Desde que el Buda murió, se han empleado dos clases de imágenes para representarlo: pinturas y tallas en madera. Ambas poseen treinta y un rasgos; lo que no tienen es la voz pura y potente. Por lo tanto, no son equivalentes al Buda. Tampoco poseen su aspecto espiritual. El Buda de carne y hueso es tan diferente de una imagen tallada o pintada como el cielo lo es de la tierra, o como las nubes se diferencian del fango. ¿Por qué, entonces, el Epílogo del «Sutra Mahaparinirvana» señala que el Buda viviente concede los mismos beneficios que una imagen suya tallada o pintada después de su muerte? De hecho, el Sutra del collar alhajado declara absolutamente que una imagen tallada o pintada es inferior al Buda viviente. Cuando uno coloca un sutra frente a la imagen tallada o pintada del Buda, la imagen adquiere los treinta y dos rasgos distintivos. Sin embargo, aunque tenga los treinta y dos rasgos, si le falta el aspecto espiritual no será de ningún modo igual a un buda, pues incluso algunos seres humanos y celestiales poseen treinta y dos rasgos distintivos. Cuando se pone el Sutra de los cinco preceptos ante una imagen tallada o pintada que tiene treinta y un rasgos, la imagen equivale a un rey que hace girar la rueda. Cuando se coloca ante la talla o pintura una enseñanza sobre los diez buenos preceptos, la imagen equivale al señor Shakra. Cuando se sitúa ante ella la enseñanza sobre la emancipación del mundo del deseo, la imagen pasa a ser igual al rey Brahma. Pero en ninguno de estos casos equivale a un buda.
Cuando se pone uno de los Sutras agama ante una imagen tallada en madera o pintada, esta pasa a ser igual a un practicante que escucha la voz. Cuando se coloca ante la imagen una de las enseñanzas comunes sobre la sabiduría,4 predicadas en las diversas asambleas realizadas durante el período Correcto e Igual o durante el período de la Sabiduría, la imagen equivale a un practicante que toma conciencia de la causa. Cuando se sitúa ante ella una de las enseñanzas específicas o perfectas predicadas durante los períodos Guirnalda de Flores, Correcto e Igual, o
de la Sabiduría, la imagen es igual a un bodhisattva. Pero en ninguno de estos casos equivale a un buda. Tampoco sirven el mudra de Ojo del Buda5 y el mantra de Mahavairochana, descritos en el Sutra Mahavairochana, en el Sutra de la corona de diamantes y en el Sutra del susiddhikara, pues aunque sus nombres representan el ojo del Buda y el gran sol, en realidad ellos no poseen tales cualidades. Del mismo modo, ni siquiera el buda que aparece en el Sutra de la guirnalda de flores es el Buda de la enseñanza perfecta, aunque su nombre [Vairochana] así lo sugiera.6
Cuando se coloca el Sutra del loto ante una imagen que posee treinta y un rasgos, la imagen nunca deja de convertirse en el Buda de la enseñanza pura y perfecta. Por tal razón, el Sutra Sabio Universal, al referirse al Buda del Sutra del loto, explica: «Las tres clases de cuerpos de un buda nacen de este sutra correcto e igual». En esta frase, el «sutra correcto e igual» no se refiere a ninguna de las enseñanzas del período Correcto e Igual, sino al Sutra del loto. El Sutra Sabio Universal también agrega: «Este sutra correcto e igual del gran vehículo es el ojo de los budas. Mediante este sutra, los budas logran adquirir las cinco clases de visión».7
Las palabras escritas del Sutra del loto expresan en forma visible y no coextensiva la voz del Buda, pura y de largo alcance, que es invisible y coextensiva de por sí. Y por eso, posee dos aspectos físicos que son el color y la forma. La voz pura y potente del Buda, que antaño dejó de oírse, ha reaparecido en forma visible como palabras escritas en beneficio del pueblo.
