Nota de los editores.

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11 de febrero de 2024

Tomo 1 - Sobre los presagios




Los raros sucesos que perturban el firmamento dejan estupefactos a todos, y las catástrofes que afectan la tierra consternan a cada habitante. Cuando el Buda se disponía a predicar el Sutra del loto, provocó la aparición de cinco y de seis presagios. De todos ellos, hay uno que se conoce como estremecimiento de la tierra, e indica que el suelo tembló y se sacudió de seis formas distintas. El significado de estas seis modalidades se explica en el tercer volumen de Palabras y frases del «Sutra del loto», del gran maestro T’ien-t’ai: «[Una de las seis es cuando] el este se eleva y el oeste se hunde. El cuadrante oriental corresponde al color verde y gobierna el hígado, y el hígado rige la vista. El cuadrante occidental corresponde al color blanco y gobierna los pulmones, y estos rigen el olfato. Por eso, el hecho de que el este ascienda y el oeste se hunda significa que aparecen los beneficios de la vista y, en respuesta, desaparecen los deseos mundanos alimentados por el sentido del olfato. De manera similar, cuando aparecen los beneficios del sentido del olfato, en respuesta, desaparecen los deseos mundanos relacionados con el sentido de la vista. De manera análoga, el ascenso y el descenso de las demás direcciones alude a la aparición de beneficios y a la desaparición de deseos mundanos con respecto a los demás órganos sensoriales».

Acerca de este tema, el gran maestro Miao-lo dijo: «Uno de los seis órganos sensoriales representa el punto de la brújula. Ya se ha establecido que el sentido de la vista y el del olfato representan el este y el oeste. Se desprende de esto que los sentidos de la audición y el gusto corresponden al norte y al sur. El centro1 corresponde a la mente, y las cuatro direcciones, al cuerpo. El cuerpo está dotado de los cuatro órganos sensoriales, y la mente en general se relaciona con los cuatro. Por eso, la mente induce el ascenso o descenso con respecto a [las funciones sensoriales de] el cuerpo».2

Las diez direcciones son el «ambiente», y los seres vivos son la «vida». Para dar un ejemplo, el ambiente es como la sombra; nuestra vida, como el cuerpo. Sin cuerpo, no puede haber sombra. Y sin vida, tampoco puede haber ambiente. De igual modo, la vida adquiere forma a través del ambiente. El cuadrante oriental forma los ojos. A partir de esto, sabemos que la lengua está formada por el cuadrante meridional; la nariz, por el occidental; los oídos, por el septentrional; el cuerpo, por los cuatro cuadrantes, y la mente, por el centro. Por ende, cuando los cinco órganos sensoriales de un ser humano se desintegran, los cuatro cuadrantes y el centro se sacuden y estremecen, y, como signos de la destrucción inmediata de la tierra, las p.676montañas se desploman, las plantas y árboles se marchitan, y los ríos se secan. Cuando los ojos, oídos y demás órganos sensoriales de los seres humanos se perturban y alteran, también ocurren cambios en los cielos. Y cuando las mentes se agitan, la tierra se sacude.

