pero no de manera real. El Sutra del loto las tiene en forma nominal y esencial. Y aunque no las tuviera en sentido literal, puede estar seguro de que las posee en forma real.

Con respecto a los tres cuerpos de un buda, el Sutra Sabio Universal señala: «Las tres clases de cuerpos de un buda provienen de este sutra correcto e igual, que es el gran sello de la Ley, que asegura el ingreso en el mar del nirvana. Las tres clases de cuerpos puros de un buda nacen de este mar. Estos cuerpos, de tres clases, son campos de buena fortuna para los seres humanos y celestiales. De todas las cosas dignas de recibir ofrendas, ellos son lo más elevado».

Los tres cuerpos son los siguientes: en primer lugar, el cuerpo del Dharma de Los Que Así Llegan; en segundo término, el cuerpo de la recompensa de Los Que Así Llegan; por último, el cuerpo manifiesto de Los Que Así Llegan. Estos tres cuerpos de Los Que Así Llegan son algo que todos los budas poseen en forma invariable. Si utilizamos la luna como analogía, podemos decir que aquella se compara con el cuerpo del Dharma; su luz, con el cuerpo de la recompensa; y su reflejo, con el cuerpo manifiesto. Así como una sola luna tiene tres aspectos distintos, de la misma forma un solo buda posee las virtudes de estos tres cuerpos distintos.

Las doctrinas sobre las cinco clases de visión y los tres cuerpos no están expuestas en ninguna otra enseñanza salvo en el p.718Sutra del loto. Por lo tanto, el gran maestro T’ien-t’ai ha dicho: «El Buda siempre posee sus tres cuerpos, a lo largo de las tres existencias. Pero en las diversas enseñanzas, mantuvo esto en secreto y no lo transmitió».3 En este pasaje de su comentario, la frase «en las diversas enseñanzas» se refiere no sólo al Sutra de la guirnalda de flores, a los Sutras correctos e iguales y a los Sutras de la sabiduría, sino también a todas las demás enseñanzas excepto el Sutra del loto. Y la frase «mantuvo esto en secreto y no lo transmitió» significa que, en todo el conjunto de escrituras, salvo en el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto, el buda Shakyamuni —⁠señor de las enseñanzas⁠— lo ocultó y evitó exponerlo. Por ende, a la hora de efectuar la ceremonia de apertura de los ojos en imágenes del Buda pintadas o talladas en madera, el Sutra del loto y la escuela T’ien-t’ai son las únicas autoridades en las que hay que confiar.

Por otro lado, la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital deriva del concepto de los tres principios de individualización. Estos tres principios son: primero, el de los seres vivos; segundo, el de los cinco componentes; tercero, el del medio ambiente. Por el momento, dejemos a un lado los dos primeros. El tercero, el principio o ámbito del medio ambiente, se refiere al reino de las plantas y árboles. Y este incluye las plantas y árboles de los cuales se obtienen los cinco tonos de pigmento empleados para pintar. Las imágenes pintadas se crean a partir de estos pigmentos, y las estatuas de madera se hacen con árboles.

El poder del Sutra del loto es lo que infunde en estas estatuas e imágenes el «alma» o propiedad espiritual. Esto fue lo que comprendió el gran maestro T’ien-t’ai. En el caso de los seres vivos, esta doctrina se denomina «lograr la Budeidad con la forma que cada uno posee»; en el caso de las imágenes pintadas o talladas en madera, se la llama «iluminación de las plantas y los árboles». Por eso, [el gran maestro Chang-an] escribió: «Nunca ha existido nada que pueda compararse con el brillo y la serenidad de la concentración y la introspección»;4 y por eso, [el gran maestro Miao-lo] expuso: «Sin embargo [...], albergan dudas o se conmocionan cuando escuchan por primera vez la doctrina de que los seres inanimados poseen la naturaleza de Buda».5

Esta doctrina [sobre los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital] jamás se oyó mencionar en el tiempo [anterior al gran maestro T’ien-t’ai], ni fue conocida en épocas posteriores. Si alguna vez salió a la luz, fue porque, con toda seguridad, se la robaron a él.