El ser humano esgrime el discurso verbal en dos situaciones: una, para decir a los demás, con el afán de engañarlos, algo en lo que él mismo no cree. En tal caso, la voz de la persona «está centrada en el pensamiento de los demás». En la otra situación, habla para comunicar lo que realmente lleva en su corazón. En este caso, la voz expresa los propios pensamientos. La mente representa el aspecto espiritual, y la voz, el aspecto físico. El espíritu se manifiesta en el aspecto físico. Uno puede conocer los pensamientos de otra persona escuchando su voz. Esto se debe a que el aspecto físico revela el aspecto espiritual. Lo físico y lo espiritual, que en esencia son una misma cosa, se manifiestan como dos aspectos diferentes; así pues, la mente del Buda se expresó en las palabras escritas del Sutra del loto. Estas palabras escritas son la mente del Buda, con otra forma distinta. Así pues, los que leen el Sutra del loto no deben verlo como simple letra escrita, pues tales palabras son, en sí mismas, el pensamiento del Buda.
T’ien-t’ai señala en su comentario: «Cuando el Buda comienza a predicar, después de reiteradas súplicas de aquellos que lo escuchan, expone el corazón de su enseñanza. El corazón de su enseñanza es la vida del Buda, y esta es, en sí, la sabiduría del Buda. La sabiduría del Buda es extremadamente profunda. Por lo tanto, el Buda rehúsa tres veces continuar con su enseñanza, y quienes lo escuchan le piden cuatro veces que siga predicando. La prédica del Sutra del loto estuvo acompañada de estas dificultades. Comparada con el Sutra del loto, la prédica de otros sutras fue un asunto sencillo».8 En este comentario, T’ien-t’ai usa el término «vida del Buda» para indicar que el sutra —entidad física en sí— encarna el aspecto espiritual del Buda.
Como el Sutra del loto manifiesta el aspecto espiritual del Buda, cuando uno corporifica ese aspecto espiritual en una imagen tallada en madera o pintada, con los treinta y un rasgos, la imagen en su totalidad pasa a ser el Buda viviente. A esto se refiere la iluminación de las plantas.
Por tal razón, T’ien-t’ai señala: «Todas las cosas que poseen color o fragancia son manifestaciones del Camino Medio».9 Miao-lo, al comentar este párrafo, agrega: «Sin embargo, aun cuando las personas admiten que todas las cosas que poseen color o fragancia son manifestaciones del Camino Medio, igualmente albergan dudas o se conmocionan cuando escuchan por primera vez la doctrina de que los seres inanimados poseen la naturaleza de Buda».10 Ch’eng-kuan, de la escuela Guirnalda de Flores, robó a T’ien-t’ai la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital y la utilizó para interpretar el Sutra de la guirnalda de flores. De tal forma, escribió: «Tanto el Sutra del loto como el Sutra de la guirnalda de flores revelan la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital. Sin embargo, el Sutra de la guirnalda de flores es la enseñanza de la iluminación para las personas de la enseñanza repentina, porque fue predicado antes; en cambio, el Sutra del loto es la enseñanza de la iluminación para las personas de la enseñanza gradual, porque fue predicado después. El Sutra de la guirnalda de flores es la raíz, porque precedió a todos los demás sutras. El Sutra del loto consta sólo de ramas y de hojas».11 Ch’eng-kuan se infló de vanidad como una montaña creyendo ser el único que dominaba la enseñanza verdadera; pero, en realidad, desconocía la iluminación de las plantas, corazón de la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital. Miao-lo puso en ridículo la ignorancia que Ch’eng-kuan había evidenciado en la declaración antes citada.