¿Qué sutra fue predicado sin que la tierra temblara de seis formas distintas? Esto sucedió cada vez que el Buda exponía una enseñanza. Sin embargo, cuando se dispuso a predicar el Sutra del loto y la tierra fue sacudida de seis formas distintas, la gente se asombró más que nunca antes. El bodhisattva Maitreya preguntó la causa de este fenómeno, y el bodhisattva Manjushri le dio la respuesta: todo eso ocurría porque el presagio había sido de mayor magnitud y duración que los augurios que habían precedido a los demás sutras. Y por eso, la cuestión fue mucho más difícil de resolver. Miao-lo dijo: «¿Alguna vez se predicó algún sutra del Mahayana sin que se reunieran multitudes, sin que el Buda emitiera un rayo de luz del entrecejo, sin que lloviesen flores del cielo o la tierra se estremeciera? Sin embargo, ninguna de estas cosas fue motivo de tanta incertidumbre».3 Este comentario significa que, aunque todos los demás sutras vinieron acompañados de presagios, nunca los hubo tan grandes como los ocurridos cuando se expuso el Sutra del loto. Por tal razón, el gran maestro T’ien-t’ai afirmó: «La gente dice que cuando la araña teje su tela, avisa la cercanía de algún hecho feliz, y que cuando canta la urraca, anuncia la llegada de un huésped. Hasta las pequeñas cosas tienen señales que las preceden. ¿Cómo no han de tener presagios las grandes cuestiones? Lo distante se revela por medio de lo cercano».4 Por eso, cuando el Buda predicó la enseñanza teórica del Sutra del loto, manifestó grandes portentos nunca vistos en sus cuarenta y tantos años de prédica.

Sin embargo, los presagios que anunciaron la enseñanza esencial fueron mucho más grandes que los de la enseñanza teórica, y mucho mayores, incluso, que los augurios de los sutras anteriores al Sutra del loto. Los intensos temblores registrados cuando la gigantesca Torre de los Tesoros surgió de la tierra y cuando, de esa tierra, irrumpieron bodhisattvas numerosos como las partículas de polvo de mil mundos,5 parecieron una tempestad ensañada con el océano; ellos crearon olas enormes, del tamaño de montañas, que zarandearon los botes pequeños como si fueran hojas de juncos y devoraron hasta su velamen. Por lo tanto, Maitreya, de la misma forma en que había interrogado a Manjushri sobre los presagios aparecidos en el capítulo «Introducción», hizo sus preguntas al Buda en forma directa y personal cuando se produjeron los augurios del capítulo «Irrumpir de la tierra». Miao-lo lo explica así: «La enseñanza teórica se refiere a cuestiones superficiales y comparativamente recientes; Manjushri bastó para resolverlas. Pero como la iluminación original del Buda en el remoto pasado es algo difícil de comprender, sólo el Buda pudo ocuparse de explicarla».6 Aunque el Buda no se explayó sobre cuestiones referidas a la enseñanza teóricaManjushri tenía cierto grado de comprensión general acerca de ellas. Pero a los asuntos referidos a la enseñanza esencial no pudo ni siquiera vislumbrarlos. Y estos grandes presagios aludían a hechos acaecidos durante la existencia del Buda.

Cuando este se dispuso a predicar el capítulo «Poderes sobrenaturales», desplegó diez facultades extraordinarias, mucho más prodigiosas que cualquier otro presagio relacionado con los capítulos «Introducción», «La Torre de los Tesoros» o «Irrumpir de la tierra». El rayo de luz que el Buda emitió [del entrecejo] en el capítulo «Introducción» iluminó p.677dieciocho mil mundos en dirección al este, pero los grandes rayos de luz que irradió [de sus poros] en el capítulo «Poderes sobrenaturales» iluminaron todos los mundos en las diez direcciones. Así como el temblor acaecido en el capítulo «Introducción» se limitó a los mundos de un gran sistema planetario, en el capítulo «Poderes sobrenaturales» se sacudieron con violencia las tierras de los budas de las diez direcciones, y todos los mundos se estremecieron de seis maneras distintas.

Los augurios aparecidos en nuestra época son exactamente como aquellos.7 Las grandes señales del capítulo «Poderes sobrenaturales» prenunciaron que la esencia del Sutra del loto se propagaría en forma amplia después de la muerte del Buda, cuando hubieran terminado los dos milenios de los días Primero y Medio de la Ley, y comenzara el Último Día. El sutra señala: «Ya que, una vez que el Buda haya pasado a la extinción, habrá personas que podrán mantener este sutra, los budas se colman de deleite y manifiestan ilimitados poderes sobrenaturales».8 También habla de la «época perversa del Último Día de la Ley».9

Pregunta: Ahora bien, todos los presagios, buenos o malos, anuncian algo que ocurrirá en una hora o dos, en un día o dos, en un año o dos, en siete o en doce años, a lo sumo. ¿Cómo podría un augurio anticipar hechos que habrían de suceder dos mil años después?

