Nota de los editores.

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17 de febrero de 2024

Tomo 1 - Respuesta a Tokimitsu



He recibido las alforjas de trigo pulido y de jengibre que usted me envió.

Mientras Aniruddha, hijo del rey Dronodana, vivió dedicado a los quehaceres seculares, fue descendiente de un rey que hizo girar la rueda, legítimo monarca de la India; nieto del rey Simhahanu, sobrino del rey Shuddhodana, y heredero del rey Dronodana. Fue un hombre de noble estirpe, conocido a lo largo y a lo ancho de la tierra. Cada día, doce mil personas llegaban a su casa: seis mil para pedir en préstamo dinero de las arcas de su familia, y las seis mil restantes, para devolver lo que debían. Pero, además de reunir tal opulencia, tiempo después llegó a ser el primero en introspección divina, y el Buda profetizó, en el Sutra del loto, que se lo conocería como El Que Así Llega Brillo Universal.1

Si examinamos el gran bien que llevó a cabo Aniruddha en existencias anteriores, vemos que, mucho tiempo atrás, hubo un cazador que vivía capturando animales en las montañas.2 También cultivaba mijo para subsistir, pero como su vida transcurría en un período de hambrunas, la escasez de alimentos era constante. Un día, mientras comía su única escudilla de mijo, se le presentó un venerable, un pratyekabuddha llamado Rida, y le suplicó alimento con estas palabras:

—⁠Hace siete días que no como. Permíteme tomar tu comida.

—⁠La he puesto en una escudilla mancillada por un mortal común del mundo secular —⁠replicó el cazador⁠—, y además, está impura, porque ya he comenzado a comerla.

Pero el venerable insistió:

—⁠No importa; dámela igual. Si no como algo ahora, moriré.

Así que el cazador le ofreció el alimento, aun avergonzado por esa extrema humildad. Cuando el venerable hubo acabado, le devolvió la escudilla; había dejado en ella un solo grano de mijo, que se convirtió en un jabalí; este, a su vez, se convirtió en oro; el oro se transfiguró en un cadáver, que luego se transformó en una figura humana íntegramente hecha de oro. Cada vez que el cazador arrancaba uno de los dedos del hombre de oro y lo vendía, un nuevo dedo volvía a crecer en su lugar. De ese modo, durante noventa y un kalpas, pudo renacer como un hombre acaudalado; hasta que en una de sus existencias [en la India,] fue Aniruddha y llegó a ser discípulo del Buda. Es cierto que su ofrenda de mijo fue insignificante, pero como permitió sobrevivir a un venerable en un país plagado de hambrunas, el cazador pudo recibir una recompensa espléndida.

De todos los discípulos del Buda, el más digno fue el honorable Mahakashyapa. Por su alcurnia, descendía del acaudalado Nyagrodha, del reino de p.970Magadha. Mil esteras de dos metros de espesor cada una cubrían el piso de su residencia. Incluso cada una de las esteras de inferior calidad costaba mil ryos de oro. El patrimonio familiar incluía novecientos noventa y nueve arados, cada uno de los cuales valía mil ryos de oro, y sesenta arcas, cada una de las cuales contenía trescientos cuarenta kokus de oro. Tal era la inmensidad de su riqueza. El cuerpo de su esposa tenía un tinte dorado cuya luminosidad se irradiaba a lo largo de dieciséis ris; era una mujer tan bella que eclipsaba a la dama Soto’ori Hime del Japón, y dejaba en pobre lugar a la dama Li de la China. Marido y mujer albergaron el deseo de buscar el Camino y ser discípulos del Buda. El Sutra del loto predijo, entonces, que el marido llegaría a ser El Que Así Llega Brillo de Luz.3

Si indagáramos las existencias anteriores de estas dos personas, veríamos que quien había ofrecido una escudilla de trigo a un pratyekabuddha luego renació como el honorable Mahakashyapa. Y la otra, quien llegó a ser su esposa,4 fue una mujer pobre que había entregado una moneda de oro a un escultor de imágenes budistas [Mahakashyapa, en una existencia anterior], para que este la convirtiera en laminillas de oro con las cuales dorar una estatua del buda Vipashyin.5

Aunque yo, Nichiren, no soy un venerable, he llegado a ser conocido como defensor del Sutra del loto. Esto me ha valido el odio y el asedio de nuestros gobernantes; pero, además, a mis discípulos e incluso a mis visitantes los han golpeado y calumniado, les han confiscado sus bienes y hasta los han expulsado de sus viviendas.

Y como vivimos en el régimen de un gobernante así, apenas acuden a visitarme las personas que se distinguen por su espíritu de búsqueda. Así ha ocurrido en los últimos tiempos, pero este año en particular, debido a las epidemias y a la hambruna, han sido muy pocos los que me visitaron.

Justo cuando pensaba que, aun sin enfermarme, igualmente moriría de inanición, llegó el trigo que usted me había enviado. Es más espléndido que el oro y más preciado que las joyas. El mijo de Rida se convirtió en un hombre de oro. ¿Podría el trigo de Tokimitsu no convertirse en los ideogramas del Sutra del loto? Estos caracteres del Sutra del loto se convertirán en el buda Shakyamuni y, luego, en un par de alas para que su difunto padre vuele y se eleve hacia la tierra pura del Pico del Águila. Al regresar, ellas cubrirán su cuerpo y le darán protección.


Con mi profundo respeto,


Nichiren


En el octavo día del séptimo mes, primer año de Koan (1278).

 

Respuesta a Ueno


Antecedentes


Nichiren Daishonin envió esta carta a Nanjo Tokimitsu en 1278, mientras vivía en Minobu. Fue escrita en respuesta a una ofrenda de trigo y de jengibre que Tokimitsu le había enviado. Por el contenido de las numerosas cartas que el Daishonin le escribió, podemos inferir que Tokimitsu le hacía llegar ofrendas todos los meses.

El año en que se redactó este escrito, el Japón sufrió toda clase de epidemias y hambrunas. El Daishonin describió la situación en muchas otras misivas.

En el décimo mes intercalar de 1278, lo mencionó en una carta dirigida a Shijo Kingo: «Vivo en este remoto bosque de montaña. Este año fue especialmente difícil, a causa de las epidemias y hambrunas desatadas en la primavera y el verano, que se agravaron durante el otoño e invierno». Para elogiar las ofrendas de Tokimitsu, el Daishonin cita como ejemplo a Aniruddha y a Mahakashyapa, dos de los p.971discípulos principales de Shakyamuni, y también a la esposa de Mahakashyapa; así, ilustra el valor de realizar ofrendas sinceras, en especial en épocas de hambruna y de enfermedades epidémicas.


Notas


1. Esta predicción se encuentra en el Sutra del loto, en el capítulo «La profecía de iluminación a los quinientos discípulos».

2. El Sutra del cofre de los muchos tesoros contiene una versión ligeramente distinta de esta historia.

3. Esta predicción aparece en el Sutra del loto, en el capítulo «La anunciación de profecías».

4. La historia de las acciones meritorias de Mahakashyapa y de su esposa en existencias pasadas aparece en Palabras y frases del «Sutra del loto».

5. Vipashyin es el primero de los siete budas del pasado (que son Shakyamuni y los seis budas que supuestamente lo precedieron). Se los menciona en el Sutra agama largo.