Nuestros estudiosos contemporáneos de la escuela Tendai creen que sólo ellos dominan la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital. Aun así, equiparan el Sutra del loto con el Sutra de la guirnalda de flores o con el Sutra Mahavairochana. Sus argumentos ni siquiera superan las ideas de Ch’eng-kuan; incluso permanecen en el mismo nivel conceptual que alcanzaron Shan-wu-wei o Pu-k’ung. En última instancia, cuando los sacerdotes de la escuela Palabra Verdadera realizan la ceremonia de apertura de los ojos12 a una imagen nueva tallada o pintada, esta no se convierte en un buda verdadero, sino en un buda de las enseñanzas provisionales. Ni siquiera llega a ser un buda de las enseñanzas provisionales. Aunque en apariencia se asemeje a un buda, esencialmente sigue siendo la misma planta inanimada que le dio origen. Es más, ni siquiera sigue siendo una planta inanimada, pues se convierte en una función demoníaca o diabólica. Y esto se debe a que la doctrina errónea de los sacerdotes de la escuela Palabra Verdadera, expresada en mudras y mantras, pasa a ser la vida o mente de la talla o pintura. Lo mismo sucede en ciertos casos —como el de Ulula o Kapila—, en los cuales la mente provoca una transformación y hace que la persona se convierta en roca.
Si la ceremonia para abrir los ojos de una imagen tallada o pintada no es realizada por alguien que haya captado la esencia del Sutra del loto, será como si un ladrón ocupara una vivienda sin amo, o como si un demonio invadiese el cuerpo de una persona fallecida. Cuando en el Japón actual se llevan a cabo ceremonias basadas en los rituales de la escuela Palabra Verdadera para abrir los ojos de las imágenes del Buda, estas son ocupadas por funciones demoníacas que consumen la vitalidad de los seres humanos, ya que a los demonios se los conoce, también, como entidades que roban la vida. Además, estas imágenes son ocupadas por funciones diabólicas, que impiden a la gente recibir beneficios; a estas funciones se las llama, también, ladronas de beneficios. Como los habitantes veneran funciones demoníacas, terminan causando la ruina del país en esta existencia; y, como reverencian funciones diabólicas, en su próxima existencia caerán en el infierno del sufrimiento incesante.
Cuando el espíritu se aleja del cuerpo después de la muerte, cabe la posibilidad de que una función demoníaca entre en él y destruya a los descendientes. A esto se hace alusión cuando se habla de un demonio hambriento que se devora incluso a sí mismo. Sin embargo, si una persona sabia ensalza el Sutra del loto y anima de esta manera los restos de la persona fallecida, aunque el cuerpo del difunto siga siendo humano, su vida o mente se convertirá en el cuerpo del Dharma. Esto concuerda con la doctrina según la cual un ser humano, con la forma física que posee, puede alcanzar el nivel en el cual se percibe el no nacimiento y la no extinción del mundo fenoménico. Una persona sabia que domine la enseñanza perfecta de los sutras expuestos durante los períodos Guirnalda de Flores, Correcto e Igual, y de la Sabiduría puede conducir los restos de alguien fallecido hasta el nivel donde se comprende el no nacimiento y la no extinción de todos los fenómenos. A esto se refiere el Sutra del nirvana cuando dice: «Aunque su cuerpo siga siendo humano, su mente será igual a la del Buda». Chunda dio ejemplo de haber comprendido, con el cuerpo que tenía, el no nacimiento y la no extinción de todos los fenómenos.
Si una persona sabia e iluminada con respecto al Sutra del loto preside un funeral, el cuerpo del difunto, en el estado en que se encuentre, se convertirá en el cuerpo del Dharma. A esto se refiere la expresión «con la forma física que uno posee». En tal caso, la persona sabia recuperará el espíritu que ha partido, lo restituirá a los restos del fallecido y lo transformará en la vida del Buda. A esto alude la expresión «lograr la Budeidad». Las palabras «con la forma física que uno posee» representan el aspecto físico, y «lograr la Budeidad», el aspecto espiritual. Los aspectos físico y espiritual del difunto se convertirán en la realidad mística y en la sabiduría mística del tiempo sin comienzo. Esto es lograr la Budeidad con la forma física que uno posee.