Respuesta: El suceso prenunciado por presagios que acaecieron durante el reinado de Chao, de la dinastía Chou, se hizo realidad al cabo de mil quince años.10 El sueño del rey Kriki sólo se cumplió después de veintidós mil años.11 ¿Cómo, entonces, dudar de augurios que se anticipaban a los hechos dos mil años o más?

Pregunta: ¿Por qué las señales que presagiaron la época posterior a la muerte del Buda fueron mayores que los anuncios referidos a su propio tiempo?

Respuesta: La tierra se mueve en respuesta a la forma en que se ven afectados los seis órganos sensoriales de la población. El alcance de esta influencia determina la intensidad de las seis formas distintas en que tiembla la tierra. Las enseñanzas predicadas antes que el Sutra del loto parecen extinguir los deseos mundanos de la gente [asociados con sus seis órganos sensoriales], pero en realidad no logran hacerlo. En cambio, el Sutra del loto vence la oscuridad fundamental [de la cual derivan todos los deseos mundanos]. Por eso, la tierra se sacude intensamente. Además, en esta última época hay muchas más personas perversas que durante la existencia del Buda. Por estas razones, el Buda enseñó y mostró que los presagios que habría en el Último Día de la Ley serían aun más grandes que los augurios de su propia época.

Pregunta: ¿Qué pruebas puede ofrecer?

Respuesta: El sutra señala: «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!».12

Dejando a un lado los siete reinados de deidades celestiales y los cinco reinados de deidades terrenales, en los más de dos mil años transcurridos a lo largo de los noventa reinados de gobernantes humanos, el gran terremoto de la era Shoka y el fenómeno extraordinario que se produjo en los cielos durante la era Bun’ei13 fueron prodigios sin precedentes en el Japón. Si el pueblo rebosa de alegría, en el cielo se manifestarán buenos augurios, y la deidad Shakra hará temblar la tierra. Si el mal prolifera en la mente de la población, en el cielo ocurrirán cambios ominosos, y en la tierra se producirán terribles catástrofes. La magnitud de los cambios celestes varía de acuerdo p.678con el grado de odio que expresa la población; lo mismo cabe decir de los desastres que arrasan la tierra. El Japón de hoy está colmado de personas cuyo corazón se inclina hacia el gran mal, desde el soberano hasta el último súbdito. La fuente de este mal ha surgido en relación conmigo.

Hay una enseñanza conocida como el Sutra de la protección; fue predicado después del Sutra del loto. Y allí se relata que el rey Ajatashatru acudió al Buda para preguntarle: «Todos los años, mi tierra se ve afectada por grandes sequías, intensos vendavales, inundaciones, hambrunas y pestes. Y además, hemos sido atacados por otra nación. ¿Por qué suceden tales desastres, si este es el país donde el Buda hizo su advenimiento?».

El Buda respondió: «¡Espléndido, espléndido! Es admirable que tú, gran Rey, hayas hecho esta pregunta. Pero has cometido muchos desatinos y maldades. Entre ellos, asesinaste a tu propio padre y, habiendo escogido a Devadatta como maestro, me hiciste daño a mí. Como estas dos faltas son tan graves, tu país se ve arrasado por incontables catástrofes». El sutra, luego, cita estas palabras del Buda: «Después de mi muerte, en el Último Día de la Ley, cuando monjes como Devadatta colmen la tierra, aparecerá un único monje que abrazará la enseñanza correcta. Los malos sacerdotes exiliarán y mandarán matar a este hombre de la enseñanza correcta. Violarán no sólo a la consorte del Rey, sino también a las hijas de los súbditos, y la tierra se poblará con su simiente contraria a la Ley. Por esta razón, el país sufrirá diversas calamidades, y luego será invadido por otra nación».