Doscientos años después de la época de T’ien-t’ai, sin embargo, Shan-wu-weiChin-kang-chih y Pu-k´ung fundaron lo que hoy se conoce como escuela Palabra Verdadera sobre la base del Sutra Mahavairochana. Y entonces, aunque en el Sutra Mahavairochana, tal como fue expuesto por el Buda, no se menciona ninguna doctrina semejante, aquellos se apropiaron de la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital —⁠que figuraba en el Sutra del loto y en el comentario de T’ien-t’ai⁠—, y la incorporaron a la escuela Palabra Verdadera como enseñanza central y medular. Además, hicieron ver que esta doctrina se había originado en la India y, de tal forma, engañaron y confundieron a los eruditos chinos y japoneses de épocas posteriores. Nadie sabe la verdad del asunto, pero todos asienten por igual y depositan su fe en las aseveraciones de la escuela Palabra Verdadera. Esto viene sucediendo desde hace más de quinientos años.

En esta situación, las imágenes pintadas o talladas en madera que se hicieron y consagraron antes de que surgiera la escuela Palabra Verdadera [cuando se p.719seguían las prácticas de T’ien-t’ai] manifestaron poderes extraordinarios, pero las de templos y pagodas construidos después [de que se emplearan prácticas] de la escuela Palabra Verdadera [para la ceremonia de apertura de los ojos] producen muy escasos beneficios. Ya que abundan los ejemplos, no me extenderé en detalles.

Sin embargo, el Buda de usted es un buda viviente. En ningún sentido difiere de la talla del Buda hecha por el rey Udayana6 o de la que hizo el rey Bimbisara. Seguramente, BrahmaShakra, las deidades del Sol y de la Luna y los cuatro reyes celestiales lo protegerán en todo momento y lo acompañarán tal como una sombra sigue al cuerpo. (Este es el primer punto que quiero exponer.)

Sus registros diarios también indican que cada año, durante el período de noventa días que va desde el octavo día del cuarto mes hasta el decimoquinto día del séptimo mes, usted realiza devociones a la deidad del Sol. Esta vive en un palacio construido con tesoros de las siete clases. El palacio ocupa una superficie de ochocientos dieciséis ris o cincuenta y un yojanas. En el centro vive la deidad del Sol, asistida por sus dos consortes, Victoriosa e Invencible. A su diestra y siniestra, forman filas las siete y las nueve luminarias,7 y frente a él se erige la deidad celestial Marichi. La deidad del Sol viaja en un carruaje construido con siete clases de tesoros y arrastrado por ocho estupendos corceles, y en el término de un día y una noche circunda los cuatro continentes cual si fuese el ojo de todos los seres vivos que habitan en ellos.

En el caso de los budas y bodhisattvas, y también de las demás deidades, sabemos que conceden beneficios extraordinarios, pero esto es algo que nuestra visión imperfecta aún no ha podido constatar. Sin embargo, en el caso de la deidad del Sol no puede haber dudas, porque los beneficios están a la vista de cualquiera. Pero ¿de no ser por Shakyamuni, señor de las enseñanzas, cómo podrían haber sido otorgados estos beneficios? Y de no ser por el poder del sutra prodigioso del vehículo único, ¿cómo podrían estas maravillas aparecer ante nosotros? ¡Es algo sublime de contemplar!

A la hora de establecer cómo retribuir los favores recibidos de esta deidad, encontramos que, en las épocas anteriores a la aparición del budismo, las personas de mente lúcida se inclinaban ante ella o le hacían ofrendas, y todos recibían beneficios a cambio. Al mismo tiempo, los que la denigraban eran castigados.

Pero si consideramos lo que dicen los escritos budistas, en el Sutra de la luz dorada leemos: «Como la deidad del Sol y la deidad de la Luna escuchan este sutra, pueden obtener vitalidad en abundancia». Y el Sutra de los reyes soberanos señala: «Mediante el poder de este sutra real, estas luminarias pueden circundar los cuatro continentes».

Debe comprender, entonces, que lo que permite a las deidades del Sol y de la Luna no apartarse de sus órbitas alrededor de los cuatro continentes es el poder de la Ley budista. El Sutra de la luz dorada y el Sutra de los reyes soberanos son enseñanzas preparatorias, que conducen al Sutra del loto. Comparadas con este último, son como leche ante la mantequilla clarificada, o como metal ante piedras preciosas. Y sin embargo, pese a ser inferiores, estos sutras les permiten a las deidades celestiales orbitar alrededor de los cuatro continentes. ¡Cuánto más poder obtendrán estas deidades, entonces, saboreando la dulce mantequilla clarificada del Sutra del loto!

