En el Sutra del nirvana se afirma: «La vida humana recorre su curso con mayor velocidad que un arroyo de montaña; el que hoy está aquí tal vez no esté mañana». En el Sutra Maya leemos: «Imagine, por ejemplo, un rebaño de ovejas que es llevado por un chandala al matadero. La vida humana es exactamente igual; paso a paso, uno se acerca al lugar donde habrá de morir». En el Sutra del loto se declara: «No hay seguridad en el mundo triple; es como una casa en llamas, colmada de múltiples sufrimientos, digna de temer».1
En estos pasajes de los sutras, nuestro benevolente padre, el Gran Iluminado Honrado por el Mundo, nos previene a las personas comunes del Último Día; es la advertencia suya a nosotros, sus hijos ignorantes. No obstante, los hombres no despiertan ni un instante; tampoco albergan ni un momento el deseo de lograr la iluminación. Para adornarse el cuerpo, que, abandonado en el campo se vería despojado de sus ropas de la noche a la mañana, pasan la vida acumulando prendas de vestir.
Tres días después de haber concluido su existencia, su cuerpo se transformará en agua, que se irá fluyendo; en polvo, que se mezclará con la tierra; y en humo, que se elevará al firmamento sin dejar rastro. Sin embargo, los hombres buscan alimentar el cuerpo y acumular grandes riquezas.
Aunque este principio se conoce desde la Antigüedad, hoy en día la situación es digna de lástima. En los últimos años, el Japón se ha visto asediado por hambrunas constantes; ya no quedan reservas de ropa ni de alimento. Todos los animales domésticos han sido consumidos, y hasta hay gente que come carne humana. Algunos arrancan la carne de los muertos, niños y enfermos, la mezclan con carne de pescado o de ciervo y la venden. La gente compra esta preparación y se alimenta de ella. Así, sin darse cuenta, este país se ha ido convirtiendo en morada de grandes funciones malignas.
Además, desde la primavera del año pasado hasta mediados del segundo mes de este año, en toda la nación han cundido epidemias. En cinco de cada diez familias, y en cincuenta de cada cien hogares, la totalidad de sus miembros ha muerto de enfermedad. Los que salieron indemnes, no obstante, sufren de una gran aflicción espiritual, y por eso p.934su agonía es peor que la de los enfermos. Incluso los que lograron sobrevivir han perdido a sus hijos, que los seguían como una sombra; a sus cónyuges, de quienes eran inseparables como un par de ojos, o a sus padres, en quienes confiaban como en el cielo y la tierra. Para ellos, ¿qué significado puede tener la vida? ¿Podría una persona sensata no aborrecer este mundo? El Buda enseñó que no hay seguridad en los tres mundos, pero lo que está sucediendo parece una tragedia excesiva.
Aunque soy un simple ser humano, informé al gobernante que el Buda había dejado enseñanzas que predecían todo esto. Sin embargo, no prestó atención a mis advertencias y, en cambio, comenzó a perseguirme con mayor dureza, y por eso no pude hacer nada más. Este país ya se ha transformado en una tierra de personas que actúan contra la Ley y, al enemistarse con el Sutra del loto, también lo ha hecho con los budas y las deidades de las tres existencias y de las diez direcciones.
Por favor, piénselo seriamente. Por muchos y muy graves delitos que pretendan adjudicarme, yo, Nichiren, soy un devoto del Sutra del loto. Por muchos y muy graves delitos que haya cometido alguien que recita Namu-Amida-butsu, nadie podrá negar que es seguidor del Nembutsu. Como mi boca entona Nam-myoho-renge-kyo, he sido objeto de injurias, golpes, destierros y amenazas. Sin embargo, pese a todo ello, siempre exhorté a los demás a que hicieran lo mismo. ¿No soy entonces un devoto del Sutra del loto?
En el Sutra del loto leemos que quienes guarden rencor a su devoto se condenarán a caer en el infierno Avichi. El cuarto volumen afirma que tratar con malicia a un devoto del Sutra del loto en el Último Día constituye una falta más grave que injuriar al Buda por el término de todo un kalpa intermedio.2 El séptimo volumen enseña que las personas que desprecien al devoto sufrirán en el infierno Avichi durante mil kalpas.3 El quinto volumen afirma que, después de la muerte del Buda, en el Último Día de la Ley, sin duda aparecerá un devoto del Sutra del loto, y que, en ese momento y en ese país, una multitud inconmensurable de monjes que mantienen o violan los preceptos se reunirán y denunciarán al devoto frente al gobernante del país, causando su destierro y su ruina.4
Todos estos pasajes del sutra coinciden justamente con lo que me ha sucedido. Por lo tanto, estoy convencido de que lograré la Budeidad en el futuro. Le daré más detalles cuando nos veamos.
Nichiren
En el decimotercer día del segundo mes, cuarto año de Kenji (1278), signo cíclico tsuchinoe-tora.
Respuesta a Matsuno
Antecedentes
Esta carta fue escrita desde un monte Minobu aislado por la nieve, y dirigida al sacerdote laico Matsuno Rokuro Saemon, un seguidor que vivía en la aldea de Matsuno, distrito de Ihara, provincia de Suruga.
Aparentemente, Matsuno, abuelo de Nanjo Tokimitsu, era un hombre diligente en su práctica. En varias cartas dirigidas a él —la primera, escrita en el segundo mes de 1276—, se evidencia que enviaba frecuentes obsequios al Daishonin. En esas misivas, el Daishonin a menudo aborda temas como la muerte, la tierra pura del Pico del Águila y la iluminación. Esto sugiere que Matsuno pudo haber sido un hombre anciano, y también refleja el deseo del Daishonin de refutar cualquier apego que él pudiera p.935tener hacia la doctrina del renacimiento en la Tierra Pura de Amida, expuesta por el Nembutsu; esta era la creencia más extendida en la sociedad de su época.
En esta carta, recalca, en primer lugar, la transitoriedad de la vida y la futilidad de procurar sólo riquezas materiales.
Luego, describe en forma gráfica las hambrunas y enfermedades que plagaban el Japón; menciona la incapacidad del país de escuchar sus advertencias sobre las causas de estas catástrofes, y, en cambio, su tendencia a perseguirlo. Observa que las persecuciones a las que fue sometido coinciden exactamente con las predicciones del Sutra del loto. Por lo tanto, afirma, no puede haber duda de que él logrará la Budeidad.