Los sacerdotes del Nembutsu, en esta época, son exactamente como los monjes depravados que menciona este sutra. Además, la terrible soberbia de los maestros de la escuela Palabra Verdadera supera cien, mil, diez mil y un millón de veces la arrogancia de Devadatta. Describiré en forma sucinta la extraña naturaleza de la escuela Palabra Verdadera. Sus sacerdotes pintan un cuadro donde se ve a los nueve honorables sentados sobre un loto de ocho pétalos, en el centro del Reino de la Matriz. Luego, se suben a este cuadro y pisando los rostros de los budas llevan a cabo su ceremonia de unción. Es como si pisotearan los rostros de sus propios padres o la cabeza del Emperador. Sacerdotes como estos son los que pueblan el país y los que han llegado a ser maestros de la gente de alta y de baja estirpe. ¡No es extraño que la nación enfrente la ruina!

Esta es mi enseñanza más importante. Volveré a explicársela en otra ocasión. Aunque ya antes le había escrito sobre ella someramente, no la mencione a otros en forma indiscriminada. Usted me ha dado muestras de sinceridad, no sólo una o dos veces, sino cada vez que ha tenido ocasión. No encuentro palabras para expresarle mi agradecimiento.


Antecedentes


Esta carta fue escrita en Minobu el primer año de Kenji (1275), cuando Nichiren Daishonin tenía cincuenta y cuatro años. Como al texto le falta la última parte, se desconoce la identidad del destinatario, aunque en general se cree que fue enviada al samurái Shijo Kingo, uno de los seguidores más fieles del Daishonin. En ese momento, Shijo Kingo se hallaba enfrentado a su señor feudal y a otros colegas a causa de su fe.

En el décimo mes de 1274, los mongoles atacaron la costa meridional del Japón con un gran despliegue militar. El año siguiente, Kubilai Khan despachó nuevamente emisarios con amenazas de reiterar la invasión si el gobierno japonés no juraba lealtad al Imperio p.679mongol. Sobre los presagios interpreta la amenaza mongola y otras calamidades de esa época, desde el punto de vista de las enseñanzas del Daishonin.

A comienzos de la carta, el Daishonin analiza los presagios que se manifestaron cuando Shakyamuni expuso el Sutra del loto, desde la perspectiva de la inseparabilidad entre el sujeto y su ambiente. Luego continúa desarrollando este principio para indicar que cuando los órganos sensoriales —⁠es decir, las facultades perceptivas⁠— de la población se ven afectados por la ilusión, ocurren cambios extraordinarios en los cielos y en la tierra. Esto es coherente con la verdad de que el ambiente y el sujeto parecen dos fenómenos independientes pero, en realidad, constituyen una unidad indivisible.

A continuación, explica que la prédica del Buda siempre se ve acompañada de presagios, cuya magnitud refleja la profundidad de la enseñanza que se está por revelar. Así pues, los portentos que anticiparon la enseñanza del Sutra del loto fueron mayores que los que precedieron a todos los demás sutras. Además, las señales que presagiaron la enseñanza esencial (segunda mitad) del Sutra del loto fueron mucho más grandes que las que anunciaron la enseñanza teórica (primera mitad). El Daishonin se refiere a la aparición de la Torre de los Tesoros y de los Bodhisattvas de la Tierra como presagios destinados a revelar la superioridad de la enseñanza esencial sobre la doctrina teórica. Pero, además, afirma que los grandes portentos del capítulo «Poderes sobrenaturales» superaron incluso a estos últimos, y vaticina que la Ley de Nam-myoho-renge-kyo implícita en las profundidades del capítulo «Duración de la vida» se propagará ampliamente en el Último Día de la Ley.