Por eso, en el capítulo «Introducción» del Sutra del loto, leemos que las deidades del Sol y de la Luna se formaron en fila junto a la deidad de las estrellas. Y en el capítulo «Maestro de la Ley», se p.720predice que la deidad del Sol obtendrá la iluminación suprema y perfecta, y el nombre de El Que Así Llega Alimento del Fuego.8

Además de todo esto, su difunto padre inició este culto a la deidad del Sol, y usted, como miembro y sucesor de la segunda generación, ha venido manteniendo las ceremonias desde hace tiempo. ¿Cómo podría la deidad abandonarlo?

Yo, Nichiren, también he depositado mi confianza en esta deidad, y así he sostenido mis luchas en el Japón a lo largo de los años pasados. Ya tengo la sensación de haber logrado la victoria. Estos claros beneficios sólo pueden ser atribuidos a esta deidad.

Hay muchos otros puntos admirables en sus registros diarios, aunque en esta carta no puedo extenderme en todos ellos.

Pero en cuanto al aspecto que más admiro: en sus cartas pasadas, usted mencionaba cada tanto la preocupación por sus padres. En esta última, al leer la aflicción que le produce pensar que sus padres puedan estar en el infierno, lloré de congoja.

Entre los discípulos del Buda había uno conocido como el honorable Maudgalyayana. Su padre se llamaba Kissen Shishi, y su madre, Shodai-nyo. Al morir, esta cayó en el estado de las entidades hambrientas. Mientras Maudgalyayana vivió en este mundo como simple mortal, no lo supo y no tuvo motivo para afligirse. Pero cuando se convirtió en discípulo del Buda y llegó a ser un arhat, pudo acceder a la visión celestial y, con ella, percibir que su madre se hallaba en el mundo de las entidades hambrientas. Al tomar conciencia de esta realidad, le hizo ofrendas de bebidas y alimentos, pero como estos obsequios se convertían en fuego, sólo agravaban los tormentos que ella padecía. Entonces, Maudgalyayana se apresuró a contarle al Buda lo acontecido. ¡Piense cómo se habrá sentido en ese momento!

Usted es una persona común, dotada sólo de ojos físicos, y no puede ver en qué estado se encuentran sus padres; por eso, le aflige pensar que, tal vez, ellos puedan hallarse en el infierno del sufrimiento incesante. Esto, en sí, es una expresión de amor filial. BrahmaShakra, las deidades del Sol y de la Luna, y los cuatro reyes celestiales, con seguridad, están compadeciéndose de usted.

El Sutra de la guirnalda de flores afirma: «Los que no reconocen sus obligaciones pueden tener una muerte precoz». Y el Sutra de la meditación sobre las características oceánicas del Buda dice: «Esta negligencia [de no saldar las deudas de gratitud] es la causa que conduce a renacer en el infierno Avichi». Pero usted ha manifestado una sincera preocupación por sus padres, y las deidades celestiales no dejarán de escuchar sus oraciones. (Este es el segundo punto que quería recalcarle.)

En su carta también menciona ciertas cosas que, en mi opinión, si vemos la raíz del asunto usted no debería hacer. Yo, Nichiren, soy odiado por el pueblo del Japón. Esto se debe, íntegramente, a que el señor feudal de Sagami siente animosidad por mí. Considero que el gobierno ha actuado sin razón; pero, en realidad, antes de que las dificultades cayeran sobre mí, ya había presentido que ocurrirían problemas de esta clase, y en ese momento decidí que, pasara lo que pasare, jamás me permitiría odiar a otras personas. Tal vez, esta actitud haya sido una especie de oración, pues pude salir sano y salvo de numerosas pruebas. Y ahora no tengo adversidades que enfrentar.

¿Cuál fue la ayuda que me permitió no morir de hambre cuando fui desterrado a la provincia de Sado, o gracias a la cual puedo recitar el Sutra del loto aquí en las montañas como vine haciendo hasta hoy? Esa única ayuda ha sido la de usted. p.721Y si preguntamos qué le ha permitido a usted brindar tamaño apoyo, diríamos que ha sido su señor feudal, el sacerdote laico Ema. Aunque él mismo no tenga conciencia de ello, sin duda ha actuado como una oración en mi beneficio. Y si esto es así, la oración de su amo también ha obrado en beneficio de usted.

