Nota de los editores.

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17 de febrero de 2024

Tomo 1 - El Portal del Dragón


En la China existe una cascada que se conoce como el Portal del Dragón. Sus aguas se desploman desde una altura de treinta metros, más veloces que la saeta disparada por un robusto arquero. Se dice que, al pie del torrente, se reúnen muchísimas carpas con la esperanza de remontar la caída de las aguas, pues aquella que lo consiga se convertirá en dragón. Pero ni un solo pez en cien, mil o diez mil ha logrado jamás llegar hasta arriba, ni siquiera al cabo de diez o de veinte años de esfuerzo. Algunos son arrastrados por la fuerte corriente, otros caen en las garras de águilas, halcones, milanos y búhos, mientras que el resto muere en las redes, aparejos y flechas de los pescadores alineados a ambas márgenes de la cascada, a lo largo de más de un kilómetro. Tal es la dificultad que enfrenta una carpa para convertirse en dragón.

En el pasado, hubo dos grandes clanes guerreros en el Japón: los Minamoto y los Taira. Eran como dos fieles perros guardianes a las puertas del Palacio Imperial, tan ansiosos de proteger al Emperador como rústicos montañeses que anhelan admirar el plenilunio en la decimoquinta noche del octavo mes, cuando la luna asoma por detrás de las montañas. Contemplaban deslumbrados las elegantes fiestas de los aristócratas y de sus damas, embelesados como monos ante la luna nocturna y las estrellas desde las ramas de los árboles. Aunque no pertenecían a la nobleza, soñaban con introducirse en los círculos cortesanos. Pero ni siquiera Sadamori, del clan Taira,1 fue admitido en la Corte, a pesar de que había aplastado la rebelión de Masakado. Tampoco pudieron conseguirlo sus descendientes, ni aun Masamori. En fin, a ningún miembro del clan Taira se le permitió ingresar en la Corte hasta los tiempos de Tadamori, hijo de Masamori. Pero el que le sucedió en el linaje, Kiyomori, y su vástago Shigemori no sólo disfrutaron de la vida junto a la nobleza, sino que vieron ascender la luna cuando el Emperador tomó por esposa a la hija de Kiyomori. Es más, celebraron incluso la salida del sol cuando el nieto ocupó el trono imperial.

Lograr la Budeidad es tan difícil como entrar en la nobleza para alguien de baja estirpe o como trepar el Portal del Dragón para las carpas. Por ejemplo, Shariputra practicó austeridades como bodhisattva durante sesenta kalpas para poder lograr la Budeidad, pero finalmente fue incapaz de perseverar y retrocedió a la práctica de los dos vehículos.2 Incluso aquellos que habían establecido lazos con el Sutra del loto en la época del buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal se hundieron en las aflicciones del nacimiento y la muerte, p.1048durante kalpas numerosos como las partículas de polvo de un gran sistema planetario. Otros, que habían recibido las semillas de la Budeidad en un pasado más remoto aún, sufrieron durante una infinidad de kalpas numerosos como las partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios. Todas estas personas practicaron el Sutra del loto, pero cuando se vieron hostigadas de una forma u otra por el Rey Demonio del Sexto Cielo, que tomó posesión de su gobernante y de otras autoridades, retrocedieron y abandonaron la fe. Por ese motivo, debieron vagar por los seis senderos durante innumerables kalpas.

Hasta hace poco tiempo, estos acontecimientos parecían no guardar relación con nosotros, pero ahora nos vemos enfrentados a este mismo tipo de hostilidades. Mi deseo es que todos mis discípulos puedan hacer un gran juramento.3 Somos muy afortunados de estar vivos después de la tremenda epidemia que azotó el país el año pasado e, incluso, el anterior. Pero ahora que la invasión de los mongoles parece inminente, tal vez seamos pocos los que logremos sobrevivir. En definitiva, nadie puede escapar de la muerte; cuando llegue ese momento, el sufrimiento será exactamente igual al que experimentamos ahora. Ya que en ambos casos moriremos igual, uno debería estar dispuesto a ofrecer la vida al Sutra del loto. Piense en esto como la ofrenda de una gota de rocío que se reintegra al océano, o de una partícula de polvo que retorna a la tierra. Un pasaje del tercer volumen del Sutra del loto reza así: «Suplicamos que el mérito acumulado gracias a estas ofrendas se extienda a lo ancho y a lo largo, a todas las personas, para que nosotros y los demás seres vivos entremos juntos en el Camino del Buda».4


Con mi profundo respeto,


Nichiren


En el sexto día del undécimo mes.

 

Respuesta a Ueno el Sabio

 

Escribo esta carta profundamente agradecida por su dedicación durante los acontecimientos de Atsuhara.


Antecedentes


Esta carta fue escrita en Minobu, el undécimo mes del segundo año de Koan (1279), y dirigida al joven Nanjo Tokimitsu, administrador de la localidad de Ueno en la provincia de Suruga. Tokimitsu abrazó la enseñanza del Daishonin a muy corta edad y respetó a Nikko Shonin como su mentor personal.

Es la respuesta a un informe escrito por Tokimitsu donde este detalla su participación protegiendo a los seguidores del Daishonin en la región de Atsuhara, que estaban siendo perseguidos por autoridades relacionadas con el gobierno de Kamakura. Tokimitsu utilizó su influencia para proteger a otros creyentes, y hasta refugió en su finca a algunos de ellos mientras negociaba la liberación de los que habían sido encarcelados. Por su valentía, el Daishonin lo llamó «Ueno el Sabio». En el noveno mes de 1279, el gobierno arrestó a veinte campesinos creyentes usando como pretexto acusaciones falsas, pero ni uno sólo abandonó la fe en la enseñanza del Daishonin, aun cuando el decimoquinto día del décimo mes, tres de ellos fueron decapitados.

El último párrafo de esta carta deja entrever la angustia que invadía el Japón a causa de las epidemias incontrolables y a la amenaza inminente de guerra. El Daishonin recalca que, como la muerte siempre es ineludible, uno debería dedicar su vida sólo al más noble ideal: la iluminación.

El Portal del Dragón, mencionado en la carta, aparece con frecuencia en p.1049las tradiciones y leyendas chinas y, aunque nunca ha sido identificado de manera concluyente, se lo suele relacionar con una cascada que hay en el tramo medio del río Amarillo.


Notas


1. Véase, en el siguiente recuadro, el linaje del clan Taira:


Clan Taira

 

Sadamori

(siglo x)

 

 

Masamori

(siglo xi)

 

 

Tadamori

(1096-1153)

 

 

Kiyomori

(1118-1181)

 

Shigemori

(1138-1179)

 

Tokuko

(hija,

1155-1213)

Emperor Takakura

(1161-1181)

 

 

Emperor Antoku

(1178-1185)


2. Este relato aparece en el Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría. Cuando Shariputra practicaba el camino del bodhisattva, un brahmán le pidió que le donase un ojo como ofrenda. Shariputra se lo dio, pero al brahmán el olor le resultó tan repulsivo que arrojó el ojo al suelo y lo aplastó. Al ver esta reacción, Shariputra abandonó la práctica del bodhisattva, volvió a practicar el Hinayana y, por ese motivo, no pudo manifestar la Budeidad.

3. Se refiere al juramento de manifestar la propia Budeidad y de guiar a otros a que también lo hagan.

4. Sutra del loto, cap. 7.