He recibido los diversos artículos que tuvo la amabilidad de enviarme.
Le confío un Gohonzon para la protección de su pequeño retoño. Este Gohonzon es la esencia del Sutra del loto y es el ojo de todas las escrituras. Es como el sol y la luna en el firmamento, como un gran soberano en la tierra, como el corazón en el cuerpo humano, como una joya que concede los deseos frente a todos los demás tesoros, y como el pilar que sostiene una casa.
Cuando poseemos este mandala, invariablemente todos los budas y las deidades se reúnen a nuestro alrededor y velan por nosotros, protegiéndonos día y noche como si fueran nuestra sombra, así como los guerreros custodian a su gobernante, como los padres aman a sus hijos, como los peces dependen del agua en que nadan, como los árboles y la hierba ansían la lluvia, y como las aves buscan el abrigo de los árboles. Confíe en ello, de todo corazón.
Con mi profundo respeto,
Nichiren
En el vigésimo quinto día del octavo mes.
Respuesta a la monja laica Myoshin
Antecedentes
Esta carta fue escrita en Minobu el octavo mes del primer año de Kenji (1275), a la monja laica Myoshin, una creyente que vivía en Nishiyama, distrito Fuji, provincia de Suruga. En ella, el Daishonin explica que el Gohonzon es «la esencia del Sutra del loto» y «el ojo de todas las escrituras». El Gohonzon —o mandala— cristaliza la realidad de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, implícita en el capítulo «Duración de la vida» del Sutra del loto. Así, el Gohonzon es la «esencia del Sutra del loto». Y el Sutra del loto es el ojo de todas las enseñanzas de Shakyamuni. Por lo tanto, el Gohonzon, «la esencia del Sutra del loto», es también el «ojo de todas las escrituras».