Por otro lado, si usted pudo cumplir sus deberes filiales fue también gracias a su señor feudal. Pase lo que pase, no sería correcto abandonar su puesto al servicio de la persona a quien tanto le debe. Si es él quien lo rechaza una y otra vez, no hay mucho que hacer al respecto. Pero no tiene que ser usted el que se marche, ni aunque su vida corra peligro.

El pasaje de sutra que he citado antes dice que las personas que desconocen sus obligaciones pueden sufrir un deceso prematuro. A la inversa, los que cumplen sus deberes filiales no se ven enfrentados a este tipo de muerte.

El cormorán es capaz de digerir el hierro, pero aunque su organismo desintegra el metal en sus entrañas, no hace daño alguno a los embriones que la hembra incuba en su interior. Hay peces que comen guijarros, pero esto no afecta a las crías inmaduras que guardan en su cuerpo. El sándalo es inmune al fuego, y las llamas que arden en los cielos de la pureza son inmunes al agua. El cuerpo del buda Shakyamuni no pudo ser quemado, pese a que lo intentaron treinta y dos hombres fornidos provistos de antorchas; y cuando de su cuerpo brotaron llamas, las deidades dragonas de los tres mundos hicieron llover copiosamente para apagarlas, sin resultado.

Usted ayudó a Nichiren en sus acciones virtuosas. Por lo tanto, será muy difícil que las malas personas le hagan daño. Y si, por casualidad, algo le sucediera, puede estar seguro de que es una retribución, en el presente, del odio que manifestó a un devoto del Sutra del loto en alguna existencia anterior. Este tipo de retribución nunca puede evitarse, por mucho que uno se interne en las montañas o escape mar adentro. Por eso, el bodhisattva Jamás Despreciar fue atacado con palos y espadas, y el honorable Maudgalyayana fue asesinado por un grupo de brahmanes de la escuela Bastón de Bambú. Entonces, ¿para qué afligirse?

Para evitar problemas imprevistos, lo mejor es resistir armado de paciencia. Una vez que lea esta carta, durante los cien días siguientes no salga a beber de noche con actitud despreocupada, ni junto a sus colegas ni en compañía de otras personas, en ningún sitio que no sea su hogar. Si su señor feudal lo manda llamar en horas diurnas, acuda sin pérdida de tiempo. Pero si lo cita de noche, alegue algún malestar repentino las tres primeras veces que lo reclame. Y si insiste en llamarlo más de tres veces, informe a sus vasallos o a otras personas y pídales que salgan a patrullar los cruces de caminos para cerciorarse de que no haya problemas, antes de ponerse en marcha en respuesta al llamado de su amo.

Si su actitud es seria y cautelosa como le indico, y los mongoles invaden nuestro país en ese lapso, la gente empezará a verlo con otros ojos, y nadie pensará en atacarlo como si usted fuera un enemigo.

Con respecto al asunto sobre el cual me ha escrito, no debería pensar a la ligera en marcharse y abandonar el servicio a su señor feudal, ni siquiera si usted fuese culpable de algo. Mucho menos aún si no ha cometido falta alguna. No haga caso y deje que los demás digan lo que quieran.

Y en cuanto a su deseo de convertirse en sacerdote laico, déjelo para más adelante. Aun entonces, si surgiesen situaciones físicas o mentales que no fuesen de su agrado, las malas influencias otra vez intentarán ejercer dominio sobre usted. p.722En estos días, hay mujeres que se hacen monjas para engañar a los demás, y hombres que, siendo sacerdotes laicos, cometen grandes maldades. Jamás se involucre en este tipo de cuestiones.

Aunque no esté enfermo, debería hacerse aplicar algún tratamiento de moxibustión en uno o dos lugares del cuerpo, para poder luego alegar alguna dolencia si surgiese la necesidad. Y si llegara a presentarse algún disturbio, por el momento envíe a otros a averiguar qué sucede.

Es difícil expresar por escrito todo lo que quisiera decirle. Por eso, he preferido no mencionar aquí cuestiones doctrinales. Con respecto al sutra, le haré una copia en cuanto refresque un poco.


