De todas las calamidades, la más grave es la ruina de la nación. El Sutra de los reyes soberanos señala: «De todos los desastres, ninguno es de gravedad tan extrema como la pérdida de la soberanía en una nación». Este pasaje significa que, de todas las calamidades, la peor es ser un gobernante que ejerce mal su función y provoca la derrota del país a manos de un estado extranjero. El Sutra de la luz dorada también afirma: «Como las malas personas gozarán de respeto y de favor, y la gente buena será objeto de castigo, aparecerán merodeadores de otras regiones y los habitantes del país enfrentarán la muerte y el desorden». Esta cita indica que cuando alguien se convierte en gobernante de un Estado y valora a los malos súbditos, pero imputa la culpa a las personas buenas, el país sin falta será derrotado por una nación extranjera. El quinto volumen del Sutra del loto afirma: «Serán respetados y venerados por el mundo como si fuesen arhats dueños de los seis poderes trascendentales».3 Esta frase, que explica la aparición de los enemigos del Sutra del loto, sostiene que el gobernante del país venerará a los que acaten firmemente los doscientos cincuenta preceptos, finjan ser como Mahakashyapa y Shariputra, e intenten destruir al devoto del Sutra del loto.
Ahora bien, lo que se conoce como «enseñanza importante» no tiene nada de especial. Quien, de acuerdo con los tiempos, puede discernir sin el menor atisbo de error lo que es importante para uno y para el país es una persona de sabiduría. El Buda es digno de respeto porque pondera el pasado y conoce el futuro. Nada supera la sabiduría de conocer las tres existencias. Los nombres de venerables y sabios como Nagarjuna, Vasubandhu, T’ien-t’ai y Dengyo perduraron para la posteridad, porque, sin ser budas y sin llegar al nivel de percepción del Buda, pudieron comprender de manera general los asuntos del pasado, presente y futuro.
En última instancia, todos los fenómenos están contenidos en nuestra vida, p.659hasta la más pequeña partícula de polvo. Las nueve montañas y los ocho mares son parte de nuestro cuerpo, y el sol, la luna y la miríada de estrellas existen en nuestro interior. Sin embargo, nosotros somos como el ciego, incapaz de ver las imágenes reflejadas en un espejo, o como el niño que no teme al agua ni al fuego. Todas las enseñanzas de los escritos no budistas, y las escrituras del Hinayana y del Mahayana provisional explican de manera parcial los fenómenos inherentes a la vida, pero no como lo hace el Sutra del loto. Por eso, en el conjunto de enseñanzas hay sutras superiores e inferiores, así como también hay sabios y venerables entre los seres humanos. Habiendo tantas cosas por decir con respecto a la enseñanza, voy a detenerme aquí.
Le agradezco profundamente que me haya enviado un mensajero tan rápido, no bien regresó de Kamakura. Además, me sentí muy feliz de recibir los diversos obsequios que me ha hecho llegar. Mientras todo el pueblo del Japón se lamenta, yo, Nichiren, y mis seguidores encontramos regocijo en medio del dolor. Dado que vivimos en este país, no tenemos forma de evitar un ataque de las fuerzas mongolas, pero como las deidades celestiales saben que hemos sido perseguidos por defender a nuestra tierra, podemos solazarnos seguros de que, en la próxima existencia, estaremos a salvo. Por otro lado, usted ya ha contraído una deuda de gratitud con el Imperio mongol en esta existencia. Como este año se conmemora el decimotercer aniversario de la muerte del sacerdote laico del Saimyo-ji, de no haber surgido esta situación [con los mongoles], sin duda la cacería en su memoria se habría realizado en sus tierras. Y, en ese caso, usted estaría en Tsukushi como el señor feudal Hojo Rokuro.4 Esto se opone a sus deseos y a los de su clan; hoy usted no está sufriendo castigo a manos de otros. Desde un punto de vista distinto, ¿no cabe pensar que se salvó gracias a la protección del Sutra del loto? El suyo es un grave malentendido. Acaba de ocurrirle un hecho muy afortunado, y hubiese querido ir a felicitarlo en persona, pero me abstuve pensando que otros podrían enterarse y juzgar que había algo extraño en todo ello.
Le he respondido de inmediato.
Nichiren
Respuesta a Nishiyama
Antecedentes
Esta carta fue escrita en el primer año de Kenji (1275) y dirigida al sacerdote laico Nishiyama, que vivía en la aldea homónima de la provincia de Suruga. Nishiyama acababa de retornar de un viaje oficial a Kamakura, y le había comunicado su regreso al Daishonin, que se hallaba en Minobu. Asimismo le había informado de la reciente decapitación en Tatsunokuchi de cinco enviados mongoles que habían llegado al país para exigir que el Japón rindiera tributo al Imperio mongol. Nishiyama también le había dicho que, a causa de la inminente amenaza de invasión mongola, se había cancelado una cacería organizada en su finca en honor del fallecido Hojo Tokiyori, y que no se le había ordenado participar en la defensa militar de Kyushu. La carta del Daishonin es su respuesta al informe de Nishiyama.
Notas
1. Esta declaración sugiere que la causa de la invasión extranjera era el proceder de los sacerdotes que difamaban al Sutra del loto y al devoto ante las autoridades, y guiaban al país por el rumbo equivocado.
2. Esto alude a la predicción formulada por el Daishonin en 1260, según la cual si el gobernante seguía apoyando a los seguidores p.660de enseñanzas erróneas, el país sería invadido por una potencia extranjera.
3. Sutra del loto, cap. 13.
4. La mención a Hojo Rokuro posiblemente sea una referencia a Hojo Tokisada (f. 1289), hermano menor de Hojo Tokiyori, quinto regente de Kamakura, a quien se alude en la oración anterior como el «sacerdote laico del Saimyo-ji». Tokisada fue enviado al sur, a Tsukushi, la isla más meridional de Kyushu, para sumarse a la defensa contra los mongoles. Se presume que murió en ese lugar.