Así pues, en el Sutra del loto se dice: «Esta realidad [de todos los fenómenos] consiste en apariencia (el cuerpo de la persona fallecida), naturaleza (su mente), entidad (la verdadera entidad del cuerpo y la mente)…».13 También se afirma: «Él entiende en profundidad las señales de la culpa y de la buena fortuna e ilumina las diez direcciones en cada lugar. Su cuerpo del Dharma, puro, sutil y maravilloso, está dotado de los treinta y dos rasgos».14 En esta última cita, los primeros dos versos indican la comprensión del no nacimiento y la no extinción de todos los fenómenos, y los dos últimos, el logro de la Budeidad con la forma física que uno posee. El modelo de este último principio es la hija del Rey Dragón, mientras que Chunda ejemplifica el primero.
Antecedentes
Se cree que esta carta fue escrita el primer año de Bun’ei (1264), mientras Nichiren Daishonin vivía en Kamakura, pero no se indica el nombre de su destinatario. En ella, el Daishonin aborda el concepto de la iluminación de los seres inanimados; primero, desde el punto de vista de las imágenes del Buda y, luego, de los fallecidos.
La carta comienza refiriéndose a los treinta y dos rasgos característicos que, según se dice, posee el Buda. Aluden a su capacidad, virtudes, aptitudes y otras cualidades. De estos treinta y dos rasgos, hay treinta y uno que pueden ser representados en imágenes o estatuas. El único imposible de representar es su voz pura y de largo alcance.
A continuación, Nichiren Daishonin compara una imagen pintada o tallada con el Buda viviente. Las imágenes pintadas o talladas en madera son inferiores al Buda viviente, porque no poseen su voz pura y potente ni la vida o mente del Buda, o sea, su aspecto espiritual. La voz pura y de largo alcance es la manifestación de este aspecto. El amor compasivo del Buda, es decir, su deseo de salvar a los seres humanos, se manifiesta en su voz, o sea, en sus enseñanzas. Así pues, cuando un sutra se coloca frente a una imagen del Buda (para «abrir los ojos» de la imagen o consagrarla), es como si esta tuviera su voz pura y de largo alcance. Esto se debe a que un sutra encarna las enseñanzas del Buda expresadas mediante su voz.
Sin embargo, el Daishonin luego explica que el aspecto espiritual que manifieste dicha imagen dependerá de la clase de sutra que se emplee para consagrarla. Concluye que, ya que el Sutra del loto corporifica el verdadero aspecto espiritual del Buda, cuando se utiliza el Sutra del loto para «abrir los ojos» de una imagen del Buda, esa imagen pasa a ser igual al Buda viviente. Esto concuerda con el principio sobre la iluminación de las plantas; aquí, «plantas» se refiere a todas las formas de vida inanimadas.
A su vez, este concepto sobre la iluminación de las plantas deriva de la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, que enseña que todas las formas de vida —animadas e inanimadas— poseen la naturaleza de Buda.
En consecuencia, el Daishonin claramente refuta el empleo de rituales de la escuela Palabra Verdadera para abrir los ojos de imágenes del Buda. Señala que el uso de enseñanzas distorsionadas —como las de la escuela Palabra Verdadera— para consagrar imágenes hará que estas sean ocupadas por funciones demoníacas o destructivas. Dicho en otros términos, no harán que surja la Budeidad, sino la naturaleza diabólica inherente a la vida inanimada de la imagen, provocando sufrimiento a los creyentes y desastres a la tierra en que estos vivan.
En la última parte, analiza el tema de las oraciones por los difuntos. La idea de que el espíritu se desprende del cuerpo del fallecido y en su lugar se instala un demonio, en realidad, deriva de creencias populares autóctonas. El Daishonin se vale de esta creencia mítica para que sus contemporáneos comprendan que la conducta religiosa mantenida durante su existencia influye en la vida de los que han fallecido. En tal contexto, explica dos niveles de iluminación: la comprensión del «no nacimiento» y la «no extinción» de todos los fenómenos, y el logro de la Budeidad con la forma física que cada uno posee. Ambas, por supuesto, pueden lograrse en vida, pero ya que el tema de esta carta es la iluminación de los seres inanimados, el Daishonin lo explica desde el punto de vista de los fallecidos —ya que la muerte es una fase de vida inanimada—, es decir, tomando en cuenta los restos del difunto. En el texto, «la persona sabia [que sólo] ensalza el Sutra del loto» puede ser cualquier persona, mientras que la expresión «una persona sabia iluminada con respecto al Sutra del loto» se refiere a Nichiren Daishonin en forma específica. El Daishonin cristalizó en la forma gráfica del Gohonzon su iluminación perfecta con respecto a la Ley de Nam-myoho-renge-kyo.