Con mi profundo respeto,


Nichiren


En el decimoquinto día del séptimo mes, segundo año de Kenji (1276), signo cíclico hinoe-ne.

 

Respuesta a Shijo Kingo


Antecedentes


Nichiren Daishonin escribió esta carta en 1276, a los cincuenta y cinco años, cuando se hallaba en Minobu. Su destinatario fue Shijo Kingo, quien, evidentemente, había hecho una talla de Shakyamuni en madera en beneficio de sus difuntos padres, y quería que el Daishonin efectuara la ceremonia de apertura de los ojos para poder consagrarla. Esta carta contiene la respuesta del Daishonin al pedido de su discípulo.

En la primera parte, dice que una imagen sólo está dotada de los tres cuerpos del Buda cuando se utiliza el Sutra del loto para efectuar la ceremonia de apertura de los ojos a fin de consagrarla.

Hacer imágenes del Buda era una práctica muy extendida en aquel entonces; en una época en que la mayoría de la gente veneraba al buda Amida, el Daishonin se mostraba tolerante con el empleo de imágenes de Shakyamuni, como acto que conducía a una comprensión correcta.

Una actitud semejante se observa en la parte siguiente de la carta, donde el Daishonin comenta la práctica heredada por Shijo Kingo de venerar a la deidad del Sol en determinadas épocas del año. Explica, aquí, que el poder y las funciones de la deidad del Sol, en última instancia, derivan de la Ley budista expuesta por el Sutra del loto.

Luego, elogia a Shijo Kingo por su devoción filial y señala que el señor feudal Ema, al brindarle al samurái un medio de subsistencia, le estaba permitiendo cumplir con sus obligaciones filiales y hacer ofrendas al devoto del Sutra del loto. Sería errado, dice el Daishonin, abandonar a la ligera a alguien con quien uno tiene una deuda de gratitud tan profunda. En ese momento, la vida de Shijo Kingo corría peligro por la enemistad de sus colegas samuráis. Por eso, le advierte que se mantenga alerta.


Notas


1. «Este sutra del gran vehículo» se refiere al Sutra del loto. El Sutra Sabio Universal suele ser considerado epílogo del Sutra del loto.

2. «Este sutra correcto e igual» aquí denota el Sutra del loto.

3. Palabras y frases del «Sutra del loto».

4. Prefacio de Gran concentración e introspección. El término «Concentración e introspección» se emplea para aludir al sistema de meditación establecido por T’ien-t’ai.

5. Comentario sobre «Gran concentración e introspección».

6. Rey de Kaushambi, en la India, contemporáneo de Shakyamuni. De acuerdo con el Sutra agama sobre el incremento de a uno, cuando Shakyamuni ascendió al cielo de las treinta y tres deidades para predicar la Ley a su madre Maya, el rey Udayana lamentó no poder venerar al Buda y cayó enfermo. Sus ministros mandaron hacer una talla en madera con la imagen del Buda, de un metro y medio de p.723altura; esto le permitió a Udayana recuperar la salud. Se dice que esta fue la primera imagen que alguien hizo del Buda. No se sabe en qué fuente se basó el Daishonin para mencionar una imagen del Buda hecha en la India por el rey Bimbisara de Magadha.

7. Las «siete luminarias» son el Sol, la Luna, Marte, Júpiter, Mercurio, Venus y Saturno. Las «nueve luminarias» son las siete luminarias, más los cometas y un cuerpo celeste llamado Rahu (sánsc.), que se decía causaba eclipses.

8. El capítulo «Maestro de la Ley» no menciona, en sí, que la deidad del Sol recibirá el nombre El Que Así Llega Alimento del Fuego. Sin embargo, predice la iluminación suprema para todos los que practican aun una sola frase o verso del sutra. Al comentar este pasaje en su obra Palabras y frases del «Sutra del loto», T’ien-t’ai cita el Sutra del despertar a la verdadera meditación, donde se dice que los cuatro reyes celestiales llegarán a ser budas llamados Alimento del Fuego. A su vez, Miao-lo, en su Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”», sugiere que las deidades de los cuerpos celestiales y otras criaturas también lograrán la Budeidad con esta denominación. Nichiren Daishonin parece aceptar, en este escrito, la interpretación de Miao-lo.