Luego, reflexiona sobre las rebeliones y otros hechos extraños que se estaban produciendo en el Japón de aquella época. Todos ellos, concluye, suceden porque el pueblo se opone al devoto del Sutra del loto, que propaga la esencia de este sutra en el Último Día. En forma específica, advierte que a causa de los actos contra la Ley perpetrados por los sacerdotes del Nembutsu y de la escuela Palabra Verdadera, el Japón será destruido por un país extranjero. Y, afirma, el pueblo sufrirá grandes calamidades, porque se está persiguiendo al «único monje que abrazará la enseñanza correcta», es decir, al Daishonin. De esta forma, tranquiliza a su seguidor asegurándole que su enseñanza es correcta y recalca que las persecuciones son hechos inevitables.


Notas


1. Referencia al centro de la brújula, en el cual convergen las cuatro direcciones.

2. Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”».

3. Ib.

4. Profundo significado del «Sutra del loto».

5. En el capítulo undécimo del Sutra del loto, la Torre de los Tesoros irrumpe desde lo profundo de la tierra. T’ien-t’ai explicó que el propósito de dicha torre era corroborar la verdad de la enseñanza teórica y abrir el camino para revelar la iluminación original del Buda en el remoto pasado, expuesta en la enseñanza esencial. Por lo tanto, la aparición de la Torre de los Tesoros se considera un presagio que anuncia la prédica de la enseñanza esencial. En el capítulo decimoquinto, la tierra se abre y surgen incontables Bodhisattvas de la Tierra. Luego, el Buda les encomienda la misión de propagar la Ley Mística en el Último Día de la Ley. Su aparición en esta instancia del sutra da a Shakyamuni la oportunidad de revelar su identidad verdadera, lo cual sucede en el capítulo decimosexto, «Duración de la vida».

6. Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto”».

7. Alusión al gran terremoto ocurrido en 1257, que más adelante, en este mismo texto, será mencionado como el «gran terremoto de la era Shoka».

8. Sutra del loto, cap. 21.

9. Ib., cap. 17.

p.68010. De acuerdo con el Registro de los prodigios mencionados en el libro de Chou, en el vigésimo cuarto año del reinado del rey Chao, cuarto gobernante de la dinastía Chou, en la antigua China (la fecha tradicional es 1029 a. C.), durante la noche del octavo día del cuarto mes, el cielo nocturno se vio atravesado por rayos de luz de cinco colores, la tierra se sacudió de seis maneras distintas y, aunque no estaba lloviendo, los ríos, arroyos, fuentes y estanques rebalsaron, y todos los árboles y plantas florecieron y dieron fruto. El rey Chao se sorprendió, pero el gran historiador Su Yu anunció, mediante su capacidad para la adivinación: «Ha nacido un sabio en la región occidental. Dentro de mil años, las palabras de este sabio llegarán a nuestro país». Se dice que, tal como predijo, mil quince años después de la muerte del Buda, durante el reinado del emperador Ming, el décimo año de la era Yung-p’ing (67 d. C.), las doctrinas budistas comenzaron a difundirse en la China.

11. El relato se menciona en el Sutra de la protección. El rey Kriki fue padre del buda Kashyapa, sexto de los siete budas del pasado anteriores a Shakyamuni (quien fue el séptimo y último). Un día, soñó con diez monos. Nueve de los simios molestaban a la población de la ciudad robándole bebidas y alimentos, y causando toda serie de actos vandálicos. Pero uno de los diez se mantenía separado del resto, sentado en un árbol. Por lo tanto, la comunidad de monos, después de atormentarlo, lo expulsó del grupo. Cuando el rey Kriki preguntó al buda Kashyapa el significado de este sueño, el Buda dijo: «Representa la época malvada que tendrá lugar después de la muerte del buda Shakyamuni. Los diez monos corresponden a las diez clases de discípulos, sólo una de las cuales estará formada por verdaderos shramanas (practicantes), que renunciarán al mundo y se consagrarán a buscar el Camino».

12. Sutra del loto, cap. 10.

13. Referencia a un inmenso cometa que apareció en 1264.