Notas
1. Se dice que un Buda tiene marcada una rueda de la Ley en la planta de cada pie. La «coronilla invisible en su cabeza» también suele mencionarse como un tejido protuberante en la coronilla, semejante a un rodete. Se dice que este atributo del Buda es invisible; esto alude a su sabiduría de magnitud inconcebible, a su vida iluminada sin límites y a otras cualidades semejantes.
2. La categoría de los atributos físicos visibles y no coextensivos es la primera de las tres categorías de atributos físicos mencionadas en El corazón del Abhidharma. Aquí, «no coextensivo» significa que los atributos físicos de esta categoría no pueden ocupar simultáneamente el mismo espacio. La segunda categoría es la de los atributos físicos invisibles y no coextensivos; y la tercera, la de los atributos físicos invisibles y coextensivos. Esta tercera categoría se menciona a continuación en el texto del escrito.
3. De acuerdo con Tesoro del análisis del Dharma, todos los sonidos y voces que incluyen la voz del Buda, pura y de largo alcance, caen en la categoría de los atributos físicos invisibles y no coextensivos. Sin embargo, el Daishonin asigna la voz pura y potente del Buda a la categoría de los atributos físicos invisibles y coextensivos, probablemente para recalcar que esta encarna la enseñanza del Buda.
4. «Las enseñanzas comunes sobre la sabiduría» se refieren a las doctrinas acerca de la sabiduría que fueron expuestas en común, para los que escuchaban la voz y los que tomaban conciencia de la causa —practicantes de los dos vehículos—, y también para los bodhisattvas novicios. Aquí, la palabra «sabiduría» se refiere a la que ilumina todos los fenómenos y su verdad esencial. Desde el punto de vista de las cuatro enseñanzas de la doctrina, tal como estableció T’ien-t’ai, las enseñanzas comunes sobre la sabiduría corresponden a la enseñanza de conexión.
5. Ojo del Buda es uno de los budas que aparecen en las enseñanzas esotéricas. También llamado Buda Madre, se dice que es el que da nacimiento a todos los demás budas.
6. El término «Buda de la enseñanza perfecta» se refiere al Buda expuesto en el Sutra del loto. El nombre de Vairochana, Buda del Sutra de la guirnalda de flores, significa «proveniente del Sol o perteneciente al Sol».
7. El Sutra Sabio Universal en realidad dice: «Este sutra correcto e igual es el ojo de los budas». La expresión «Este sutra del gran vehículo» también alude al Sutra del loto.
8. Profundo significado del «Sutra del loto».
9. Gran concentración e introspección.
10. Comentario sobre «Gran concentración e introspección».
11. La afirmación aparece en Significado del «Sutra de la guirnalda de flores» basado en un comentario anterior, de Ch’eng-kuan, aunque el texto difiere ligeramente. Ch’eng-kuan afirmó que, aunque tanto el Sutra del loto como el Sutra de la guirnalda de flores conducían a la iluminación, el Buda expuso el primero como conclusión de un proceso gradual de enseñanza, pero predicó el último a las personas de capacidad superior, directamente desde su propia iluminación, sin dar ninguna capacitación previa. Por tal razón, declaró que el Sutra de la guirnalda de flores era superior al Sutra del loto.
12. Ceremonia para consagrar una imagen del Buda recién hecha. Se dice que, a través de esta ceremonia, la imagen queda dotada de la propiedad espiritual del Buda, y a partir de ese momento puede ser utilizada como objeto de devoción.
13. Sutra del loto, cap. 2.
14. Ib., cap. 12.